La literatura argentina: ensayo filosófico sobre la evolución de la cultura en el Plata, Volumen8

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Librería "La Facultad", J. Roldán y c.a, 1924
 

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Página 64 - EL trueno horrendo que en fragor revienta Y sordo retumbando se dilata Por la inflamada esfera, Al Dios anuncia que en el cielo impera. Y el rayo que en Junín rompe y ahuyenta La hispana muchedumbre Que más feroz que nunca amenazaba A sangre y fuego eterna servidumbre: Y el canto de victoria Que en ecos mil discurre ensordeciendo El hondo valle y enriscada cumbre, Proclaman a Bolívar en la tierra Arbitro de la paz y de la guerra.
Página 51 - Mas naides se crea ofendido Pues a ninguno incomodo — Y si canto de este modo Por encontrarlo oportuno — NO ES PARA MAL DE NINGUNO SINO PARA BIEN DE TODOS.
Página 371 - Las almas armoniosas buscan tu encanto, sonora rosa métrica que ardes y brillas, y España ve en tu ritmo, siente en tu canto, sus hembras, sus claveles, sus manzanillas. Vibras al aire alegre como una cinta, el músico te adula, te ama el poeta; Rueda en ti sus fogosos paisajes pinta con la audaz...
Página 210 - Dio riendas rayando el flete Y revoliando la lanza. Recorre luego la fila, Frente a cada indio se para, Lo amenaza cara a cara Y en su juria aquel maldito Acompaña con su grito El cimbrar de la tacuara. Se vuelve aquello un incendio Más feo que la mesma guerra— Entre una nube de tierra Se hizo allí ima mescolanza De potros, indios y lanzas, Con alaridos que aterran.
Página 464 - Son de laya tan fatal, Que si ganan, es milagro, Y traición, si salen mal. Lo que el Rey siente es la falta De minas de plata y oro; Para pasar este trago Cante conmigo este coro. Cielito, digo que no, Cielito, digo que sí, Reciba, mi don Fernando, Memorias de Potosí. Ya se acabaron los tiempos En que seres racionales, Adentro de aquellas minas Morían como animales.
Página 210 - Recostándose en las lanzas. Dentra al centro un indio viejo Y allí a lengüetiar se larga, Quién sabe qué les encarga, Pero toda la riunión Lo escuchó con atención Lo menos tres horas largas. Pegó al fin tres alaridos Y ya principia otra danza; Para mostrar su pujanza Y dar pruebas de ginete Dio riendas rayando el flete Y revoliando la lanza.
Página 449 - Al fin el cinco de abril se vieron las dos armadas en el arroyo Maipú, que hace como una quebrada. Cielito, cielo que no, cielito digo que sí, párese mi don Osorio que allá va ya San Martín. Empiezan a menear bala los godos con los cañones, y al humo ya se metieron todos nuestros batallones. Cielito, cielo que sí, cielo de la madriguera, cuanto el godo pestañó quedó como tapadera.
Página 462 - Ya que encerré la tropilla Y que recogí el rodeo, Voy a templar la guitarra Para explicar mi deseo. Cielito, cielo que sí, Mi asunto es un poco largo; Para algunos será alegre, Y para otros será amargo.
Página 479 - Descolgaré mi changango Para cantar sin reveses El triunfo de los patriotas En la Ciudad de los Reyes. Cielito, cielo que sí, Están los Sanmartinistas Tan amargos y ganosos, Que no hay quien se les resista. Apartando una torada Me encontraba yo en mi hacienda, Pero al decir: Lima es nuestra, Le largué al bagual la rienda. Cielito, cielo que sí, Cielito de fray Cirilo, Y ya enderesé hasta el pueblo Y ya me vine en un hilo.
Página 450 - Cielito, cielo que sí Largue el mono, no sea primo, Porque cuanto se resista Ya quedó como racimo. Viva nuestra libertad Y el general San Martín, Y publíquelo la fama Con su sonoro clarín. Cielito, cielo que sí, De Maipú la competencia Consolidó para siempre Nuestra augusta independencia.

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