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Orgullosos los bolivianos con un triunfo que no arguye superioridad ni de poder, ni de valor nacional, llaman ya al Perú la nación vencida, y sobre esta base han emprendido real y efectivamente su conquista. La ocupación que han hecho de dos departamentos importantes del Sur, y, entre ellos, la de un puerto de la mayor consideración comercial, militar y política: habiendo nombrado en ellos autoridades políticas, civiles y eclesiásticas para su régimen interior, y dueños de las rentas nacionales, como si fueran los funcionarios legitimos de la administración pública en esa parte de nuestro territorio: algo mas, constituídos ya en legisladores, estableciendo penas contra los que llaman rebeldes, es decir, contra los peruanos que defienden su patria y sus hogares, contra una agresión que no respeta ni las cosas sagradas; bajo tan odioso aspecto, debe el Perú mirar al jefe de Bolivia, como á un verdadero conquistador, al que á toda costa y por todos los medios posibles, se debe rechazar hasta arrojarlo mas allá de nuestros límites. Toda transacción, todo convenio, todo paso de conciliación antes de lanzar al enemigo, arguye un conocimiento de propia debilidad mas bien que de prudente moderación; pues que la moderación de las naciones solo debe usarse para no usurparse lo ageno, mas nunca para no defender lo propio.

La Comisión está íntimamente convencida de que el manifiesto del actual jefe de Bolivia, no es sincero al asegurar que nada quiere del Perú. Este ha sido siempre el lenguaje de todos los conquistadores antiguos y modernos: pero el hecho está en contradicción absoluta con su protesta; y cree también la comisión que apoderado el general Ballivian de una parte considerable del Sur, será inútil cualquiera proposición de evacuación del territorio que se les haga para celebrar la paz. Facilmente no se renuncian tamañas ventajas.

La mediación del Gobierno de Chile es un acto de filantropía y amistad, digno de agradecerse; pero esta mediación, si no es armada, no tendrá mas resultado que una negativa fundada en política; y Dios quiera que jamás necesitemos de mediaciones armadas.

Si, pues, el enemigo, aunque quiera, no puede ceder por lo pronto las ventajas que le produce la posesión del terreno conquistado; si la mediación, por respetable que sea, nos somete á una especie de clientela, con la que el enemigo va á mostrarse generoso (supuesto su asentimiento) y nosotros á recibir de su mano lo que es nuestro, es menester que nos haliemos muy débiles, puesto que no podemos por nosotros mismos recobrar lo que nos pertenece.

Por cierto el Perú no se halla en tan triste caso. En dos meses ha levantado, armado y equipado un ejército respectivamente poderoso: los pueblos todos de la República, y particularmente los que se hallan ocupados, han desplegado con sacri

ficios y hechos heróicos un nacionalismo que es el consuelo en medio de nuestras desgracias: ¿qué nación en este caso emplea ría el medio equívoco que confunde la prudencia y la humanidad con la debilidad y el temor? Todos los pueblos del mundo han sido conquistados; pero todos han resistido con las armas la conquista: todas las naciones han hecho tratados con el enemigo dentro de su territorio; ¿pero quién ignora que estos tratados los ha dictado la incapacidad de defenderse?

La comisión, en este caso, echa una ojeada sobre la conducta y el poder de nuestros enemigos, sobre el verdadero carácter y recursos de nuestros pueblos, y no advierte sino una especie de mengua en invocar la paz, al tiempo mismo que el enemigo nos ultraja. Observa que la deshonra de las naciones influye directamente en su existencia política, y más quisiera ver al Perú borrado de la lista de los Estados americanos, que puesto á merced de cualquiera de ellos, que, con el ejemplar del día, se propusiese insultarlo y abatirlo.

La comisión, sin embargo, no apetece la guerra, ni puede apetecerla: desea la paz como todo hombre racional debe de searla; y si es que ha fijado su consideración en las anteriores reflexiones; si es que el honor de su patria le da el grito de guerra á los conquistadores, no está lejos de escuchar las voces insinuantes de humanidad y civilización, y así es que tan luego que ella en su patriotismo pueda ver conciliados la paz y el honor, no tendrá el menor embarazo en asentir, por su parte, á aquella; pero sin la mas leve mengua de éste.

El Poder Ejecutivo, según lo indican sus notas de 11 y 14 del presente, cree poder lograr esa tan dificil conciliación, y al Consejo cumple examinar los medios y aprobar las bases de un convenio que la comisión desea que surta efecto, aunque en su concepto no lo espera.

La comisión, pues, presta, por su parte, aunque solo por un espíritu filantrópico, un asenso á la insinuación de paz; pero una insinuación que no paralice los preparativos para la guerra; una insinuación que no entibie ni adormezca la decisión de nuestras tropas y el entusiasmo de nuestros pueblos; una insinuación cuyo primer resultado sea la recuperación de nuestro territorio y de nuestros derechos perfectos, sin perjuicio de los del enemigo, que sean justos y razonables: una insinuación, en fin, que nos afiance la seguridad exterior, y que, en lugar de paz, no nos traiga el insulto y la deshonra.

En este supuesto, opina la comisión: que el Consejo pueda aprobar la negociación de la paz, poniendo en ejercicio la atribución 13 que le da la Constitución en el artículo 87 sobre las bases precisas, y sine quibus non siguientes:

1.-Que la negociación del tratado preliminar de paz, de ninguna manera suspenda ni entorpezca los preparativos para la guerra, la marcha del ejército á los puntos que debe ocupar

para dar principio á sus operaciones, y mucho menos que seadormezca el entusiasmo patriótico de los pueblos, que heróicamente están defendiendo sus hogares.

2.-Que el enviado á negociar el tratado de paz prelimi-nar, marche á la par del ejército, y que no entable sus negocia ciones sino cuando éste se halle en disposición de operar sobre el enemigo.

3.°-Que el primer artículo preliminar del tratado, y sin el que no debera pasarse adelante en la negociación, es la desocupación inmediata del territorio peruano que tiene dominado el enemigo, sin reservarle ni un solo distrito que éste exija para concluir la negociación.

4.-Que, de igual manera que el anterior, se negocie la entrega de hecho de todos los prisioneros peruanos y demas nacionales que hayan sido enrolados en las filas del Ejército Boliviano.

5.-Que puesto que el Gobierno de Chile ha ofrecido á ambas Repúblicas contend entes su mediación, la que parece ha sido aceptada por una y otra, al acordar los dos artículos anteriores, se impetre la garantía del mismo Gobierno mediador para el cumplimiento de estos y los demas que contenga el tratado definitivo de paz.

La comisión cree que solo por estos medios se puede afianzar la seguridad y dignidad del Perú al tratarse de paz en las presentes circunstancias: pues solo conservando la fuerza y el entusiasmo de nuestro ejército y de nuestros pueblos, podremos hacer la guerra si no se obtiene la paz; y solo así podremos alcanzar una paz honrosa.

Sobre todo, el Consejo, guiado por las luces de la sabiduría y movido por su patriotismo, acordará lo que convenga mas al honor, seguridad y tranquilidad de la patria.

Lima á 16 de Febrero de 1842.

Pascual del Castillo.

Benito Lazo.

El señor Lazo, como miembro de la comisión fundó el informe. El señor Navarrete pidió la palabra; y en éste estado por ser las tres de la tarde, se levantó la sesión.

Lima, 18 de Febrero de 1842.

SESIÓN DEL SABADO 19 DE FEBRERO DE 1842

Abierta la sesión con los señores Vice-presidente Figuerola, Lazo, Castillo, Echeegoyen, Astete, Cabrera y Olano, Río, Ofelan, Cartajena, y Tavara (secretario), se leyó y aprobó el acta de la anterior.

Continuó la discusión pendiente del informe de los señores Lazo y Castillo, sobre las notas del Ministerio de Gobierno en que se propone al señor doctor don Francisco Javier Mariategui, fiscal de la Corte Suprema, para celebrar un tratado preliminar de paz con Bolivia, al mismo tiempo que nuestro ejército marcha en busca del enemigo; y despues de un dilatado debate, la comisión redactó su informe en los terminos que siguen:

"El Consejo aprueba el nombramiento del señor Dr. D. Francisco Javier Mariategui para negociar la paz con Bolivia, bajo la calidad de que para principiar esta negociación exija del enemigo la desocupación del territorio, ofreciendo la garantía del Gobierno de Chile." Se declaró por discutida esta redac ción y puesta en votación fué aprobada por unanimidad.

República Peruana

Comandancia general

de los Departamentos de Arequipa y

Moquegua

Locumba, 17 de Marzo de 1842.

Al Señor General Ministro de Estado en el Despacho de Guerra y Marina.

Señor General Ministro:

Acompaño á US. copia de las comunicaciones que han tenido lugar con el general Ballivian, con motivo del canje que le propuse, remitiéndole un oficial hecho prisionero en Moquegua,

por otro de los nuestros en Incahue. Mi comunicación es la marcada con el número 1.o y las del número 2 y 3 son las del general Ballivian. Ha tenido el acomedimiento de dirigirme la carta cuya copia es la del número 3, sin que yo le hubiera escrito mas que la nota de oficio número 1.

Como uno de mis objetos fué tener noticia exacta de los movimientos y situación del ejército enemigo, he adquirido por el teniente Naranjo las noticias siguientes: La división Lara se hallaba el 8 acantonada en Saman. La división Bilbao salió de Puno á Vilque en los días 6 y 7. Ballivian salió de Puno hácia Saman el 9. La división Carrasco salió de Puno el 8. La división Magariños, que llegó á Juli el 6, entró á Acora el 8. El 7 se distribuyeron á los cuerpos quinientos reclutas que llegaron de Bolivia. Que la fuerza total podía ascender á cuatro mil y mas hombres. Que se hacía una activa preparación de balsas. Que les habían llegado cien mil pesos de Bolivia. Que de la con tribución de la provincia de Chucuito habían sacado veintiocho mil pesos. Que han saqueado varias casas, entre otras, la de don Bernardo Gonzalez en Juli, y de una hacienda próxima á Vilque robaron 330 onzas de oro sellado, cincuenta escudos, un cofre de alhajas, 500 ps., 2 arrobas de plata labrada y que por orden del general Lara se han devuelto los escudos, y una parte de la plata labrada. Que los prisioneros en Incahue estaban en marcha para Santa Cruz, á excepción de los coroneles Coloma y Lerzundi, y comandantes Sagástegui y Grados que habían sido dejados en la Paz bajo palabra de honor. Por otros conductos he adquirido noticias del movimiento general del ejército enemigo en dirección á Lampa, punto que fue desamparado por la división Lara el 27 del pasado febrero.

Sírvase US. ponerlo en conocimiento del Supremo Gobierno.

Dios guarde á US.-Señor General Ministro.

Domingo Nieto.

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