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Casa del Supremo Gobierno, en Lima, á 31 de enero de 1843.

A S. E. el señor Ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia.

A consecuencia de la nota que con fecha 3 de diciembre del año próximo pasado, se sirvió V. E. dirigirme, poniendo á disposición de los juzgados peruanos al reo de un homicidio cometido en territorio del Perú, Roque Surco, natural de Bolivia, ha resuelto mi gobierno que la Iltma. Corte Superior de Arequipa, disponga que el juzgado de derecho de Arica, en cuyo distrito se cometió el crimen, levante el correspondiente sumario y se entienda con el de Pacajes para la traslación del reo. De los términos de esta resolución se instruirá V. E. por la copia adjunta que tengo el honor de poner en sus manos.

Mi gobierno ha visto con mucha satisfacción que el de V.E. haya tomado la iniciativa en estos procedimientos, que tienen por objeto el castigo de un crimen atroz, que no debía quedar impune por motivo alguno.

Aprovecho de esta oportunidad, para renovar á V. E. mis protestas de alto aprecio y respeto.

BENITO LAZO.

Nuevas desa venencias entre el Perú y Bolivia.-Exposición de don Casimiro Olañeta.-Suspensión de correspondencia con el Ministro de Bolivia.Circular de este Ministro al Cuerpo Diplomático.-Exposición del Ministro de Relaciones Exteriores del Perú.-Protesta del Ministro de Bolivia.-Circular á las autoridades peruanas para que guarden al Ministro de Bolivia todas las consideraciones que le son debidas por su carácter público.-Bloqueo de Arica-Circular sobre los principios que deben observarse durante esa situación.

Legación Boliviana.

cerca del Gobierno del Perú

N.° 8

Lima, mayo 26 de 1843.

Señor Ministro:

No encontraba razón para que V. E. dejara de contestar mis comunicaciones; mas ayer tarde "El Peruano", N.° 55, me ha dado una explicación que, á la verdad, no esperaba de la actual administración un ataque inconsiderado, rompiendo todos los lazos de unión, armonía y paz: no podía creerlo posible; entretanto el se ha efectuado.

Los documentos que se han publicado en el Diario Oficial tienen la creencia del gobierno, pues los ha hecho publicar. ¿La merecen? He aqui lo que yo no pronunciaré. Entretanto, deja. ré los anónimos de que él responde á un lado; dejaré de hacer el análisis conveniente, y me contraeré á pedir una explicación franca, que tengo derecho á esperar

Las tropas de la Paz, que creo no hacen sino un batallon y un escuadrón, pues que hay solo tres en la República, se han puesto de lado de la frontera. He aquí lo que puede racional-

mente deducirse de la comunicacion del prefecto de Moquegua de 13 del corriente. No sé en qué fecha se hizo este movimiento; pero como el prefecto de la Paz no ignoraba que S. E. el Supremo Director había dado orden para que el prefecto de Moquegua facilitara dinero á Agreda y Goitia, socorriéndolos en sus necesidades, si de él carecían; no ignoraba que estos señores, con muchos Santacrucistas, se habían reunido en Tacna, nada mas natural que por esto se diese crédito á noticias que no fuesen desapasionadas, y sin interes expreso de alterar las buenas relaciones,

Conociendo que la circunspección es indispensable; que se carece de verdadero patriotismo cuando ésta no se guarda en favor de los grandes intereses nacionales; corto esta comunicación, evitando explicaciones, y llamando á V. E. á la buena inteligencia que yo, como representante de Bolivia, tengo obligación de guardar, asi como el que preside una nación que no quiere la guerra, ni ha recibido agravio.

Entretando V. E., haciéndose cargo de lo que indico ligeramente, de que el gobierno y la nación boliviana deplorarán, como el Perú mismo, el que se les arrebate una paz y armonía necesarias á su existencia, y contra su voluntad, se servirá indicarme qué medio juzga conveniente adoptar para que la bala roja lanzada en el Peruano, deje de producir efectos funestosen Bolivia y el Perú, asi como de deshonor en el extranjero.

Con sentimientos de alto aprecio me suscribo de V. E. atento, obediente servidor.

Pedro José de Guerra,

Señor Ministro de Relaciones Exteriores don José Luis G.. Sanchez.

Ministerio de Relaciones Exteriores

Señor:

Lima, 29 mayo de 1843.

Las quejas en que ha prorrumpido S. E. el Ministro resi-dente del Gobierno de Bolivia en su última comunicación de 26 del corriente, si por una parte exigen del infrascrito, Ministro de Relaciones Exteriores, las explicaciones satisfactorias acor-des con el decoro de su gobierno y con la sinceridad y justicia.

en que se basa la actual política internacional del Perú, demandan también la rectificación de algunos de los hechos en que S. E el Ministro de Bolivia ha fundado sus reclamaciones. Talha sido el juicio y la determinación del Excmo. señor Supremo Director acerca de la respuesta conveniente á la citada nota del señor Ministro Guerra.

Prescindiendo, por un momento, del lenguaje del artículo editorial del "Peruano",número 55, á que generalmente aluden las quejas del Excmo. señor Ministro Boliviano, será permitido al infrascrito observar, ante todo, que la parte oficial de este periódico no es otra exclusivamente que la que sirve de registro de los decretos, órdenes y otros actos gubernativos y comunicaciones expedidas por la suprema autoridad, ó dirigidas por las inferiores. Esto únicamente se comprende bajo el indicado epígrafe de parte oficial, que muy cuidadosamente está separado del resto de la Gaceta; esto solo es reconocido bajo semejante carácter por expresas declaraciones del Gobierno, y esto, en fin, lo que se publica con autorización y bajo su responsabilidad. Los rasgos del escritor del periódico, cualquiera que sea su naturaleza y objeto, no han tenido jamás la solemnidad que el Excmo. señor Ministro del Gobierno boliviano parecería dar al artículo editorial del número 55, ni sufren de antemano censura ó revisión del ministerio.

A propósito de los extractos de correspondencia privada que han excitado el celo de S. E. el ministro de Bolivia, nada se lee por cierto en "El Peruano" que muestre haber obtenido aquellas cartas el asenso de S. E. el Supremo Director. (1) Es una verdad que el infrascrito no ocultará al Excmo. Ministro Boliviano que su gobierno ha recibido reiterados y circunstanciados avisos sobre las tramas de varias peruanos refugiados en aquella República contra el orden de cosas establecido en el Perú, y sobre la protección que se jactaban de recibir de S. E. el presidente Ballivian para la ejecución de sus maniobras y hostilidades perturbadoras. Pero tambien lo es que jamás ha podido persuadirse de que un gobierno amigo, con el que no han ocurrido nuevas diferencias después del restablecimiento de la paz, le ofendiese tan inmerecidamente, y valiéndose del recurso de armar hombres interesados en traer á su patria la discordia y la guerra civil desde el seno del pueblo amigo que les concedió una hospitalidad inofensiva; hombres que, aún sin que tal favor les sea concedido, calumnian á aquel gobierno como S. E. tiene la satisfacción de creerlo, suponiéndose auxiliados por él para llevar á cabo sus dañados intentos. La simple publicación de unos cuantos extractos de la extensa correspondencia recibida en la capital en este sentido alarmante por diferentes personas, no prueba que este gobierno haya dado

(1) Coronel D. Manuel I. de Vivanco.

crédito á la supuesta participación del de Bolivia en los proyectos invasores y en las maquinaciones insidiosas de los emi. grados á que se refirió antes el infrascrito. Tan cierto es esto, que especialmente autorizado al intento, no vacila en declarar á S. E. el señor Guerra, para su satisfacción y la de su gobier no, que el Supremo Director no ha prestado fé alguna á semejante apoyo de parte del presidente de Bolivia.

La concentración de muchos bolivianos,antes emigrados órecientemente prófugos de su país en los departamentos del Perú, fronterizos á aquella República, sin acuerdo alguno del gobierno directorial, ni menos intención hostil de su parte, es un hecho naturalmente explicado por la proximidad y el contacto de su patria á que aquellos individuos deben aspirar. Y esta es la ocasión oportuna de manifestar al Excmo. señor Guerra que las órdenes particulares de S. E. el Director para auxiliar á los señores Agreda y Goitia con algunos recursos pecuniarios de cuenta de S. E. no puede considerarse sino como un efecto de la loable conmiseración que tales desgracias inspiran á las almas nobles, y como una muestra debida de gratitud personal á las atenciones distinguidas y á los servicios y comedimientos que los mencionados señores tuvieron para con S. E. cuando en 1841 se hallaba en la ciudad de la Paz.

El infrascrito cree haber absuelto cumplidamente todos los puntos que abraza la nota del señor Guerra; mas si aun despues de estas explicaciones, que juzga bastantes para dejar terminada la cuestión de acuerdo con la justicia, conforme al espíritu de franqueza, de lealtad y de conciliación que anima al gobierno directorial y sin mengua de su decoro, el señor ministro boliviano creyese necesarias mas aclaraciones, puede S. E. designar la hora que estime conveniente para una conferencia verbal, que acabe de zanjar las dificultades mejor que lo permita la naturaleza de las contestaciones escritas; en la firme inteligencia de que el gobierno del Perú no excusará medio alguno,compatible con el honor nacional y con el suyo propio, á fin de restablecer, y aun estrechar mas y mas, las buenas y amigables relaciones con que el Excmo. señor Guerra represen ta dignamente en esta capital.

Aprovecha gustoso el infrascrito Ministro de Relaciones Exteriores esta nueva ocasión, para protestar al Excmo. señor Ministro del gobierno de Bolivia la alta consideración y apre-cio con que es su atento, obsecuente servidor.

José Luis G. SÁNCHEZ.

Al señor Ministro Residente de la República de Bolivia.

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