Además haré conducir con anticipación, por 15 mozos de Bolivia, la caballada hasta el Desaguadero; pero desde allí es menester que Ud. aliste otros diez ó doce por lo menos, que deberán recibirla para que en orden y por los puntos que Úd. designe para forraje, vayan pascando, advirtiendo siempre que Ja instrucción principal de Castilla es que se evite lo mas posible la procedencia de dichos artículos.
Ha sido preciso renunciar á Moho, porque la distancia de aquí y de Cochabamba es enorme.
Otro tanto ha de suceder con las 266 mulas que Ud. ha de remitirme para levantar las cargas de Zepita al Cuzco, porque es un imposible obligar á un arriero que habrá andado 120 leguas á que pueda pasar adelante. En fin, todo lo dejo á su juicio, madurez y actividad, bien seguro que desde el punto de Zepita, sabrá Ud. mejor que yo por donde ha de desfilar todo sin que los pájaros lo sientan.
De Zepita, firmaré cartas guías abiertas para cada arriero, con fecha de Arica y calculando el tiempo. De Vilque adelante, no tendrán por qué tomar precaución, porque cada uno quedará bien prevenido y con un sermon adecuado á las circuns
Presidente y Ministros, todos me han manifestado una deferencia que no esperaba. Cada día se estrecha nuestra confianza y vivo persuadido, lo repito, que marcharé para el Perú sin aguardar la contestación del General Castilla.
El conductor hasta la frontera, es Marcos Herrera, vecino de Moquegua, que tiene 100 cargas de aguardiente en Zepita. He logrado la papilla mas para este pobre hombre, con tal de que pueda servirnos, que interne sus 300 quintales de aguardiente. Hoy marcha á la Paz, con la orden para la Prefectu. ra de lo determinado y pronto lo tendré aquí para dar movi miento á mis operaciones.
Quisiera extenderme mas y tocar los puntos de interdic-ción, enviado &.&. &.; pero el tiempo apura y todo lo dejo para nuestra entrevista.
Si puede Ud., hágame el gran servicio de escribir al General Castilla los acápites mas importantes de esta carta. La pronta salida del portador, no me da lugar para nada.
Creo que pagando á los arrieros de Zepita al Cuzco de 9 á 12 pesos quedarán contentos; pero lo principal es que el viaje no pase de diez días. Si es preciso adelantará Ud. algún dinero, que yo lo abonaré á mi paso.
Mil afectos á su muy estimada familia, y no me olvide con Urbina y Oviedo.
Su afectísimo amigo de corazón.