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zarro D. Juan de la Pezuela intentaron apoderarse, por la fuerza, de la Reina niña y de palacio, á lo que se opuso vigoroso y con éxito D. Domingo Dulce, oficial de la guardia de Alabarderos, encargado de su custodia (1). Fracasaron con esto los proyectos revolucionarios acordados con el objeto de lanzar del poder al Regente y dar triunfo á la ley que habia hollado la revolucion de Setiembre de 1840, pero bien puede decirse que más que por las medidas de resistencia de parte del Regente, quedó el poder de éste incólume por su feliz estrella, que áun no se habia eclipsado. Tambien fracasó coetáneamente un movimiento análogo en las provincias Vascongadas, á cuya cabeza se habia puesto Montes de Oca y varios ilustres vascongados.

La fortuna del Regente fué entónces infinitamente superior á su inteligencia y criterio político, y en vez de haber procurado anular los graves elementos amenazadores que iban creciendo contra él, por medio de medidas prudentes y conciliadoras, se dejó llevar de pasiones venenosas, haciendo verter sangre tan ilustre y respetable como la del sin par valiente general Leon, la de Montes de Oca y otros, cuyo número se hubiera extendido á más si no hubiesen alcanzado seguridad con la fuga al extranjero. Tan mal escogidos medios como los adoptados por el Regente en favor de su causa, mostraron bien pronto su escasa eficacia, pues el 28 de Marzo de 1842 ya se presentó en las Córtes una proposicion de censura contra el Ministerio

(1) Documento núm. 7.

presidido por D. Antonio Gonzalez, en cuya presidencia le reemplazó inmediatamente el general Rodil con la cartera de Guerra, acompañado de un personal enteramente nuevo. Suspendiéronse las sesiones de las Córtes el 16 de Julio de 1842, marchándose el Regente á Cataluña para ahogar allí la hidra de la revolucion, no sin prorogarlas al verificar su salida.

Tristes y dolorosos recuerdos habrán de consignarse en los anales de España del 3 de Diciembre de 1842, dia funesto, en que el capitan general de Cataluña, que lo era entonces el Conde de Peracamps, hizo lanzar sobre la populosa é industrial Barcelona 817 bombas en trece horas de horrible bombardeo. Terminado este acto de rigor por las tropas, no de España, sino del Regente, se apoderaron éstas de la desgraciada ciudad, dictando, como vencedoras, várias medidas contra los vencidos. Tan terribles acontecimientos aventajaron poco la posicion material y moral de la causa del Regente, porque apénas hubo llegado Espartero á Madrid de su fatídico viaje á Cataluña, hubo de tolerar una enérgica, justa y sentida exposicion firmada por los diputados de Cataluña, con fecha de 25 de Diciembre de 1842, en contra de todo lo ocurrido en el principado. Dando á este acto la importancia que tenía, propúsose Espartero hacer algo en beneficio de su causa, y disolvió las Córtes en 3 de Enero de 1843, convocando otras nuevas para el 3 de Abril del mismo año.

En estos momentos, y tomados en cuenta por la opinion pública los deplorables acontecimientos posteriores al nombramiento de Regente à favor de Es

partero, el partido progresista en su mayor número fué abandonando su causa, poniéndose al frente de una coalicion en su contra. Comenzó entónces una muy clara y violenta oposicion, á cuyo frente se pusieron Cortina y Olózaga, que se coaligaron con el partido llamado entónces monárquico-constitucional, auxiliados por la prensa, quedando sólo como apoyo del Regente, la corta fraccion conocida con el nombre de ayacuchos. Recibieron entónces este nombre, como es sabido, los militares que en América habian formado parte del ejército en la derrota de Ayacucho, en la que se acabaron de perder por completo las colonias españolas del otro lado del Atlántico, aunque no se halló en ella Espartero personalmente.

En tal aprieto, publicó Espartero un célebre manifiesto el 6 de Febrero de 1843, que no le produjo ningun resultado útil.

En Marzo de 1843 verificáronse con gran lucha las elecciones para las Córtes, que se debian abrir el 3 de Abril, siendo su resultado contrario al Gobierno, pero que, sin embargo, se abrieron exactamente el dia señalado, con un pomposo y estéril discurso del Regente (1).

En el último tercio del mes de Abril, el ministerio Rodil dió su dimision, el Regente encargó á Cortina la composicion de un nuevo gabinete, cuyo encargo no aceptó, por lo que encomendó tan grave tarea á Olózaga, que tambien se negó á complacerle; cosa natural, pues ambos pertenecian en primer término

(1) Documento núm. 10.

á la coalicion ya formada contra el Regente. En tal conflicto dió el encargo de formar un nuevo gabinete al progresista D. Joaquin María Lopez, que lo verificó, tomando la presidencia con la cartera de Gracia y Justicia: D. Manuel Aguilar fué nombrado ministro de Estado, el general Serrano de Guerra, D. Fermin Caballero de Gobernacion, Ayllon de Hacienda y Frias de Marina, constituyéndose el nuevo ministerio el 9 de Mayo, compuesto todo de progresistas puros, si bien estando ya hondamente fraccionado el partido.

Las sesiones seguian en el Senado mucho menos hostiles al Regente que en el Congreso, en el que se habian suspendido, si bien continuaron apénas se constituyó el nuevo ministerio Lopez.

Surgieron coetáneamente entre el Regente y el Ministerio várias dificultades en la solucion de diversas cuestiones, decidiéndose el Congreso en favor de las soluciones sostenidas por el Ministerio, y entre todas ellas la más grave fué la propuesta del Ministerio al Regente de que separase de su lado nada menos que á los generales Linage y Zurbano. Ésta fué la ocasion en que Olózaga pronunció en el Congreso su famoso discurso de oposicion por aquella célebre frase de Dios salve á la Reina, Dios salve al país, que fué una especie de tea incendiaria que dió principio al gran movimiento revolucionario contra el Regente, dirigido y consumado por la coalicion de entónces.

El 19 de Mayo se notició á las Córtes la dimision del ministerio Lopez, y el Regente lo reemplazó por otro presidido por Gomez Becerra, compuesto de Mendizábal, Hoyos, La Serna y Cuetos.

Serrano y Lopez publicaron en seguida en un periódico la verdadera causa de sus dimisiones y de la variacion del gabinete, causada por su consejo de la separacion de Linage y Zurbano.

El dia siguiente 20 se presentó en las Córtes el presidente del nuevo Ministerio, Becerra, y el de la Guerra, Hoyos, siendo recibidos con silbidos é insultos de parte de las tribunas. Las Córtes fueron disueltas el 27 inmediato, convocándose otras para el 26 de Agosto.

Verificáronse al mismo tiempo en Mayo de 1843 los primeros pronunciamientos contra el Regente en Málaga y Granada; siguieron los de Zaragoza, y los más trascendentales de Barcelona y Valencia, en donde fué muerto por los sublevados el jefe político, propagándose la insurreccion á Alicante, Murcia, Cartagena y casi á todas las principales poblaciones del reino. Sevilla padeció singularmente, porque sitiada por las tropas que en los últimos momentos de resistencia del Regente le quedaban fieles, y á las que Sevilla rechazó, fué bombardeada, sin considerar que era la hermosa é importante capital de Andalucía. Segundo acto de este género que habrán de consignar nuestros anales al escribir la lamentable historia de la regencia de Espartero.

Formóse coetáneamente en Cataluña un Gobierno provisional del reino, presidido por Serrano, y como ministros los mismos que en su dia hubieron compuesto el Ministerio Lopez: gobierno formado para reemplazar lo que existia de Regencia y de su administracion.

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