Imágenes de páginas
PDF
EPUB

dia de mi llegada á Madrid, en el que concluyen aquéllas. Desligado entónces de toda posicion oficial y casi rotos los lazos todos con que mi posicion anterior me obligára á identificarme con el Gobierno que existia ántes de la revolucion, vencedora en Barcelona en Setiembre de 1840, crei conveniente, desde mi vuelta á España, permanecer en el más completo retraimiento de las cosas públicas. Así lo hice cuantas veces las revoluciones ó los pronunciamientos han cubierto en España con su sombra la estatua de la ley. Conducta que seguí esta vez sin vacilacion ni duda hasta la declaracion legal de la mayoría de la Reina, hecha solemnemente en las Córtes el 8 de Noviembre de 1843.

Forzoso es, no obstante, para que estas nuevas Meya cimorias sean una verdadera continuacion de las tadas, reanudar y dar cohesion entre sí á todos los acontecimientos que fueron natural consecuencia de la gran epopeya politica de Setiembre de 1840, empezada en Madrid, extendida á toda España, y que no pudo considerarse terminada hasta la conclusion de la Regencia del Duque de la Victoria y la declaracion de la mayoría de la reina Isabel.

Retraido de las cosas públicas desde mi llegada á Madrid hasta que se declaró legalmente mayor de edad á la Reina, no pude ser actor, ni tan siquiera partícipe en ninguno de los graves sucesos políticos ocurridos desde Setiembre de 1840 hasta Noviembre de 1843; pero habiendo sido espectador atento, no me será por cierto dificil reseñar con brevedad los principales y más graves sucesos ocurridos en España durante este largo período de tres años.

221-37

2-5

Persuadida la Reina Gobernadora, con razon ó sin ella, de que su dignidad exigia dejar á España despues de la incalificable revolucion de Barcelona, habia querido legalizar ántes, hasta cierto punto, la nueva situacion política que debia ser la continuacion de la que su salida de la península terminaba. A este efecto el 11 de Octubre de 1840 habia dado un decreto disolviendo el Congreso de diputados, y el 11 del mismo, en Valencia, habia firmado su renuncia de la Regencia, de que se extendió acta formal, nombrando al mismo tiempo un nuevo Ministerio, en que obtenian el Duque de la Victoria la Presidencia, don Joaquin Ferrer la cartera de Estado, D. Manuel Cortina la de Gobernacion y D. Pedro Chacon la de Guerra. Personas todas de general respetabilidad y que conceptuaron de su deber manifestar respetuosamente á la Gobernadora las ventajas de no verificar su marcha, que no veian justificada; pero que juz-gada por la Gobernadora en el terreno de su propio decoro, nadie más que ella tenía el derecho de apreciar en vista de las circunstancias. Pero valga la verdad : empezada en Madrid la revolucion del 1.o de Setiembre, la Gobernadora habia dado órden al general en jefe del ejército se dirigiese á la córte con tropas para soocarla, y Espartero contestó á S. M. en los inconcebibles términos que manifiesta su famosa exposicion, fecha en Barcelona el 7 del mismo mes, que se halla inserta íntegra en el segundo tomo de mis Memorias de los siete primeros años del reinado, pág. 478, cuyo contexto no sin razon debió demostrar á la Gobernadora que no tenía medios materiales de fuerza contra

el partido progresista, pues que el general en jefe del ejército daba, en su exposicion á la Reina, razon á la revolucion y miraba como panacea para remediar los males públicos dar el triunfo á los principios y á los hombres progresistas (1), semejantes unos y. otros, si no idénticos, á los que habian triunfado en la escandalosa é inolvidable revolucion de la Granja en 1836. Encomiábalos Espartero en su mencionada exposicion, y áun podia inferirse sin violencia que se declaraba su sostenedor y áun cabeza del partido político conocido con el nombre de progresista. No fué, pues, extraño que desoyese los consejos de sus nuevos ministros, por razonables y de buena fe que fuesen dados (2), de no dejar á España, y que se persuadiese que una vez sobrepuesta la revolucion que se extendia velozmente por toda España, atropellado el principio de su autoridad, no podia alcanzar á dominar la revolucion ni áun resistirla; así que, con criterio prudente, la entregó el triunfo nombrando un nuevo gabinete presidido por el firmante de la exposicion del 7 de Setiembre, y áun discretamente proveyó los medios de que no se interrumpiese la accion del Gobierno, haciendo formal renuncia de la Regencia (3), disolviendo las Córtes por decreto de 11 de Octubre (4), marchándose ense

(1) Véase en las Memorias de los siete primeros años, página 467 á 478, tomo II, la revolucionaria respuesta del Duque de la Victoria á la Reina Gobernadora, así como el programa del Ministerio que iba á presidir, en la pág. 484.

(2) Documento núm. 2.

(3) Este importante documento y los de más interés, anteriores á 1840, existen en las Memorias de los siete primeros años.

(4) Documento núm. 1.

guida á Francia, dirigiendo un manifiesto á la nacion desde Marsella, con fecha 8 de Setiembre (1), el que tambien comunicó al Gobierno.

El primer efecto de tamaños sucesos fué la solemne protesta contra ellos que firmaron treinta y cinco diputados (2), empezándose inmediatamente á agitarse en la opinion la cuestion de Regencia; y dividiéndose el juicio público acerca del número de individuos de que se debiese componer, opinaron unos que debian ser tres los regentes, y fueron otros de parecer que fueran indispensables nada ménos que cinco. En esta discordancia de opiniones, permitió Espartero á Linage, su célebre secretario, que echase en la discusion el peso de la entónces prepotente personalidad del Duque de la Victoria, y Linage declaró públicamente, sin ambajes, que su general no aceptaria la Regencia sino siendo él solo Regente. ¿Y cómo ser posible otra cosa? Despues de notables debates en las Córtes, realizaron éstas su nombramiento como único Regente el 8 de Mayo de 1841, y empezando las altas funciones de tal, nombró nuevo Ministerio bajo la presidencia de D. Antonio Gonzalez con la cartera de Estado. Fueron sus compañeros de gabinete José Alonso en Gracia y Justicia, San Miguel en Guerra, Surrá y Rull en Hacienda, Andres Camba en Marina, y en Gobernacion Facundo Infante.

No de todos era bien recibida esta nueva situacion. Perturbóse el órden público en algunos puntos del rei

(1) Documento núm. 4. (2) Documento núm. 3.

no; tardaron poco en suscitarse poco gratas contestaciones con la córte de Roma, y en especial el nombramiento de tutor de la Reina D. Agustin Argüelles, hecho por las Córtes el 1.° de Julio de 1841, produjo una solemne protesta de la ex-Regenta el 19 del mismo mes (1). No habia, en efecto, Doña María Cristina renunciado la calidad de tutora de su hija en forma oficial ni extraoficial, como lo habia hecho de la Regencia solamente, y por lo mismo creyó deber protestar de este nombramiento. Creyó útil el Gobierno, para conjurar estas perturbaciones, cerrar las Córtes, lo que se verificó el 24 de Agosto, y rugiendo subterráneos temores de graves alteraciones, se mandó licenciar una gran parte de la Guardia Real, que tanta y tan justa gloria habia alcanzado durante la guerra de sucesion. Mas todo en balde. Pocos meses transcurrieron sin mostrarse serios pronunciamientos militares en contra de la situacion política que el Regente Espartero personificaba. En Octubre, el jóven general don Leopoldo O'Donnell, que lo era en jefe de uno de los ejércitos que contribuyeron al triunfo de la causa de la Reina en la guerra de sucesion, se pronunció contra el Regente y con un acto de insigne arrojo se apoderó de la importante ciudadela de la plaza de Pamplona (2). El general Borso di Carminati, que se habia distinguido tambien en la guerra de sucesion, se alzó en Zaragoza contra el Regente, y en Madrid mismo, don Manuel de la Concha, el bravo general Leon y el bi

(1) Documento núm. 5. (2) Documento núm. 6.

« AnteriorContinuar »