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ranos católicos, en el caso de necesitarse: tambien celarán los mismos correjidores, que no se representen en ningun pueblo de sus respectivas provincias, comedias ú otras funciones públicas de las que suelen usar los indios para memoria de sus dichos antiguos; y de haberlo ejecutado, darán cuenta certificada á la Secretaría de los respectivos Gobiernos. Del propio modo se prohiben y quitan las trompetas ó clarines que usan los indios en sus funciones, á las que llaman PUTUTOS, y son unos caracoles marinos de un sonido estraño y lúgubre, con que anuncian el duelo y lamentable memoria que hacen de su antigüedad, y tambien el que usen ó traigan vestido negro, en señal del luto que arrastran en algunas Provincias, como recuerdo de sus difuntos monarcas, y del dia ó tiempo de la conquista, que ellos tienen por fatal y nosotros por feliz, pues se unieron al gremio de la Iglesia católica, y á la amabilísima y dulcísima dominacion de nuestros reyes. Con el mismo objeto se prohibe absolutamente, el que los Indios se firmen Incas, como que es un dictado que le toma cualquiera, pero que hace infinita impresion en los de su clase; mandándose, como se manda, á todos los que tengan árboles genealójicos ó documentos que prueben en alguna manera sus descendencias con ellos, el que manifiesten ó remitan certificaciones con ellos, y devalde y por el correo, á las respectivas Secretarías de ambos Vireynatos, para que allí se reconozcan sus solemnidades por las personas que deputen los Excmos. Señores Vireyes, consultando á S. M. lo oportuno, segun sus casos; sobre cuyo cumplimiento estén los correjidores muy á la mira, solicitando ó averiguando quien no lo observa, con el fin de hacerlo ejecutar ó remitirlos, dejándoles un resguardo: y para que estos indios se despeguen del ódio que han conservado contra los españoles, y sigan los trajes que les señalan las leyes, se vistan de nuestras costumbres españolas y hablen la lengua castellana, se introducirá, con mas vigor que hasta aquí, el uso de sus escuelas, bajo las penas mas rigurosas y justas contra los que . no las usen, despues de pasado algun tiempo en que la puedan haber aprendido: pasándose con esta propia idea, oficios de ruego y encargo á los M. RRS. Prelados eclesiásticos, para que en las oposiciones de curatos ó doctrinas, atiendan muy particularmente á los opositores que traigan certificaciones de los jueces provinciales del mayor número de feligreses, que hablen en ella dicha lengua cistellana, poniendo en las ternas que remitan á los Señores vice-patronos, esta circunstancia respectiva á cada uno de los propuestos; dándose para hablarla perfectamente ó de modo que se espliquen en todos sus asuntos, el término de cuatro años, y que los señores Obispos y correjidores den cuenta, en cada una de estos, al respectivo Superior Gobierno: quedando al soberano arbitrio de S. M., el premiar y distinguir á aquellos pueblos, cuyos vasallos hubiesen correspondido en las circunstancias presentes, á la justa lealtad y fidelidad que le es debida. Finalmente, queda prohibida, en obsequio de dichas cautelas, la fábrica de cañones de toda especie, bajo la pena, á los fabri

cantes nobles, de diez años de presidio en cualesquiera de los de Áfri-· ca; y siendo plebeyo, doscientos azotes, y la misma pena por espacio de tiempo igual; reservando por ahora tomar igual resolucion, en cuanto a la fábrica de pólvora que se seguirá luego. Y por que hay en muchas haciendas, trapiches y obrajes de estas provincias, variedad de ellos de casi todos calibres se recojerán por los correjidores, acabada enteramente la pacificacion de este alzamiento, para dar cuenta á la respectiva Capitanía General, con el fin de que se les dé el uso que parezca propio. Así lo proveí, mandé y firme por esta mi sentencia definitivamente juzgando.-José Antonio Areche.

Dió y pronunció la anterior sentencia, el muy ilustre Señor Don José Antonio Areche, Caballero de la real y distinguida órden española de Cárlos III, del Consejo de S. M. en el real y supremo de Indias, Visitador general de los Tribunales de justicia y real hacienda de este Reyno, Superintendente de ella, Intendente de Ejército, Subdelegado de la real renta de tabacos, Comisionado con todas las facultades del Excmo. Sr. Virey de este Reyno, para entender en los asuntos de la rebelion ejecutada por el vil traidor Tupac-Amaru. En el Cuzco á 15 de Mayo de 1781. Siendo testigos D. Fernando de Saavedra, Contador de Visita, D. Juan de Oyarzabal y D. José Sanz, de que certifico-Manuel Espinavete Lopez.

Así mismo certifico, que por Juan Bautista Gamarra, Escribano de S. M. público y de Cabildo de esta ciudad, se dió un testimonio, que agregado á los autos que corresponde, dice asi:-Yo Juan Bautista Gamarra, Escribano de S. M., público y de Cabildo de esta ciudad del Cuzco; certifico, doy fe y verdadero testimonio á los Señores que el presente vieren, como hoy dia Viernes que se cuenta 18 de Mayo y año corriente de 1781; se ejecutó lo mandado en la sentencia antecedente con José Gabriel Tupac-Amaru, sacándolo á la plaza principal y pública de esta dicha ciudad, arrastrándole hasta el lugar del suplicio un caballo, donde presenció la ejecucion de las sentencias que se dieron á Micaela Bastidas, mujer de dicho TupacAmaru, á sus dos hijos Hipólito y Fernando Tupac-Amaru, á su cuñado Antonio Bastidas, á su tio Francisco Tupac-Amaru, y á los demas principales de su inicua y perversa tropa. Y habiéndose concluido por los verdugos las sentencias con todos los reos, en este estado uno de los citados verdugos le cortó la lengua al dicho José Gabriel Tupac-Amaru, y despues le amarraron por cada uno de los brazos y piernas con unas cuerdas fuertes, de modo que estas se ataron á las cinchas de cuatro caballos, que estaban con sus ginetes, mirando las cuatro esquinas de la plaza mayor: y habiendo hecho la seña de que tirasen, dividieron en cuatro partes el cuerpo de dicho traidor, destinándose la cabeza al pueblo de Tinta, un brazo al de Tungasuca, otro á la capital de la provincia de Carabaya, una pier

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na al pueblo de Livitaca en la de Chumbivilcas, y otra al de Santa Rosa en la de Lampa; y el resto de su cuerpo al cerro de Picchu por donde quiso entrar á esta dicha ciudad; y en donde estaba prevenida una hoguera, en la que lo echaron juntamente con el de su mujer, hasta que convertidos en cenizas sc esparciei on por el aire. Lo que se ejecutó á presencia del sargento José Calderon y un piquete de soldados, que fueron guardando los dichos cuerpos muertos. Y para que de ello conste donde convenga, doy el presente de mandato judicial, en dicho dia mes y año.-En testimonio de verdad

Juan Bautista Gamarra.

Escribano de S. M. público y de Cabildo.

Así consta de dicho testimonio á que me remito. Cuzco y Mayo 20 de 1781.

Manuel Espinavete Lopez.

CASTIGOS EJECUTADOS EN LA CIUDAD

DEL CUZCO CON TUPAC-AMARU, SU MUJER, HIJOS Y CONFIDENTES.

El Viernes 18 de Mayo de 1781, despues de haber cercado la plaa con las milicias de esta ciudad del Cuzco, que tenian sus rejones algunas bocas de fuego, y cercado la horca de cuatro caras con el cuerpo de mulatos y huamanguinos, arreglados todos con fusiles y bayonetas caladas, salieron de la compañía mueve sujetos que fueron los siguientes:-José Berdejo, Andres Castelú, un zambo Antonio Oblitas (qué fué el verdugo que ahorcó al correjidor Arriaga), Antonio Bastidas, Francisco Tupac-Amaru, Tomasa Condemaita, cacica de Acos, Hipólito Tupac-Amaru, hijo del traidor, Micaela Bastidas, su mujer, y el insurjente José Gabriel. Todos salieron á un tiempo, y unos tras otros venian con sus grillos y esposas metidos en unos zurrones, de estos en que se trae yerba del Paraguay, y arrastrados á la cola de un caballo aparejado. Acompañados de los sacerdotes que los auxiliaban, y custodiados de la correspondiente guardia, llegaron todos al pié de la horca, y se les dieron por medio de dos verdugos las siguientes muertes.

Á Berdejo, Castclú, al zambo y á Bastidas, se les ahorcó llanamente: á Francisco Tupac-Amaru, tio del insurgente, y á su hijo Hipólito se les cortó la lengua antes de arrojarlos de la escalera de la horca; y á la india Condemaita se le dió garrote en un tabladillo, que estaba dispuesto con un torno de fierro, qué á este fin se habia hecho, y que jamas habiamos visto por acá: habiendo el indio y su mujer visto con sus ojos ejecutar estos suplicios hasta en su hijo Hipólito, que fué el último que subió á la horca. Luego subió la india Micaela al tablado, donde así mismo, á presencia del marido, se le

cortó la lengua, y se le dió garrote, en que padeció infinito, porque teniendo el pescuezo muy delgado, no podia el torno ahogarla, y fué menester que los verdugos, echándola lazos al pescuczo, tirando de una y otra parte y dándola patadas en el estómago y pechos, la acabasen de matar. Cerró la funcion el rebelde José Gabriel á quien se le sacó á media plaza: allí le cortó la lengua el verdugo, y despojado de los grillos y esposas, lo pusieron en el suelo: atáronle á las manos y piés cuatro lazos, y asidos estos á la cincha de cuatro caballos, tiraban cuatro mestizos á cuatro distintas partes: espectáculo que jamás se habia visto en esta ciudad. No sé si porque los caballos no fuesen muy fuertes ó porque el indio en realidad fuese de fierro, no pudieron absolutamente dividirlo, despues que por un largo rato lo estuvieron tironeando, de modo que lo tenian en el aire en un estado que parecia una araña. Tanto que el Visitador, movido de compasión, porque no padeciese mas aquel infeliz, despachó de la compañía [1] una órden mandando le cortase el verdugo la cabeza, como se ejecutó. Despues se condujo el cuerpo debajo de la horca donde se le sacaron los brazos y piés. Esto mismo se ejecutó con las mujeres, y á los demas se le sacaron las cabezas para dirijirlas á diversos pueblos. Los cuerpos del indio y su mujer se llevaron á Picchu, donde estaba formada una hoguera, en la que fueron arrojados y reducidos á cenizas, las que se arrojaron al aire y al riachuelo que por allí corre. De este modo acabaron José Gabriel Tupac-Amaru y Micaela Bastidas, cuya soberbia y arrogancia llegó á tanto, que se nominaron reyes del Perú, Chile, Quito, Tucuman y otras partes, hasta incluir el gran Paititi, con otras locuras á este

tono.

Este dia concurrió un crecido número de gente, pero nadie gritó, ni levantó una voz: muchos hicieron reparo, y yo entre ellos, de que entretanto concurso no' se veian indios, á lo menos en el traje mismo que ellos usan, y si liubo algunos, estarian disfrazados con capas ó ponchos. Suceden algunas cosas que parece que el diablo las trama y dispone para confirmar estos indios en sus abusos, agüeros y supersticiones. Dígoló, porque habiendo hecho un tiempo muy seco y dias muy serenos, aquel amaneció tan toldado, que no se le vió la cara al sol, amenazando por todas partes á llover; y á hora de las doce en que estaban los caballos estirando al indio, se levantó un fuerte refregon de viento, y tras de este un aguacero que hizo que toda la jente y aun las guardias se retirasen á toda prisa. Esto ha sido causa de que los indios se hallan puesto á decir, que el Cielo y los elementos sintieron la muerte del Inca, que los españoles inhumanos ó impíos estaban matando con tanta crueldad.

(1) Colejio de los Jesuitas donde estaba el visitador Areche mirando las justicias

Distribucion de los cuerpos destrozados de los nueve reos principales de la rebelion, ajusticiados en la plaza del Cuzco, el 18 de Mayo de 1781.

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El resto de su cuerpo, á Tinta,

Un brazo á Tungasuca.

La cabeza de Francisco Tupac-Amaru, á Filpinto.

QUISPICANCHI.

Un brazo de Antonio Bastidas, á Urcos.

Una pierna de Hipólito Tupac-Amaru, á Quiquijana,
Otra de Antonio Bastidas, á Sangarará.

La cabeza de la cacica de Acos, á idem.
La de Castelú, á Acamayo,

CUZCO.

El cuerpo de José Gabriel Tupac-Amaru, á Picchu.
Idem el de su mujer con su cabeza.

Un brazo de Antonio Oblitas, camino de San Sebastian.

CARABAYA.

Un brazo de José Gabriel Tupac--Amaru.

Una pierna de su mujer.

Un brazo de Francisco Tupac-Amary.

AZÁNGARO.

Una pierna de Hipólito Tupac-Amaru.

LAMPA.

Una pierna de José Gabriel Tupac-Amaru, á Santa Rosa.
Un brazo de su hijo, á Ayaviri.

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