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á los pueblos, especialmente á los miserables indios, tantas veces recomendados por S. M. Esta siempre la hemos encontrado atropellada contra nosotros, devueltos diariamente á manos de ellos originales nuestros informes, resultando de ellos nuevos agravios. Á todo el mundo es constante, ser estos miserabies indios mas que esclavos, trabajando toda la vida para el logro de cuatro pícaros, que vienen á formar caudales con la sangre de los pobres: por ellos atrasados los reales haberes: por ellos desnudos sin tener con que alimentar sus familias: por ellos hoy perdidos, abrasadas sus casas, sin tener de que sustentarse. ¿Y querrán volver á chupar el último jugo que les queda y á irrogar nuevos agravios?

Contemple U. si no son dignos de la mayor lástima, y que les sobran razones para haber entrado en los desafueros cometidos. En fin todo esto es parlar: llévese el viento todo lo que es razon, y salimos culpados.

Dios todo remediará y guarde á U. muchos años. Azángaro y Diciembre 4 de 1781.-B. L. M. de U. su afecto servidor.

Diego Cristoval Tupac-Amaru-Inca.

EDICTO DEL MISMO.

Señores Coroneles, caciques capitanes, sargentos y los demas ministros de justicia.

Vista esta, luego luego, eche todos sus soldados de sus cargos, como son los pueblos de Juliaca, Caracoto, Atuncolla, Tiquillaca, Morovaca, Paucarcolla, Vilque, Mañazo, Cabana y Cabanilla: dará la vuelta conforme que se manda á los referidos ministros de dichos pueblos. Así ha mandado el gobernador Inca en su mandamiento, muy fuerte para castigo á los coroneles, capitanes y caciques, sargentos y soldados rebeldes: así mando yo en nombre del gobernador D. Diego Cristoval Tupac-Amaru, Inca, por la gracia de Dios, que es para la defensa del Monarca: así les cito á esta capital de Lampa para mañana Miércoles. Ayer Lunes llegaron las armas de Azángaro; como digo mañana llega el Inca. Si no lo hiciesen lo mandado, se verán sacrificados en horcas, cuchillo, fuego y sangre: una noche se asolarán á los rebeldes; y este papel siempre llegará á este juzgado.

Dios guarde muchos años.-Lampa, y 4 de Diciembre de 1781. Andres Garcia Ingaricona. Es copia de la circular escrita por dicho rebelde, cuyo orijinal queda en mi poder, de que certifico.-Campo de Lampa, Diciembre

7 de 1781.

Horé.

CARTA ESCRITA POR DIEGO TUPAC-AMARU AL OIDOR MEDINA ACOMPAÑÁNDOLE COPIA DE UN INFORME HECHO

AL VIREY DE LIMA.

Sr. D. Francisco Diaz de Medina.

Mmigo y Señor:-Ahí despacho esos pliegos, que llegarán á las cinco de la mañana, que habia despachado del lado del Cuzco, con los propios que despaché la carta de D. Miguel, y dice que el correo se habia vuelto por las noticias malas que habia dado la gente, y con estos portadores habia encontrado y las trajo, y luego que llegó despaché, y no hay mas.

Nuestro Señor guarde á U. muchos años. Achacache, á las 5 de la tarde. Muy Sr. mio: B. L. M. de U. su atento criado que servirle desea.

Tomas Inca Lipe.

TRATADO DE PAZ CELEBRADO CON DIEGO

TUPAC-AMARU.

En el campo de Lampa, en 11 de Diciembre de 1781, el Señor Comandante de la columna de Arequipa D. Ramon de Arias, se congregó en compañía de varios oficiales suyos á parlar con D. Diego Tupac-Amaru, á fin de que por sus partes y todos los individuos de la columna, se observára y cumpliera religiosamente el perdon é indulto general que la piedad del Excmo. Sr. Virey de Lima tiene concedido al dicho Tupac-Amaru, como igualmente á todos los naturales de ambos sexos y edades, sin excepcion de personas, segun consta del bando. En cuya virtud prometo en nombre del Rey, el Sr. D. Carlos III (que Dios guarde), que no ofenderé, ni perjudicaré á ningun natural, que guardare exactísimamente las órdenes del Sr. Virey, dirijidas á tratar con suavidad y blandura á todos los naturales de estas provincias: bien entendide que los dichos naturales deben observar la misma armonía, sin causar insultos, ni extorsiones al ejército de mi mando, ni á ningun español. Y en caso de que no se cumpla por parte de los naturales esta buena correspondencia referida, no se estrañará la defensa natural, y que procure el honor de las armas del Rey.

Al mismo tiempo, yo, dicho Tupac-Amaru ofrezco, como verdadero rendido, que mandaré y no permitiré que ningun natural ofenda á los españoles; y al mismo tiempo que se recojan á sus pueblos y vivan con los españoles en paz y union como Dios manda, y quiere nuestro católico Monarca: de modo que cesando lashostilidades, y todos los perjuicios ocurridos hasta ahora, sea todo tranquilidad y buena correspondencia entre españoles é indios, para que jire el comer

cio, se repueblen las estancias, se trabajen las minas, se doctrinen los indios por sus respectivos curas, y por último vivamos todos coino verdaderos vasallos del católico Rey de las Españas. En cuya virtud, y para que conste, firmamos este papel, en señal de la buena fé que ambos debemos observar; lo firmamos con los Señores Curas Comisarios del 1lustrisimo Sr. Obispo del Cuzco y de varios oficiales de la plana mayor, y capitanes de esta columna en dicho campo. Ramon Arias-Diego Cristoval Tupac-Amaru-Dr. Francisco de Rivera-Dr. José de Zúñiga-Dr. D. Antonio Valdez-Maestro Marcos Palomino-Mateo de Cosio-Francisco Antonio Martinez-Vicente Flores-José Domingo Bustamante-Juan Antonio Montufar-Vicente Noriega-José Medina-Estevan de ChavezEugenio Benavides-Pedro de Echavaria-Dr. Vicente Martinez Atazú, cura de Atonulla-Pablo Angel de Espana-Ramon Bofill. Es copia del original que queda en mi poder. Lampa, y Diciembre 11 de 1781.

Ramon Arias.

CARTA DEL ILUSTRÍSIMO SR. OBISPO DEL CUZCO DOCTOR DON JUAN MANUEL DE MOSCOSO Y PERALTA, AL DICHO DON RAMON ARIAS.

Muy Señor mio y dueño de mi estimacion:

De 20 y 30 de Diciembre precedente, recibo las de U. con el aprecio debido. En ellas me recomienda el mérito de los curas D. Martin de Zugasti, propio de Lampa, y D. Juan Felipe de Portu, coadjutor de Cabanilla, por lo bien que se han manejado en sus feligresias, y especialmente en la reduccion de los naturales, que, ó seducidos resistian, ó espavoridos de un infundado miedo, vagaban aun por los cerros y punas: debiéndose á la solicitud de estos celosos ministros la total sujecion á las banderas de nuestro augusto Soberano, como U. con notable complacencia mia lo asegura. Tendré presente estos sujetos para distinguirlos en mi aprecio, y corresponder á sus esmeros, que apoyados del realce con que U. los reconoce, no omitiré oportunidad para solicitarles el debido premio.

Yo celebro la que U. me franquea de su comunicacion, para ofrecerme á su obsequio, dándole repetidos plácemes y gracias por el bien que ha brillado su sagacidad, pericia y talento para desempeñar, como se ha visto un asunto de la mayor importancia, que recomienda su persona y la mano que le destinó á negocio de tanta gravedad.

Nuestro Sr. guarde á U. muchos años. Oropesa y Enero 12 de 1782. B. L. M. de U. su atento servidor y capellan. Juan Manuel, Obispo del Cuzco.

Sr. Comandante D. Ramon Arias.

CARTA DE DIEGO CRISTOVAL TUPAC-AMARU AL DICHO SEÑOR COMANDANTE D. RAMON ARIAS.

Sr. Comandante D. Ramon Arias:

Muy Sr. mio y dueño de mi justo y distinguido aprecio.-Anoche 17 del corriente mes, entre las 8 de ella, recibí las dos cartas adjuntas, que llegaron del Cuzco, despachadas por el Sr. Inspector Comandante General, que me recomienda su mas pronta efectiva remision, que pongo en efecto y lo propio será á efectuar sobre las paces tratadas en el pueblo de Sicuani.

Así mismo se ha de dignar U. avisarme en respuesta, si las cabezas de ganado re entregaron para el auxilio de esas tropas, cuales son 300 y tantas ovejas, con 30 vacas que han menester.

Y entre tanto ruego á Nuestro Señor me guarde á U. muchos años. Azángaro y Enero 19 de 1782.-B. L. M. de U. su amante y seguro servidor.

Diego Cristoval Tupac-Amaru, Inca.

Participo á U. como ya estoy próximo para bajar al real fuerte de Sicuani, con el fin de tratar los capítulos de pacificacion, con los Señores Inspector y Comandante General, y el Señor Obispo del Cuzco, que ya deben estar en aquel sitio.

Así mismo suplico á U., que en la primera ocasion se digne darle libertad á D. Melchor Niña Larara, que ha de estar en aquellos parajes. Y lo mismo haga con cualesquiera que se halle en reclusion; y una vez que deben aprovechar el indulto general perdon, me remito á lo mismo.

EXPOSICION DE DIEGO TUPAC-AMARU.

Sr. Comandante General D. José del Valle.

Hoy que en este ilustrísimo Ayuntamiento representais la sacra y augusta persona de mi Rey y Señor Don Carlos III (que Dios guarde), que así mismo vais á usar conmigo, mi familia y el resto de errantes vasallos, el mas generoso y benigno indulto que se habrá admirado en las edades: Señor, postrado á vuestras plantas con el mas profundo respeto, aquel escandaloso del Perú, aquel cuyos excesos y errada conducta, pusieron en el grado de caudillo y promotor de las muchas lástimas que llora este reino. Soy Señor, no ignorais Diego Cristoval Tupac-Amaru, hermano de aquel infeliz José Gabriel, primer móvil de esta revolucion. Su conducta, sus

pasos, sus intenciones y motivos, él en el vuestro tribunal lo espondria, y por su confesion os lo signifiqué, Señor. No ambicioso de honor, no movido de avaricia, menos con ánimo de rebelarme contra mi Rey y Señor, aunque las apariencias lo mostrasen: ignoré absolutamente sus ideas: jamás me comunicó sus proyectos: llamóme como á hijo, que así me trataba, y cuando ya tuvo decretado el primer yerro en Tungasuca, me ordenó con pena de muerte lo que habia de obrar. Despues así lo ejecuté, que es notorio, avasallando el ánimo de los indios, que con la dura opresion de los correjidores, se hallaban prontos á la estirpacion de ellos y aun de sus nombres, de que harán presentes sus quejas, y así tengo fabricada con los yerros la cadena que arrastro. En todo me confieso culpado: no pretendo minorar mis delitos, que si ellos son grandes, ha sido mayor la piedad del Rey, mi Señor. Disculpad mi flaqueza, y cubrid mis ignorancias con la real clemencia. Acordéme, Señor, para engreir mis pensamientos tener en mis venas algun asomo de Tupac-Amaru, y hoy para anonadarme os traigo á la consideracion este propio, para moveros á lástima y á mi para mayor confusion, pues no obré como debia. Estas armas son las que ofendieron el acatamiento de mi Rey y Señor. Ahora las rindo con ánimo sério de no volverlas á tomar en mi vida, aunque me sea cierta una muerte. Allá en Azángaro quedan algunas piezas que no las quise traer, porque los amotinados no presumiesen venia á fomentar mas motines. Disponed de ellas lo que fuere del servicio del Rey mi Señor, lo propio de mi persona y familia; solo os suplico, que no sea tan dura mi suerte: que pierda la libertad y honor, que para ello protesto perder la vida, si posible fuese, mil veces en obsequio de la Majestad ofendida. Fabricaré nuevos méritos, si me lo permitís, con que sepa granjearme nuevo nombre y séquito á mis operaciones, para que de este modo quede enteramente borrada la mancha que en el público tiene estampada nuestra desviada conducta: asegurando, como debo asegurar, que en lo futuro seré el mas fiel servidor de S. M. Soberana; como el tiempo lo acreditará, pues si la piedad del indulto se me antelase, tiempo há sin duda que hubiera anticipado mi obediencia, de la que solo me retardó el miedo de la muerte, porque por todas partes me amenazaba con edictos, que á mis manos llegaron, creyendo que esta misma merced se ampliase á mi difunto hermano, que tantas veces deseó acaeciese lo propio; pero la Divina Providencia que todo lo dispone rezagó esta dicha para mi felicidad. Con ella me admitid, Señor, arrepentido, y nuevo hombre para la posteridad.

Diego Cristoval Tupac-Amaru.

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