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otros. Lo cierto es, que el gobernador, indio del pueblo de Santiago de Cotagaita, que se habia mantenido en el centro de la rebelion, la recogió y la dió sepultura en la iglesia de su pueblo con toda la solemnidad debida, y prendió á los indios que la conducian para que sufriesen el castigo justamente merecidoá tan criminal delito; pero ni este ejemplo, ni las repetidas diligencias que practicaron algunos vecinos honrados, impidieron que de todas partes se presentasen á rendir la obediencia al usurpador, los caciques, gobernadores, segundas y curacas, asegurándoles sostener sus ideas hasta sacrificar sus vidas y haciendas por la libertad.

Tal era el estado en que se hallaban aquellas provincias cuando el comandante D. José Reseguin llegó á ellas con su corto número de tropas. El peso de tan graves cuidados y la multitud de obstáculos que encontraba y que por momentos se aumentaban, no fueron bastantes á detenerle ni á intimidarle: antes bien, conociendo cuan conveniente era no perder un instante en semejantes ocasiones, se dedicó inmediatamente y con la mayor actividad al remedio de tantos y tan crecidos males, buscando incesantemente los recursos mas oportunos y eficaces para evitarlos. Su obrar activo, su espíritu y determinacion, fueron sin duda los diques que contuvieron la velocidad con que corrian los progresos de la sedicion, y los que sofocaron las voraces llamas que habian comenzado á arder con demasiada violencia, agitadas por las dulces lisonjeras ofertas de la libertad que prometian los edictos de Tupac-Amaru, esparcidos por sus comisionados en todas partes; los que no dejaron de penetrar hasta los corazones de los habitantes de la provincia de Tucuman, cuyos naturales empezaban ya á disponerse para admitir con gusto las turbaciones suscitadas en Chayanta y Tungasuca, no teniendo reparo en espresar públicamente lo muy grato que les sería el dominio de un dueño que aseguraba libertarlos de la opresion en que se consideraban.

El 18 de Marzo recibió los primeros pliegos del comandante Don Ignacio Flores, en que comunicaba el feliz éxito que habia tenido el ataque de la Punilla, cuya noticia habia adquirido Reseguin pocas horas antes por algunas voces vagas; pero no tardó mucho el turbarse el regocijo de tan importante aviso, porque la misma tarde supo por D. Juan Domingo de Beguera, que se le presentó vestido de clérigo, fujitivo del injenio del Oro, se hallaba en él Pedro de la Cruz Condori, indio principal del pueblo de Challapata, provincia de Chayanta, y gobernador de los Cerrillos, intitulándose general de Tupac-Amaru, con mas de 4,000 rebeldes, de quienes era tratado y obedecido con la mayor veneracion. Que representaba con mucha autoridad, adornado de las insignias correspondientes al carácter que suponia; que hablaba con entereza, manifestaba tener espíritu y resolucion con alguna habilidad para desempeñar el mando que obtenia, y que premeditaba atacar á Tupiza, para libertar á los delincuentes que estaban aprisionados en sus cárceles. Añadió tambien que tres indios hermanos, tomando los nombres el uno de Tupac

Amaru, y los dos restantes el de Dámaso y Nicolás Catari, habian entrado en algunos pueblos, asegurando eran los personajes que fingian, y que los naturales sin mas exámen los seguian y obedecian ciegamente; con lo que habian juntado un cuerpo considerable, capaz de superar los esfuerzos de los pocos vecinos leales que se habian mantenido por el Rey hasta entónces en algunas poblaciones, las que ya abandonaban apresuradamente, temerosos de la muerte y obligados del terror que infundian por todas partes aquellos tiranos con muertes, robos y escandalosos excesos. Impuesto el comandante de esta série de calamidades, y que era muy conveniente atajarlas en sus principios, bien persuadido que con el retardo ó circunspeccion tomarian mas incremento y autoridad los nuevos caudillos, haciéndose en cada momento de mayores fuerzas, dispuso saliesen á su encuentro tres destacamentos, compuestos de tropa veterana y de milicias, que por distintos caminos llegasen á un tiempo al paraje donde se hallaba acampado Pedro de la Cruz Condori, le atacasen de acuerdo y procurasen su captura. Llegaron en efecto á su vista como se les habia prevenido, y reconociendo el corto número de hombres que se les presentaba, los miró con gran desprecio, y adelantándose con pocos de los suyos para poder hablar con el comandante D. José Vila, teniente de Dragones de la espedicion, le propuso con la mas audaz confianza que se volviese ó se le incorporase, porque de lo contrario sería víctima del furor de su gente; pues era conocida temeridad intentar otra cosa á vista de las fuerzas que tenia presentes. Lejos de intimidarse este oficial, cuyo bizarro espíritu acreditó despues repetidas veces en todo el tiempo de la rebelion, le reprodujo que se entregase y no diese lugar á que se derramase la sangre de aquellos infelices que traia engañados. Cuyas espresiones oídas por uno de los indios que le acompañaban, dispuso la honda en accion de despedir la piedra contra él; lo que advertido por Alonzo Mesías, cabo de su propio cuerpo, arrancó una pistola, y con la bala atravesó el pecho del agresor, antes que acabase de poner en prática su comenzado intento. Este no esperado accidente atemorizó á los demas que acompañaban á Condori, y aturdidos emprendieron una fuga precipitada para incorporarse con los mas distantes, entre quienes İlevaron el desórden, é introduciéndose entre todos la confusion que regularmente causa la diversidad de pareceres, no pensaron mas que en la fuga, déjando en manos de los nuestros á su venerado general, que llevándole bien asegurado siguieron á la gran Chocalla en busca de los tres hermanos que tuvieron igual suerte, y al sexto dia de su salida regresaron á Tupiza con todos estos reos, llenos de satisfaccion gloriosa, y con no poco contento de algunos españoles, por que veian recuperada mucha parte de las riquezas que les habia usurpado. Tambien fué arrestado al propio tiempo el teniente de cura de aquel pueblo, licenciado D. José Vasquez de Velazco, á causa de habersele justificado acompañó á Condori en las aclamaciones que se hicieron á Tupac-Amaru en las plazas públicas de su

doctrina, habiendo hecho despues la demostracion de bendecir las tropas de aquel rebelde, implorando el favor del Altísimo por la felicidad de sus armas, y convidándose á seguirle hasta el ataque de Tupiza que premeditaba, contribuyendo con la autoridad de su carácter a promulgar los edictos y esparcir las cartas sediciosas de que se valian para conmover los ánimos, en que se espresaba de esta maCARTA DE LOS REBELDES.

nera

Señores principales, así españoles como naturales y mestizos criollos de la doctrina de Santiago de Cotagaita.

Muy Señores mios:

Con la mayor urbanidad y atencion que se debe al trato humano, hago esta á UU. como gobernador electo para estas provincias, en nombre de S. M. D. José Gabriel Tupac-Amaru, Rey Inca de este vasto vireinato del Perú, y hablando con UU. en calidad de embajador suyo, digo:-Que el fin á que he venido á esta provincia y escribo esta es, para saber el parecer y dictámen de sus voluntades en asunto á vasallaje, de que tomándoseles, el consentimiento quisiera que UU. deliberaran el partido á que se inclinan y me avisaran su dictámen: esto es si se conforman á ser vasallos, debajo de las banderas de dicho monarca, cuya piedad y clemencia no propende á otra cosa que á la conservacion, pacífica tranquilidad y alivio de todos los paisanos, así naturales como españoles y mestizos criollos, y otros sujetos de cualquier calidad o condicion, nacidos en nuestras tierras, sacándolos del gravámen y yugo pesado que hasta el dia nos ha tenido debajo de su peso tan oprimidos, mediante el gobierno tirano de España, con sus pechos insoportables, que no parecia otra cosa que una servidumbre de total esclavitud, á semejanza del cautiverio de Babilonia donde el pueblo de Dios Israelita gemía. Por lo que habiéndose visto con maduro acuerdo todos estos motivos, en nombre de Dios Nuestro Señor, y despues de él en el de nuestro referido monarca Inca, vengo á convidarles mas bien con la paz y concordia que á hacerles guerra. Pero si despreciando este dulce llamamiento y convite, quisieren UU. sorprenderme, experimentarán despues el castigo rigoroso que previene nuestro monarca en su edicto, del que remito un tanto sacado á la letra para que UU. se impongan de los fines tan santos y rectas intenciones que lleva enderezadas en esta empresa; y en el supuesto que UU. y los demas individuos principales que componen este cuerpo admitan este partido que se les propone, se fijará en los lugares públicos y convenientes despues que se lea en tono de bando y pregon, para que todos comunmente entiendan y se impongan en su contenido.

Tambien hago saber á UU. para que no vivan recelosos, equivocos ó confusos, como en esta doctrina de Tatasí ó Chocalla, tengo en

prisiones para aplicarles la pena de muerte á ciertos bandoleros y facinerosos, que finjiendo ser comisionados de nuestro monarca Inca, y usurpando varios titulos furtivos, cometieron muchos delitos de alevosía y asesinato y arrastraron muchos vecinos españoles y mestizos de varios pueblos como son Tolopampa, Ubina, este de Chocalla y otras, solamente llevados del perverso fin de robar y de su desordenada codicia. Contemplando lastimosamente la noticia que corre por acá, de que en ese pueblo de Santiago han muerto los natura-les á su gobernador y no sé á que español criollo; amonesto á dichos indios naturales se contengan en ejecutar estas muertes, que sin tener facultades ni motivos las hayan cometido, que eso no manda nuestro piadoso monarca, sino solo rebatir el mal gobierno con el esterminio ó espulsion de los correjidores europeos, y que armados todos los indios y españoles criollos, le defendamos, en caso de que por algunos de los puertos de este reino venga alguna armada de soldados contrarios y opuestos á su corona.

Y porque espero en su divina majestad, que por su infinita misericordia admitan UU. esta propuesta no soy mas, á quien ruego les guarde muchos años. Chocalla y Marzo 19 de 1781.-B. L. M. de UU. su seguro servidor que su bien desea.

El gobernador D. Pedro de la Cruz Condori.

EDICTO PARA LA PROVINCIA DE CHICHAS.

D. José Gabriel de Tupac-Amaru, indio de la sangre real y tronco principal:-Hago saber á los paisanos criollos moradores de la provincia de Chichas y sus inmediaciones, que viendo el yugo fuerte que nos oprime con tanto pecho y la tiranía de los que corren con este cargo, sin tener consideracion de nuestras desdichas, y exasperado de ellas y de su impiedad, he determinado sacudir este yugo insoportable y contener el mal gobierno que esperimentamos de los jefes que componen estos cuerpos; por cuyo motivo murió en público cadalso el correjidor de esta provincia de Tinta, á cuya defensa vinieron á ella de la ciudad del Cuzco una porción de chapetones, arrastrando á mis amados criollos, quienes pagaron con sus vidas su audacia y atrevimiento. Solo siento de los paisanos criollos á quienes ha sido mi ánimo no se les siga algun perjuicio, sino que vivamos como hermanos y congregados en un cuerpo destruyendo á los europeos. Todo lo cual mirado con el mas maduro acuerdo, y que esta pretension no se opone en lo mas leve á nuestra sagrada religion católica, sino solo á suprimir tanto desórden, despues de haber tomado por acá aquellas medidas que han sido conducentes para el amparo, proteccion y conservacion de los españoles criollos, de los mestizos, zambos é indios y su tranquilidad, por ser

todos paisanos y compatriotas, como nacidos en nuestras tierras y de un mismo orijen de los naturales, y haber padecido todos igualmente dichas opresiones y tiranías de los europeos, he tenido por conveniente hacerles saber á dichos paisanos criollos, que si elijen este dictámen no se les seguirá perjuicio ni en vidas ni en haciendas; pero si despreciando esta mi advertencia hicieren lo contrario, esperimentarán su ruina, convirtiendo mi mansedumbre en saña y furia, reduciendo esta provincia en cenizas; y como sé decirlo, tengo fuerzas, pesos y á mi disposicion todas estas provincias comarcanas, en union entre criollos y naturales, fuera de las demas provincias que igualmente están á mis órdenes; y así no estimen en poco esta mi advertencia que es nacida de mi amor y clemencia, que propende al bien comun de nuestro reino, pues se termina á sacar á todos los paisanos, españoles y naturales, de la injusta servidumbre que han padecido. Mirando al mismo tiempo como por principal objeto el que cesen las ofensas á Dios Nuestro Señor, cuyos ministros, los señores sacerdotes, tendrán el debido aprecio y veneracion á sus estados, y del mismo modo las religiones y monasterios; por cuya piadosa y recta intencion con que procedo, espero de la divina clemencia como destinado por ella para el efecto, me alumbrará y gobernará para un negocio en que necesito toda su asistencia para su feliz éxito.

Y para que así tengan entendido, se fijarán ejemplares de este edicto en los lugares que se tengan por convenientes en dicha provincia, en donde sabré quienes siguen este dictámen, premiando á los leales y castigando á los rebeldes, que conocereis vuestro beneficio y despues no alegareis ignorancia. Es cuanto puedo deciros.-Lampa y Diciembre 23 de 1780. D. José Gabriel Tupac-Amarit-Inca.

Ya no quedaba en toda la provincia caudillo alguno que pudiese dar cuidado. Las partidas de tropa veterana que se habian dejado ver por toda su jurisdiccion, habian llenado de respeto á los indioque habitaban los pueblos, y ya empezaban á distinguirse algunas ses ñales de sumision en sus vecinos, porque con apresurada diligencia venian á Tupiza los gobernadores indios á implorar el perdon, manifestando su mayor cuidado en acreditar no habia llegado el caso de sublevarse formalmente; lo que dió lugar al comandante para sustanciar las causas á los reos que tenia aprendidos, lo que se vericó militarmente, y justificados los delitos sufrieron el último suplicio 23 de los principales, y los restantes se condenaron á presidio y azotes: todo lo que se ejecutó sin haber ocurrido la menor novedad, á pesar de las amenazas que se habian publicado en algunos papeles satíricos, que prometian atacar la villa para libertar los opresores. Se continuaron por aquel celoso oficial las mas exactas y activas diligencias para recuperar los bienes robados, así de los españoles que habian muerto, como de los que estaban fujitivos. Consiguió juntar

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