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muy desanimadas, en que, como siempre, los ministeriales obtuvieron el mayor número de puestos; 399 conservadores fueron en toda España elegidos diputados provinciales. Los liberales alcanzaron 174, 17 los carlistas, 21 los posibilistas, 14 los zorrillistas, 8 los federales y otros tantos los centralistas. Integristas, triunfaron 4. Independientes, 13.

El cuerpo electoral se mostró muy retraído. El horizonte político estaba harto nebuloso para que unas elecciones provinciales pudiesen apasionar.

Se consideraba al Gobierno amenazado de próxima muerte. Sagasta había dicho:-«Si los conservadores aplican el presupuesto, caerán por aplicarle; si no, caerán por no haberle aplicado.- Las actuales Cortes no

HUELVA - La Rábida.

volverán á reunirse.-La última fiesta del centenario será la caída del partido conservador.»

Se refería Sagasta al centenario del descubrimiento de América por Colón. Iniciáronse las fiestas en Huelva.

El día 2 de Agosto, una comitiva, à estilo del siglo XV, precedida de voceros y timbaleros, pregonó la apertura de la fiesta.

Formaban la procesión el ayuntamiento de Sevilla, con el estandarte de la ciudad, el estandarte de Guzmán el Bueno; ayuntamiento y diputación provin cial de Huelva; la comisión organizadora del centenario, músicas y una compañía de soldados. Casas y calles estaban engalanadas.

Celebróse una velada literaria en el hotel Colón, en el cual leyeron inspiradas poesías Núñez de Arce y Pinedo.

El 3, por la mañana, la bahía de Huelva estaba llena de lanchas y botes engalanados que se dirigían á Palos, llevando inmenso gentio.

En el convento de la Rábida ondeaban las banderas de los Estados americanos. A las seis de la mañana salió la carabela Santa María, que fué llevada á remolque. Delante de ella iba el Legazpi, conduciendo al ministro de Marina. Se guían á la carabela la corbeta mejicana Zaragoza y nuestros barcos de guerra

HUELVA — Humilladero de la Virgen de la Cinta.

Temerario, Arlanza, Cocodrilo, Isla de Luzón y Cuervo; los mercantes Joaquín Piélago y Africa; el francés Hirondelle, y el inglés Scoutt, dos torpederos holandeses y el buque de guerra austriaco. Multitud de barcos pequeños formaban detrás. Fuera de la barra se hallaban los acorazados italianos, que aguardaban la expedición. Detrás esperaban nuestros barcos: el Pelayo, el Reina Regente, el Alfonso XII y la Victoria. Cerca del Legazpi, en concepto de aviso de órdenes del general Beránger, iba el cañonero Cuervo.

La carabela atravesó la barra, á las diez de la mañana. Los buques que la esperaban, formaron un arco de círculo, por cuyo centro avanzó la carabela. La

corbeta mejicana Zaragoza inició los disparos, y en seguida el Reina Regente. Al sonido de las músicas y al estampido de los cañonazos, las tripulaciones de todos los buques subieron á las vergas dando hurras y vivas atronadores. La carabela, ostentando el estandarte de Castilla, avanzaba.

Entre los buques extranjeros estaban los argentinos Almirante Brao y Veinticinco de Mayo, y el portugués Vasco de Gama.

Después la Santa María, siempre remolcada, dió vuelta con rumbo á Huelva y penetró en la línea formada por los buques españoles y extranjeros. El Lepanto comenzó las salvas de despedida y luego se repitió el general cañoneo.

El 4, se dió un banquete en el salón principal del hotel Colón. Brindó el gene. ral Berånger, el general señor Riva Palacio, el señor Núñez de Arce, el almirante de la escuadra italiana y el capitán general de Andalucía.

El 12 de Octubre, en que en igual día de 1492 llegó Colón á la isla de Guanaha. ní, las fiestas fueron generales en toda España.

Celebráronse en Madrid diversos Congresos: el Pedagógico, el Geográfico y el Jurídico, y se abrieron exposiciones de Bellas Artes, Histórico-americana é Histórico-europea.

En la Rábida se había inaugurado, bajo la presidencia de Cánovas, el Congreso de Americanistas, el día 7 de Octubre.

Los Reyes estuvieron en Sevilla, Cádiz, Huelva y la Rábida. En Sevilla cayó el Rey enfermo y la notici produjo alarma entre los dinásticos.

Restablecióse pronto.

Dos Congresos más celebráronse días después. El 18 de Octubre, en Sevilla, el Congreso católico, y poco antes en Madrid el de librepensadores. El 15, fué este último suspendido por el gobernador.

En los últimos días de Septiembre y primeros de Octubre realizó el señor Pi y Margall un viaje en que recorrió Galicia, propagando las doctrinas federales.

El día 23 de Octubre tuvo lugar la traslación del cadáver de don Estanislao Figueras desde el antiguo cementerio civil de San Isidro al civil del Este. El nú. mero de republicanos que asistieron al acto fué considerable, á pesar de haberse hecho pocas invitaciones. No sólo de los partidos y las asociaciones republicanas de Madrid, sino también de las de provincias, había numerosos representantes. Casi todos entregaron bellas y ricas coronas, que hubo necesidad de trasladar en tres carruajes por no podérselas colocar en el carro fúnebre. La presidencia, compuesta de los jefes de partidos republicanos y de personas de la familia del señor Figueras, designó los individuos que debían llevar las cintas del féretro. Inmediatamente se puso en marcha el cortejo con el mayor orden. Cerca de la Plaza de Toros se detuvo la comitiva, y el señor Labra, en nombre de la familia y de los amigos del señor Figueras, pronunció breves y sentidas frases de agradecimiento para los que habían asistido á rendir ese tributo de cariñoso respeto al que fué el primer presidente de la República. Tomó la concurrencia los coches y se dirigió al cementerio del Este, donde sin más discursos se dió por terminado tan solemne acto.

Por órdenes gubernativas se había negado el permiso para la proyectada manifestación política é impedido que el duelo siguiese otro itinerario que el de la Ronda. Por si estas disposiciones no fueran bastantes, el gobernador había esca. lonado en el trayecto numerosos grupos de guardia civil y orden público. Tan exageradas precauciones, sobre ridículas, resultaron inútiles. En los primeros días de Noviembre, la crisis era ya inminente.

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El semanario de Pi y Margall, El Nuevo Régimen, pintaba en estas breves líneas, el 5 de Noviembre, el cuadro de la situación:

Hoy sí que no podemos quejarnos por falta de noticias. Hay tantas, que lo difícil sería ordenarlas y comentarlas todas.

El motín de Madrid, producido por faltas en el cumplimiento del programa de fiestas; el de Granada, que estalló á consecuencia de haber suspendido la reina regente su viaje á aquella ciudad; el de Cáceres, hijo de las intemperancias de un alcalde poco dispuesto a satisfacer las justas pretensiones de la opinión pú.

TOMO VI

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blica, y la renuncia del gobernador de Madrid, la destitución del de Granada y las dimisiones de los alcaldes de ambos pueblos y del de Barcelona, constituyen el sumario de los sucesos más importantes de la semana que hoy termina.

Añádase á todo lo apuntado el disgusto del Sr. Romero Robledo por la caída del Sr. Bosch y el de los Sres. Villaverde, Dato y Santoyo con el Sr. Romero, y se tendrá una aproximada idea de lo enmarañada que en estos momentos está la madeja política.

La crisis ministerial es, à juzgar por todos los síntomas, inminente. Los Sres. Villaverde y Dato han presentado ya sus dimisiones.

Para sustituir al Sr. Marqués de Bogaraya se ha nombrado al Sr. D. José Cárdenas, y para sustituir al Sr. Bosch, al Sr. Marqués de Cubas. >

Todas estas cosas, en efecto, pasaron en el término de ocho días.

El 28 de Noviembre quedó formalmente planteada la crisis. Determinóla.el diverso criterio de los primates conservadores acerca de las consecuencias de la Memoria del señor Dato sobre inspección del ayuntamiento de Madrid. Mientras unos entendían que debía procesarse al ex alcalde Bosch, creían otros que la me dida era improcedente é injusta. Villaverde y Silvela fueron de la primera opinión. Mantuvieron el otro criterio Romero Robledo y el mismo Cánovas.

Romero dijo en Consejo de ministros: La cuestión tiene dos aspectos: uno de moralidad administrativa; otro esencialmente político. Si se demuestra que el señor Bosch ha contraído responsabilidad por el primer concepto, yo soy el pri mero que reclamo que se le lleve á la barra. Pero si las acusaciones no vienen acompañadas de pruebas y se quiere, sin embargo, sometérsele á la acción de los tribunales de justicia, resulta una maniobra política, no contra él, sino contra mí mismo, y eso no estoy dispuesto á tolerarlo. »

En substitución del señor Villaverde, ministro de la Gobernación, fué nombrado el señor Danvila, y del señor Dato, subsecretario, el señor Henestrosa. Substituyeron, al alcalde, el Conde de Peñalver, y al gobernador el Conde de Peña Ramiro.

Reanudaron las Cortes sus tareas el 5 de Diciembre.

Más honda crisis, pues, fué la de la situación conservadora, que estalló en el primer debate, promovido por el señor Moret y en que, puesta de relieve la disparidad de opiniones entre Cánovas y Villaverde, tomó el ingrato papel de ejecutor el señor Silvela.

Sensacionales fueron los grandilocuentes discursos por Cánovas y Silvela pro nunciados en aquella ocasión.

Silvela llegó a decir:

Yo, lo que ante todo y sobre todo deseo especialmente en las dificultades de la vida política, es estar bien conmigo mismo... Y si alguien dice ó piensa hoy de un jefe y mañana de otro, que ha tenido un momento de error, que tiene alguna debilidad en este ó en otro sentido, y ha podido tomar una dirección más o menos equivocada en tal suceso, no olvidemos los unos y los otros que el deber supremo

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