La poesía lírica en Cuba: apuntes para un libro de biografía y de crítica

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Pasajes populares

Página 83 - Ser de inmensa bondad !, ¡ Dios poderoso !, a Vos acudo en mi dolor vehemente. . . ¡ extended vuestro brazo omnipotente, rasgad de la calumnia el velo odioso, y arrancad este sello ignominioso con que el mundo manchar quiere mi frente ! ¡ Rey de los Reyes !, ¡ Dios de mis abuelos !, Vos sólo sois mi defensor, ¡Dios mío.
Página 102 - Cimarronzuela de rojos pies? ¿Ver hojas verdes sólo te incita? ¿El fresco arroyo tu pico invita? ¿Te llama el aire que susurró? ¡Ay! de mi tórtola, mi tortolita, Que al monte ha ido y allá quedó! Oye mi ruego, que el miedo exhala. ¿De...
Página 47 - TEMPLAD mi lira, dádmela, que siento En mi alma estremecida y agitada Arder la inspiración. ¡ Oh ! \ cuánto tiempo En tinieblas pasó, sin que mi frente Brillase con su luz ! Niágara undoso, Tu sublime terror sólo podría Tornarme el don divino que ensañada Me robó del dolor la mano impía.
Página 48 - ... mil olas, cual pensamiento rápidas pasando, chocan y se enfurecen, y otras mil y otras mil ya las alcanzan, y entre espuma y fragor desaparecen.
Página 48 - ¿Por qué no miro alrededor de tu caverna inmensa las palmas, ¡ay!, las palmas deliciosas, que en las llanuras de mi ardiente patria nacen del sol a la sonrisa, y crecen, y al soplo de las brisas del Océano bajo un cielo purísimo se mecen?
Página 49 - ... su vista en grave indignación. Por otra parte vi mentidos filósofos que osaban escrutar tus misterios, ultrajarte, y de impiedad al lamentable abismo a los míseros hombres arrastraban. Por eso...
Página 84 - ... brazo omnipotente; rasgad de la calumnia el velo odioso, y arrancad este sello ignominioso con que el mundo manchar quiere mi frente. Rey de los reyes, Dios de mis abuelos, Vos sólo sois mi defensor, Dios mío; todo lo...
Página 64 - ¡Perla del mar! ¡Estrella de Occidente! ¡Hermosa Cuba! Tu brillante cielo la noche cubre con su opaco velo, como cubre el dolor mi triste frente.
Página 80 - En una reliquia de rasete, blanca, al cuello conmigo la traigo colgada, y su tacto quema, como el sol que abrasa en julio y agosto — la flor de la caña. Ya no me es posible dormir sin besarla; y mientras que viva, no pienso dejarla. Veguera preciosa de la tez tostada, ten piedad del triste que tanto te ama; mira que no puedo vivir de esperanzas, sufriendo vaivenes —como flor de caña. Juro que...
Página 48 - Corres sereno y majestuoso, y luego en ásperos peñascos quebrantado, te abalanzas violento, arrebatado, como el destino irresistible y ciego. ¿Qué voz humana describir podría de la sirte rugiente la aterradora faz?

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