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Apéndice segundo

Congreso de los Diputados

El señor Presidente: El señor Alvarez Capra tiene la palabra para impugnar el voto particular.

El señor Alvarez Capra: Señores Diputados, soy de los pocos españoles que tienen una confianza ciega en el porvenir de su país; y digo pocos, porque en gran parte de la prensa. en los círculos políticos, en las reuniones, en las Sociedades, en todos lados, se oye constantemente decir que España es un país esquilmado, un país pobre, un país falto de elementos; y yo entiendo, por el contrario, que un país que tiene un subsuelo tan rico como nosotros tenemos, en el que existen. entre otras cosas, nada menos que 11.000 kilómetros cuadrados de superficie explotable de carbón, además ricos minerales de plomo. hierro, cobalto, cobre, mármoles, etc.; un país que, por lo que á la agricultura se refiere, produce desde el naranjo, el limonero y la palmera, hasta las plantas y frutos del Norte, pasando por la vid y el olivo; un país cuyo crédito va aumentando, y prueba de ello

es que nuestros valores, salvas algunas oscilaciones, se mantienen en términos que á muchos hubiera parecido imposible; un país, por otra parte, que ha sufrido más de medio siglo de guerra civil, y á pesar de todo vive y prospera, es un país que no puede sucumbir tan fácilmente como algunos suponen y que demuestra tener condiciones de vida excepcionales.

De modo, señores Diputados, que yo empiezo por declarar que soy uno de los españoles más optimistas; pero tengo que hacer tambien una confesión ante el Congreso, y es que únicamente se debilitan mis optimismos cuando pienso que hay 13 millones de españoles que no saben leer y escribir. Creo que gran parte del atraso de nuestro país procede de eso, porque con razón decía el ilustre Jovellanos que la instrucción pública es la fuente de todas las fuentes, y repito que esto es lo único que entibia mis entusiasmos Así es que desde el momento en que veo á cualquier persona ocuparse de asuntos de instrucción pública, esa persona merece todas mis simpatias; pero si además esa persona es tan querido compañero mío como el señor Groizard, figúrese S. S. el sentimiento con que yo me levantaré á combatir su voto particular, primero por ser de S. S., y segundo por tratarse de asuntos que se relacionan todos ellos con la instrucción pública, por la cual siento verdadera manía; pruebas muy repetidas tiene dadas en esta Cámara el señor Groizard de su gran ilustración, pero,

por si no fueran bastantes, en el voto particular que acaba de oir el Congreso quedaría consignada una bien elocuente.

Dicho esto, y dentro de los propósitos que me tracé, y que ya expuse á la Cámara cuando comenzó la discusión del presupuesto de la Gobernación, voy á ser todo lo más lacónico posible, porque entiendo que todos estamos interesados en abreviar los actuales debates.

Pide el señor Groizard en su voto particular que se suprima, á partir del día 1.o de Julio del año actual, el Ministerio de Fomento, reemplazándolo, con arreglo á lo dispuesto en el Real decreto de 7 de Mayo de 1887, por otros dos Ministerios de nueva creación, que se denominarán "Ministerio de Obras públicas, Agricultura, Industria y Comercio, y "Ministerio de Instrucción pública y Bellas Artes,,

Desea el señor Groizard que el presupuesto de Instrucción pública sea especial y separado del general del Estado; quiere el señor Groizard que también desde 1.° de Julio las atenciones de la primera enseñanza corran á cargo del Estado; solicita que se organice la segunda enseñanza con arreglo á las exigencias del plan que establece el Real decreto de 16 de Setiembre de 1894, y desea, por último, que se organice la enseñanza superior separando lo que tiene un carácter profesional de lo que es investigación científica y ciencia pura, dando á estos estudios superiores el desarrollo é importancia que tienen en otras Naciones.

Desde luego comprenderá el Congreso, con

la sola enunciación de estos puntos que constituyen el voto, puesto á discusión, de mi querido amigo particular y político el señor Groizard, que si hubiéramos de entrar en una controversia detenida de cada uno de ellos, se ocuparía, no una, sino muchísimas sesiones. Por otra parte, el precepto establecido en el Reglamento de esta Cámara de combatir el voto particular antes de que el autor pueda apoyarle, cohibe indudablemente á los indivíduos que tienen que verificarlo, porque generalmente estos votos no suelen ser razonados, sino que sencillamente expresan el pensamiento del autor de los mismos; pero, en fin, sea de ello lo que quiera, voy sumariamente á decir algo de cada uno de los puntos planteados por el señor Groizard en su voto, á reserva de más adelante, cuando el señor Groizard se sirva apoyarle, extender los razonamientos que sean precisos.

Empiezo por confesar que el pensamiento del señor Groizard de suprimir el Ministerio de Fomento y crear los dos que propone, merece todas mis simpatías por más que en el fondo constituya materia de poca discusión el que sean unc ó dos centros los que formen tan importante Departamento. No tengo, sin embargo, inconveniente en confesar de otro lado que un Ministerio dedicado sólo á la instrucción pública tiene materia más que suficiente para producir beneficiosísimos resultados en el país. Entiendo asimismo que el Ministerio que se ocupe de obras públicas en sus vastas é inte

resantes manifestaciones de la agricultura, de la industria y del comercio, la tiene igualmente; pero viniendo á la realidad de las cosas, nos encontramos con que el presupuesto actual del Ministerio de Fomento, que está sometido á la discusión de la Cámara, es de 85 millones de pesetas poco más ó menos, y el presupuesto que el señor Groizard necesitaría para establecer los dos Ministerios en la forma que propone, exigiría una cifra de 125 millones de pesetas. Señores Diputados, es tan elocuente esta cantidad que son inútiles todos los comentarios.

De modo que mereciendo todas las simpatías mías y de la Comisión el pensamiento de su señoría, tenemos en absoluto que oponernos á él.

El otro problema que plantea en su voto particular el señor Groizard, es el de que el presupuesto de Instrucción pública sea especial y separado del Estado, y este segundo punto está completamente relacionado con el primero; de modo que desechado aquél forzosamente por las razones antes indicadas, tiene que ser desechado también el otro.

El tercero de los deseos del señor Groizard consiste en que desde 1.o de Julio las atenciones de primera enseñanza corran á cargo del Estado; problema que entraña una serie de incidencias y una serie de circunstancias tales, que por sí solas constituyen puntos de discusión larga y detenida, imposible, en mi juicio, en los momentos actuales.

Si el señor Groizard asistió á la discusión del

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