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Apéndice sexto

Congreso de los Diputados

El señor Alvares Capra: Pido la palabra.
El señor Presidente: La tiene S. S.

El señor Álvarez Capra: Comprenderán los señores Diputados qué razón tenía cuando proclamaba la ilustración que adorna al autor del voto particular, y comprenderán además que si hubiera de contestar con la extensión que merece, y punto por punto, al elocuente discurso pronunciado por mi amigo particular y político el señor Groizard, tendría que molestarlos muchísimo tiempo. Pero la verdad es que, tratándose aquí de una cuestión de presupuestos, y habiendo dado el señor Groizard á su citado discurso un carácter científico en ocasiones, en otros de detalles estadísticos, aunque profundos siempre, no puedo acompañarle en absoluto en su largo camino, porque vosotros, señores Diputados, no se lo toleraríais al que contesta la impugnación de un voto particular.

Ha empezado el señor Groizard por expo. ner la importancia que tiene el Ministerio de

Fomento, y yo sólo puedo manifestarle á este propósito que estoy en absoluto conforme con Su Señoría, puesto que entiendo que todos los progresos de la cultura humana nacen de aquel

centro.

Hablaba S. S. inmediatamente de la división de los dos Ministerios, división que ya propuso un ilustre hombre' público perteneciente á mi partido, á quien, desde luego, lo mismo amigos que adversarios, respetan, haciendo justicia á su valor, y decía el señor Groizard que no comprendía cómo no se había realizado el pensamiento de aquel ilustre hombre público, y que él lo consideraba cosa tan fácil cuanto que había llegado á la Gaceta dicho pensamiento en el año de 1886.

Precisamente entiendo yo que el señor Groizard dispone de otros argumentos de más valía, pues lo que es ese resulta contraproducente; ¡qué dificultades económicas y de otros géneros no habrán surgido cuando un hombre de la talla, de los brios y del empuje del señor Montero Rios, que llegó á tener en la Gaceta su proyecto, con un preámbulo tan razonado, como antes dijo el señor Groizard, no consiguió verlo realizado! Lo que hay es que el estado del país ni entonces ni ahora permiten esas tentativas, aun cuando cuenten con tantas simpatías como contaba y cuenta la separación de que nos ocupamos.

Por cierto que el señor Groizard ha dicho que no está conforme con la cifra que yo indicaba antes de 125 millones de pesetas que im

portaban los presupuestos sumados de los dos Ministerios que propuso el señor Montero Rios, y que hoy vuelve á proponer el señor Groizard en su voto particular. Y para convencerse de ello no tiene S. S. más trabajo que ir á la biblioteca de esta casa y examinar el presupuesto presentado en 1886 para el año económico de 1886 á 1887, y estudiar las plantillas correspondientes, llegándose, como era natural para encontrar la cifra menor, á una rebaja en el presupuesto de Obras públicas, desde 84 millones, que era la cantidad consignada anteriormente, hasta 72 millones.

Ha hecho el señor Groizard una enumeración de los distintos señores Ministros que han pasado por el Departamento de Fomento; y, en efecto, el partido liberal, cuando de ese Departamento se ha tratado, ha demostrado siempre la importancia que le da llevando á él sus hombres más conspicuos y cual corresponde á la verdadera fuente de la cultura del país.

Por allí han pasado el ilustre señor Montero Ríos, antes citado, bombre conocido de todo el país y del que no necesito por tanto hacer ningún elogio; el señor Moret, una eminencia del partido liberal; el señor Gamazo, otra personalidad ilustre y de una instrucción profunda; el señor Groizard, padre de mi compañero con el cual contiendo en este momento, persona de una seriedad y laboriosidad grandes; el señor Navarro Rodrigo, cuyo nombre es bien conocido en la enseñanza; el señor López Puigcerver, ese querido amigo mío que, después de

haber sido una competencia financiera y una actividad en Gobernación, tomó con gran cariño el Ministerio donde se derrollan los intereses morales y materiales del país; el señor Canalejas, cuyo talento es para todos indiscutible, y, finalmente, los señores Duque de Veragua y Conde de Xiquena, cuya rectitud y buen deseo son proverbiales.

También la justicia aconsejaría hacer una relación extensa de los que han ocupado ese Departamento ministerial durante el mando del partido conservador, relación que demostraría que ese partido ha tenido y tiene muy en cuenta que no se trata de un Ministerio de entrada, como vulgarmente se cree; pues aun cuando ha habido algunos que lo han sido por primera vez en él, llevaban nombres tan ilustres como aquel Conde de Toreno, Pidal y otros; y como jamás me ha cegado la pasión política, he de decir que el actual que ocupa en este momento el banco azul, el señor Bosch, cuya capacidad é inteligencia nadie puede negarle, si quiere, que de fijo querrá, dejará nombre útil á nuestra amada Patria.

Injusticia también sería no recordar otros pertenecientes al partido republicano, como Echegaray, Ruiz Zorrilla, Gil Berges, González, etc., etc., lo cual demuestra que todos, absolutamente todos los partidos, han mirado con el cariño que merece el desarrollo de nuestra instrucción, de nuestra agricultura, de nuestras obras públicas, de nuestro comercio y de nuestras artes.

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