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desde luego, hoy por hoy, aceptaría en ese presupuesto especial de Instrucción pública, como procedentes del presupuesto general del Estado, solo aquellas cantidades que figuran en él, y no pediría un céntimo más. Lo que hay es que el Estado contribuiría con esa cantidad en términos redondos, puesto que hoy día, si bien las atenciones de segunda enseñanza figuran en el presupuesto general del Estado, éste no hace más que recibir las cantidades de los tesoros provinciales y pagar esas atenciones.

Yo entiendo que el Estado tiene obligación de subvenir á las necesidades de la primera enseñanza con preferencia á todas. Esta es una opinión mía, que yo presento á la consideración del Congreso. Pero reconociendo las circunstancias porque atraviesa nuestro Tesoro yo me he contentado, por el momento, después de hecha esta declaración de principio, con que las cosas sigan en este punto en el ser y estado en que las encuentro; es decir, con que las atenciones de primera enseñanza las sufraguen los Municipios, si bien esas atenciones se paguen por el Tesoro de la Nación (en mi caso por el Tesoro especial de Instrucción pública) que las recaudará de los Municipios, puesto que después de todo, ese es el sistema actual. Sistema que, si hubiéramos de estudiar y analizar, nos resultaría que es verdaderamente defectuoso, y que es, en general, el que tiene la culpa de la mayor parte de ese atraso en que hoy se tiene el pago de las atenciones de primera enseñanza.

Y la razón es sencilla. Como aquí, en el sistema económico en que vivimos, no se tiende más que á recaudar, las Delegaciones de Hacienda cobran de los recaudadores el importe de las contribuciones; los recaudadores cobran también los recargos de esas contribuciones, que como saben perfectamente los Sres. Diputados, son los recursos con que principalmente atienden los Ayuntamientos á las exigencias de la primera enseñanza. Y ¿qué es lo que pasa? Que los recaudadores ingresan en las Tesorerías de Hacienda el importe de los recargos sobre las contribuciones, confundido con la cuota del Tesoro, y las Delegaciones tienen necesidad de practicar, para cada pueblo, la oportuna liquidación en que se separan las cantidades que corresponden á dichos recargos, invirtiéndose largo tiempo en estas operaciones. De este modo, es imposible hacer entrega de las sumas que arrojan dichas liquidaciones á las Cajas provinciales de primera enseñanza, antes de que termine el último mes de cada trimestre. Como la recaudación tiene dos periodos, uno voluntario y otro de apremio, y termina el voluntario el día 10 del último mes de cada trimestre, y las liquidaciones se han de cerrar el día 20 del mismo mes, no se puede hacer más ingreso, que el de lo recaudado en el periodo voluntario y no se entrega á las Cajas de primera enseñanza más que lo recaudado en el primer periodo.

Sin embargo de lo cual resulta que, en este afán que tenemos de que aparezcan los estados

de recaudación en la Gaceta siempre con aumentos, los delegados de Hacienda no se ocu pan más que en consignar cobranzas y hacer figurar aumentos, y hacen aparecer para esto esas cantidades indebidamente ingresadas y no liquidadas, y que no debían, por tanto, estar comprendidas en esos estados de recaudación.

Estas deficiencias de la administración de nuestra Hacienda son, como he dicho, las que tienen la culpa de esos atrasos en el pago de las atenciones de primera enseñanza. Todos aquellos que hayáis tenido ocasión de ver estas cosas en la práctica, principalmente los que siendo Gobernadores de provincia hayáis sentido el deseo, que á todos nos anima, de que se pague cuanto antes á los maestros, seguramente os habréis encontrado con que las dificultades, que es menester remover, siempre aparecen por parte de la Haciendalos Delegados, y se excusan siempre con que no han podido hacer esas liquidaciones para poder aplicar debidamente el importe de los recargos á las atenciones de primera enseñanza, siendo estos defectos de la recaudación los que constantemente se están señalando por los Ministros de Fomento al de Hacienda como una de las cau sas de esos atrasos en el pago de atenciones por todos consideradas tan preferentes como éstas de la Primera Enseñanza.

Yo no deseo, que en ese presupuesto especial de Instrucción pública, se consignen más cantidades, que las que hoy día figuran en el presupuesto del Estado afectas al servicio de la en

señanza; yo no deseo que se incluya en ese presupuesto un céntimo más de lo que hoy día pagan las Diputaciones provinciales para las atenciones que hoy sufraga el Tesoro provincial; yo no quiero que vengan como ingresos á este presupuesto especial para las atenciones de primera Enseñanza más que aquellas cantidades, que hoy pagan los Municipios para atender á ese servicio. Esto, por consiguiente, no significa ni un céntimo más de gasto para el pais; significa pura y simplemente la reconcentración de todos estos ingresos para ponerlos en manos peritas, que puedan darles la debida aplicación á fin de atender del mejor modo posible á todas las necesidades de la Erseñanza. Este, y no otro, es el objeto que yo me he propuesto al sostener la idea de la creación de un Presupuesto especial de Instrucción pública.

Entiéndase bien, entiéndalo bien el Sr. Alvarez Capra, por más que parece que no quiere entenderlo: conste que yo, hoy por hoy, no considero que se deba aumentar un céntimo más los gastos destinados á las atenciones de la enseñanza en todos sus ramos; ni un céntimo más de lo que paga hoy día el país por esos mismos servicios.

Creo que no debo hacer ninguna otra observación á lo dicho por el Sr. Alvarez Capra, y concluyo rogando á la Mesa se sirva tener por retirado el voto particular.

División del Ministerio de Fomento

Pago de las atenciones de primera enseñanza
Reforma de la Enseñanza Universitaria

Discurso pronunciado en el Congreso de los Diputados en la sesión del día 11 de Mayo de 1895

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