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Señores Diputados:

Aquellos de vosotros que oísteis las afirmaciones del elocuente discurso del Sr. Labra y recordéis también las modestísimas observaciones que, apoyando el voto particular al presupuesto que se discute, tuve el honor de exponer desde los bancos de enfrente, (1) comprenderéis con facilidad cuánta será la satisfacción con que me levanto en nombre de la comisión á contestar al Sr. Labra y á presentar á vuestra benévola atención algunas indicaciones respecto á las cuestiones importantísimas relacionadas con la enseñanza primaria, que tuvo á bien exponer á la consideración del Congreso con aquella elocuencia que todos aplaudimos, el ilustrado jefe de la minoría autonomista.

Es asaz difícil la situación del Diputado que se dirige al Congreso al tener que contestar en nombre de la Comisión á tan elocuente discurso, tanto más cuanto que aquellas cuestiones expuestas por el señor Labra fueron por mi

(1) Véanse en la página 7 y iguientes de este libro.

indicadas someramente, con la modestia con que yo debía hacerlo ante el Parlamento, en el discurso á que me he referido Por consiguiente, estas observaciones mías, más que á contender con el Sr. Labra, tienden á asentir á sus opiniones y á exponer en contados casos, frente á las suyas, algunas modestisimas acerca de puntos concretos en que podremos diferir, en que diferimos seguramente, el señor Labra y yo.

Primeramente me corresponde presentar ante las indicaciones de S. S, en nombre de esta Comisión, aquella afirmación concreta que exige la naturaleza del debate, es á saber: que, conforme en el fondo con las opiniones de Su Señoría, no podemos acceder á la pretensión de la enmienda que defendía, por circunstancias que ciertamente el Sr. Labra podrá apreciar, y que, sin duda, aprecia desde luego el Congreso. Porque es muy diferente la situación del Diputado que se levanta á hablar desde esos bancos á la del que tiene que dirigirse al Congreso en nombre de la Comisión; en primer lugar, esta Comisión, por las circunstancias especialísimas en que se encuentra ante la Cámara, tiene que representar aquí á un Gobierno que existió, y tiene que defender la obra de un partido que está en la oposición. Nosotros vamos, pues, á recoger aquellas indicaciones, que debieran corresponder en su día al Ministro, que se sentaba en ese banco; tenemos que defender la política pasada y no la del porvenir, porque ésta corresponde exclusivamente al Gobierno ac

tual. Nosotros, al defender los presupuestos, tenemos que defender el criterio de nuestro partido; y como no hay aquí un Gobierno responsable perteneciente á nuestro partido, que pueda recoger ese criterio de nuestro partido y autorizar la variación del presupuesto, tenemos que contender con los impugnadores del dictamen encerrando en moldes inflexibles nuestra obra y oponernos, aun contra nuestras propias convicciones, á toda solución que implique una modificación en las cifras del presupuesto.

Por eso en la cuestión que se debate, podemos estar en el fondo conformes con la mayor parte de las soluciones del Sr. Labra; pero te nemos que rechazar la enmienda que defiende, enmienda que traduce en cifras del presupuesto aquellas cuestiones que, no obstante constituir aspiración de nuestro partido, no podemos admitir ante lo apremiante y excepcional de la situación en que nos encontramos.

Claro es que yo, que he defendido (1) desde aquellos bancos la necesidad de que las atenciones de la primera enseñanza corran á cargo del Estado y se paguen por él, y no por los Municipios, tengo que oir con satisfacción las palabras de S. S.; pero desde este banco, y por esas razones, tengo que añadir que las circunstancias no son las más apropiadas para resol ver en toda su integridad y en este presupuesto los problemas que nos ocupan.

Estas indicaciones, á manera de preámbulo, bastarán para que el Sr. Labra comprenda

(1) Véanse páginas 19 y siguientes de este libro.

la difícil situación en que se encuentra esta Comisión, y, sobre todo, el que á nombre de ella tiene al honor de contestar al elocuentísimo discurso de S. S. Tenemos que examinar, pues, con el aspecto restringido que tienen las cifras del presupuesto, aquellas consideraciones puramente doctrinales y de principio, que el Sr. Labra supo exponer con su competencia notoria y con la envidiable elocuencia de que tantas muestras ha dado en esta tribuna. Nosotros, á esta obra patriótica de la discusión del presupuesto de Fomento con tan altos criterios, no podemos contribuir con los bloques de mármol artísticamente tallados que pueden ofrecer el Sr. Labra y sus compañeros. y habremos de contentarnos, al menos en lo que á mi se refiere, con llevar, con buena voluntad y mejor deseo, un modesto grano de arena, que no de otra manera puede calificarse la tarea que me propongo realizar al recoger las elocuentísimas observaciones de S. S

Cúmpleme en primer lugar hacerme cargo del caracter y sentido especial que ha dido á sus indicaciones el Sr. Labra. Han pasado ya, por ventura, para nosotros aquellas discusiones acaloradas sobre temas puramente abstractos é idealistas en que antes consumíamos el tiempo al examinar estas cuestiones de enseñanza; á aquellas afirmaciones de caracter un tanto metafísico y de orden político con que se defendía la instrucción primaria obligatoria, gratuita y laica, han sucedido otros temas de estudio á mi juicio más prácticos, más propios del

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