Imágenes de páginas
PDF
EPUB

porque en esto hay grandísimo desorden, enviando á aquellos miserables un vecino de cada isla con fianzas moderadísimas, como se deja ver de su pobreza, el cual, enviándose en una ciudad como la de México, con veinte ó treinta mil pesos, y algunas veces col sesenta y cien mil pesos, que se le entregan sólo por los despachos que trae, reduce aquel dinero á comercio y contratación para su provecho; otras se lo juega y gasta en vicios y superfluidades; y luego, suponiendo con testigos y pobrezas que ha despachado mercaderías y plata en Navíos para los situados, y que se los llevó el enemigo, sale bien de sus cuentas y deja sin socorro á aquellos desdichados, habiendo llegado esto á punto que hubo hombre de éstos que llenó los cajones de arena y piedra para dar á entender que llevaba la plata, y se fué huyendo, porque se la había jugado y perdido; y así conviene que precisamente se ejecute una de dos cosas, ó que todo este dinero se lleve á la Vera Cruz, y de allí á la Habana, de donde los oficiales reales lo remitan á la parte que toca con registros y forma de despacho que mandan las cédulas, ó que la armada de Barlovento lo lleve, pues ha de tocar en todos estos presidios y convoyar la flota desde la Habana; y al desembarcar puede dejar su situado á la Florida, y remitir el suyo desde Santo Domingo á Puerto Rico y San Martín, y de la Habana á la fuerza de Cuba, y con cada uno de a situados es bien vaya el vecino enviado para con que se excusan los inconvenientes que se

han referido y el riesgo que corre de llevarlo los enemigos, como lo han hecho muy frecuentemente. Es la verdad que otras veces socorren los mercaderes que llegan á estas Islas á los situados, y traen libranzas sobre estas Cajas, y es muy justo pagarles con atención á lo de España hasta lo que se pudiere.

Lo tercero: hacer particular instancia con Su Majestad en que tome resolución, como lo tengo representado luego que entré en este gobierno, para exonerar estas Cajas de carga tan intolerable, como la paga de tantos situados, siendo gran daño y riesgo, que sea en esta ciudad su consignación, respecto de que pasando toda la plata del Perú por Cartagena y la Habana, y estando aquellos situados tan cerca de estas plazas, es cosa desproporcionada y de gran riesgo de mar y enemigos enviar desde la Nueva España á Cuba y Puerto Rico, con tan prolija y arriesgada navegación, el socorro que pueden tener tan cerca, y donde no hay disposición para los daños que resultan á México, cuando se encargan los enviados á los Gobernadores; pues en Cartagena hay más ciertas noticias de los piratas para excusar que no den en sus manos, como han dado muchas veces desde la Vera Cruz: con que si estas Cajas se exonerasen de una carga tan grande, podrían salir del empeño en que se hallan, se asegurarían los socorros á estos presidios y lucirían más los envíos de esta Nueva España á Su Majestad.

De los despachos de flotas á España y Filipinas.

A los situados sucede también, como á materia de guerra, el despacho de flotas; pues es preciso que haya navíos de fuerza que las defiendan, y éstas, por lo que toca al cargo de Virrey, se dividen en las que vienen de España, y las que se despachan á Filipinas.

En las de España es el único remedio y mayor defensa que partan temprano salvando los nortes y sin tomar día de mayo: de suerte que hayan deзembarcado con el favor divino antes de junio, por anticipar que el holandés, el cual ordinariamente baja del Brazil con armada á infestar estas costas, no haya llegado á ellas; y han de tomar ahora tanta altura que se excuse reconocer las Terceras, aunque corran riesgo de entrar en algún puerto de Galicia, y esta atención se ha de tener en todos los avisos que se enviaren, por no descaecer á Lisboa á donde han arribado ya algunas veces las flotas. Y cuantos menos días tomare de abril la flota, es añadir fuerzas á su seguridad.

Para que no se detengan las flotas con ocasión de no haber venido la plata de las minas, suele ser buen expediente, considerando lo que puede llegar de ellas, el pedirla prestada á los mercaderes; y en hallándose con crédito las Cajas por la puntualidad que se ha de tener en pagar este género de empréstitos, no es difícil hallar quien anticipe hasta cuatrocientos mil ó quinientos mil pesos.

El despacho de Filipinas se ha de hacer por el mes de diciembre y enero: de suerte que partan los navíos por febrero ó marzo sin tomar día alguno de abril. Remítese con esta flota, en géneros y plata, cerca de trescientos mil pesos á aquellas Islas; y tengo por cierto, que se podía minorar este envío, no sólo excusando cosas superfluas y los desórdenes que suelen suceder, así en los precios como en la calidad de lo que se remite, sino considerando y ponderando el riesgo en que está hoy España; y que es necesario repartir los socorros, conforme instaren en unas y otras partes las necesidades, y siempre sería de parecer que por ahora se le envíe todo lo que mira á defensa en materias de guerra, que lo que toca al aumento en el comercio; porque tengo por sin duda, que si en la India Oriental se han entendido las rebeliones de la costa de Portugal ó la de Castilla, en Europa se han de juntar holandeses, portugueses, moros y gentiles, y poner en gran riesgo ó acabar con aquellas islas.

más

En las levas que se han de hacer para la armada, y para enviar á Filipinas, es necesario mucha mayor moderación en nombrar Capitanes que la que se ha tenido hasta aquí; porque suelen nombrarse doce, ó, diez y seis Capitanes; y éstos con la primera plana á costa considerable de su Majestad, y al cabo vienen á juntar dos ó tres soldados, y ninguno de ellos pasa á servir á Filipinas; y sólo hacen alguna gente los que levantan en México ó

en la Puebla; y así tengo por muy conveniente que hagan levas aquéllos solos que han de pasar con las compañías á Filipinas, los cuáles obrarán con más atención de conservarlas, y no habrá entonces tanto número de capitanes, cosa sumamente emba· razosa y de gran descrédito para la milicia.

la

En lo que es muy conveniente tener cuidado, es en aprehender todo el año vagabundos para enviar á Filipinas; porque los que son aquí desasosiego de paz, son allá considerables en la guerra; y con un mismo remedio se limpia ésto y se defiende aquéllo; y si se aguarda á ejecutarlo poco antes de la flota, se desaparecen hasta que no haya partido; con que no se puede lograr este remedio, si no es previniéndolo con anticipación y advirtiendo á los ministros de la Sala del Crimen y á los oidores de la Real Audiencia, que no suelten sin dar noticia á V. Excelencia, á los que estuvieren destinados para aquellas islas.

De lo eclesiástico y materias del Real Patronato.

Asegurada con las atenciones de estado y guerra la paz, precede en dignidad lo eclesiástico, de lo cual debe tener justa atención V. Excelencia, no solamente por la protección y amparo que los reyes, y mas tan católicos como el nuestro, hacen siempre á la Iglesia y á sus ministros, sino por el Real Patronato, cuyos derechos se deben conservar con grande cuidado, como la joya más estimable

« AnteriorContinuar »