Imágenes de páginas
PDF
EPUB

Desde el principio se señaló con actos que lo habian de distinguir entre todos: «En el sitio de Mastié, dice, siendo solda«do del macse de campo don Lope de Figueroa, hice mui par«<ticulares servicios a Vuestra Majestad: cuando se tomó el « torrcon de la Puerta Bruselas fuí el primero que entré en el « dicho torreon i lo fortifiqué i despues fuí el primero que entré « en la villa por mi parte. » Ante la ciudad de Amberes, «sien« do sarjento de don Pedro de Luna, el dia del contradique me <«< encargó el coronel Cristóbal de Mondragon que arremetiese a « la fortificacion, que el enemigo tenia hecha en el dicho contradique, por la banda de la estacada con ciertas picas que me dió « para este efecto. I fuí el primero que llegó a pelear con el enemigo. Desta vez fuimos rebatidos con pérdida de algunos « soldados i luego volví a arremeter segunda vez i fuí el prime«<ro que llegué i entré en la dicha fortificacion de los enemigos,

"

"

pelcando con ellos, donde quedaron degollados mas de tres « mil i les ganamos cien bajeles i cachuchas i galeotas i otras «barcas. I mediante esta victoria se ganó la villa de Amberes «que hacia dieziocho meses que estaba sitiada, que tanto importó « para el servicio de Vuestra Majestad.

«En la bateria de la villa de Corbiè, en Francia, la fuí a re« conocer por órden del duque de Parma con otros tres alféreces «< reformados, como yo lo era, i fuí el primero que subí; tras mí «< Alonso de Mercado, gobernador que fué de Puerto Rico, i los a otros dos se quedaron en el foso. I mediante haber reconocido. <«< bien i dado buena relacion de la fortificacion que el enemigo <«< tenia, se tomó la dicha villa en aquel propio dia. »

Con la importancia de los destinos que desempeñaba en el ejército aumentaba tambien la de sus servicios:

<«< En el sitio de Cales (Calais), teniendo yo las trincheras a « cargo, por ausencia de mi maese de campo don Alonso de « Mendoza, a tiempo que se iban cerrando para quitar el soco«rro de la mar con mucha prisa i cuidado, porque estaba el ar<«mada del enemigo ancorada sobre nosotros a poco mas de tiro « de cañon, a la hora de medio dia, cuando subia la marea, sa

>>>lieron diezisiete barcas grandes, cargadas de jente de la dicha « armada para entrar de socorro en la dicha villa. I comenzaron « a gran priesa a caminar la vuelta della, que causó en todos « nuestros cuarteles mucho alboroto, por ver que el dicho soco« rro se entraba sin poderse remediar al parecer. E yo hice to<«< mar las armas a la jente de mi cargo i les dije que se echasen « a la mar a defender que el dicho socorro no entrase, con otras « palabras para animarles i darles a entender del daño que era «al servicio de Vuestra Majestad.

Respondióme con voz alta un soldado:

«-Donde quiera que vamos, hémonos de ahogar! «Yo le dije, tambien en voz alta:

«-Yo me ahogaré el primero!

« I con mi espada en la mano me eché al agua i todos tras « mí, i nos fuimos derechos a las barcas, tirándoles muchos arcabuzazos i mosquetazos. I fué esta determinacion de tanto efec«to que bastó para que el enemigo se volviese a su armada. I luego a la noche siguiente, por advertencia i aviso mio, se pu

a

[ocr errors]

« sieron en las cabezas de la canal de la entrada del puerto al pié de dos mil hombres, a mi órden los que estaban de mi « parte, i los que estaban en Resuan, que era de la otra parte de <«< la canal, a órden del maestre de campo don Luis de Velas« co (3); mediante el cual hecho i prevencion no entró el dicho

(3) El consejo de Alonso de Rivera no fué adoptado tan fácilmente como podria creerse al leer esta carta del gobernador de Chile El mismo, escribiendo el 28 de abril de 1613, al marques de Montes Claros, virei del Perú, cuenta las dificultades que hubo de vencer para que predominara su opi

nion.

Hé aquí el aparte de la carta de 28 de abril de 1613, a que nos vamos refiriendo:

66

[ocr errors]
[ocr errors]

"En la toma de Cales le fué a decir mi maese de campo [al señor archi"duque Alberto] que cierta cosa que yo le habia propuesto era dispara'te; i cuando yo la propuse, tambea me lo dijo a nií. I yo le respondi que DO era sino mui grande ac erto i que le requeria de parte de Dios i del "rei que diese parte a su Alteza dello para que se ej.cutase, porque si nó no habíamos de ganar la vila i que habia de entrar el socorio. I dió "noticia dello i me envió a llamar de'ante de muchos señores del Conse"jo de Guerra i de Estado i me preguntó lo que decia i yo se lo dije. I "aunque tuve contradicciones se resolvió su Alieza en que yo lo ejecutase "i me mandó dar tedo lo que pidiese. I con esto estorbé aquela noche la "entrada del socorro i por esto se ganó la villa. "

«< socorro, aunque lo intentaron aquella noche. I lo estorbó la « dicha jente que estaba en las cabezas, donde les dimos una « gran carga de arcabuzazos i mosquetazos, con que volvieron «< mui mal parados sin pasarse mas que una sola barca. I se tomó «el burgo i despues la ciudadela por asalto, siendo yo el capi<«<tan que la tomó i rindió; i con esto quedó todo por de Vuestra Majestad. I hice en este sitio otros muchos i particulares servicios, que dejo de contar por escusar prolijidad i porque lo <«< saben mui bien personas que están en esa corte i reales con« sejos. »

[ocr errors]

Pero sobre todas sus hazañas, apreciaba Alonso de Rivera la parte importantísima que le cupo en la victoria de Dorlan (Dourlens). De las diversas relaciones que él hace de este hecho de armas, tomamos la mas circunstanciada:

« Sobre la villa de Dorlan, teniendo la entrada el conde de « Fuentes con el campo de Vuestra Majestad, la vino a socorrer <«<el daque de Bouillon i el mariscal de Villar, los cuales con <«< su campo se arrojaron a la vuelta de nuestros cuarteles con la « caballería i la infantería, que era la jente que venia para en<«<trar en la villa, con algunas carretas cargadas de municion mui <«<bien aderezadas; se arrojó a la trinchera por la orilla del rio, « pensando por allí poder entrar, como lo hicieran sino lo ha«llaran reparada con fuertes bien guarnecidos de jente. I visto «que en la primera arremetida no pudieron entrar, comenzaron «a retirarse por dó habian venido. I la caballería, que estaba peleando con la nuestra mui cerca de nuestros escuadrones i «< cuarteles, visto que su infantería se retiraba, se comenzaron <«<ellos a retirar tambien poco a poco, amparando su infantería « por no perderla. I el campo de Vuestra Majestad, luego que <«< se tocó al arma, se habia puesto en escuadron i se estaba quedo sin cargar al enemigo, sino solamente con la caballería len«tamente. I el enemigo, viendo que nuestra caballería no le «cargaba, juntamente con la dicha caballería, teniendo por ga« nada la victoria, se iba separando i retirando poco a poco, solo « a fin de sacar nuestra caballería afuera, la cual tenia por rota

"

«en teniéndola apartada de nuestros escuadrones de infantería. «Conociendo yo esto, me aparté de una manga que llevaba a «< cargo i fuí a hablar a M. de Rona, macse de campo jeneral de « nuestro real ejército, que estaba en el escuadron volante con <«<don Agustin Mejía, al cual le dije que alguna tropa de infan« tería fuese a dar calor a nuestra caballería i abrir portillo en « la del enemigo para que la nuestra la rompiese, i el enemigo « se retiraba poco a poco para amparar la infantería i no dejarla, i que demas de esto seria bien nuestra infantería fuese, por « si acaso el enemigo volviese a cargar a nuestra caballería que « tuviese reparo. A lo cual me respondió M. de Rona con pala«<bras breves en lengua francesa i aun con algun enojo: que me « velviese a mi plaza.

«I yo le respondí ea voces altas que todos lo oyeron:

«Pues Vuestra Señoría lo manda, yo me volveré; pero hoi « se deja de hacer un gran servicio a Dios i a Su Majestad en «no degollar esta jente que va perdida!

<«< I él me respondió en su lengua francesa, como haciendo « burla:

«¿Asi tan fácil os parece romper esa jente?

« Yo dije que sí i que me dejase pasar con la tropa, pues es« taba a mi cargo, que yo haria portillo en ella para que nues« tra caballería les hiciese pedazos. I asi me dijo con desden que « fuese i don Agustin Mejía me agregó la mosquetería del es« cuadron volante. Con la cual i con otras dos compañías mas « de arcabuceros i cien valones i borgoñones i mi compañía, que "( por todos fueron quinientos hombres escasos, me fuí la vuelta « del enemigo. I cuando llegué a nuestra vanguardia, donde «< andaba una escaramuza bien travada de nuestra caballería i « de las corazas del enemigo, encontré allí al comisario jeneral « de la caballería, que la llevaba a cargo, i le dije:

«¿Cómo no degollamos a éstos?

[ocr errors]

Respondióme que no tenia infantería, i le dije:

-Yo estoi aquí, que seguiré a Vuestra Merced hasta el

« cabo del mundo!

[ocr errors]
[ocr errors]

« I él me respondió que caminase poco a poco, dándome calor, que él iba a poner la jente en órden para cerrar.

«I al propio tiempo que se apartó de mí, revolvió el enemi« go sobre nuestra caballería i la rompió i toda volvió las espal«das deshecha. I el enemigo la venia cargando a espacio i con « buen órden, i aunque yo los procuré animar, i para esto les dije las palabras que supe, no aprovechó i todos iban con gran « desórden. I a este tiempo llegó el sarjento mayor Torrealba i « un hijo de M. de Rona i otras personas i me dijeron que me <«< retirase a ciertos restos que allí estaban. A lo que yo respondí: «que se fuesen con Dios i que aquello estaba a mi cargo i que « yo daria cuenta dello i que la victoria de aquel dia i redimir « la pérdida del campo de Vuestra Majestad no estaba en reti«rarse aquella infantería sino en vencer o morir en aquel pues« to, hechos pedazos en servicio de Dios i de Vuestra Majestad. « I a esto me respondió el dicho Torrealba que se queria ir a « dar cuenta al conde de Fuentes i yo le dije que se fuese con « Dios, que allí no le habíamos de menester, i se fué.

"

"

«A este tiempo iba llegando el enemigo a mi pequeño escua«dron tan animado i dispuesto al servicio de Vuestra Majestad << cuanto otro jamas lo estuvo. I les mandé diesen la carga al « enemigo, que venia en una mui gruesa tropa, i fué a tan buen tiempo que bastó para hacerle detener i volver las espaldas, «quedando muchos hombres i caballos tendidos en aquella cam«paña. I, visto que huian, les fuí cargando con buena órden i «dando voces a que volviese la caballería, la cual iba de mane«< ra que revolvieron pocos a ellas i las que volvieron algo tarde. «Con todo se degolló al enemigo toda la infantería i de la ca« ballería, que eran mil caballos, quedaron mui gran parte «< muertos i en prision, i si nuestra caballería revolviera a tiem"po no escapara hombre dellos.

« Murió el mariscal de Villar, gobernador de Normandía, i « M. de Sanseval (4) i otros muchos caballeros, de que quedó

(4) Citada carta de 16 de marzo.

Tanto en esa carta como en la que Rivera escribió al rei el 15 de no

« AnteriorContinuar »