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que asi se llamaban los indíjenas de las provincias trasandinas de Cuyo i Mendoza. Los arrancaban de su patria, de su hogar i del seno de sus familias, cual no lo habrian hecho si fuesen esclavos, i los sometian en Chile al servicio personal. Se indigna el señor Perez al referir este abuso i no calla la crueldad con que eran tratados aquellos infelices: « cuando yo pasé la cordi«<llera, esclama, ví con mis propios ojos muchos indios helados» (9). Para todos esos males espera del rei el remedio i le parece que, por de pronto, lo que mas puede sujetar los abusos es el restablecimiento en Chile de la real audiencia.

¿Quién habria de decir entónces al señor Perez las contínuas desavenencias, el cúmulo de sinsabores que se preparaba a sí mismo con esa peticion que no tardó en ser escuchada por el rei? Si hubiera podido prever los acontecimientos, de seguro que el quinto obispo de Santiago no se habria empeñado en la venida de los que despues llegaron a ser sus implacables adversarios, de esos oidores a quienes tomó tal hastio el ardoroso anciano, que solo deseaba no encontrarse jamas con ellos, a ser ciertas las tradiciones populares, oríjen de historietas como la que refiere el señor Villarroel:

« Ocupo, dice éste en el lugar ya citado, una silla, casi caliente, de un antecesor mio (entre él i entre mí ha habido un obis«po solo) tan poco aficionado a la audiencia de este reino i por <«<ella tan mal afecto a todos los oidores del mundo, que exami«nando para órdenes un relijioso i hallándole poco aprovechado, « le preguntó cómo siendo ya de edad habia estudiado tan poco? Respondióle que habia tomado la frailia con barbas i que en <«<el siglo no se habia ocupado en el latin sino en el arte de ma« rear: pidió el obispo un mapa, que tenia de ordinario en su

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« estudio i díjole al relijioso: yo trato de irme a España, i no

«

quisiera ver oidores en mi vida: hágame aquí un derrotero, « por donde pueda ir sin ver un oidor, que no es poca gramáti«ca saber andar tres mil leguas, sin que en tanta distancia se

(9) Carta del señor Perez al rei, de 20 de marzo de 1602.

« vea una audiencia: señalóle el puerto de Buenos Aires i el « Brasil, escala de Portugal, con que quedó el obispo contento i « el ordenante aprobado» (10).

Desde los primeros dias de su llegada hizo el señor Perez al rei otra peticion, que debemos recordar aquí para honra de quien la formulaba:

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<«<Seria mui importante que en esta ciudad de Santiago hubie«se universidad: porque en ella hai cinco conventos mui principales i relijiosos de muchas letras, i en ellos hai estudios de gramática, artes i teolojía i pueden acudir a esta universidad «<los estudiantes de las dos gobernaciones de Tucuman i Rio de << la Plata i ansi no saldrán los mancebos del reino para « Lima» (11).

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Como se ve, mientras solo en la guerra pensaban todos en Chile, el obispo de Santiago dedica sus desvelos a la reforma de los abusos, a la defensa de los pobres indíjenas i a la difusion de las luces.

(10) Gobierno Eclesiástico Pacífico, parte II, question XI, artículo II. (11) Citada carta del señor Perez al rei, de 20 de marzo de 1 602.

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Sale Rivera de Concepcion.-Funda dos fuertes: situacion que elije i motivos que lo determinan a escojerla.-Hace construir tres barcas.-Su plan: abandona el fuerte de Talcahuano.--Llegada del refuerzo de Buenos Aires: su oportunidad.-Atacan los indios el fuerte de Arauco.- Estratajema de la balsa.-Engaño de los del fuerte.-Frai Diego Rubio.-Enerjía i prudencia del castellano.-Finjen los indios un combate.-Atacan, por fin, de frente la plaza i son rechazados.-Capitanes que vinieron con los soldados de Buenos Aires.-Reune Rivera un consejo para consultar si irá en defensa de Villarica. Respuesta negativa.-Marcha Rivera en socorro de Arauco.-Encuentro de la cuesta de Villagra.-Destruccion de mieses i ranchos.-Proposiciones de paz.-Socorro de Aranco.-Emboscada de Alvaro Nuñez de Pineda.Atacan los indios de Catirai el fuerte de Jesus i son rechazados.-Recurren al ardid.-El capitan Gonzalo de Becerra.-Viene el cacique principal i pretende hablar con él.-Las lágrimas del cacique.-La sorpresa.-El alférez Juan Moreno. La salvacion del fuerte.-Correrías de Rivera i Cortés en las comarcas vecinas.-Fundacion del fuerte de Santa Fe de la Rivera,-Entradas de los indios: mirada retrospectiva.-Ataque a Talcahuano; gloriosa defensa i cara victoria.-Ataque i destruccion del fuerte del Tomé.-Ataque del fuerte del Nuble; persigue Martin Muñoz a los asaltantes i los despedaza.- Llegan coyuncheses i catirayes hasta la Estancia del Rei.-Prepárase una gran sublevacion. Muerte de Francisco de Gándara.-Proyecto de los conspiradores. -Denuncia un indio la conspiracion al correjidor Juan Ruiz de Toro.-Este pide ausilio a Rivera. Acude Rivera i dispersanse los conjurados.-Pone en libertad a los que habia aprisionado Ruiz de Toro.-La queja del ajus ticiado. Ejecución de otros siete. Traslacion del fuerte de Lonquen. Fundacion del de Las Congrejeras.-Correrías en los alrededores de Concepcicn.-Llegada de dos barcos.-Lo que traia el del Perú.-Plumas, papel i tinta Valor del cargamento.-Dinero efectivo.--Envía Rivera a Valdivia algunos víveres i veinticinco hombres de refuerzo.

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Alonso de Rivera «hizo maestre de campo a don Diego Enriquez i matriculó la jente, i, hallándose con doscientos i «sesenta españoles, salió a 23 de diciembre de 1601» (1) de

(1) Rosales, libro citado, capítulo XXI.

Alonso de Rivera, en el número 15 de las Instrucciones que el 15 de enero de 1602 dió a Domingo de Erazo, dice que partió de Concepcion para el Biobio el 24 de diciembre; pero el citado Resúmen de la Informacion levantada el 17 de setiembre de 1601 confirma la relacion de Rosales, asignando el 23 de diciembre como fecha de la partida de Rivera.

II.-T. II.

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Concepcion i se dirijió al Biobio, ya que construir fortalezas en las márjenes de ese rio era la primera i principal parte del plan de guerra adoptado.

En la comarca habitada por los coyuncheses resolvió levantar dos fuertes, uno a cada lado del rio, para defender ambas riberas de los ataques de los indios, impedir el paso de éstos, resguardar la parte norte de Biobio i procurarse puntos de partida a las futuras operaciones de reconquista: realizaba asi el proyecto que lo avanzada de la estacion le impidió llevar a cabo el año anterior. I escojió para fortificarla la tierra habitada por esas tríbus, no solo a causa de su situacion sino tambien, como vimos en un capítulo anterior, por el peculiar carácter de esos indios: eran los mas belicosos de las inmediaciones i los que mas depredaciones habian cometido en los alrededores de Concepcion: importaba, pues, comenzar por dominarlos e impedir que con su ejemplo levantasen a las tríbus vecinas. Ademas, asi como en esos dias eran valerosos enemigos de los españoles, los coyuncheses habian sido ántes amigos leales i constantes: solo cuando, a consecuencia de los desastres que les ocasionó la sublevacion de los indíjenas, se vieron los españoles en la necesidad de despoblar la ciudad de Santa Cruz i el fuerte de Jesus, solo entonces se unieron a los rebeldes. I eso lo atribuia Alonso de Rivera a la imposibilidad en que quedaron de permanecer fieles i de resistir, por lo tanto, a las inuumerables tríbus vecinas que abrazaron la revuelta (2).

A mas de establecer los dos fuertes de que hablamos, en las dos riberas del Biobio, el gobernador hizo construír tres barcas (3) para atender al servicio de ellos. El ánimo de Alonso de Rivera era no tanto ir llenando de fuertes el pais, lo cual equivaldria a dividir las tropas indefinidamente, cuanto ir defen

(2) Citadas Instrucciones de Alonso de Rivera a Domingo de Erazo, nímero 5. En las cartas de Rivera al rei fechas el 10 i 17 de marzo de 1604 se lee lo mismo acerca de los coyuncheses.

(3) Citado Resúmen de la Informacion levantada el 17 de setiembre de 1604, carta de Alonso de Rivera al rei, fecha en Rio Claro el 22 de febrero de 1604 i Memorial presentado por Domingo de Erazo al rei.

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