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dotes: frai Gonzalo de Alvarado, natural de Concepcion e hijo del maestre de campo Alonso de Alvarado, i el cura i vicario del fuerte, presbítero Juan Domingo Serrano. Naturalmente, en las circunstancias en que se encontraba el fuerte de la Trinidad, el tomar las armas contra los indios no era sino tomarlas en la propia defensa i en defensa de los demas. No podian, pues, trepidar los sacerdotes en convertirse en soldados i en aumentar asi las pocas probabilidades que a todos quedaban de salvar.

I el cura i vicario Juan Domingo Serrano prestó al fuerte servicios de escepcional importancia. En la gran mortandad de los defensores de Valdivia habian caido cuantos eran capaces de manejar un cañon. El último habia sido el artillero Garaiza, muerto de hambre, i desde su muerte no se encontraba para reemplazarlo ningun « soldado de quien se fiar » (20). Ocupó su lugar el cura Serrano.

De las mujeres que habia habido en Valdavia solo quedaban catorce (21).

Los indios amigos eran dos! « Dos caciques, dice el documento que vamos citando, que se les da racion, que vinieron con «V. S. del pueblo de Santiago, los cuales han asistido en este « fuerte mui fielmente en toda esta calamidad......: don Cristóval, al cual le llevaron la mujer los enemigos i dice ha de mo

Pina, Cristóval Ortiz, Juan Ramirez de Cartajena, Cristóval de Bristiago, Diego de Arenal Castillo, Pero García Mellado, Domingo Lorenzo, Juan de Várgas, Estevan Bravo de Salas, Pedro Hernandez Chico, Alonso Sanchez de Alba, Pedro de Silva, Jerónimo de Torres, Manuel Rodriguez, Miguel López, Marcos de Esquivel, Juan de Media Villa, Francisco Martin, Martin de Mena, Alonso Prieto, Cristóval del Gueta.

Estos son los nombres apuntados por Gaspar Doncel; pero el escribano Hernando García declara que no conoce ni se han presentado a él los llamados Pero Fernandes Gallo i Juan García Trucha.

(20) Citada lista de los capitanes i oficial real, etc.

(21) Id. id. El escribano dice que son catorce las mujeres que habia en el fuerte; pero Doncel no nombra mas que a las trece siguientes: doña Beatriz Redondo, doña Agustina Garces, doña Isabel de la Pueb'a, doña Maria de Villaroel, doña Ines Gomez, doña Mariana Verdugo, doña Catalina Viera, Maria de Morales, doña Maria Garrido, mujer del escribano; Ines Basan [¿seria acaso la misma que tan heróicamente se habia portado en Castro cuando se apoderó de esa ciudad Baltazar de Cordes?]; Magdalena de Várgas, Ana de Caravantes, i Lorenza de Mena.

«rir con nosotros, lo cual crco segun ha dado muestra de su « persona, i don Gaspar, cacique natural de Valdivia, a quien « debemos mucho por ser mui fiel i habernos ayudado con todo « lo que ha podido sin interes alguro » (22).

Los propósitos del capitan Gaspar Doncel, al empeñarse en despachar pronto el barco con la esperanza de apresurar el envío de nuevos ausilios, obtuvieron completo éxito. El tiempo favoreció a los navegantes i el barco entró en Concepcion el 1.° de febrero, al propio tiempo que entraba al mismo puerto un patache « de poco porte, porque no hacia mas de mil hanegas de «< comidas poco mas o ménos, » que del Callao mandaba el virei para el servicio de nuestra costa, i en él veinte soldados de refuerzo i doscientas arrobas de sal (23).

Esta doble entrada fué una felicidad para Valdivia: supo el gobernador por las comunicaciones de Doncel la terrible situacion de la plaza, i, teniendo ya otro barco para socorrer a Osorno por Carelmapu, resolvió enviar a Valdivia el cargamento del buque venido de Chiloé, que, como hemos dicho, habia pensado ántes compartir entre el fuerte i la ciudad de Osorno. I, pues Luis Perez de Vargas, nuestro conocido de Chiloé, en donde se habia avecindado, que acababa de llevar el socorro a Valdivia, habia andado felicísimo en sus viajes de ida i vuelta, a él le confirió Rivera el mando del barco que hizo salir inmediatamente de Concepcion.

(22) Citada lista de los capitanes i oficial, etc.

El que los dos únicos indios que habia en Valdivia fuesen naturales de Santiago parece indicar que los otros, que habian muerto en aquel fuerte, habian ido tambien del norte. Probablemente, en la repoblacion del fuerto de La Trinidad de Valdivia no se consiguió contar con ninguno de los naturales de esas comarcas. I a eso debe de atribuirse el que tantos indios murieran i que no se diga que gran número de ellos se hubiera pasado al enemigo.

(23) En la carta de Alonso de Rivera al rei, fechada en Rio Claro el 22 de febrero de 1604, se lee que el patache salió el 21 de marzo. Preferimos, para asignar la fecha de su partida, la citada carta del mismo Rivera al rei, escrita en Concepcion el 29 de abril de 1603, por ser tanto mas inmediata al despacho del barco. En ella dice que salió el 26 i agrega que llevaba ciento cincuenta fanegas de trige, doscientas arrobas de cecina i algunas

armas.

El patache no tardó tampoco en salir: el 26 de marzo zarpaba de ese puerto con un cargamento que debia repartir entre ValValdivia i Osorno (24).

Con esto dió Rivera por terminada la campaña de 1602–1603 i se vino a invernar a Santiago, ya que para socorrer eficazmente a las ciudades australes juzgaba preciso tener quinientos a seiscientos hombres mas de los que habia en Chile i llevarlos por tierra, arrollando a su paso a cuantos enemigos se le presentasen (25). I tal cosa no podia hacerse ese año por falta de fuerzas i por lo avanzado de la estacion.

(24) Citada carta de 29 de abril de 1603. (25) Id. id.

!

CAPÍTULO XXV.

SANTIAGO EN EL INVIERNO DE 1603.

Quejas de Alonso de Rivera contra la autoridad eclesiástica.-No todas son de hechos recientes.-Pide i obtiene del Papa la corte de Madrid que se nombre en Chile un juez eclesiástico de apelaciones.-El nombrado por el arzobispo de Lima no acepta el cargo. En realidad no era tal juez lo que

deseaba Rivera. · Pide el restablecimiento de la Real Audiencia.- Curioso acuerdo en que estaban el obispo i el gobernador.--Mientras llega la audiencia Rivera se toma la autoridad i avisa al rei.-Otras razones por que desea el restablecimiento de la Real Audiencia.-Cree que no impondrá mucho aumento de gastos.-Echa derramas a los vecinos de Santiago i reune tres mil pesos.-Junta cien vecinos para que lo acompañen.-Le comunica el correjidor del Maule la llegada de nueve fujitivos.-Martin de Rio Bueno i sus compañeros. La respuesta de Rivera. - - Noticias del sur: victoria de Alvaro Nuñez de Pineda. El capitan Juan Agustin.-Garcia Gutierrez enviado a Lima.-Rivera parte para Concepcion.

Camo en el invierno de 1602, en el de 1603 Alonso de Rivera se queja amargamente al rei del sinnúmero de dificultades que encontraba en sus relaciones con los eclesiásticos. Segun él, se admitia a las sagradas órdenes a militares que tenian obligacion de servir por tiempo determinado; se sacaban « de las cár«< celes i prisiones presos por graves delitos; » « a título de defen<«<der la inmunidad eclesiástica, » se daba asilo a « los retraidos a <«< las iglesias en los casos que no deben gozar dellas los delin« cuentes; » si la justicia, viendo que esos asilados lo eran sin derecho, los estraia de las iglesias, la autoridad eclesiástica los volvia a ellas « de dia, con grande escándalo del pueblo i mano « armada i con censuras i escomuniones extraordinarias i contra

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