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rei, llegó a Santiago el 25 de abril con solo cien caballos i ni un solo hombre (32). Son curiosas las noticias que éste i otro individuo residente en Santiago del Estero envian al gobernador de Chile acerca del Tucuman: «En aquella provincia, « dice, no hai jente que poder sacar; porque en la ciudad de Jujui no hai mas de nueve hombres españoles i seis mestizos i « en otra ciudad, llamada Las Juritas, hai diez i seis hombres i «en este (Santiago del Estero), que me dicen es uno de los ma«yores pueblos de aquel gobierno, no hai mas de hasta treinta o «< cuarenta hombres » (33). El dinero que debia haber empleado Jerónimo Zapata en traer hombres, lo empleó en comprar dieziseis mil varas de lienzo i le sobraron solo « quinientos patacones » (34). De ni una ni otra cosa venian mal; pues seguro que tal era la pobreza de los soldados que andaban « desnudos i des<«< calzos mas de la mitad del año i de aquí nace que ellos enfer« man i el servicio de Su Majestad padece i la guerra se alar« ga» (35).

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1, hablando en otra parte de la necesidad de que vengan armas bien acondicionadas, dice Rivera que los soldados llevan la pólvora «en chupas i calabazos i en taleguillas de lienzo o paño « i despues las meten en las faltriqueras, donde se les moja con « facilidad i la muelen echándose sobre ella» (36).

A pesar de estas pobrezas i de las necesidades de las diversas ciudades de Chile, cuyas guarniciones no debian disminuirse, segun Rivera (37), tenia, como hemos dicho, grandes proyectos para el entrante año i solo aguardaba los refuerzos pedidos para

(32) Carta de Alonso de Rivera, fecha 26 de mayo de 1604.

(33) Id. id.

(34) Id. id.

(35) Id. id.

(36) Carta de 22 de febrero de 1604.

(37) En la carta de 22 de febrero de 1604 calcula Rivera que la Estancia del Rei, de Buena Esperanza, o de Loyola, como otras veces la llaman, habia menester de ochenta hombres de caballería; Chillan, aunque en paz como Concepcion, pero espuesta a asaltos de ladrones indíjenas, ciento cincuenta, incluyendo a los vecinos, i de ellos ochenta de caballería; Concepcion, lo mismo que Chillan.

empezar a repoblar las destruidas ciudades del sur i fundar dos mas, una, que esperaba llegara a ser mui importante, en la provincia de Puren i otra en Tucapel (38). Con esto creia el gobernador que se terminaria la tan larga guerra de Arauco.

I para juzgar asi, tenia presente Alonso de Rivera lo que habia conseguido i lo « mui desechos i sin caballos i sin armas i «mui apocados i faltos de comida» que se encontraban los indios rebeldes (39).

Ya entrado el invierno de 1604, partió Alonso de Rivera para Santiago, a donde llegó el 28 de junio (40).

(38) Citada carta de 13 de abril de 1604.

(39) Id, de 26 de mayo de 1606.

(40) En un anto espedido el 18 de julio de 1604 en Santiago, dico Rivera, que "entró eu esta.... ha veinte dias."

CAPÍTULO XXXI.

RENCILLAS I CHOQUES.

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Doña Agueda de Flores. Su casamiento con Pedro Lisperguer. - La familia Lisperguer.-Doña María i doña Catalina. Eran tenidas por encantadoras. -De lo que se acusaba a doña Catalina. —Terribles antecedentes de la familia de su esposo, don Gonzalo de los Rios. Doña María de Encio.-La amistad de Rivera con doña Agueda de Flores. -¿Cuál seria la causa de la ruptura? El proceso contra don Juan Rodulfo. Inhibe a Rivera la audiencia de Lima de conocer en él.-Don Juan Rodulfo en la cárcel.-Fúgase i pasa la cordillera en compañía de diez personas.-Ira de Rivera i sus proyectos. Acusaciones que se dirijian al rei contra los gobernadores. — Poco respeto que éstos tenian por la inviolabilidad de la correspondencia.-Alonso de Rivera i el capitan Francisco Reinoso: parte, juez i verdugo.-Un porsonaje misterioso: el Gran Pecador. Universal respeto de que gozaba. Aprovechan los enemigos de Rivera el viaje a España del Gran Pecador para escribir al rei. El gobernador lo prende en el camino de Valparaiso i le quita los papeles.-Cuán caro debió de pagar Rivera este desman.-El castigo del juez de la residencia.-Don Pedro Maldonado Bracamante.-Ultrajante castigo que le impone Rivera.-La venganza de las Lispergueres: proyecto de envenenar al gobernador.-Cómo quisieron llevarlo a cabo.-Da contra ellas Rivera órden de prision. - Refújianse en los conventcs de San Agustin i Santo Domingo.-Relaciones de los agustinos con doña Agueda de Flores.-Doña María Lisperguer en San Agustin.-Doña Catalina en Santo Domingo.-Pasa a la Merced.-Pobre idea de la observancia regular-Inútil allanamiento de los conventos. La prision de Ana de Arenas.-La de doña Juana de Lara. Infructuosos esfuerzos de Rivera por prender a las Lispergueres.-Lo que vino en ausilio de ellas.-Pretende el gobernador castigar a los relijiosos.-Lo que puso fiu al proceso iniciado.

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El invierno de 1604 fué para Alonso de Rivera el mas ajitado por disgustos, pendencias, conflictos de autoridades i cuanto solia traer disturbios en la era colonial; i, a lo ménos en buena parte, fué él mismo el provocador i causante de aquellos sucesos que perturbaron profundamente a la ántes tranquila Santiago. Para proceder con órden, procurarémos dar a conocer, siquiera a los principales personajes que van a figurar en algunos de

estos enredos: comencemos por los mas importantes, por los que componian la familia de la ya nombrada doña Agueda de Flores.

Doña Agueda de Flores era hija de Bartolomé Flores, soldado bávaro, que habia traducido al español su apellido de Blumen al acompañar a Chile a Pedro de Valdivia, i de doña Elvira de Talagante, hija única i heredera del famoso cacique de Talagante, dueño del mas hermoso i vasto territorio de los alrededores de Santiago. A las riquezas de doña Elvira, juntó las suyas propias, que eran mui grandes, Bartolomé Flores i dejó a su hija única, doña Agueda, la mas opulenta señora de Santiago. No es raro, pues, que llegara a ser la esposa del hombre de mas alta alcurnia de cuantos en aquella época se establecieron en Chile, del antiguo paje de Cárlos V, Pedro Lisperguer, de la familia de los duques de Sajonia.

Por este enlace, la casa de doña Agueda de Flores fué una de las mas encopetadas de Santiago, i asi se esplica que en los disgustos entre la autoridad eclesiástica i Alonso de Rivera se notase el anterior invierno de 1603 la influencia de la amistad que ligaba al gobernador con la familia Lisperguer i Flores. I decimos con la familia, porque del matrimonio de don Pedro Lisperguer habia ocho hijos, cinco varones: don Juan Rodulfo, don Pedro, don Bartolomé, don Fadrique i don Mauricio, i tres mujeres: doña María, doña Magdalena i doña Catalina. Por ahora nada tenemos que hacer con los hijos hombres de don Pedro Lisperguer, con mas de uno de los cuales i principalmente con el primojénito hemos de encontrarnos despues. Limitémopos a las mujeres i entre éstas a doña María i doña Catalina, las cuales dieron triste renombre a la familia; pues de doña Magdalena solo sabemos que, casada con don Pedro Ordoñez Delgadillo, murió sin sucesion (1).

Las otras dos nietas del cacique de Talagante tenian pésima

(1) Tomamos los datos acerca de la familia Lisperguer de la obra de don Benjamin Vicuña Mackerna, intitulada Los LISPERGUER I LA QUIN

TRALA.

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