Seis años de la historia de Chile, memoria histórica, Volumen2

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Página 242 - ... fuerza de brazo , no sin trabajo (aunque quisieran tener mucho que moler) sobre unas piedras encavadas con otras menores al uso de los indios, lo cual molido cuecen en agua simple; pues no solamente no tienen otro mantenimiento, pero ni aun sal que dé sabor á tan pobre y tasada racion.
Página 238 - ... tanto, que por entre los palos del parapeto en que estaban otros muchos enemigos encaramados y abrazados, le quitaron a un soldado el arcabuz de las manos...
Página 237 - ... efecto abrojos, hoyos ni foso, en cuya repentina arremetida atravesaron la misma centinela de una lanzada, derribándola dentro del fuerte, que era un mosquetero llamado Domingo Hernández.
Página 234 - Nabalburi con otro semejante cordel, de otros tantos nudos, que habia de ir deshaciendo por la misma orden, que el indio los del suyo. Finalmente le ordenó, que, llegado al fuerte, dijese que la india y niño eran su mujer y hijo, y que por haber sido en su tierra el año estéril, pasaban todos los indios tanta necesidad de mantenimientos, que se comian unos á otros, y que así la excesiva hambre le habia obligado á ir á buscar su remedio entre los cristianos, como gente piadosa. Instruido...
Página 235 - ... dar de comer, teniendo gran cuidado con ellos. Ordené que tuviesen siempre una centinela de vista , y que con ella estuviesen de noche en el cuerpo de guardia. Pero mostrando el indio gran sentimiento por ello, comenzó...
Página 154 - Movióse el capitan á compasion, porque el cacique era hombre de edad, y no hay lágrimas en canas que no enternezcan, y consolándolo con algunas razones, le prometió todo buen tratamiento y que lo defendería de los indios de guerra, Agradecióselo el cacique, y finalmente le dijo que dejaba algunos de sus indios cortando los palos de que...
Página 243 - España suelen dar verde a los caballos, que era la cosa más sustancial que en ellos se hallaba, y acabados (no con poco sentimiento de los soldados) cargaban de otras yerbas no conocidas, de que me enfermaban algunos, y los sanos ya no se podían tener en pié.
Página 121 - ... que nunca falta quien la codicie, aunque sepa que la ha « de perder. Valia una morcilla de sangre de caballo diez pe« sos de oro; un tasajo, catorce; un celemín de cebada, cuaren
Página 236 - ... los indios de guerra. La india y el niño que ni eran su mujer ni hijo, ni aun el niño hijo de la india (segun su confesion) ganaron en lo que el indio perdió , pues se bautizaron luego y quedaron entre cristianos , donde aprendiesen á serlo.
Página 244 - ... que estaba atado el maderame (que como en otras partes he dicho, los tales látigos o correas son los que sirven allá de sogas), y aunque se vivía con cuidado haciendo mirar los soldados que iban de noche a la guardia de la muralla, que no llevasen cuchillos ni...

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