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Maxcani.

En este año se pasó con notable desigualdad en la California. Lá Curato de mayor parte de él fué lleno de cuidados, y de no pequeños sobresaltos. El padre Juan de Ugarte què por ausencia del padre Piccolo se encargó del partido de S. Javier, se halló solo en aquel puerto sin haber parecido an indio hasta la noche; en que hallándolo solo sin soldados,

se fueron lentamente congregando. Esté sociego duro poco. Dentro Rebelion de de algunos dias, irritados los naturales por la muerte injusta de un in- las Californs. dió californio, convocaron las vecinas rancherías, cayeron sobre las siembras que habia hecho el padre ausente acašó en Londó, las arrasaron, y hubieran hecho lo mismo con la casa é iglesia á haberlas hallado sin defensa. Cada dia mas insolentes conociendo la debilidad de la pequeña tropa, amenazaban aun al mismo presidio donde para su se guridad se habian retirado los padres. La escasez y malá calidad de los alimentos era ya muy sensible, y no se tenia noticia alguna del padré Piccolo que desde fines del año antecedente se habia embarcado para la Nueva-España. Por este lado preparaba el Señor nuevos alivios á los misioneros á quienes por otra parte afligía con duras pruebas. A principios del año habian trés cédulas del rêy con fecha de 17 de julio de 1701. Las dos á la audiencia real y obispo de Guadalajara en que encarga fomenten por todos los medios posibles una empresa tan piadosa, é informen á S. M. de todo cuanto pueda contribuir á su aumento: la tercera al Sr. D. Juan de Ortega Montañez, arzobispo y virey, mandando que se contribuya de sus reales cajas con seis mil pesos cada año, se informe á S. M. del estado de la California ý medios de su aumento; y finalmente, se pase, si fuese posible, á la Ca lifornia la fundacion de dos misiones que para Sonora y Sinaloa habia dotado D. Alonso Fernandez de la Torre. En cumplimiento de estas órdenes, la real audiencia de Guadalajara pidió informe al padre Francisco Piccolo, quien con tres testigos que presentó oculares lo dió muy á satisfaccion en 10 de febrero de 1702. En México despues de algu nas dificultades se consiguió la paga efectiva de los seis mil pesos por decreto de 29 de abril. Este situado no sufragaba á las dos mas urgentés necesidades, de algunas misiones y de un barco para el trasporte de todo lo necesario. La misericordiosa providencia del Señor, suplió ventajosamente esta falta por medio de la magnífica liberalidad leguas de Oaxaca) que llamaron la mina de la aurora, propiedad de cura Iñiguez: desde entonces se animó el espíritu de empresa, y hoy que sé trabajan várias minās de oro y plata en el obispado, el cual es riquísimo.

del Sr. D. José de la Puente y Peña, marqués de Villapuente, de quien tendremos lugar de hablar mas oportunamente en otra parte, y de los señores D. Nicolás de Arteaga y Doña Josefa Vallejo su esposa. El primero con treinta mil pesos, que dotó la subsistencia de tres misiones que se fundaron despues sucesivamente en S. José Conmandú, la Purísima Concepcion, y Guadalupe. A la piedad de los segundos se debe la mision de Santa Rosalia Mulege. Con los socorros de otras personas devotas se pudo tambien comprar un barco llamado el Rosario. Restaba solo al padre Piccolo llevar consigo algunos operarios; pero de cuatro que pretendia solo pudo llevar dos, que fueron los padres Gerónimo Minutili y Juan Manuel de Basaldúa. Con este socorro, despues de una peligrosísima borrasca desembarcaron en Loreto el 28 de octubre. Se dió luego providencia que el padre Minutili quedase en Loreto con el padre Salvatierra, y los padres Piccolo y Basaldúa pasasen á S. Javier para que uno y otro de los recien venidos se industriasen en el idioma y manejo de los salvages. El padre Juan de Ugarte á la mitad de diciembre salió para el puerto de Guaimas á hacer nueva recluta de ganados, mulas y caballos para la labranza de la tierra, y otras necesidades de la colonia.

En la costa de Sonora halló el padre Ugarte muchos motivos de alentarse con las noticias que tuvo de dos espediciones que desde fines del año antecedente habia hecho el padre Kino. En una y otra habia este incansable misionero llegado hasta el rio Colorado, y aun arrojápedicion del dose á pasarlo por un lugar que llamó de la Presentacion, en que su padre Kino al rio Colorado. anchura segun el mismo padre, será como de doscientas varas.

Nueva es

Pasó

á las rancherías de los quihuinas, recibió mensageros y les envió mútuamente á los guguanes, ogiopas y otras naciones. Se certificó que las conchas azules venian de las costas del mar del Sur, y que esta solo distaba de allí diez dias de camino sin estero de mar ó rio alguno intermedio. El padre quedó tan persuadido de que estaba en la California, que se atrevió á escribir una carta al padre Salvatierra, aunque nunca llegó á sus manos. Hizo juicio de haber en las dos riberas del rio mas de diez mil almas, y fué recibido de todas con tanto agrado y afabilidad, que se hubiera resuelto á caminar hasta la costa del Sur, 6 hasta el desemboque del Colorado, si no fuera por las ca. balgaduras, á quienes fué imposible pasar el rio. Vuelto á los Dolores se determinó á hacer el último esfuerzo; juntó cuanto pudo de provisiones, tanto para sí, como para acariciar y regalar á los indios, y en

ma.

5 de febrero salió acompañado del padre Manuel Gonzalez, misionero de Oposura. Llegaron en 1.o de marzo á la junta de los rios Gila y Colorado, y á una numerosa ranchería de quihuimas que llamaron de S. Rudesindo. Tomaron el rumbo derechamente al Sur registrando varios parajes para pasar las cabalgaduras que no se pudo hallar por los muchos pantanos de la orilla. El dia 11 de marzo, dice el padre Kino en su relacion, haberle salido el sol por encima del remate del mar, sin ver mas que tierra continuada por el Sur, Poniente y Norte, y solo al Oriente el mar de California. En esta situacion, cuando parecian estar mas vivas las esperanzas de concluir aquel importante descubrimiento, enfermó gravemente el padre Manuel Gonzalez. Se trató luego de dar la vuelta con prisa: no pudo ser tanto que no muriese el padre antes de llegar á los Dolores en el pueblo de TubutaEscribió el padre Kino al superior de la Sonora, como ocho de los naturales de aquellos paises recien descubiertos le habian seguido hasta su mision por el deseo de recibir el bautismo: que los mas quedaban en muy bella disposicion para lo mismo: que en las rancherías vistas de nuevo en este último viaje habia contado cerca de cuatro mil almas: que fuera del rio Colorado desembocaba tambien, segun el testimonio de los naturales, en el Seno californio otro rio que llamaban Amarillo. Que el Gila y Colorado despues de su junta, y cerca de la embocadura se partian en dos brazos, y formaban una grande y muy amena isla. Hasta aquí la carta fecha en 2 de abril de 1702. El cariñoso recibimiento que las naciones gentiles de aquel pais hacian al padre Kino, y el desco que tenian de tener ministros en sus tierras y recibir el bautismo, lo manifestaron bien algunos meses despues. Los quihuimas y yumas, quiere decir, las dos principales y numerosas naciones, enviaron sus mensageros al gobernodor de Sonoidac, como empeñándolo para que pasasen padres á sus tierras. Este los condujo al padre Kino, y este celosísimo misionero pasó en persona con ellos hasta Huepaca, donde residía el padre Antonio Leal, superior de aquellas misiones. Prometióles el padre hacer cuanto pudiera para que se les diese aquel consuelo, y aun trató de que pasase á México el padre Kino para acalorar mas la negociacion. No tuvo efecto este viaje, y la fatal incredulidad con que se habian mirado siempre las cosas de la Pimería impidió depues un establecimiento que hoy habria quizá dado al rey vastísimas provincias, y á la católica religion innmerables almas.

En efecto, en mas de diez y seis años que el padre Kino habia traba jado sin descanso en el descubrimiento de un pais tan vasto y tan poblado, no hallamos que tuviese mas compañero fijo que el padre Agustin Campos de Campos, aunque se señalaron en diferentes tiempos algunos otros á fuerza de repetidos informes y protestas, ó no llegaron 6 á ir deteniéndolos en el camino los superiores de Sonora, ó estuvieron tan poco tiempo que no hicieron cosa considerable. A principios de 1703, por los informes del padre Antonio Leal se destinaron cuatro operarios á la Pimería, con indecible consuelo del padre Kino. Ya estaban en viaje y próximos á entrar en labor de aquella viña, cuando se soltó la injuriosa voz de que los pimas habian muerto al padre Francis. co Javier Mora, misionero de Arizpe. No habia cosa mas fácil que Por una fal- refutar aquella mentira, como se habia hecho ya con tantas otras iguallos pimas se mente groseras. Lo hizo el padre Kino con la mayor energía y evidendestinan á o- cia; pero entre tanto movidos de la primera voz los superiores habian ya tro misiones dado otro destino á los sugetos que apenas llegaron á pisar la Pimedestinadas á ría. Solo á Tubutama se consiguió que pasase el padre Gerónimo Minutili, á cuya salud habia probado el temperamento de la California.

sa voz contra

tra parte cua

la Pimeria.

En esta península se intentaron algunas nuevas correrías: la primera, ácia la contra-costa del mar del Sur, donde se descubrieron algunas nuevas rancherías y tierras á propósito para siembras. La segunda fué á la bahía de la Concepcion, cuarenta leguas mas al Norte del real de Loreto en busca de un rio de que habia alguna noticia por la lancha que lleyada de una tempestad se decia haber entrado en sus riberas. La distancia mayor de lo que se pensaba, y la aspereza de las sierras, hizo esta jornada enteramente inútil. A la vuelta de esta espedicion, juntos los padres en Loreto, celebraron con la mayor pompa y ostentacion que fué posible, la solemnidad del Corpus, tomando ocasion de aquí para esplicar á los infieles, asombrados y atónitos, el motivo de aquella estraordinaria alegría, y la significacion de aquellas augustas ceremonias. Toda esta tranquilidad y esperanza de fruto, se desvaneció bien presto con la noticia que llegó al presidio de que el cacique y otros mal contentos de S. Javier del Viggé, habian dado cruelmente la muerte á cuantos párvulos bautizados y adultos catecúmenos pudieron haber á las manos. Era este atrevimiento consecuen. cia de la impunidad con que habian quedado despues de la muerte de un soldado del presidio. Por tanto, el capitan resolvió á todo trance no dejarlos sin castigo. Salió con cuanta mas gente pudo, y dió á me

-dia-noche-sobre los sediciosos, no con tanto silencio que no huyeran cuasi todos á lugares inaccesibles: murieron algunos, y entre ellos uno de los principales autores. El cacique cabeza del motin escapó entre los fugitivos; pero los parientes de los catecúmenos muertos lo trajeron vivo dentro de pocos dias á presencia del capitan. Confesó haber sido el gefe de cuantas conspiraciones, inquietudes y robos se habian cometido desde que entraron allí los españoles. A pesar de los ruegos é instancias de los padres fué condenado á muerte, que conforme á su no vulgar capacidad, instruido bellamente en los santos misterios, bautizado y asistido del padre Basaldúa, recibió con resignacion. En el seno, de la provincia, concluido el trienio del padre Francisco Arteaga, habia tomado el gobierno el padre Ambrosio Oddon mientras llegaba el padre Manuel Piñeiro, que de actual provincial de la provincia de Toledo, venia destinado visitador y.provincial de Nueva-España. El padre Arteaga descargado de este peso, se aplicó enteramente al aumento y perfeccion del Seminario de S. Ignacio, que el año antes habia fundado en Puebla. Con parte de los bienes del padre Dr. D. Nicolás Andrade, y cuatro mil pesos que añadieron los señores D. Francisco de Luna y Doña Josefa de Avila Galindo, su esposa, se fun daron este año las cuatro becas de oposicion que por presentacion del padre rector del colegio, y nombramiento del padre provincial, conforme á las cláusulas de su fundacion, se proveyeron en 6 de abril en los cuatro mas beneméritos, que lo eran D. José Tápia, D. Antonio de Olivera, D. Diego Calderon y D. Antonio de Alcántara. A principios del año siguiente de 1704 con fecha de 12 de enero, se dignó el Sr. D. Felipe V. espedir real cédula en que admite y toma bajo su real proteccion y patronato el dicho colegio de S. Ignacio.. Sus términos son muy honoríficos para no insertarla †.

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No fué esta la única señal que de su benevolencia y amor para con la Compañía de Jesus dió en esta ocasion el rey católico. Llegó ántes otra cédula despachada en 12 de junio del año anterior en que man. da S. M. á su gobernador de Yucatán, y ruega y encarga al Sr. obispo de aquella diócesis, se encomienden á la Compañía la conversion y ad. ministracion de los indios del Petén, region situada entre las provin. cias de Yucatán, Chiapas y Tabasco.

1704.

Reusa la com

ministracion

En consecuencia de esta real cédula, el Illmo. Sr. D. Fray Pedro pañia la ad. de los Reyes proveyó auto en 10 de junio de 1704, requiriendo al pa- de los curatos La omite el historiador en el manuserito que tengo á la vista.

TOMO III.

19

de Yucatán.

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