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lugar por visitador de las misiones de Sonora y Sinaloa, se valió de la ocasion que le ofrecia este empleo para rocojer algunas limosnas de aquellas poblaciones, y remitirlas á California. Le ayudó en gran parte el padre Eusebio Kino, y á uno y otro dió despues las gracias el padre provincial de haber conservado por su industria y caridad la mision y el presidio. Con su llegada, que fué á 30 de agosto, fué comun la alegría de todos en Loreto: acudian en tropas los indios como á su padre y comun bienhechor. Habia procurado llevar provisiones abundantes; pero no fué esto lo que dió mas consuelo en las circunstancias presentes en que la hambre era el menor de los males. Lo que tenia la colonia en punto de arruinarse eran las disenciones de las presidiarios con su capitan, y la poca sujecion de este á los padres. Poco antes de pasar á la Nueva-España el padre Salvatierra, el capitan Estevan Lorenzo, aunque muy á gustó de todos, habia por no se qué aprehensiones renunciado el oficio. No pudiendo convencerlo ni las razones ni los ruegos de los padres, se determinó el padre Juan Ma ́ría á llamar de la Sonora á D. Juan Bautista Escalante, alférez entonces del presidio de Nacosarí. Era este soldado de buenos créditos y acreditada reputacion; pero demasiadamente fogoso, mejor para venir á las manos que para gobernar con quietud. Presto se comenzaron á sentir los efectos de su mala conducta, así en el orgullo con que trataba á los presidiarios, como en la dureza para con los naturales. Unos y otros traian sus quejas al padre Juan de Ugarte; pero lo que habia de ser remedio empeoraba el mal, no sufriendo el dicho capitan que el padre quisiese irle á la mano en lo político y militar del presidio. Llegó á tanto, que el padre Ugarte por no tomar mas ágria providencia, dió aviso de todo al padre Salvatierra. A sus razones y á la salud pública de la colonia toda que se lo pedia, hubo de acceder D. Estevan Lorenzo, y reasumir el cargo de capitan del presidio, para donde navegó con el padre provincial. La suavidad y arte del padre fué tal, que el capitan Escalante sin sentir ni darse por ofendido del desaire, prosiguió por algun tiempo en el real hasta que los mismos padres le procuraron mejor acomodo. Compuestas así estas diferencias, despachó el barco á las costas de Sinaloa para conducir las limosnas A fines de ocque habia ofrecido la caridad de aquellos padres y vecinos. Algunos de estos pasaron á visitarle á California en que se detuvo dos meses, y habiendo dejado órdenes para el establecimiento de dos nuevas misio nes, y proveida para buen tiempo la colonia, salió para México á fines

tubre sale para México el padre provin

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antes herma.

de octubre. Dejó allí á peticion suya y de los padres al hermano Jaime Bravo, que le babia acompañado en la visita, y que despues por ca. torce años fué allí el alivio de los misioneros en el cuidado de lo tem.

poral, hasta que ordenado de sacerdote acabó allí sus dias celosísimo Muerte del misionero. Inmediatamente despues de la partida del padre provincial, no y despues se emprendió la fundacion de las dos nuevas misiones. El padre Pesacerdote pa- dro Ugarte partió para Liguí 6 Malibat, catorce leguas al Sur de Lodre Bravo. reto, á quien se dió el nombre de S. Juan Bautista, en que á costa de

continuos riesgos é indecible pobreza, continuó el padre hasta el año de 1709. El padre Juan Manuel de Basaldúa, partió el mismo dia al rio ó arroyo de Mulege en que debia fundarse la mision de Santa Rosalía. El camino era mucho mas largo de cuarenta leguas al Norte de las misio. de Loreto. Consiguió el padre en lo de adelante hacerlo traginable nes de S. Juan & costa de inmensas fatigas. La pobreza, é incomodidados eran iguaBautista y Santa Rosalia les como comunes en todas las misiones nuevas, pero en esta lo suplia

Fundacion

y endulzaba la mansedumbre y docilidad de los indios, cuando el padre Pedro de Ugarte tuvo que vencer los génios mas, perezosos, mas cavilosos é inconstantes que habia en la California. No fué el menor, trabajo de esta mision de S. Juan el baber sabido el padre Salvatierra, vuelto á México, que D. Juan Bautista Lopez, rico mercader, habia quebrado con pérdida de los diez mil pesos, que habia prometido para su dotacion, y de los cuales pagaba hasta entonces los réditos. Este accidente hizo al padre provincial, que tratase luego de asegurar los demas principales de las misiones de California en buenas fincas y hay ciendas que administra hasta hoy un procurador destinado á este efecto. En el colegio máximo falleció este año el hermano Pablo de Loyo, Muerte del la, pariente del Santo fundador de la Compañía, y su imitador en el blo de Loyola heróico desengaño con que despreció al mundo, y en las virtudes en el colegio religiosas. Vino á la América con el gobierno de la provincia de

hermano Pa

máximo.

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Nicarágua, en que su desinterés, justicia y piedad le hicieron ver de todos, aun en el estado secular, como un espejo de magistrados, y co. mo un ejemplar religioso. Acabado su gobierno, pretendió tomar el hábito de carmelita descalzo; pero un sugeto muy grave y muy espiri, tual de aquella religion, le declaró que Dios queria servirse de él en la Compañía de Jesus. Admitido en ella ejerció por quince años el bumilde aficio de portero en el colegio máximo. Su mortificacion, silencio, humildad, y continua oracion, ó mental ó bocal, era de mucha edificacion á los de fuera, y á los de casa que lo miraban como una viva

"

imágen del venerable hermano Alonso Rodriguez. Murió el dia 17 de mayo. Es una prueba nada vulgar de su virtud, que llegada la noticia de su muerte á Leon de Nicarágua, donde habia sido gobernador, se le mandaron hacer muy solemnes honras, predicando en ellas las alabanzas del difunto el mismo Illmo. prelado de aquella diócesis.

Muerte del apostólico pa

No fué menos la pérdida que hizo el colegio de S. Luis Potosí, y dre Juan Ceaun toda la provincia de Nueva-España, en el espiritual y apostóli- ron. co padre Juan Ceron, natural de Tecusigalpa en el obispado de Valladolid de Comayagua. Su gran teatro fué Guatemala en que pasó la la mayor parte de su vida en las cátedras de filosofia y teología. Por dictámen del padre Diego Marin, uno de los mas célebres escolásticos que ha tenido la provincia, se pensó en llamarlo á México, aunque lo impidió el grande fruto de que se privaba Guatemala. El descanso con que interrumpía la tarea de su cátedra era los dias que llamamos de asueto, salir á esplícar la doctrina á diversas iglesias, y otros á confesar á los hospitales: por las vacaciones, de ordinario á hacer misiones á diferentes pueblos. Fué maravilloso en el ejemplo de humildad con que siendo el oráculo de Guatemala, se ofreció por falta de administrador á cuidar de un ingenio, como lo hizo por dos continuos años. Fué tenido por hombre ilustrado y extático, no solo de personas del siglo poco capaces de discernir espíritus, pero aun de los sugetos mas espirituales de aquel tiempo. El Dr. D. Bernardino de Ovando y D. Francisco Valenzuela, el venerable Pedro de S. José y el venerable fray Antonio Margil de Jesus, con quien se acompañó alguna vez pa. ra sus misiones anuas, y que desde Talamanca, donde entró á la reduccion de aquellas fieras naciones, faltándole tinta, le escribió con su sangre. Persona muy ejemplar, y que le trató con familiaridad quince años, depuso con juramento no haberlo visto jamás distraido, ni inmutado de alguna aun ligera pasion, y que le parecia no perder un minuto de tiempo de estar dentro de sí, y en la presencia de Dios. El padre Antonio Cortés que le trató muchos años, asegura no haberle jamás visto reir, no por dureza ó tetricidad, sino por la contemplacion de Jesus crucificado á quien siempre tenia á la vista del alma. Conforme á estas grandes virtudes eran su penitencia, su silencio, á quien Hamaba él compañero, su castidad tanto mas admirable, cuanto com. batida como la del apóstol, de cuasi continuas y feísimas tentaciones, y su pobreza tal, que jamás hubo menester llevar carga en sus caminos, y en su muerte pidiéndose algunas alhajas por el alto concepto

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Padre Al

que se tenia de su santidad se hubo de deshacer su rosario para repartir las cuentas, de las cuales fué fama comun haber obrado el Señor algunos prodigios. La venerable señora doña Ana de Guerra, bien conocida por sus insignes virtudes, y otras personas que el padre dirigió en el camino espiritual, son pruebas bastantes de su místico magisterio. Fué rector del colegio de Ciudad Real, y maestro de novicios en Tepotzot án. Nos llevó la muerte (dice en sus apuntes el padre Antonio Cortés) un sugeto docto sin ceremonia, modesto sin afectacion, y serio sin esquivez; tal fué el padre Juan Ceron, cuya memoria honra nuestro menológio el dia 24 de enero.

El siguiente año de 1706 no ofrece cosa alguna memorable en la monacir, 7 de provincia. El padre Kino en la Pimería despues de haber sufrido los enero de 1706 dos años antecedentes, y desvanecido con su paciencia y constancia

admirable diversas calumnias contra sus amados pimas, restituida ya la tranquilidad, volvia á tomar nuevos alientos. Tuvo noticias de haber llegado el padre procurador Bernardo Rolandegui con una escogida mision, y al mismo tiempo se le mandó informase del número de operarios que necesitaba aquella provincia. Al mismo tiempo se pidieron del supremo gobierno informes al capitan Juan Mateo Mange, compañero del padre Eusebio Kino en los mas de sus viages, y testigo ocular de la fidelidad y bellas disposiciones de los pimas. El padre Kino respondió que los misioneros concedidos á la Pimería por el rey eran ocho, de los que solo habia tres en Dolores, S. Ignacio y Tubutama: que debian repartirse indispensablemente otros cinco en Caborca, en Santa María Soameca, S. Javier del Bac, S. Ambrosio Busamí y Santa Ana Quiburí. Sin embargo de estos ventajosos informes, no Visita de nue entró algun nuevo misionero en la Pimería hasta muchos años despues, vo el padre Kino en comcomo notaremos en su lugar. Por el mes de octubre salió el padre pañía de Fr. Kino en compañía de Fr. Manuel de Ojeda, franciscano, y de algunos Manuel Ojeda los pueblos oficiales á reconocer y visitar los pueblos distantes. En este viage no se descubrió de nuevo cosa alguna fuera de lo que se habia ya notado en otros, á que se añadió el nuevo testigo Fr. Manuel, Este religioso afirmó despues constantemente que la California era península: que él habia visto la continuada cordillera de mon. tes que unia las tierras por los tres lados de Oriente, Poniente y Nor. te. Vino igualmente maravillado del esfuerzo, actividad, industria, fervor y vida apostólica del padre Kino. No cesaba de maravillarse como un hombre anciano, débil por su austeridad y por su poca salud,

distantes en la Pimería.

caminaba al año tantas leguas, atendia á tantas naciones, catequiza-
ba, predicaba, bautizaba, levantaba iglesias, cuidaba de las siembras, de
la cria de los ganados, del corte de las maderas, é industriaba á sus in-
dios en tantas y tan diferentes artes mecánicas. En efecto, se puede
decir con verdad que lo que hacia por sí solo el padre Kino era tanto,
que
diferentes misioneros en el espacio de cincuenta años despues de
su muerte, apenas han podido conservar en una corriente regular de
vida política y cristiana la tercera parte de los pueblos y rancherías que
él visitaba, y en que les dejó, ó nacida ya, ó sembrada la semilla de la
divina palabra.

Dos infruc tuosas espediciones en la

En la California se emprendieron por este tiempo dos diferentes jor. nadas. La primera, ácia el Sur por el hermano Jaime Bravo en compañía del capitan y algunos soldados en consecuencia de las órdenes California. del padre provincial que habia dejado muy encargado se buscasen en lo interior de la tierra sitios á propósito para establecer nuevas misiones. La muerte violenta de dos soldados y grave enfermedad de otros dos por haber comido un pescado ponzoñoso, les hizo retroceder al dia tercero para el entierro de los muertos, y curacion de los enfermos. La segunda no fué ménos infructuosa. Dirigíase á buscar conforme á las intenciones y repetidos encargos de los reyes católicos, algun puerto en la costa del mar del Sur en que pudiese hacer escala la nao de Fi. lipinas. El padre Juan de Ugarte con doce soldados se encargó de esta importante comision. Salieron de Loreto para S. Javier de Viggé en 26 de noviembre. Desde el 30 les fué necesario marchar prevenidos y en buen órden por haberse visto cerca del mar mas de doscientos guaicuros, nacion enemiga desde la espedicion del almirante Atondo. Hallaron muchas rancherías de pescadores sobre la costa, todas de paz, se enviaron esploradores al Sur y al Norte de la playa, volvieron diciendo haber encontrado una gran bahía, pero enteramente falta de agua. La necesidad que padecian de ella los del campo, era tal, que el dia 7 de diciembre, ni las béstias, ni los hombres la gustaron, y hubiera sido lo mismo al día siguiente, si despues de la misa y letanías que se hacian implorando devotamente la intercesion de la Vírgen inmaculada no se hubiese descubierto un aguaje en aquellos mismos lugares en que el dia ántes se habia buscado tan ansiosa é inútilmente: reconocieron todos la piadosa providencia del Señor por la intercesion de su bendita Madre, y perdida toda esperanza de hallar lo que buscaban por aquel rumbo, dieron vuelta al Real á los fines del año.

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