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tierra.

1707.

Por renuncia Sabíase ya en California como el padre Juan María Salvatierra desdel padre Salvatierra nom. cargado ya del peso del gobierno estaba para navegar allá con el pabra el padre dre Julian de Mayorga. Era así, que movido de los ruegos y razones general Tamburini de pro- del padre Salvatierra, el padre general Miguel Angel Tamburini que vincial al pa- habia entrado en aquel cargo á 31 de enero envió á España patente dre Alejandro Rolandegui. de provincial al padre procurador Bernardo Rolandegui, que vuelto á México la presentó, y entró á gobernar en 17 de setiembre. El padre Salvatierra se retiró á S. Gregorio, donde dispuestas las memorias con el padre Alejandro Romano, procurador de la mision y encargado de conducirlas por Matanchel el padre Julian Mayorga, se partió á principios de diciembre para Sinaloa y Sonora, de donde pensaba embarParte para carse á principios del año siguiente en el puerto de Ahome. En efecCalifornia el padre Salva. to, caminadas por tierra mas de cuatrocientas leguas y agradecidos á los padres misioneros y demas bienhechores los socorros enviados á su amada mision, se hizo á la vela para la bahía de S. Dionisio en 30 de enero de 1707. A la noche del 31 se levantó la mas furiosa tormenta que habian visto en aquellos mares. Amarrado el timon se dejaron ir á discrecion del viento que los condujo á unas islas y escollos incógnitos, donde á cada instante temian estrellarse. Aumentaba el riesgo el desmayo de la gente, que postrada, sin alimentos en mas de cuarenta horas, no pensaban sino en prevenirse para la muerte. Finalmente, arrojados de la tempestad sobre la isla de S. José, llegaron al real de Loreto en 3 de febrero. Poco despues llegó con las memorias de gé. neros y algunas otras provisiones el padre Julian Mayorga. Habia (dicho padre) pocos meses antes, llegado de la Europa con la mision del padre Rolandegui. Sin tomar el necesario descanso despues de tan prolija navegacion, partió á Matanchel, y de allí á la California. La mudanza de tantos diferentes climas en ménos de ocho meses; las incomodidades de la navegacion; los no acostumbrados calores y sequedad de aquel pais, y lo estraño de los alimentos, causaron tanto estrago en su salud, que el padre Juan María se resolvió á pasarlo á las costas de Sonora ó Sinaloa. Hubiérase ejecutado si el doliente mis. mo hincadas en el suelo las rodillas no hubiese pedido que lo dejasen en California, que allí esperaba mejorar, ó á lo ménos morir gustoso en el destino que le habia dado la obediencia. Premió Dios su resigna. cion con una robusta salud, con que pudo despues trabajar treinta años la de los californios.

por

Por otro tanto tiempo habia trabajado incansablemente entre los nue

del P. Fran

yos taraumares el padre Francisco Celada, que murió este año el dia 28 de enero. Fué natural de Mondejar en Castilla, ejemplar de fervorosos misioneros. El amor á sus indios le hizo renunciar los rectorados de dos colegios con que le honró nuestro padre general. Llama, do para administrar el Sacramento de la Penitencia, partia al punto dejando imperfecta la accion mas importante. Jamás se detuvo aun sien. do de tres ó cuatro leguas á que le ensillaran el caballo, sino que lue. go se ponia en camino, diciendo que fueran á alcanzarle. Esta prontitud en un dia destempladísimo del invierno, estando ya achacoso fué la causa de su última enfermedad. Aun en esta, jamás hizo cama sino los dos últimos dias de su vida, obligado de dos padres que le asistian, y entonces vestido enteramente, como acostumbraba dormir siem, pre, (dice el padre Newman en carta escrita al padre provincial) tuvo un contínuo estudio de mortificarse en todo, en alimento, en lecho, en habitacion, en vestido. Premio Dios estas religiosas virtudes con un claro conocimiento de su vecina muerte. El último domingo de su Muerte en la vida, despues de celebrado el santo sacrificio de la misa, se despidió Taraumara públicamente en la iglesia de sus amados hijos, diciéndoles que se des- cisco Celada. pedia para la eternidad, y pidiéndoles con lágrimas no se olvidasen de lo que por tantos años les habia predicado, ni se apartasen de los mandamientos de Dios: que llevaba el consuelo de morir entre ellos, y que no les faltaria quien los administrase en adelante con amor y caridad. El llanto y gemidos de todos los circunstantes, y el dolor que mostraron con su muerte, no pudieron consolarlo los superiores, sino prometiendo darles el padre que ellos escogiesen entre los misioneros. Reducido el padre Celada á la última extremidad, se tenia el desconsuelo de no poderle administrar el santo Viático por habersele cerrado enteramente la garganta sin poder pasar aun los líquidos; sin embargo, instaba con mil ansias el enfermo, asegurando que podia. Se hizo prueba con una oblea, y habiéndola pasado con admiracion de dos padres que lo asistian, hubieron de darle el cuerpo del Señor. Luego que lo recibió, dijo con mucha tranquilidad; Nunc dimittis servum tuum Domine.... y habiendo entrado en una quieta y profunda meditacion, antes de una hora descansó en el Señor.

A principios de noviembre se cumplian los nueve años á que el M. R. P. general Tirso Gonzalez habia prorogado la congregacion provincial. En atencion á esto, convocó el padre Bernardo Rolandegui á los vocales para dicho mes; pero el dia primero se halló el padre pro

1708.

vincial acometido de un mortal accidente, que á las veinticuatro horas hizo desesperar de su vida. El padre, con un ánimo tranquilo y sere. no, nombró por vice-provincial al padre Juan de Palacios, rector del colegio máximo, y trasladó la congregacion del dia 2 al dia 4 de noviembre, conforme á la facultad que para uno y otro le conceden las cons. tituciones. Fué cosa digna de admiracion cuán justamente midió el tiempo que podia haber prolongado mas á discrecion. El dia 3 de noviembre falleció el padre provincial, y enterrado el dia 4 por la mañana, dió lugar para que á la tarde se procediese á las sesiones de la convocada congregacion. Luego, concluido el entierro y reunida por el padre vice-provincial la consulta, se abrió el pliego casu mortis, en que se halló nombrado provincial el padre Juan de Estrada, prepósito que era de la Casa Profesa. Fué electo secretario el mismo padre José de Porras, que lo habia sido en la congregacion antecedente, y nom. brados al siguiente dia por procuradores los padres Alonso de Arrevillaga, Agustin de la Sierra y Domingo de Quiroga. El padre Sierra murió á los principios del siguiente año de 1708, y hubo de pasar en su lugar á Madrid y Roma el padre Domingo de Quiroga.

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El colegio máximo perdió dentro de pocos dias dos sugetos insignes, y que por caminos muy diversos habian dado muchos años grande utilidad á la provincia. A los 22 de febrero murió el padre Francise o Camacho. Llamado de Dios á la Compañía para el grado de coadjutor espiritual por medio de un hermano portero, se ocupó en ella por espacio de cuarenta y cinco años en leer á los niños los rudimentos de la ínfima clase de gramática. En una ocupacion tan molesta y tan poco lustrosa, vivia gustosísima su profunda humildad en tanto retiro y abstraccion aun de los de casa, que si no era por motivo de obediencia, apenas se le veia fuera del aposento. Tenia anexa esta clase de gramática la prefectura de la congregacion de la Anunciata. Las plá ticas que hacia á la juventud cada semana por razon de su oficio, y las otras muchas pláticas de piedad con que aun en la clase les hacia venerar como á Madre á la Vírgen Santísima, eran la leche con que criaba y fomentaba aquellas tiernas plantas, y con que formó varones muy ejemplares en todos los estados de la república. Mortificábale el Señor con temores contínuos de la muerte, y una vivísima representacion de los peligros de aquella última lucha; pero no le hizo gustar estas amarguras en el postrero trance; pues dispuso la amorosa Providencia que al mismo tiempo de bajar á la clase le acometiese una tan

violenta apoplejía, que luego lo privó de todos sus sentidos, y ántes de media hora le sacó de esta vida.

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A pocos dias le siguió el padre Juan Perez, fervorosísimo misionero y compañero en este ministerio apostólico del venerable padre Juan Bautista Zappa, lo que bastaba para su elógio. Hizo Dios por su medio maravillosas conversiones en la ciudad de México y pueblos de su arzobispado, que fueron el teatro principal de su celo. Su caridad industriosísima para socorrer á todo género de necesidades, le hizo dar el glorioso nombre de padre de los pobres. Repartia con ellos aun lo necesario que le daba la religion para su vestido y sustento, logrando á un tiempo la propia mortificacion y el alivio ageno. Pero siendo este tan corto, solicitaba por todas partes que los superiores y los poderosos les socorriesen con abundancia, abogando por ellos en todas ocasiones con maravillosa energía. Fué el primero que comenzó á recojer en casas de personas particulares las mugeres faltas de juicio, contribuyendo en parte para sus alimentos, hasta que con la ocasion que arriba dijimos, comenzaron á juntarse en una casa comun. Su caridad se estendia igualmente á las almas santas del Purgatorio, y se creia que comunmente venian muchas veces á agradecerle y á pedirle sus sufragios. Fué muy singular en la mortificacion, en la pobreza y en la igualdad de ánimo que manifestaba siempre con un semblante apacible y sereno. Falleció con opinion de no vulgar virtud el dia 1. de marzo. :

nuel Fernan.

fundador del

colegio de Oa

En Oaxaca murió este año el capitan D. Manuel Fernandez de Muerte del ca Fiallo, fundador insigne de aquel colegio, hombre nacido para la feli- pitan D. Macidad de aquel pais, y en quien parece no depositó la Providencia tan dez de Fiallo, opulentos caudales, sino para hacerlos correr por sus manos á beneficio comun de todo el pueblo. Seria nunca acabar pretender referir las xaca. innumerables limosnas privadas y particulares: nos contraeremos á decir algunas de aquellas que no pudo ocultar su circunspeccion, ó que despues de su muerte publicó la gratitud.

Con catorce mil pesos ayudó á los reverendos padres carmelitas, y con treinta mil á los agustinos para la fábrica de su iglesia. Veinte mil gastó en reedificar muchas piezas del convento de S. Francisco: tres mil en el de los betlemitas: con treinta mil dotó diez camas en el hospital de S. Juan de Dios: setenta mil empleó en la fábrica y adorno. del templo de los religiosos de la Merced: con once mil aumentó la renta del colegio de las Niñas: diez y seis mil fincó para que de sus rédi

tos se sustentasen cinco sacerdotes seculares, con la sola obligacion de
sacar el guion y varas de pálio siempre que saliese el Augustísimo Sa-
cramento: con ochenta mil dotó el colegio de la Compañía de Jesus, á
quien despues de algunos legados como de veinte mil pesos, dejó por he-
redero del remanente de sus bienes; mas de quinientos mil gastó en es-
pacio de cuarenta años en dotes de huérfanas y monjas, y para el mis-
mno efecto dejó fundađa una obra pía de ciento y noventa y ocho mil pe-
sos, de
cuyos réditos se dotasen cada año treinta y tres huérfanas, y
nombrado patron el rector de la Compañía. Esto, fuera de muchas
fiestas anuales y lámparas perpetuas al Santísimo Sacramento en di-
ferentes iglesias, capellanías y otras distintas fundaciones. Hizo
fuentes públicas para la comodidad de los pobres: reedificó las casas del
ayuntamiento: ensanchó las cárceles para el alivio de los presos: fábri-
có las carnicerías, y por mas de scis años hizo que á su costa se re-
partiese á los pobres de limosna gran cantidad de carnes. En su tes-
tamento dejó á pobres vergonzantes toda su ropa, y todos los géneros
y efectos que sus encomenderos le remitiesen de los reinos de Casti-
Ila reducidos á reales, en que se repartieron mas de ochenta mil pesos. .
Pasó este año (1708) á recibir el premio de su munificencia y gran
caridad: se enterró en nuestro colegio, donde en medio de las grandes
honras que le hizo toda la ciudad, los suspiros y lágrimas de los pobres
fueron su mas sincero panegírico.

Al elogio de este grande hombre, debemos añadir el de un humilde coadjutor, en cuya baja condicion quiso Dios manifestar los tesoros de su sabiduría y el entendimiento que su gracia sabe comunicar á los pequeños. Tal fué el hermano Juan Ortiz Mocho, hijo de padres pobres en el pueblo de Tepotzotlán, y que hacia actualmente oficio de com. prador y despensero en el colegio real de S. Ildefonso. Empleaba en la oracion todo el tiempo que le daban las ocupaciones precisas de la obediencia, y en ella le favoreció el Señor con singulares luces, especialmente acerca del altísimo misterio de la Trinidad. Repetido en él el gran prodigio de S. Ignacio de Loyola, admiraban los mismos maestros de teología, la propiedad, claridad y exactitud con que tal vez á pesar de su humildad le oyeron hablar en este grande asunto. En los jóvenes estudiantes seglares se vió con admiracion verificado muchas veces el fausto 6 triste éxito que al verlos muchos años antes habia proMuerte del nosticado con luz celestial. Profetizó distintamente la muerte de un hermano coadjutor al mismo tiempo que iba á montar á caballo para

H. Juan Ortiz Mocho.

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