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restituirse á una hacienda del colegio. La noble juventud de S. Ildefonso le veneró siempre como á un ejemplarísimo religioso, y no po cos movidos de su ejemplo, abrazaron la cruz de Jesucristo en las sagradas religiones. Falleció con opinion extraordinaria de santidad el dia 6 de agosto.

el

padre Jardon.

Por la primavera de este año vino en el nuevo pliego nombrado pro. Es nombrado vincial el padre Antonio Jardon. En California se dió principio á la provin Sardon nueva mision de Conmondú, con el nombre de Sr. S. José, en memoria de su fundador el ilustre Sr. marqués de Villapuente. A este lugar, distante de Loreto como veinte leguas al Norueste, partió ya restablecido en su salud el padre Julian de Mayorga. Los padres Salvatierra y Juan de Ugarte le acompañaron por algunos dias hasta dejar en corriente la doctrina y demas ejercicios de la mision, á que el padre Mayorga agregó en la série los pueblos de S. Juan y S. Ignacio y algu. nas otras rancherías con inmenso trabajo, como suele serlo en los nuevos establecimientos.

Al mismo tiempo que crecia y se fomentaba esta nueva mision en la de San Juan de Liguí, el padre Pedro de Ugarte á causa de su poca salud se vió precisado con dolor á desamparar el puesto, y pasar á las costas de la Nueva-España. Entró en su lugar el padre Francisco de Peralta, poco ántes llegado á California, En todo el resto de la mision se padecia este año de 1709, una grave necesidad, y apenas podia remediarse de las costas vecinás, por ser el año muy escaso aun en el continente de Sinaloa y Sonora; sin embargo, se dispuso que pasase la lancha San Javier al puerto de Guaimas con algunos géneros para rescatar semillas. Una furiosa tempestad la arrojó sobre la costa de los seris, donde quedó varada entre las peñas. Los ma. rineros, enterrado cuanto pudieron de la hacienda por no caer en las manos de los seris, enemigos de los cristianos, pasaron en la canoa hasta Yaqui, y desde allí dieron noticia de su desgracia al padre Salvatierra. Pasó este en persona á la Sonora, y aunque á costa de hambres y riesgos contínuos, logró endulzar la fiereza de los seris, hacer las amistades entre ellos y los pimas, y aun moverlos á pedir misiones y entrégar al bautismo en esa confianza muchos de sus párvulos, recobrar parte de la hacienda que habian desenterrado los seris, componer la lancha, reconocer á la vuelta algunos pasages importantes de una y otra costa, y dar la vuelta á Loreto con algunos socorros, de que ya se padecia cuasi extrema necesidad.

TOMO III.

21

1709.

tian de Estrada.

Muerte del En el colegio do San Ildefonso de la Puebla, murió á 13 de julio el padre Sebas- padre Sebastian de Estrada, que por muchos años habia sido allí prefecto de estudios mayores. Entre este y otros muchos lustrosos empleos que habia obtenido en la provincia, solo se acordaba su humildad con frecuencia del humilde empleo de maestro de escuelas, que pocos dias habia ejercido en Villarejo, lugar de su noviciado. Fué admirable su constancia y exactitud en la distribucion religiosa, tanto, que aun en los últimos dias de su vida, estando ya extremamente debilitado, observaron los asistentes que al oir la campana para oracion ó exámen, şe incorporaba con trabajo en el lecho para cumplir con la obediencia. Las contínuas luchas y victorias que consiguió en su juventud contra las tentaciones sensuales de que fué muy fatigado, premió el Señor con el singular privilegio, de que los veinte años antes de su muerte no sintiese, como declaró á su confesor, aun los primeros movimientos de aquella brutal pasion. Era muy edificativa su pobreza, circunspeccion y tierno amor á la Vírgen Santísima, á quien con una fórmula semejante á la de nuestros votos, se consagraba por hijo y esclavo cada dia. El padre que lo confesó generalmente antes de morir, aseguró, sin ser preguntado, que el padre Estrada no habia perdido en toda su vida la gracia bautismal, y eran del mismo sentir cuantos conocian su pueril inocencia y la suavidad y candor de sus costumbres.

1710.

El siguiente año de 1710 no ofrece á nuestra historia cosa alguna de consideracion, ni en el centro de la provincia, ni en las misiones de gentiles. En la California desde fines del año antecedente habia prendido en los naturales una epidemia de viruelas, en que los celosos obreros lograron á costa de inmensas y peligrosísimas fatigas recojer una gran cosecha de recien bautizados para el cielo. Los curanderos y hechiceros, gente perniciosa, y tan comun en California como entre las demas naciones gentiles de todo el mundo, no dejaron de sembrar entre los naturales la antigua calumnia de que los padres con los Santos Oleos les causaban ó les apresuraban la muerte. Pero viendo caer luego enfermos á estos mismos malvados, y sabiendo los estragos que hacia la enfermedad en lo interior de la tierra, se desengañaron con facilidad y se entregaron enteramente, tanto en la alma, como en el cuerpo á la direccion de los misioneros. En todos los cuatro años antecedentes no hallamos relacion ni memoria alguna del padre Eusebio Kino en los manuscritos de aquel tiempo. No siendo creible que las calumnias, las necesidades, ó algun otro género de trabajos fuese capaz de

tener en la inaccion y en el retiro aquel espíritu incansable, nos persuadimos á que todo este tiempo lo probó el Señor en el ejercicio de una paciencia heróica. Verosímilmente sus muchos achaques'aumentados con tan largas y penosas fatigas, y añadidos al peso de sus muchos años le habian obligado á no emprender mas viages, y reducido á esperar tranquilamente en su mision de Dolores el fin de su vida apostólica, que le llegó finalmente á principios del año de 1711. Fué el padre Eusebio Francisco Kino, natural de Trento, ciudad de Italia.

bio Francisco

Su devocion y reconocimiento al grande apóstol de la India, á cuya Muerte del intercesion debia la vida, le hizo tomar el nombre de Francisco, y con padre Euseél revestirse del mismo celo y fervor para la conversion de los gentiles Kino. en las misiones de Indias. Con este intento renunció el honor que le hacia el serenísimo duque de Baviera en destinarlo para una cátedra de matemáticas en la Universidad de Inglostad. No le faltaron aun en México ocasiones de manifestar sus extraordinarios talentos con ocasion del famoso cometa del año de 1680. Fueron entónces muy céle. bres las controversias entre el padre Kino y el Dr. D. Cárlos de Siguenza y Góngora, de que hemos hablado en otra parte. Fué el primero que con algun asiento y espacio comenzó á instruir en la fé á los californios, ocupacion á que se hubiera enteramente dedicado toda su vida, si los superiores no hubiesen juzgado mas necesaria en la Pimería su persona; ya que no pudo por sí mismo asistirlos, formó á lo ménos con sus instrucciones y exhortaciones fervorosas al padre Juan María Salvatierra, apóstol de aquel pais, y en cuanto pudo desde la Pi. mería con viages perosísimos, con limosnas y otros arbitrios, procuró fomentar siempre lo conversion de aquella península. La de los pimas altos se debe enteramenta en lo humano á su celo, no ménos que á su paciencia y constancia admirable. Siempre perseguido y calumniado, no solo en su persona, sino en la de sus neófitos, y no solo de los seglares y profanos, sino tal vez aun de sus mismos cooperarios, llevó adelante la obra del Señor por veinticuatro años contínuos casi solo, y teniendo que justificar á cada paso, y demostrar por mil caminos diferentes la fidelidad de sus calumniados pimas y otras naciones que el padre descubria y preparaba al Evangelio. Escribió diferentes informes al rey y los Sres. vireyes, al padre general y superiores inmediatos, todo á fin de conseguir operarios para aquella viña. Bautizó mas de cuarenta mil infieles, y hubieran sido diez tantos mas, si hubiera tenido algunas esperanzas de poderlos proveer de ministros que los

conservasen en la fé. Caminó muchos millares de leguas en repetidos viages: visitó tantas naciones, formó y redujo á vida política tantas rancherías, que como escribe el autor de los Afanes apostólicos, todos juntos cuantos celosos obreros ha tenido la Pimería en mas de cincuenta años despues de su muerte, apenas han podido poner en corriente la tercera parte de los pueblos, tierras y naciones que aquel varon apostólico habia atraido, cultivado y dispuesto para sujetarse al yugo del Evangelio.

Este es un rudo bosquejo de las esteriores ocupaciones del padre Kino; pero en medio de las contínuas fatigas á que lo estimulaba su celo, ¿quién podrá referir los interiores actos de virtud con que se hizo tan digno instrumento de la salvacion de muchas almas? En todo el tiempo de misionero no se le conoció mas cama que dos saleas, una frazada grosera por abrigo, y por cabecera una albarda. Este era el lecho en que despues de tan largos y penosos viages, aun en las mas fuertes enfermedades, y al cabo de setenta años de edad, tomaba apenas un ligero descanso, y en que murió finalmente, no sin lágrimas de su buen compañero el padre Agustin Campos, testigo de tanta familiaridad (digo humildad, mortificacion y pobreza). La mayor parte de la noche ocupaba en la oracion, y cuando estaba en su partido de Dolores, era en la iglesia, donde asegura el padre Luis Velarde, su compañero, en los ocho últimos años que lo oia entrar todas las noches, y que por mucho que se desvelase, jamás lo oyó salir. Esta nocturna oracion acompañaba con una sangrienta disciplina que tal vez percibieron y refirieron asustados sus indios. Se le notó que mas de cien veces al dia entraba á hacer oracion al templo, á imitacion del grande apóstol de Irlanda, aunque toda su vida era una contínua oracion, y un contínuo rezo. Fué señalado del don de lágrimas, de que lo dotó el Señor no solo en el santo sacrificio de la misa, que jamás omitió, sino aun en el oficio divino que rezaba siempre de rodillas. Tenia contínuamente en los lábios los dulcísimos nombres de Jesus y María; así no es de admirar que aun cuando en su casa le decian injurias é improperios, respondiese con palabras suavísimas, y aun abrazase tiernamente al que le ofendia. Sus conversaciones eran siempre de Dios, de su Madre Santísima, de la conversion de los gentiles. Padecia frecuentes y agudas fiebres, de que se curaba con total abstinencia por cuatro ó seis dias. Aun fuera de estas ocasiones, su alimento era muy ténue y muy grosero, sin sal, ni mas condimento que algunas yerbas insípidas que to

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maba con pretesto de medicinas. Toda esta dureza y austeridad consigo, la convertia en suavidad y dulzura para con sus indios, á quienes repartia toda su limosna y cuanto podia conseguir con su actividad é industria. Finalmente, era el padre Kino un perfecto ejemplar de misioneros apostólicos, y de quien se decia vulgarmente.... Descubrir tierras y convertir almas, son los afanes del padre Kino. Contínuo rezo, vida sin vicio, ni humo ni polvos, ni cama ni vino. Habiendo concluido el padre Campos en su pueblo de Santa María Magdalena una pequeña capilla á honra de S. Francisco Javier, convidó al padre Kino para la misa de la dedicacion, á que concurrió gustosamente. La estátua del altar representaba al Santo moribundo. Cantando la misa se sintió el padre Kino herido de la última enfermedad, queriendo el Santo que descansase en su capilla el que tan perfectamente le habia imitado en los trabajos del ministerio apostólico.

Hemos propasado los límites de un clógio histórico en lo que hemos dicho de este grande hombre + llevados del dolor que nos causaba no hallar en nuestro menológio memoria alguna de un varon tan insigne, y apenas algunas generalidades en las noticias de California, y Afanes apostólicos, que no bastaban para formar una idea tan grande como merecen sus virtudes.

Por abril de este año, concluido el trienio del padre Antonio Jardon, Abrese el plicse abrió el pliego en que vino nombrado provincial el padre Alonso go en que es Arrevillaga. Algunos meses despues (el de agosto), desembarcó en vincial el panombrado pro Veracruz el padre Andrés Luque, enviado del padre general Miguel dre Alonso Arrevillaga y Angel Tamburini para visitar la provincia. A fines del año antece desembarca dente habia llegado á México por sucesor del duque de Alburquerque en Veracruz el padre visiel Exmo. Sr. D. Fernando de Alencastre Noroña y Silva, duque de Li- tador Andrés nares, que hizo su entrada pública en 1. de enero de este año de 1711. Luque. Desde el tiempo de su antecesor habia llegado á México una cédula del rey despachada en 26 de julio de 1708, en que se mandaba apretadamente pagar á la California la cantidad de trece mil pesos concedidos por las antecedentes cédulas, y proceder luego sin dilacion á la junta, determinada tambien desde mucho antes. Esta cédula se ocul

+ ¡Padre Alegre! Está V. muy sobradamente disculpado: la bella pluma del traductor de Homero á nadie puede cansar, principalmente cuando se ocupa de tejer el clógio de varones tan ilustres que han civilizado y hecho en dias mas serenos la felicidad de esta América. ¡Oh! si ella fuera tan venturosa que pudiera volver á verlos en su seno para sacar todo el fruto posible de su independencia!!—EE.

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