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cisco Calancha y Valenzuela, muy afecto á la Compañía de Jesus, y deseoso de emplear su caudal en bien de aquel pais, donde lo habia adquirido. Con este designio, de que habia dado parte al padre provincial Alonso de Arrevillaga, pasó el dia 10 de febrero á otorgar una solemne escritura de donacion inter vivos de una hacienda, de cuyos frutos se fabricase casa y templo, y se sustentasen algunos padres, y entre ellos uno señaladamente con el oficio de maestro de gramática. Añadia, si alcanzasen los bienes, un maestro de escuela, jesuita ó secular, y un lector de filosofia. Determinaba, en fin, que si por algun motivo se impidiese la dicha fundacion en Monterey, se vendiese dicha hacienda por mano de los superiores de la Compañía, y su precio se remitiese á la provincia de Andalucía, donde con los mismos cargos y condiciones, se fundase un semejante colegio ó residencia en la villa de Palma, lugar de su nacimiento. Aceptadas estas condiciones por el padre provincial, ínterin se obtenian las necesarias licencias, se mandaron allá por via de residencia dos padres encargados de reconocer la hacienda y el pais, y de ver como podian practicarse allí nuestros ministerios, y cumplirse con las bellas intenciones del fundador. Partió en efecto el padre Francisco Ortiz con otro compañero, que fueron recibidos con grande aprecio y estimacion de todo el lugar. Comenzaron, aunque con no pocas necesidades á ejercitar sus ministerios, bien que el de la lectura de gramática apenas pudo ponerse en planta por ser lugar de pocos vecinos, y que los mas procuran aplicar sus hijos al cuidado de las haciendas de campo.

Se intentó al año siguiente de 1715, añadir al colegio un Seminario con el título de S. Francisco Javier, obra á que concurrieron con donaciones de algunos fondos, D. Gerónimo Lopez Prieto y el Illmo. Sr. D. Manuel Mimbela, obispo de Guadalajara. Perseveraron los padres luchando con la escasez de las rentas, y poco favorables disposiciones del terreno, hasta ahora pocos años, que siendo provincial el padre Cristóbal de Escobar se desamparó enteramente.

En este año de 1715, el dia 4 de marzo, se hicieron á la vela en el puerto de Veracruz el padre visitador Andres Luque y los dos procuradores, aunque en distintos barcos de la flota, á cargo del general D. Juan Estevan Ubilla. Navegaban los padres con no leves presagios de la calamidad que amenazaba á aquel desgraciado convoy; sin embargo, no fué infeliz, aunque dilatada por mas de cuarenta dias, la nave. gacion al puerto de la Habana. Salieron de allí para España el 25 de

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radores

nacio de Lo

julio. A pocos dias, sin haberse aun desembarazado del canal por la lentitud con que navegaban en convoy, se hallaron acometidos de un recio temporal que á las cuarenta y ocho horas estrelló la capitana Naufragio y contra un escollo, con muerte de todos cuantos en ella estaban. Los muerte de los padres procu- dos padres procuradores que habian logrado bien aquel tiempo de triIg- bulacion, animando á todos con el ejemplo y con la voz á fervorosos yola y Anto- actos de confesion, confesándose y previniéndose como otras tantas nio de Figue- víctimas destinadas irremisiblemente á la muerte. Sucedió el triste naufragio la noche del 31 de julio, dia consagrado á los cultos de N. P. S. Ignacio. La urca en que navegaba el padre visitador Andres Luque, tuvo la fortuna de varar en la misma embocadura del rio Yo sobre arena, donde fuera de treinta y seis hombres, se salvó con el padre la mayor parte de la gente que pasó poco despues á la Habana.

roa y

Valdes.

Conoce con

luz profética

el nombra. to. miento de pro

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Mientras esto pasaba en el canal de Bahama, el padre Juan María el padre Sal. Salvatierra lo conocia y veía con soberana luz á las orillas del mar de vatierra esta California. Se le notó en aquellos dias un rostro afligido y macilendesgracia, y Salia muchas veces á la playa, y con lamentos y contorsiones de vincial del P. manos, arrebatado fuera de sí como que tenia presente algun horrenGaspar Rode- do espectáculo, miraba ya á los mares y al cielo. No descubrió el misterio hasta que el mismo padre Salvatierra, escribiendo al padre Gaspar Rodero y tratándolo como á provincial (lo que seguramente no podia hacer sabido por la brevedad del tiempo) le dice cómo un viejo de California habia visto con mucho dolor el naufragio de la flota y la muerte de los padres. Añadia que pocos dias despues, yendo á celebrar por ellos la misa, se le había aparecido el padre Francisco Arteaga, provincial que habia sido, y poco ántes difunto, diciéndole que ya, gracias al Señor, no necesitaba de aquellos sufragios, aunque el padre Loyola, por el tiempo que fué superior, se habia detenido algo mas en el purgatorio.

Hasta aquí la profética vision del padre Salvatierra que la misma série de los sucesos y de los tiempos autorizaba bastantemente. El naufragio habia acontecido el 31 de julio; la noticia llegó á México dia de la Presentacion de nuestra Señora, á 21 de noviembre; la carta del padre Salvatierra la leyó el padre Gaspar Rodero á algunos de los pa dres el dia 5 de enero, víspera de la Epifanía. Era, pues, necesario que en poco mas de cuarenta dias hubiese ido la noticia de México á California, y venido la dicha carta de California á México, no habienotro camino por donde pudiera comunicarse. Dijimos que en dicha

carta trataba el padre Salvatierra como á provincial al padre Rodero, y en efecto era así, que habiéndose cumplido el 14 de octubre de 1715 el trienio del padre Alonso de Arrevillaga, se abrió el nuevo pliego de gobierno en que venia nombrado provincial el padre Pedro Ignacio de Loyola. Se ignoraba aun en México por este tiempo el naufragio; pero estando el padre ausente y absolutamente impedido para ejercer dicho empleo, dudaron los padres consultores si se deberia proceder á abrir el pliego casu mortis. La diversidad de dictámenes atrasó dos dias la deliberacion. Entre tanto el padre Antonio Jordan representó que en caso semejante, habiendo venido nombrado provincial muchos años antes el padre Virgilio Maez que yacia en la cama paralítico y absolutamente impedido, se habia procedido á abrir el pliego casu mor, tis, resolucion que despues habia improbado el padre general en carta que presentaba declarando que el casu mortis, segun nuestro estilo, se entiende absolutamente, ó sea precisamente muerte natural. En consecuencia de esta declaracion se suspendió la apertura de este segundo pliego, y quedó gobernando interin el padre Félix Espinosa, actual prepósito de la Casa Profesa. Al siguiente mes de noviembre llegó, como dijimos, á Nueva-España la noticia del naufragio y muerte del padre Pedro Ignacio de Loyola, y abierto el pliego casu mortis, se haHó nombrado provincial el padre Gaspar Rodero.

Abrese el plie

go casu mortis, y resulta nombrado pro

vincial el padre Rodero.

I716.

Inmediatamente, & principios de enero de 1716, recibió dicho padre provincial la misteriosa carta del padre Salvatierra, de que antes habla mos. Abierto el gobierno, se dió luego orden de que viniese á México el padre Antonio de Oviedo, actual rector del colegio de Guatemala, y nombrado procurador en tercer lugar para embarcarse en la flota de D. Manuel Lopez Pintado que debia navegar por mayo. Llega. ron con felicidad á 22 de junio al puerto de la Habana, donde consolado el padre visitador Andres Luque con la religiosa caridad del Fúndase de padre Oviedo, y héchose cargo de los negocios encomendados á los dos nuevo la redifuntos padres, partieron para Cádiz, en cuya bahía, despues de una villa de Cammuy próspera navegacion, dieron fondo el 25 de agosto.

Este año tuvo el deseado efecto la por muchos años pretendida fundacion de una residencia de la Compañía en la villa de Campeche. Desde el año de 1718 en que se fundó el colegiode Mérida, habiendo estado de paso en dicho puerto muchos de nuestros religiosos para la capital de Yucatán, habian encendido los ánimos de muchos ve. cinos en deseos de tener en aquel lugar tan fervorosos y útiles opera.

sidencia en la

peche.

rios. Contentábanse con las frecuentes misiones que algunos de los padres hacian con estraordinario provecho. Por los años de 1657 pasó el padre Andres de Rada, provincial que habia sido de esta provincia, á Mérida, y conociendo la general inclinacion que tenia á los jesuitas por lo general todo el vecindario de Campeche, y el fruto grande con que podrian ejércitarse allí los ministros, accediendo por otra parte á las instancias de los Sres. obispo y gobernador, permitió que por via de mision pasasen allá dos padres interin se les preparaba un sólido establecimiento. No nos han conservado los antiguos manuscritos el nombre de estos dos religiosos. Ellos, efectivamente, con su ajustada vida y constante aplicacion al servicio del público, aumentaron los deseos que se tenian de ver establecida allí la Compañía; pero su inadvertencia ó demasiada confianza en la buena voluntad de los vecinos, cortó en flor tan bellas esperanzas, é hizo que se dilatase por mas de cincuenta años adelante la pretendida fundacion. Fué el caso, que llevados del buen deseo de ejercitar con mayor utilidad los ministerios del confesonário, catecismo y púlpito que eran toda su constante aplicación, se adelantaron á colocar en una pequeña pieza que llamaron iglesia el Santísimo Sacramento, y llamar con campana á los fieles á los sermones y participación de los santos Sacramentos. A pesar del amor y singular aficion que les habian mostrado los vecinos, no faltaba quien llevase á mal aquella indiscrecion y diese cuenta al rey que los jesuitas, sin las necesarias cédulas y licencias habian erigido iglesia y colegio en Campeche. En consecuencia de esta denuncia vino cédula del Sr. D. Felipe IV en que se mandaba demoler lo fabricado, y que los dos padres se restituyesen luego al colegio de Mérida. En demolerlo hubo poco que hacer, porque á los que envidiosamente se habia querido dar nombre de templo y de colegio, no eran mas que dos piezas pajizas ó techadas de palma que allí llaman guano, y las paredes de mas madera y lodo que piedra, donde con suma incomodidad celebraban y moraban los padres. Ni por otra parte tenian en poco menos de dos años mas fincas que alguna corta limosna de gallinas y maiz. Los dos jesuitas, obedeciendo prontísimamente la órden del rey, salieron al dia siguiente para Mérida acompañados de muchos de los mas distinguidos republicanos. Con este suceso acontecido el año de 1659, en todo lo restante de aquel siglo no se volvió á pensar en la intentada fundacion; bien que en el ánimo de una ú otra persona piadosa quedaron semillas de que Dios quiso servirse á su tiempo.

Era una de estas la ilustre Sra. Doña María de Ugarte, que por diferentes caminos desde los principios del corriente siglo habia intentado introducir la Compañía en Campeche. Entre otros sugetos comunicó estos sus buenos deseos al capitan D. José Santellin, que poco despues pasó á avecindarse al puerto de Veracruz. Desde allí, despues de algunos años, movido á concurrir de su parte á dicha funda→ cion, solicitó saber el ánimo de Doña María Ugarte por medio de D. Juan José Sierra, quien en 27 de enero de 1711 presentó al cabildo de la villa un escrito del tenor siguiente:

,,Muy Ilustre Sr.-D. Juan José de Sierra, vecino de esta villa, co. mo mas haya lugar en derecho parezco ante V. S., y digo: Que traigo del capitan D. José Santellin, vecino de Veracruz, órden verbal de abocarme con Doña María Ugarte, vecina de esta villa, y conferir con ella si conserva el ánimo que en años pasados tuvo de coadyuvar á la fundacion de un hospicio de la Compañía de Jesus para la educacion de los hijos de esta villa, respecto á que el dicho D. José Santellin entre otras disposiciones á descargo de su conciencia, por cláusu. la de testamento ha ordenado se remitan á esta villa ocho mil pesos para dicho efecto, los que en vida habia de remitir; y sin embargo de esta manda tiene ordenado que si llegase el caso de su fallecimiento se remitan otros seis mil pesos por mano del padre José Rivero, de la dicha Compañía. Y respecto al referido encargo, y no haber podido traer instrumento que justificase esta diligencia, pues sola se reduce á inquirir si dicha Sra. Doña María de Ugarte se halla en ánimo de ayudar á dicha fundacion señalándoles por iglesia la ermita de Sr. S. José de que era patrona, y lo demás que para cuando llegare el caso tenia ofrecido; para que yo, con justificacion del hecho, pueda informar y satisfacer al dicho capitan, se ha de servir V. S. habiendo por bastante esta mi representacion, mandar que dicha Doña María, sobre lo espresado, que se le haga notorio dé razon, en cuya conformidad se pueda pasar á ejecucion con fundamentos radicales.

Por tanto, á V. S. pido y suplico que como padre de esta república y que debe atender al aumento y conservacion de ella, siendo el asunto propuesto tan menesteroso como deseado, se sirva alentar los ánimos de los moradores de ella, y en esta conformidad nombrar dos personas de su noble ayuntamiento para que con el presente escribano pasen á las casas de la morada de dicha Doña María, y haciéndola noto. ria esta representacion declare el ánimo en que se halla, para que sien

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