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1738.

Puebla, con fruto copioso de conversiones y reforma de costumbres. hombre de insigne humildad y de escrupulosa pobreza. Ayunó y rezó el divino oficio aun al tercero dia de la fiebre pestilencial que contrajo sirviendo á sus amados indios. En el delirio de su enfermedad no aten. dia sino lo que le sugerían en lengua mexicana y en ademan de quien confiesa, se le notaba la inclinacion del cuerpo echando continuas absoluciones; involuntario, pero feliz indicio del amor que le llevaba á los ministerios de los prójimos, por quienes habia espuesto y ofrecido al Señor su vida, que consumó como nuestro redeutor, en en viernes santo, 19 de abril.

En algunas ciudades del reino donde habia comenzado mas tarde, duró la epidemia hasta principios del año de 1738, tiempo en que arrebató á la Compañía dos religiosísimos sugetos. En el Espíritu Santo de Puebla falleció el hermano Agustin de Valenciaga, natural de Ascoytia en la provincia de Guipuzcoa. Desde sus tiernos años dió grandes ejemplos de penitencia, recogimiento y oracion, que aun án, tes de los diez años ocupaba el lugar de las diversiones pueriles. Sirviendo de peon en la obra que se fabricaba entónces en la casa de Lo yola, fué recibido en la Compañía. En ella vivió, tanto en la provincia de Castilla como en la de Nueva-España, siendo un perfectísimo ejemplar de hermanos coadjutores. Humilde, sencillo, modesto, laborioso, observantísimo de las reglas, respetuoso á los sacerdotes, devo. tísimo de la Santísima Vírgen, y de una ardiente caridad para con los prójimos, en cuyo servicio murió el dia 13 de enero.. A 22 de abril pasó de esta vida en Leon, tocado del contagio, el padre Francisco Maria Bonali, natural de Cremona, de donde vino en mision por los años de 1731 en que hizo sus votos en la Habana. Ni la detencion de estos en considerable tiempo, ni la del sacerdocio, para que tenia anticipadamente licencia del padre general, fueron bastantes, aunque muy dolorosos motivos para sacar de sus labios la menor queja. En el tiempo de sus estudios en el colegio máximo fué señalado por compañero del bendito padre y venerable anciano Domingo de Quiroga, escuela en que tuvo mucho que aprender en paciencia, humildad, resignacion y demas virtudes cristianas y religiosas. De la tercera aprobacion fué señalado al hospicio de Leon, en que el padre superior Manuel de Lava le recibió como á un ángel del cielo, aunque faltándole poco despues tuvo el padre Bonali, un poco que padecer del indiscreto celo de algunos. Vivia sí con el consuelo de que el padre

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Manuel le prometió á la hora de morir le seguiria en breve, como se cumplió á poco mas del año con la ocasion de la epidemia, á que el celoso operario se entregó sin reserva, y en que acabó con sentimien to de toda la villa que le miraba como á un ángel. Ya por este tiempo el gobernador de Sinaloa que habia, como dijimos, pasado á Califor nia dejada la via de la negociacion, siempre lenta y peligrosa en estas naciones incultas é inconstantes, habia procurado y conseguido dar sobre los alzados con dos o tres reencuentros favorables que los obliga. ron á pedir perdon y entregarse al vencedor. Se les obligó á que entregasen tambien á los autores principales del motin, y lo ejecutaron puntualmente. El gobernador se contentaba con mandarlos á la cos- Muerte de los principales auta de Nueva-España; pero habiendo pretendido alzarse con el barco en Pores del moque los conducian fué necesario pasarlos á cuchillo, excepto unos po- tin de la Ca. cos que tuvieron despues muy desastrosos fines.

Entre tanto habia venido al Sr. arzobispo virey órden muy apretada de la corte para que se pusiese como estaba ántes mandado al virey Casafuerte, un presidio en el Sur. Se encomendó la ejecucion al gobernador de Sinaloa, con condicion de que los oficiales y presidiarios de ninguna manera reconociesen ni dependiesen de la voluntad de los misioneros, ni estuviesen sujetos sino inmediatamente al virey de México, sin subordinacion al capitan del presidio de Loreto. Se señalaron treinta soldados que se repartieron en los puestos de S. José, Santiago y la Paz, diez en cada parte, al cargo del capitan D. Ber. nardo Rodriguez Lorenzo, hijo del antiguo capitan de California. Pero como éste, educado por los jesuitas y siguiendo las huellas de su anciano padre, defiriese mucho á los misioneros, presto desagradó al gobernador de Sinaloa, y puso en su lugar á D. Pedro Alvarez de Acevedo. El padre procurador de California representó en México al Sr. arzobispo virey los inconvenientes que podian resultar de aquel nuevo gobierno; pero no solo no consiguió que S. E. I. pusiese el nuevo presidio sobre el pié del antiguo, sino que antes reformó este mandato ordenando que los presidiarios y oficiales de ningun modo fuesen admitidos, nombrados ni pagados, ó tuviesen con el padre superior de California, ó con alguno otro de los misioneros, alguna relacion 6 depen

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Por nota marginal de este manuscrito se añade....... Celebridad en la cano nizacion de S. Juan Francisco de Regis. Ignoro por qué la omitiria el padre Alegre: sin duda que no corresponde á este tiempo.

lifornia.

Muerte, elc

ques de Villa

puente.

dencia. Se aumentó al presidio real de Loreto de veinticinco á treinta soldados, y se volvieron á poblar y cultivar las cuatro antiguas y desoladas misiones. En la de Santiago entró el padre Antonio Tempis, de quien haremos mencion en otra parte. A los sucesos de California debemos añadir la dolorosa pérdida que padeció este año de su mas insigne bienhechor, si puede llamarse así solo de la California y no ántes una fuente y tesoro comun de toda la universal Compañía gio y liberali. y de todo el orbe cristiano, el ilustre Sr. D. José de la Puente Peña y dad del mar- Castrejon, marqués de Villapuente. Puede decirse con verdad que no hubo en su tiempo obra alguna piadosa á que no concurriese con tanta alegría, que no cabiéndole el gozo en el pecho prorrumpia en acciones de gracias á nuestro Señor por las ocasiones que le proporcionaba de hacer bien á los pobres. Fué en esto muy particular que sus cuantiosísimas limosnas tuvieron siempre por objeto mas que la pobreza corporal el remedio espiritual de las almas. Por este medio consiguió haber sido en su vida, y ser hasta hoy el apóstol de muchísimos pueblos y naciones, que las casas y misioneros dotados con sus limosnas rediman cada dia de las tinieblas de la infidelidad y de la culpa. En la Africa, fuera de grandes sumas remitidas en diversos tiempos para redencion de cautivos, fundó en Argel un hospicio de padres franciscanos observantes para el amparo y pasto espiritual de los cautivos cristianos. En la Asia, á costa de muchos males, remedió á innumerables cristianos de las vejaciones que por la fé de Jesucristo padecian en algunos reinos de la India, en el Japon y en la China. Aquí, para el sustento de misioneros catequistas y fábrica de iglesias, envió en diferentes ocasiones mas de cien mil pesos. En Macao fundó una casa ó cuna de misericordia para recoger los niños que cada dia amane. cian espuestos en las calles segun el uso bárbaro de la gente pobre de aquel pais. Para el mismo fin de sustentar ministros y catequistas envió cantidades muy gruesas á los reinos de Travancor, Ternate, Maduré, Coromandel, sosteniendo aquellas florecientes iglesias que entre las continuas hostilidades de los paganos hubieran perecido muchas veces sin este socorro. En Filipinas fundó un presidio de indios boholanos contra las invasiones de los moros que cerraban el paso á la

propaga

+ No se pensó así en los dias del conde de Moctezuma cuando se exigió por condicion al fundador padre Salvatierra que él gobernase en todos fueros aquella Colonia..... Ya asomaba desde entónces en el gobierno español la persecucion que se preparaba á los jesuitas.

cion del Evangelio. Fabricó en la India Oriental la iglesia de Pondicheri, y remitió á Jerusalen mucha porcion de pesos para adorno de los santos lugares, y seguridad de los piadosos peregrinos.

En la América, prescindiendo de continuas diarias limosnas á mendigos y vergonzantes, de muchas dotes de virtuosas doncellas, de capellanías y obras de la misma naturaleza de menos considerable costo empleó mas de ochenta mil pesos en la fábrica del convento de S. José Tacubaya de religiosos descalzos de S. Francisco; mas de dos. cientos mil en misiones, barcos, y otras necesidades de California. Fundó en la Pimeria las dos misiones de Busanic y Sonoydad, mudándose por su devocion en el de S. Miguel el nombre que antes tenia de S. Marcelo. Ayudó con diez mil pesos á la fundacion del colegio de Caracas, con diez mil y cincuenta al de la Habana; dejó otros diez mil pesos para la fundacion de una casa de ejercicios en México. Debiéronle no poco fomento las misiones del Nayarit, y las del Moqui y Nuevo-México. En la Europa costeó las informaciones para la beatificacion del venerable padre Luis de la Puente; reedificó y dotó de nuevo el colegio de Santander; fabricó y adornó el colegio é iglesia de la cueva de Manresa, teatro de la penitencia de nuestro padre S. Ig. nacio, y cuna de la Compañía. Comenzó á fundar un colegio de misioneros en la casa y castillo de Javier del reino de Navarra. Sirvió al Sr. D. Felipe V con un regimiento de quinientos sesenta hombres armados y mantenidos á su costa por cerca de año y medio; servicio que S. M. recompensó ofreciéndole el vireinato de México, y rehusó este honor prefiriendo á todo la tranquilidad de su conciencia. En su última ancianidad peregrinó desde México hasta la casa de Nazaret y ciudad de Loreto, vestido de un paño grosero y con voto de no quitarse la barba hasta haber adorado aquel santo lugar. Ofreció á la Santísima Vírgen en su santa casa dones opulentísimos; hizo por todo el camino innumerables limosnas; partió á Roma, y en el Jesus tuvo los ejercicios de nuestro padre S. Ignacio; volvió á España, ofreció en Zaragoza preseas riquísimas al templo é imágen del Pilar. Hospedóse en Madrid en nuestro colegio imperial, donde habiendo dado tres dias antes hasta su capa de limosna, se dió asimismo al Señor pidiendo ser admitido en la Compañía. Hechos con ternura y edifi. cacion de toda la corte los votos religiosos, (falleció el dia 13 de fe brero de 1739. *

* He aquí un gran limosnero solo comparable con el capitan D. Manuel Ferunadez de Fiallo de Oaxaca, de quien ya hemos hablado.

zaldo.

Abresc el plie- El padre Juan Antonio de Oviedo continuó su gobierno hasta el go y se halla nombrado pro. dia 25 de junio en que abierto nuevo pliego, tuvo por sucesor al padre vincial el pa- Mateo Anzaldo. En esta misma ocasion habia venido carta de nues dre Mateo Antro padre general en que informado su paternidad, de los de dentro y fuera de la Compañía, de los gloriosos trabajos de los operarios de esta provincia en el tiempo de la epidemia, manda al provincial dé en su nombre las gracias á todos, tan afectuosas (dice su paternidad) como quisiera darlas á cada uno en particular, asegurándoles, no ménos, de la consolacion grande en que me dejan esas noticias por lo que prue. ban de fervoroso espíritu y celo en esa provincia, que de la segura confianza que tengo en la virtud y ardiente caridad de todos, para continuar con el mismo empeño, tan glorioso á nuestro Señor, tan útil á los prójimos y tan propio de la Compañía, caya causa y buen nombre pá. rece ha querido justificar el cielo, mostrando así, que los que tan perseguidos se ven al presente son los mas empeñados é interesados por el público hasta el estremo de perder sus vidas." El padre Mateo Anzaldo desempeñó esta órden con una carta circular, que siendo una hermosa descripcion del inmenso trabajo de nuestros operarios, y sien. do de superior á súbditos en que no cabe la adulacion ni la lisonja, nos pareció insertar aquí á lo menos algunas de sus cláusulas. „No pudo, dice, sufrir la caridad de vuestras reverencias las leyes que regularmente se establecen en las epidemias de que haya número determinado de operarios. No pudo sufrir la separacion de estancia, mesa trato y comunicacion, diligencias tan necesarias para impedir el contagio. No se pusieron estos ni otros preservativos al peligro, porque no lo temian vuestras reverencias, sino antes lo buscaban. No hubo distincion de gremios, diferencia de grados, preeminencia de puestos, ni exencion de canas. Los enfermos, los ancianos, los superiores, los maestros, todos eran operarios: el único órden que observaron vuestras reverencias fué no admitir descanso alguno. No se media con las ho ras del dia la trabajosa tarea, continuaba toda la noche. Todos se aplicaron, todos se dieron por obligados; aun nuestros estudiantes, siempre exentos de semejantes escursiones, lograron la suerte de acompañar á los sacerdotes, mitigando la pena de no serlo para ayudar mojor á sus prójimos con suplir por nuestros hermanos coadjutores, cuyo anhelo no alcanzaba á lo exhorbitante de las tareas. Ni nuestros novicios pueden quedar escluidos de esta gloria, pues pedian con instan cia ser enviados á servir la comida á los pobres, y animarlos con bue

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