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Misiones en el
Arzobispado.

ños, y se dejase enteramente la fundacion. Sin embargo, á instancías del Sr. obispo y de algunas otras personas se detuvo la ejecucion hasta esperar respuesta de N. M. R. P. general Cárlos de Noyele, á quien se habia tambien escrito sobre el mismo asunto. La resolucion de Roma fué del todo opuesta á la que se habia tomado en México. Escribia el padre general exhortando al padre Perez á sufrir generosamente tanta diversidad de contradicciones sin desamparar una em. presa que esperaba habia de ser para mucha gloria de Dios. Una determinacion tan no esperada tuvo para los padres de aquella residen. cia algunos visos de misterio, y la aseveracion del padre Cárlos de Noyele encerraba una especie de profecía que les inspiró mucha confianza; pero esto sucedió cuasi á fines del año siguiente.

En el que ibamos (de 1685) los padres Juan Perez y Juan Bautista Zappa, á peticion del Illmo. Sr. arzobispo de México D. Francisco de Aguiar y Sejias, emprendieron una mision por los pueblos del arzobispado. Anunciaron el reino de Dios en Teotihuacan, Otumba, Sultepec, Tulancingo y otros muchos lugares, recogiendo inmenso fruto en la salvacion de innumerables almas. En Sultepec, como Real de minas, era mayor la corrupcion de las costumbres y fué mas visible la reforma. Parece que tomaba el cielo á su cargo prevenir los ánimos en favor de los misioneros y de su santo ministerio. En Tulancingo, renunciado el cómodo y bien aderezado alojamiento que les tenia preparado el alcalde mayor, se recogieron los dos padres al convento de los padres franciscanos. A la media noche se comenzó á oir un ruido espantoso, tropek y carrera de hombres y caballos con golpes descomunales á las puertas de las celdas. Oíanse entre el estruendo unas voces confusas, y solo se percibieron en tono quejoso y lastimero estas palabras: Miguel, Miguel!! Confiriendo entre sí los religio-sos, no hallaron causa alguna á qué atribuirlo sino á temores y rábia del comun enemigo que sospechaba su ruina con el feliz suceso de la mision, la qual habian puesto los padres bajo la proteccion del glorioso Príncipe de la milicia del cielo. No fué menos admirable y aun mas público lo que aconteció en Tenancingo. Era beneficiado de aquel pueblo el Lic. D. Felipe Manrique, y su padre se hallaba actualmente postrado en la cama de una grave enfermedad y ya en estado de velarlo de dia y noche. Volviendo al anochecer de uno de sus frecuentes parasismos, preguntó á los circunstantes qué jesuitas eran los que andaban por el pueblo; se le respondió que ni los habia, ni

cuasi eran conocidos en el lugar. Pues yo veo dos, (replicó) y al uno (que era el padre Zappa) le conozco muy bien. Quedaron todos persuadidos á que deliraba el enfermo; pero no pudieron menos que atribuirlo á causa superior, cuando á pocos instantes entraron los padres derechamente á la iglesia cantando, como acostumbraban, la doctrina cristiana. Con estos avisos no es de admirar que fuese tan singular la conmocion de los ánimos y la enmienda de las costumbres. Muchos casos particulares (que per no alargar omitimos) pueden verse en la vida del dicho padre Zappa. Lo que aquí hemos puesto lo hemos visto de su letra; prueba grande para los que tuvieren alguna noticia de la virtud y espíritu de este grande hombre. Duró esta espedicion desde 1. de setiembre de este mismo año hasta prin. cipios de 1687, aunque con algunas interrupciones.

1686.

Muerte del

Lobo.

En 5 de abril de 1686 falleció en el colegio de Guatemala el padre Manuel Lobo, varon insigne en piedad, dotado de todas las grandes padre Manuel prendas de un orador cristiano, infatigable en el confesonario para que le habia dotado el cielo con singular discrecion de espíritu. En el espacio de cuarenta y cinco años que trabajó en el colegio de Guatemala, fué el oráculo de toda la ciudad, á quien tenia encantada la dulzura de su trato y el ejemplo de su religiosa perfeccion.

fundacion de

A 26 de agosto de este mismo año en el colegio del Espíritu Santo Noticia de la de Puebla pasó á mejor vida el padre Mateo de la Cruz, † originario Betlehen. de aquella ciudad. Fué muy señalado por un constante tenor de vida en mortificacion temporal, en pobreza, en abstinencia y en las demas religiosas virtudes. La mayor, parte de su vida la ocupó la obediencia en empleos literarios que siempre desempeñó con lucimiento. La biblioteca de la Compañía hace memoria de él por algunas pequeñas obras que dió á luz; tuviera aun mucho mayor nombre entre los sabios y piadosos escritores si se hubieran dado á la estampa otras muchas obras que dejó manuscritas, entre ellas la vida y virtudes de la Vírgen Santísima, esplanadas en mas de ochenta sermones. Las letanías Lauretanas esplicadas en otros tantos discursos. Una paráfrasis ó comento del capítulo 24 del Eclesiástico aplicado á la Santí. sima Vírgen. La Muger fuerte de los Proverbios. La Esposa de los

+ Aunque el libro que copiamos anuncia en su márgen la noticia de la funda. cion de Betlehem, la omite y sigue con la de la muerte del padre Mateo de la Cruz.-EE.

Deliberaciones sobre la

Cantares, Himnos y Antífonas virginales; Nombres y oficios de la Virgen María; Santuarios y advocaciones que tiene la Madre de Dios en todo el mundo. El padre Gregorio de Losa en la carta de edificacion que escribió á los colegios, asegura que estas obras podian componer mas de treinta volúmenes, y que el padre las habia dejado curiosamente escritas y coordinadas en el aposento del prefecto de la Anunciata. El sumo costo de las impresiones en América nos hace carecer de estas obras y de otros monumentos, no menos de lá erudicion del padre Mateo de la Cruz y de su tiernísima devocion para con lá Madre de Dios.

Desde los principios del año, por orden del Sr. conde de Paredes se California. habia formado en México una junta de personas inteligentes, entre ellas el fiscal de la real audiencia, el almirante D. Isidro Atondo y el padre Eusebio Kinò, que arbitrasen los médios para la poblacion tantas veces intentada de la California. De comun acuerdo se resolvió ser imposible conseguirse sino encomendando todo el cuidado así de lo espiritual como de lo temporal á la Compañía de Jesus, á quien se sub ministraria para este efecto de las reales cajas el dinero necesario, cuya regulacion por la junta de 11 de abril se encomendó á tres su. getos nombrados y al fiscal que pasase la resolucion dicha á los superiores de la Compañía. El padre Daniel Angelo Marras, prepósito por ausencia del padre provincial, respondió que en cuanto á la espiritual administracion estaba pronta la provincia á dar cuantos misioneros fuesen necesarios como lo habia practicado hasta entónces; pero què en cuanto á lo temporal no podia encargarse sin graves inconvenientes. El capitan Francisco de Luzernilla que ya en otro tiempo había intentado lo mismo, volvió á ofrecerse para la empresa á menos costo del que se habia determinado, que eran treinta mil pesos anuales. Se desechó esta proposicion y se mandó entregar esta suma al almirante Atondo; pero por otras mayores urgencias del erario tanto en Europa como en América, ni llegó á verificarse, ni se volvió á pensar en la poblacion de la California hasta el año de 1694. El padre Eusebio Kino frustrada la conquista de la California, volvió luego los ojos á la Pimeria alta, siempre sediento de la conversion de los gentiles, cuyo celo le habia sacado de la Italia, y esperando quizá poder por esta otra parte facilitar la entrada á sus amados californios. Cumplidos los tres años de gobierno del padre Luis del Canto le habia succedido en el oficio de provincial el padre Bernabé Soto, que como misionero que

Pretension del padre Kino para la Pimería alta.

habia sido muchos años entre los tepehuanes conocia bien el precio
de estos trabajos. Desde luego hubiera condescendido con los santos
deseos del padre Kino si no le detuviese no estar señalada del rey la
limosna para aquella nueva mision, y antes estar prohibidas nuevas
entradas á los paises gentiles sin noticia y conocimiento de los Exmos.
vireyes. Nada hay dificil al celò y á la santa libertad de un varon
apostólico. El padre Kino supo representar tan vivamente al Sr. vi-
rey la utilidad, y aun lá necesidad de aquella espedicion, que obtuvo
decreto de S. E. para que se exhibiese no solo la limosna necesaria
para la mision de Pimería, sino tambien otro tanto para una nueva
misioná los seris en la provincia de Sonóra.
En 20 de noviembre sa-
lió el padre de México para la ciudad de Guadalajara. Aquí le obli-
gó su caridad á presentarse á la real audiencia. El fervoroso misio-
nero sabia, muy bien cuán grave retraente es a los indios para recibir
la fé y reducirse á poblacion y vida política el servicio personal en
haciendas y minas á que los obligaban despues de su bautismo. En
esta atencion pretendió exigir de aquella real audiencia despacho pa.
ra que los indios que convirtiese á nuestra santa fe no pudiesen en
cinco años ser compelidos por juez algunó al trabajo de miñas ó ha
ciendas. Bien poco era lo que pretendía el jesuita misionero en favor
de los neófitos, pues desde el año de 1607 estaba mandado por el Sr.
D. Felipe III que los indios reducidos á nuestra santa fé
por la predi-
cacion no sean encomendados, tributen, ni sirvan por diez años, y lo
mismo ordenó en 10 de octubre de 1618. Determinaciones dignísimas
de los reyes católicos, y que como tales se insertaron en la Recopila-.
cion de leyes de Indias, ley 20 tit. 1., y 3. tit. 5, del libro 6.
En el mismo afio de 86 en que el padre Kino pretendia, aquella corta
exencion para sus neófitos, ó porque ignoraba lo mandado por el Sr.
D. Fellipe III, 6 porque sabia que no se observaba, vino nueva cédula
del Sr. D. Cárlos II con fecha de 14 de mayo en que ordenaba á los
vireyes, audiencias y gobernadores que favoreciesen muy particular-
mente á los eclesiásticos encomendados de la reduccion de los infieles,
y que estos en los veinte años primeros sean exentos del servicio de
minas y haciendas. Con tan felices principios animado el padre Kino
partió para la Pimería en 16 de diciembre.

1687. Primeras mi

Obedecido por el alcalde mayor de Sonora el despacho de la real audiencia, pasó el celoso ministro al sitio en que se fundó despues la siones de la mision de los Dolores.

Pimería alta.

Muerte del

min Izurita.

Los moradores de aquellas rancherías eran los que con mayores an sias habian deseado el bautismo y solicitado misioneros. En un terreno tan bien dispuesto se empleó con tanta felicidad el fervor del padre Kino, que á pocos dias ya tenia un gran número de catecúmenos de que formó el pueblo de los Dolores, primogénito de sus fatigas, y que cultivó hasta la muerte. De aquí, por órden del padre visitador, acudiendo cada dia nuevas gentes pasó á fundar diversos otros pueblos, el de Caborca, diez leguas al Poniente del de los Dolores, á que dió el nombre de S. Ignacio. Los habitadores de este pais, (dice el mismo padre) le parecieron los mas afables y dóciles de cuantos habia visto hasta entónces. El de San José de los hymeris, muy pocas leguas al Norte. En esta nacion habian sido tambien muy antiguos los deseos de tener padres que los instruyesen, y no menos antiguo en los misioneros de Sonora el deseo de pasar á sus tierras, lo que sin embargo no habia podido ejecutarse en mas de cuarenta años que era conocida esta gentilidad. Siete leguas al Oriente de los Dolores fundó otro pueblo con la advocacion de Nuestra Señora de los Remedios. Para atraer á los mas distantes les envió una embajada con el indio gobernador del pueblo de los Dolores, persona entre ellos de mucha autoridad. Los cuatro pueblos se dividieron despues en misiones, quedando los dos primeros á cargo del padre Kino. Los de San José y los Remedios, no pareciendo tan precisas, se desampararon despues de algun tiempo con notable sentimiento del mismo padre Kino, como diremos adelante.

En la Casa Profesa de México falleció este año con singular opihermano Fer- nion de virtud el hermano Fermin de Izurita que cuidaba actualmente de aquella portería. En 6 años que vivió en la religion se dió tanta prisa en enriquecer su espíritu, que era uno de los mas ejemplares coadjutores de su tiempo. Aun de seglar, en 18 años que vivió en las Indias, y en medio de las lisonjas de una fortuna bastantemente próspera, vivió siempre solo en mortificacion, en castidad, en simplicidad de costumbres, en frecuencia de Sacramentos, en perfecta obediencia á su padre espiritual. Solicitado torpemente de una muger en un lugar fuera de México, á la misma hora, aunque muy importuna, montó á caballo y desamparó con admiracion de todos los que ignoraban la causa un hospicio tan peligroso. Su celo por la salvacion de sus prójimos, lo manifestó en dejar alguna parte de su caudal para el sustento de dos misioneros que llamamos circulares. Por sí mismo, ya que

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