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no podia con otros ministerios, contribuia no poco con santas y espiri tuales conversaciones, teniendo por su máxima favorita que no se habia de hablar sino de Dios ó con Dios. La contínua oracion y la ciega obediencia, fueron los dos ejes de su vida religiosa, y de que pasó á gozar el prémio el dia 2 de marzo.

Entre tanto, el padre Juan Bautista Zappa apénas con el descanso Misiones deł de algunos meses, volvió á fines de octubre á sus escursiones apostó- padre Zappa. licas por los pueblos del arzobispado. El venerable Sr. D. Francisco Aguiar Seijas, que se creia muy interesado en este género de ministerios, los fomentaba con el mayor ardor.. No salian los padres sin tomar su bendicion, y aun sin que su señoría ilustrísima señalase el rumbo por donde debian encaminarse. Añadia el buen pastor cartas muy espresivas á los curas y vicarios de los partidos, encargándoles la asistencia personal y el fomento de los ejercicios de la mision. Entre otras espresiones, no podemos omitir la que usa en carta escrita este año á los reverendos padres guardianes, priores y ministros de doctrina, que comienza así:,,Por dar cumplimiento á la debida obligacion de prelado y pastor de tantas ovejas, he determinado darles el pasto espiri tual para encaminarlas al mayor bien de sus almas. Y porque al presente no puedo ir en persona á tan santo empleo, van en mi nombre los reverendos padres misioneros Juan Bautista Zappa y Antonio Ramirez, de la Compañía de Jesus, personas de grande espíritu y talento, de quienes fio en la Divina inisericordia, han de cojer mucha mies con la palabra evangélica. Para este efecto, suplico á vuestras paternidades reverendas, les ayuden y fomenten en cuanto fuere posible, asistiéndoles como á mi misma persona, que lo tendré á toda estimacion y viviré con este reconocimiento." Con este patrocinio, fué copiosísima la cosecha de almas que en Zimapan, Ixmiquilpan, Huichiapa, villa de Cadereita y otros lugares vecinos é intermedios, recogieron este año nuestros dos operarios. Su llegada á Zimapan previno el cielo con temblores de tierra nunca vistos en aquel pais, y tan frecuentes, que en dos dias habia temblado once veces. Preocupados ya de temor los ánimos, así de los cristianos como aun de los chichimecas gentiles de aquellas minas, fué fácil á los ministros de Dios, arraigar en ellos las saludables máximas, con tan feliz suceso, que los mismos paganos admirados de ver en el Real tan entera mudarza, vinieron á los padres, convidándoles á que fuesen á predicarles. Nos habeis bebido el corazon, les decian en frase de su idioma, y no querría

Muerte en la

D. José La

żalde.

mos vivir sin vosotros. Ya somos grandes, y tardaremos mucho en sa ber las oraciones, pero os entregaremos á nuestros hijos para prenda y principios de nuestra conversion.

A 28 de julio murió en la ciudad de Guadalajara D. José Lazalde, Compañía de oficial real que habia sido muchos años de aquellas cajas y obtenido otros lustrosos empleos en aquella república. Desde su juventud habia fomentado los deseos de entrar en la Compañía, aunque impedido por la necesaria asistencia de su madre y hermanas. Libre ya de estos lazos, fué recibido por el padre provincial Bernardo Pardo á fines de su gobierno, confirmó de nuevo el recibo el padre Luis del Canto, sin que en todo su trienio lo permitiese pasar a Tepotzotlán una gra. ve y peligrosa enfermedad. Llegando á recibir los últimos Sacramen tos, el padre Juan de Palacios, rector de aquel colegio, le recibió los votos que hizo con estraordinario fervor. Desde aquel instante no permitió se le cubriese la cama con seda, ni se le sirviese con plata: se mandó cortar el cabello, como lo usan los jesuitas, y quiso vestirse de la misma ropa del colegio. Entre tanto llegó á la visita el padre Bernabé Soto, á quien luego dió la obediencia, suplicándole pidiese al Señor que el próximo dia de S. Ignacio pudiese ir á comulgar entre nuestros hermanos; pero dos dias ántes le arrebató la muerte á los 41 años de su edad. Se enterró en el sepulcro de los nuestros con asis. tencia y notable edificacion de toda la ciudad.

1688.

Al año siguiente perdió el colegio del Espíritu Santo de Puebla un grande espejo de virtudes y religiosa perfeccion en el pacientísimo y devoto padre Pablo de Salceda, natural de Valladolid, capital de Michoacán. Compitió con el buen olor de su santidad, la fama de su eminente sabiduría. Era de una memoria muy fiel, de una feliz esplicacion, de un ingenio vivo y fecundo, que le hicieron admirar igualmente en cátedra y púlpito. El despego de toda carne y sangre, la pobreza, el retiro, y el silencio apénas podrán llevarse mas léjos de lo que observaba el religioso padro: llamado por esta causa el Gregorio Lopez de los jesuitas. Fué altísima y en los últimos años cuasi nunca interrumpida sa comunicación con Dios en la oracion, para cuya materia tenia distribuida la pasion de nuestro Redentor por todas las horas del dia. Sus particulares devociones fueron los Dolores de la Santísima. Vírgen, el arcángel S. Miguel, y las benditas Animas del purgatorio, á quienes ayudaba con todo género de sufragios, y de quienes fué, segun se pudo inferir, visitado con agradecimiento en di

Versas ocasiones. Los nueve últimos años de su vida, le probó el Se. ñor con acerbísimos dolores de piedra, ó le purificó, como decia el humilde padre, por otros tantos años que habia gobernado diversos colegios. En esta dolorosísima enfermedad, relució mucho mas su mor. tificacion, su invencible paciencia y su íntima union con Dios, de quien jamás apartaba el pensamiento para buscar aun en un suspiro el me. nor alivio de sus males. Falleció el dia 27 de noviembre de 1688. Aun los sugetos mas distinguidos y cuerdos de la república, le besabán de rodillas los piés en el féretro, y hacian otras demostraciones singu. lares de veneracion en testimonio de la sublime idea que tenian de sus virtudes.

Por estos mismos meses el padre Juan Bautista Zappa con su compañero el padre Juan Perez, de órden del Sr. arzobispo recorrian la sierra alta de Mextitlán con los pueblos de Atotonilco, Sta. Mónica, Zacualtipán, Tianguistengo y muchos otros lugares, minas y haciendas, administracion de los RR. PP. agustinos. Los celosos párrocos contribuyeron de su parte al feliz suceso de la mision, previniendo á sus feligreses, convidándolos y juntándolos personalmente para asistir á los sermones. Entre los demas se señaló singularmente el R. P. prior de Tlacolula, que no pudiendo pasar á su pueblo nuestros misioneros, juntó toda su gente, y caminando mas de quince leguas de un camino áspero, se vino al pueblo donde estaba la mision, para que no careciese de tanto bien su amado rebaño. Duró esta espedicion cinco meses, desde principios de octubre de este año hasta fines de febrero de 1689, en que las tareas de cuaresma llamaban los padres al colegio.

Pasada esta fatiga, como los hombres verdaderamente celosos no tienen descanso, ni mas alimento que cooperar á la santificacion de sus prójimos, el infatigable padre Zappa trató de que en el mismo colegio Seminario de S. Gregorio se hiciese una mision para solos los indios. Comunicó su designio con el ilustrísimo y con sus superiores, y de acuerdo, se señaló para este efecto el mes de diciembre. No es ponde. rable el ardor y devocion con que aquellas pobres gentes trataron de aprovechar un tiempo tan precioso. Los párrocos de diversas órdenes de S. Francisco y S. Agustin, unidos en un mismo espíritu, y anima. dos del mismo celo, venian en procesion de sus respectivas parroquias de Santiago Tlaltelolco, Santa María la Redonda, S. Pablo y S. José, cantando con sus feligreses por las calles la doctina cristiana; espectá. culo que á los mas tibios sacaba lágrimas de ternura. Merece entre

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Mision en

Mextitlán y

en México.

1689.

Padre Daniel
Angelo Mar-

ras.

Congregacion provincial.

los demas particular memoria el R. P. Fr. Agustin Betancourt, del ór den de S. Francisco † y cura entónces de la parroquia de Sr. S. José, que con el esplendor de su vida religiosa, no ménos que con sus eruditos y piadosos escritos, tanto ilustró la Nueva-España y su provincia de México. No contento con asistir y animar con su ejemplo á los naturales, quiso entrar á la parte del mayor trabajo, predicando varios sermones en mexicano, con aquella misma elocuencia y espíritu que le adquirió en castellano tanta reputacion. En las cuatro iglesias de Santiago, S. José, S. Pablo y S. Gregorio, que señaló el ordinario para ganar el Jubileo, pasaron de treinta y siete mil comuniones de solos indios.

A 12 de setiembre falleció en la Casa Profesa el padre Daniel An-gelo Marras, natural de Caller en Cerdeña, prepósito que habia sido de la misma Casa y rector del colegio del Espíritu Santo, despues de treinta años no interrumpidos de misiones. Fué siempre fervoroso y constante en el ejercicio de las virtudes, singularmente de la pobreza, castidad y paciencia, de que dejó ejemplos muy raros. Su vestido interior y esterior desde que fué á Sonora, era un sayal grosero y áspero que tejian los indios de su mision. La castidad declaró á la hora de la muerte no haberla jamás manchado con alguna culpa grave; ni desdecia esta confesion de la modesta y religiosa circunspeccion que todos habian observado en el padre; grande argumento, no ménos de su amor á la pureza, que de su celo, fué lo que le aconteció en su mision de Matape. Un alcalde mayor de pocos años trataba torpemente con una muger de la jurisdiccion del padre Daniel Angelo. El hombre de Dios se opuso á su torpe comunicacion con una libertad y fortaleza incontrastable. Su celo le acarreó la indignacion, no tanto del alcalde mayor, como de un religioso de cierto órden. Este, pensando adular á su amigo, descargó sobre el padre una cruel bofetada. Hincó el buen misionero las rodillas conforme al consejo de Jesucristo, y le ofreció la otra mejilla. Hubiera aquel mal religioso repetido el agravio si el mismo alcalde mayor, bañado en lágrimas de edificacion no le hubiese detenido el brazo; tanto es verdad, que un mal religioso es comunmente peor que un mal seglar, y que es mas abominable é irremediable la corrupcion, cuando la materia corrompida es mas noble y mas preciosa.

Para algunos dias despues del 15 de noviembre tenia convocada el + Escritor de la Historia de México, y digno de suave memoria.-EE.

padre Bernabé de Soto la congregacion provincial, que por indulto del padre general Cárlos de Noyele, se habia prorogado hasta los nueve años. Fué elegido secretario el padre Francisco Perez, y al 17 nombrados procuradores los padres Juan de Estrada, rector del colegio de S. Ildefonso de la Puebla, y José Tardá, rector del colegio de Oaxaca; por substituto de uno y otro, fué nombrado el padre Bernardo Roalndegui, rector del colegio de S. Luis Potosí. Entre otras cosas que se controvirtieron en esta congregacion, se suscitó la duda acerca de la donacion hecha al colegio de Valladolid por el Br. D. Roque Rodriguez Torrero. Dijimos ya como por los años de 1660 habia este pia. doso eclesiástico ofrecido á la Compañía por escritura autorizada treinta mil pesos para la fábrica de aquella iglesia, y como su albacea y heredero el Illmo. Sr. D. Fr. Márcos Ramirez de Prado, sin embargo de protestar que no alcanzaban los bienes para cubrir las deudas del difunto, ofreció contribuir con algunos miles cada año de sus propios fondos hasta completar la cantidad prometida. Se prosiguió la fábrica con algun calor, hasta que finalmente por mútuo consentimiento del ilustrísimo y de la Compañía, hubo de rescindirse el contrato sin haberse verificado la entrega. En atencion á la escritura otorgada y constante afecto del Br. D. Roque Rodriguez, pareció al padre provincial Alonso Bonifacio que se le hiciesen en toda la provincia los acostumbrados sufragios. Con este motivo se dudó en la dicha congrega. cion, si en virtud de dicha escritura se le debian los honores de funda. dor, y si el padre general habia ó no aceptado la donacion y decretado los sufragios, y si caso de serlo debia ser tenido por fundador del colegio, ó solamente de la iglesia que habia intentado edificar. Estas dudas no provenian sino de la demasiada circunspeccion con que se habia procedido en tratar con el Illmo. Sr. D. Márcos Ramirez, sin que se presumiera desconfiar en lo mas mínimo de aquel tierno y cons. tante afecto que profesó siempre á la Compañía. Nuestro padre ge-neral nunca confirmó la aceptacion del padre provincial por haber comenzado á vacilar luego el contrato, ántes de poderse avisar á Roma de la nueva obligacion del ilustrísimo. Sin embargo, el colegio de Valladolid agradecido á las piadosas intenciones de D. Roque Rodriguez, le reconocerá siempre como á su insigne benefactor, y con el retrato que conserva en su iglesia, recordará en todos los tiempos su cristiana liberalidad y constante proteccion.

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La congregacion provincial de que íbamos tratando, que es en el ór

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