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1694.

Ortega Montañez, dignísimo obispo entonces de aquella diócesis. El mayor fruto fué en los lugares de Guanajuato y San Miguel el Grande, poblaciones muy considerables entonces, y hoy mucho mas. Uno y otro beneficiado dió las gracias á su ilustrísima y al padre provincial con cartas llenas de espresiones que manifestaban bien el celo de los misioneros, y el fruto de conversiones y reforma de costumbres con que Dios bendijo sus trabajos. Estos continuaron tanto en la diócesis de Valladolid, como en las de México y Puebla, diversos otros sujetos de no inferior espíritu por cuasi todo el siguiente año de 1694. El padre Bartolomé de Alvarado en el obispado de Michoacán recorria los partidos de Nauatre, Capacuaro, Guiramangaro y Santa Clara, despues de haber santificado con su predicacion la ciudad de Pátzcuaro, por donde dió principio á sus misiones. A fines del año, por cuatro sema. nas continuas, se hizo tambien en Puebla una fervorosísima mision por el padre José Vidal, que á peticion del Illmo. Sr. D. Manuel Fernandez de Santa Cruz habia pasado á aquella ciudad. Se le agregó en. tre otros compañeros el celosísimo padre José Aguilar, uno de los mas perfectos religiosos que en aquel tiempo tenia la Compañía. Trabajaron con tanto fervor, provecho de las almas, y con tanto consuelo de su ilustrísimo pastor, que no contento con haber asistido á muchas funciones de la mision cuanto se lo permitia su salud quebrantada, escribió las gracias al padre provincial y pasó personalmente á visitar á cada uno de los padres el dia 1. de diciembre. El Sr. D. Francisco Aguiar y Seijas, arzobispo de México, no era menos afecto á este género de ministerios. Para satisfacer á su pastoral solicitud, siendo antes obispo de Michoacán y ahora en México, pedia anualmente á los padres provinciales misioneros para sus diócesis. En el presente, despues de haber evangelizado los padres Juan Perez y Tomás Escalante una gran parte del arzobispado, le presentaron una relacion 6 diario de sus apostólicos trabajos. La mision ocupó la mayor parte del año en las ciudades de Toluca y Texcuco, y en los pueblos de Tenango, Metepec, Cuahutitlán, Xalatlaco y otros cercanos. A estas misiones habia faltado á principios del año un operario infatigable, y á toda la provincia un grande ejemplar de religiosa perfeccion Padre J. Bau- en el padre Juan Bautista Zappa. Una imágen que llegó á sus matista Zappa. nos de Nuestra Señora de Guadalupe le hizo concebir el singular amor de María Santísima para con los naturales de la América. Desde entonces se ofreció á trabajar por su salud, como lo hizo pasando

á Nueva España de la provincia de Milán. Los dos colegios que ha bia entonces dedicados singularmente á ministerios de indios (Te potzotlán y San Gregorio) fueron su teatro, de donde salia cuasi anualmente á predicar* á muchos pueblos de indios con mucho fruto de aquellas pobres gentes. Autorizó el Señor su ministerio y su fervor con mas de un prodigio. En la Huasteca lo oyeron con admiracion hablar un idioma que jamas habia aprendido ni estudiado. Aquí, á lo que se cree, por maleficio, contrajo una indisposicion que le dió por mas de un año mucha materia á su heroica paciencia. Fué tiernísimo hijo de María Santísima, de quien recibió los singulares favores que se cuentan en su admirable vida, fuera de muchos otros que nos robó su humildad. Era cuasi sin interrupcion su interior recogimiento y presencia de Dios. En el ingenio (ó trapiche) de Xalmolonga, donde por órden de sus superiores habia ido á convalecer, un violento flujo de sangre le privó de la vida en tres dias, el 13 de febrero. Doce años despues, el de 1706, se pasaron sus despojos al camarin de la santa casa de Loreto, que á semejanza de la de Nazareth, habia fabricado en el colegio de San Gregorio, donde hasta hoy se conserva con veneracion.

Salvador de

A este tiempo se trataba con bastante formalidad de añadir á la pro- Pretension de vincia un nuevo colegio ó residencia en la ciudad de S. Salvador. Es- colegio en S. te lugar es la capital de una provincia que se estiende por la costa del Guatemala. mar del Sur, desde Sonsonate hasta el rio Lenyra, que por el Mediodia la divide de la provincia de S. Miguel. La ciudad da el nombre á

* El padre Zappa dudó por mucho tiempo de la salvacion de los indios, aten diendo á su rusticidad y abatimiento. Un dia pasaba por el Portal de las Flores de México donde estaba una imágen de Nuestra Señora de Guadalupe (que ya se quitó como otras muchas de los lugares públicos) y dirigiéndose á la Señora, le dijo: ¿Qué haré yo, Señora, para agradarte? Entonces le respondió: Ser como cualesquiera de estos pobrecitos; y le señaló á unos indios que estaban allí. Desde entonces mudó de opinion. Este pasage lo consignó en sus poesías manuscritas el padre Sartorio, componiendo un epigrama latino que tradujo en un soneto al castellano: él mismo me lo leyó en cierta vez. En Xalmolonga se conserva religiosamente cubierta con una reja de fierro y privada de todo uso la pieza donde murió el padre Zappa, no obstante el transcurso de mas de dos siglos. Sus restos venerables existen en San Gregorio, y su retrato en el general de este colegio. En su semblante anciano y apacible se ve retratada su grande alma. Su nombre se pronuncia aun con respeto, justo tributo que se paga á sus virtudes.-EE.

la provincia que antiguamente se llamó tambien Cuscatlán. Pertenece todo este territorio al arzobispado y audiencia real de Guatemala, de quien dista S. Salvador como setenta leguas al Sur. Se dice ser de un cielo muy apacible y de bellos aires y aguas, Hállase situada como á treinta leguas de la costa del mar pacífico en 13° 14' de latitud septentrional; en la longitud hay mayor dificultad. El padre Juan Sanchez, uno de los primeros fundadores de nuestra provincia, y el mas hábil y laborioso de cuantos geógrafos ha tenido la América, en los mapas exactísimos que nos s dejo de toda esta costa hasta Panamá, le dá poco menos de 277 grados de longitud en un plano particular de la provincia de S. Salvador. En otro general de la audiencia de Guatemala, le dá 283. ¡Notable diferencia de un autor á sí mismo! Nosotros dando á México 278 de longitud, segun los mejores modernos, pondriamos á S. Salvador en 287.

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A principios del año habia ido allí por alcalde mayor D. José Calvo de Lara, vecino de Guatemala, hombre de mucha cristiandad y celoso en las cosas del servicio de Dios. A pocos meses esperimentó la grande falta que habia de instruccion en la juventud en letras y costumbres. El afecto grande que habia tenido á la Compañía, le hizo tratar con los curas y vecinos mas distinguidos de la ciudad sobre la fundacion de un colegio. Convinieron todos gustosamente, y tanto, que en cabildo abierto tenido á este efecto el dia 28 de mayo, se ofrecieron cerca de cuatro mil pesos para la fundacion. En este cabildo, habiendo D. Sebastian de Quintanilla ofrecido unas casas que tenia vecinas á la hermita de la Presentacion, pero con el cargo de un mil pesos que tenian de censo, luego el mismo alcalde mayor ofreció los mil pesos para redimirlos siempre que se verificase el establecimiento de los jesuitas en aquella ciudad. Halláronse présentes á esta junta algunos justicias y vecinos de la ciudad de S. Miguel y villa de S. Vicente de Austria, concordando en la utilidad que á sus respectivos lugares resultaba de aquel proyecto, prometieron conferirlo con sus repúblicas que contribuirian desde luego con toda voluntad. Un testimonio de este cabildo autorizado por Mateo Mauricio de Quiñones, remitió luego D. José Calvo de Lara al padre Juan Ceron, residente en Guatemala, y este al padre provincial Diego de Almonazir. Al siguiente octubre, el mismo padre Juan Ceron con otro compañero que á instancias del Ilmo. Sr. obispo de Honduras pasaban á hacer mision en Valladolid de Comayagua, hicieron tambien de paso en S. Salvador y en S. Mi

guel. La presencia y edificativa conducta de los misioneros jesuitas, junto con el grande fruto de sus sermones, encendió mucho mas loś deseos de toda aquella provincia. Sin embargo, no juzgó el padre provincial poderse admitir por entonces aquella fundacion, movido par. te de la distancia, con el ejemplo de las antiguas residencias de Grana: da y Realejo; parte por la facilidad con que se suele prometer en semejantes ocasiones, lo que despues no se cumple sin sonrojo del que cobra Ꭹ desabrimiento de los que pagan. Sin embargo, habiendo uno de los vecinos, fuera de dicho cabildo prometido para despues de sus dias una hacienda de campo, se declaró abierta la puerta para que en ese caso ó semejante, fuese atendida su buena voluntad. A la Cali. fornia hizo nueva entrada este año el capitan Francisco de Itamarra, que once años ántes habia entrado con el almirante D. Isidro Atondo. Esta nueva espedicion fué aun de ménos utilidad que todas las antecedentes. La grande empresa de la conquista en que desde el tiempo del primer conquistador Hernando Cortés se habian hecho tantas entradas y gastado tantos millares del erario real y de particulares, la tenia Dios reservada al celo infatigable del padre Juan María Salvatierra. Este mismo jesuita se hallaba en la actualidad gobernando el colegio de Guadalajara; pero tanto por otras noticias, como por la relacion del padre Eusebio Kino, tan inflamado en el deseo de aquella espiritual conquista, que no parece que pensaba, ni sabia hablar de otra cosa, como en estos mismos términos informó á S. M. la real audiencia de Guadalajara. Estos deseos crecian cada dia tanto en el corazon del padre Salvatierra, que escribiendo á su íntimo amigo y confidente el padre Zappa en carta fecha á 19 de noviembre de 1693, le dice estas palabras:,,Este fuego está vivo en mí, y ahora revienta por aquí, ahora por allí, y será fuerza si no le dan lugar por México, que reviente hasta Madrid y Roma.... Quam spero propitiam. ¡Oh si pudiera hablar media hora con V. R. de la grande injusticia que se comete contra la California! &c."

Despues de la muerte del padre Zappa, se notaron en el padre Juan María mas vivas las ansias, y es constante tradicion que al instante de espirar el padre Juan Bautista Zappa, se dejó ver á su amado compañero en trage de peregrino, animándolo á no desamparar aquella tanto difícil cuanto gloriosa empresa. Desde que estuvo en la Pimería, habia, como dijimos, encomendado al padre Kino la fábrica de un barco en que se pudiese proveer de víveres la desamparada y estéril Califor

TOM. III.

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nia. El padre Kino, aunque deseosísimo de contribuir con todas sus fuerzas á la reduccion de aquel pais; sin embargo, no pudo poner mano á la construccion de dicho barco hasta los principios de este año de' 1694. En los dos años antecedentes, este fervoroso misionero se habia ocupado en visitar los demas sitios y poblaciones de Pimas y Sobas. Estos viages eran de cuarenta, cincuenta y muchas mas leguas entre salvages, con suma incomodidad y fatiga. En en el territorio de los pimas se internó hasta donde hoy están los pueblos de S. Javier del Bac y Santa María Suamea, siendo el primero que hizo resonar el nombre del verdadero Dios entre aquellas naciones idólatras. En la jornada que hizo al Poniente á la nacion de los sobas hasta las orillas del seno californio, le acompañó el padre Agustin Campos. Por medio de los padres se compuso la antigua enemistad que habia entre esta nacion y los pimas de los Dolores, á causa de haber muerto estos en su gentilidad á un cacique de los pimas. Aquí hallaron mas de cuatro mif almas, de tal docilidad y blandura, que fué necesario arrancarse de ellos y negarse con dolor á las instancias que hacian para que alguno de los padres se quedase en sus tierras. Montaron la sierra que llamaron del Nazareno, y vieron claramente la costa opuesta de California, que solo les pareció distante de quince á diez y ocho leguas. Hablando de este viage el capitan Juan Mateo Mange, que acompañaba al padre Kino en un diario manuscrito, dice así:,,En 14 de febrero, á la tarde, subimos al cerro del Nazareno, de donde vimos el brazo de mar de California, y de la otra banda cuatro cerros de su territorio, que llamamos los cuatro Evangelistas, y una isleta al Norueste, con tres cerritos de las tres Marías, y al Sudueste, la isla de los seris, que lla. mamos de S. Agustin, y otras del Tiburon. El 15, caminadas doce leguas al Poniente, llegamos á la orilla del mar, donde en sesenta años que ha que se pobló la Sonora, ninguno habia llegado. Vimos con mas distincion los cerros del dia antecedente de la otra banda del mar, cuya anchura, segun las medidas instrumentales, será en esta altura de 30 grados, como de veinte leguas. Se hicieron en esta jornada como veinticinco bautismos, entre enfermos de peligro y párvulos, por la firme esperanza que se tenia de reducir á pueblos aquella inmensa gentilidad y atraerlos al grémio de la Iglesia.”

Reconocida la tierra y las naciones en estos primeros viages, se determinó el padre Kino á poner en ejecucion la proyectada fábrica del barco, para lo cual salió de los Dolores para la Concepcion de Cabor

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