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Piden la paz

cede.

Pacificada tan brevemente la provincia de la alta Pimería, creyendo y se les con el padre Kino que las noticias de su alzamiento pudiese confirmar el concepto que se tenia de su infidelidad é impedir el progreso de su conversion, determinó pasar á México á informar al virey y á los superiores de la Compañía de los motivos que habian cuasi obligado á los infelices pimas á una demostracion tan agena de su genial docilidad y constante aficion á los españoles. El éxito de su negociacion veremos adelante.

Mucrte del

tros.

En lo interior de la provincia florecian con tranquilidad los ministerios espirituales con los prójimos, y la observancia regular en los claus. El padre Pedro Matias Gogni, á instancias del venerable dean y cabildo de la Santa Iglesia de Guadalajara, hacia por este tiempo mision en el obispado. Corrió los pueblos de Teoeualtichi, Xalostotitlán y algunos otros con mucho fruto, y mayor aun en las villas de Santa María de Lagos y Aguascalientes. En el primero de estos lugares pretendió impedir la mision el cura, no bien informado del estilo de nuestras misiones, y creyendo acaso, como algunos otros vecinos, que se les querian sacar por este medio algunas limosnas; venció la poca aficion del cura el constante afecto y piedad de D. Andrés de Sanroman, uno de los mas distinguidos republicanos, que conociendo la necesidad que tenia la villa de aquel espiritual socorro, ofreció á los padres su casa y aun les envió todo el avío necesario para pasar allá. El cura se desengañó bien presto y ayudó á recoger las redes llenas, á que apenas bastaban muchos operarios. En Aguascalientes habia sido desde muchos tiempos ántes general el afecto á la Compañía, y aun se habia tratado de fundar allí un colegio. Este desco se suscitó nuevamente al sentir el provecho de la mision; pero lo impidieron no pequeñas dificultades con noble sentimiento de su celoso beneficiado D. Martin de Figueroa, uno de los mas interesados en aquella pretension.

En la Casa de la Profesa de México falleció con sentimiento de topadre Pedro da la provincia el padre Pedro Echagoyan, natural de S. Luis Potosí, de Echagoyen. esta América septentrional, despues de haber obtenido los primeros cargos

de la provincia. Fué dos trienios contínuos maestro de novicios, rector del colegio máximo, prepósito de la Casa Profesa y procurador á Roma y Madrid, de austera y constante penitencia, y muy contínuo trato con Dios, á que daba la mayor parte de la noche. La mortificacion de sus sentidos y singularmente de la vista resplandeció mu

cho en su viage á la Europa: toda la grandeza, antigüedades y precio: sidades de Roma, no fueron bastantes para hacerlo interrumpir sa retiro y hacerle gozar de la recreación que ofrece aquel gran teatro. Probóle Dios en sus últimos años con varios y dolorosos accidentes, de que lentamente consumido, á los 70 años de su edad, pasó de esta vida el 3 de junio!?

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A los principios de enero siguiente de 1696, aunque no de tan remotos términos y tan diversos caminos; Hegaron en un mismo dia á México los padres Zappa; Salvatierra y Eusebio Francisco Kino: el uno de Guadalajara, y el otro de la Pimería. Por el mismo tiempo, á 8 de enero, se abrió nuevo pliego de gobierno en que vino señalado provincial el padre Juan de Palacios. Uno y otro misionero comenzaron á practicar con el nuevo provincial y con el Sr. virey, conde de Galve, todos los oficios conducentes al feliz éxito de sus pretensiones. El padre Kino consiguió hacer patente la injusticia que se hacia á los pimas en imputarles los robos y muertes, de que solo eran autores los apaches. Representó que en el próximo alzamiento los culpados eran unos capitanes de los presidios, demasiadamente orgullosos. Mostró claramente la iniquidad con que habian sido atropellados los habitadorés de Mototicatzi, y obtuvo sentencia á favor de sus pimas y órden para que fuesen restituidos á sus tierras. Obtuvo del padre provincial cinco misioneros, aunque por nuevas dificultades que despues se ofrecieron, solo llevó consigo á su vuelta al padre Gaspar Varillas. En este viage, caminando para la Taraumara en compañía del capitan D. Cristóbal de Leon y algunos otros españoles, aconteció, que pasando por cerca de una mision se apartaron los padres á saludar al ministro de aquel partido. En este intermedio los salteadores apaches cayeron sobre aquel convoy en tanto número, que á pesar del valor con que se defendieron todos los españoles é indios arrièros, quedaron sobre el campo. El padre Kino y su compañero, reconociendo la amorosa Providencia que los habia preservado de aquel riesgo para la salvacion de muchas almas, llegaron á la Pimería á la mitad de mayo. Pasó luego con el nuevo misionero á Tabutamá y á Caborca. El padre Gaspar Varillas escogió esta segunda, tan frescamente regada con la sangre del padre Francisco Javier Saeta, circunstancia que le animaba al trabajo y le aseguraba juntamente del logro.

No fué tan feliz el padre Salvatierra: por diligencias que hizo tanto

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con el Exmo. Sr. virey como con el padre provincial, no pudo conseguir la licencia que pretendia para entrar á California; empresa que despues de tantos costos inútiles se tenia ya por imposible; antes se halló con un nuevo impedimento por venir destinado de N. P. generalpor rector y maestro de novicios en el colegio de Tepotzotlán. Cerrados así en México todos los caminos, no desmayó el padre Juan María, antes volvió confiadamente los ojos á Guadalajara, en que el fiscal de la real audiencia D. José de Miranda y Villagran, noble y piadoso caballero, conocia íntimamente su celo y lo favorecia cuanto era posible. Aconsejó á este ministro, y él practicó luego en 17 de julio, un informe al señor virey de la grande utilidad de aquella conquista, y comodidad que entonces se ofrecia por los muchos barcos que frecuentemente entraban al buceo de las perlas. Este informe aunque por entonces no surtió efecto alguno, no dejó de servir mucho en lo sucesivo. Por el presente se contentaba el padre Salvatierra con la licencia de la religion, confiado en que aunque de las cajas reales no se le diese socorro alguno, se lo franquearia el Señor por la intercesion de la Vírgen de Loreto, á quien desde el principio habia constituido patrona de aquella grande empresa; pero aun esta se le hacia cada dia mas dificil. A pocos meses de retirado de Tepotzotlán el padre Salvatierra, pasó por aquel colegio á la vista de los de tierra dentro el padre provincial Juan de Palacios. En los pocos dias que allí se detuvo le acometió un furioso dolor de costado y tabardillo. Suplicando al padre Salvatierra lo encomendase con sus novicios á la santísima Vírgen, le respondió resueltamente que no tenia que esperar la salud mientras no le prometiese á la santísima Vírgen dar la licencia para la conversion de la California. Respondió el padre provincial que aquel negocio no dependia de solo su arbitrio, que debia atender al dictámen de la consulta; pero que sin embargo haria cuanto cstuviese de su parte para su feliz éxito. Bajó el padre Salvatierra con los hermanos novicios á la santa Casa de Loreto que allí habia edificado su íntimo amigo y compañero el padre Zappa, y hecha oracion subió la imágen Lauretana al aposento del padre provincial, que luego comenzó á mejorar y á poco tiempo se vió libre de riesgo. Volviendo á convalecer á México llevó consigo al padre Salvatierra para que propusiese personalmente á la consulta con las razones en que fundaba el buen éxito de sus designios. Hízolo el padre con toda la viveza y energía que le inspiraba su celo; sin embargo, nada pudo con

seguir de los padres consultores y volvió á Tepotzotlán, donde redoblando con los hermanos novicios sus fervorosas oraciones, esperaba alcanzar de Dios lo que antes se le dificultaba de parte de los hombres. No le engaño su vivísima confianza. A fines de diciembre se halló llamado á México del padre provincial: se le dijo que finalmente se habia determinado darle la licencia para la entrada en California; pero que en las circunstancias no se podia pretender limosna alguna de las cajas reales, ni el virey y ministros de la real audiencia se hallaban en ánimo de concederla; que á su cargo estaria solicitar los medios necesarios para el transporte, subsistencia y seguridad de los primeros misioneros.

Dáse licencia al padre Sal. vatierra para

pasar á la

California.

de 1696.

A esta gustosísima noticia habia precedido pocos meses antes otra no menos ardientemente solicitada del padre Salvatierra. Desde el año antecedente en que gobernaba el colegio de Guadalajara habia pretendido fundar en aquella ciudad un colegio Seminario para el me. jor logro de los estudios. Ayudábanle para su intento con su limosna algunos bienhechores, y singularmente los nobles señores D. Diego y D. Juan Arriola y Rico, canónigo magistral de aquella santa Iglesia, que fundaron efectivamente varias becas. Presentése el padre Fundacion del SeminaJuan María al señor doctor D. Alonso Zevallos Villa-Gutierrez, go- rio de Guabernador del nuevo reino de Galicia, y presidente de aquella real lajara. Año chancillería, quien con dictámen del fiscal, en 25 de junio de 1695 proveyó auto en que concedia su licencia para la dicha fundacion. No se pudo llevar á debido efecto con tanta brevedad que no espirase antes el trienio del gobierno del padre Salvatierra; pero animando este desde México y acalorando de nuevo el negocio, tanto con los superiores de la Compañía como con el fiscal D. José Miranda, y otros sugetos distinguidos de Guadalajara, consiguió que á 11 de febrero del año que tratamos, se despachase nuevo decreto con insercion del primero en que dicho gobernador y presidente dá y concede licencia para que se erija y funde dicho colegio Seminario de estudiantes en la parte que se ha determinado, siendo en conformidad de lo dispuesto por leyes reales en atencion á la utilidad que á todo el reino se sigue de que en dicho Seminario se eduquen, crien y recojan los hijos de los vecinos de él, y al fervor, provecho y frecuencia que se esperimenta en los estudios mayores y menores que en el colegio de la Compañía, á espensas de sumo trabajo y desvelo de los religiosos de él, se mantienen y conservan con tanto lustre, para cuyo efecto, co

Hostilidades en las misio

mo vice-patrono de todo aquel reino por lo que toca á lo gubernativa de él, mandó que aquel despacho sirviese de título en forma para la fundacion de dicho Seminario. Con dicha licencia en 28 de julio del mismo año de 1696 se tomó posesion de las casas que hacian esquina con la puerta reglar de dicho colegio, y en que fueron introducidos por primeros seminaristas y fundadores D. Diego Alcázar, D. Gerónimo Montes de Oca, D, Ignacio de Soto Zevallos, D. Francisco y D. Cristóbal Mazariegos, D, Miguel Ruiz Galindo, D. Pedro Perez de Vergara, D. Pedro de Tápia y Palacios, y D. José Lopez de Mercado.

1.9.

Entre tanto proseguian en las misiones del Septentrion los continuos nes de las sustos y hostilidades de las naciones confederadas, janos, jocomes y naciones con apaches. Agregáronseles por algun tiempo algunas rancherías de federadas.

conchos; pero reprimidos oportunamente por el teniente Antonio de Soliz, y ajusticiados algunos en Nacorí, donde habian cometido los primeros insultos, se sosegaron bien presto... Aun causó mayor cuidado la voz que corrió no sin fundamento ya á los fines del año, que se habian convocado para una sublevacion general todos los pueblos de Taraumara y de Sonora. Era la alma de esta conspiracion un indio apóstata llamado Pablo Quihue, gobernador que habia sido del puèblo de santa María Basieraca, indio ladino, demasiadamente verboso, y naturalmente elocuente, capaz de dar grande apariencia de verdad á los asuntos mas inverosímiles, enemigo oculto de los españoles, y tanto mas temible cuanto sabia segun las circunstancias reprimir su rencor y encubrirlo con el mas profundo disimulo. Este comenzó á esparcir entre su gente rencores, sediciosos, Decíales que habiéndose los de Sonora sometido voluntariamente á la direccion de los padres, poco a poco en sesenta años se habia llenado la tierra de soldados, de presidios, de haciendas y de familias de españoles, que en lugar de agradecerles el beneficio de haberlos recibido en su pais, se apoderabam del terreno, y aun de sus personas, para servirse como de esclavos. Que sus vácas, carneros, caballos y aun sus mugeres y sus hijos habian de estar á su disposición.¿De qué nos sirven (decia) sus presidios y sus armas? ¿No nos dicen á cada instante que son para defendernos? ¿No nos dicen que vivamos tranquilos en la verdadera religion, en la obediencia del rey y en vida política y civil? Esto nos cantan en sus primeras entradas. Nosotros, insensatos, los recibimos no unos hombres venidos del cielo para nuestro bien. Pero ¿cuál

á

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