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la imposibilidad de operar montados, pidieron cartuchos hasta por tercera vez, destrozando otras tantas la guerrilla enemiga que sucesivamente se iba reponiendo, hasta que acabándoseles las municiones á las tropas del Sr. informante, tuvo que emprender su retirada con alguna dispersión á causa de los montes inmediatos. Que habiendo empezado la acción á las 6 de la mañana, no se concluyó hasta pasadas las once; en cuyo espacio todo fué un continuo vivísimo fuego, del que resultó una mortandad horrorosa y muy desproporcionada al número de combatientes, pero incomparablemente mayor en los enemigos, por que como se formasen estos últimamente en tres de fondo y con irregular espesura, recibieron todo el daño, que á una distancia tan corta pudo causárseles; de manera que pasando su número de más de cuatrocientos de tropa veterana, tuvieron doscientos muertos y más de sesenta heridos, según se supo positivamente y se comprobó después por cartas interceptadas de individuos que se hallaron en la acción; no habiéndole quedado á Velasco de toda su división ni ciento cuarenta hombres en pie.

De nuestra parte las compañías 2 y 4 que se componían de los naturales de las misiones sufrieron alguna dispersión, porque se metieron en aquellos montuosos lugares; mas el número de muertos fué muy corto en proporción á los que perdió el enemigo.

Por el último parte datado en su campamento de Sauces á 4 de Setiembre anterior, avisa dicho señor Arenales, que por noticias que tuvo de personas verídicas de haber sido detenidos seis oficiales patriotas por los bárbaros de aquella cordillera, en poder de un capitán nombrado Yamanduari, á la margen del Río Pilcomayo, le fué indispensable venir á aquel punto con el objeto de sacarlos, y que á este fin había despachado en su solicitud baqueanos y lenguaraces por conducto de su amigo el gran capitán Cumby cuyo resultado esperaba con impaciencia.

Que á su tránsito por el pueblo del Pescado tuvo el gran consuelo y complacencia de recibir las comunicaciones oficiales que le despachó desde el Tucumán el Sr. Gral. D. José de San Martín en 26 de Marzo de este año, con el duplicado de las instrucciones y demás que se le dirigieron en 28 de Febrero anterior. Que si hubiese tenido la suerte de que llegasen antes á su mano las advertencias

que se le hacían sobre la clase de guerra que debe adoptar, le habrían servido imponderablemente, y él tendría la satisfacción de haber obrado arreglado á ellas, como lo hará puntualmente en lo sucesivo. Que había ya circulado copias de las proclamas y demás que se le mandó publicar; y creía firmemente que producirían los buenos efectos de su objeto, porque no debía dudarse que en lo general existe y existirá en todas aquellas Provincias la adhesión más decidida á nuestro sistema, principalmente en la gente pobre, cuya constancia es á su vez la más admirable y digna de elogio.

También comunica en el mismo oficio, que acababa de recibir partes de los patriotas Manuel Alva y Miguel Vela, de que habiendo caído sobre un auxilio de cuarenta veteranos y sesentas reclutas que se le despachaban á Velazco, lo derrotaron completamente en el paraje de Pocona tomando á los más prisioneros y entre ellos cinco oficiales y el subdelegado de Misque, Bareybar que á éstos seis últimos los pasaron por las armas usando del derecho de represalia; y que con esta noticia había regresado Velazco con el resto de su División en solicitud de aquellos, que se dirigían á Cochabamba.

Que el Comandante D. Manuel Asensio Padilla á la cabeza de una División de indios honderos y con las armas que quitó en Pomabamba á la del Coronel Benavente, andaba por los lugares del Partido de la Laguna haciendo sus tentativas contra el enemigo, y según se le acababa de instruir (así lo avisa por otro parte de la misma fha.) se dirigía hacia Chayanta, en cuyo tránsito al pasar por la Calera (primera posta en el camino de Chuquisaca á Potosí) interceptó un correo del enemigo; del que le habían remitido algunos papeles de poca consideración.

Que los naturales de San Lucas, Puna, Bartolo y sus immediaciones, emprendieron su revolución dos meses antes de aquella fha., matando al Subdelegado de Pasca-Nute, Coronel D. José Hernández Cermeño, á treinta hombres de su escolta, y á otros más que lo acompañaban. Que salió de Potosí una partida de cuarenta hombres á castigar á los naturales por aquel hecho ; pero éstos la esperaron en Bertolo y le dieron el mismo fin que á los anteriores. Que con este motivo salió segunda vez de Potosí

TOM IV.

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una división de más de doscientos hombres de tropas de línea, otros tantos paisanos, y dos piezas de artillería, pero después de varias guerrillas se replegaron los indios á Collpa, donde se mantenían al mando del Comandante D. José Ignacio Sárate.

Que se le aseguraba por diferentes conductos que en Chayanta y en todos los lugares inmediatos á Sicasica hasta Palca, Ayopaya, Inquisivi, etc., se hallan los habitantes en grandisimo fermento por haber entendido que el Ejército de la Patria se ponía en movimiento.

Que por papeles particulares de patriotas y aun de los mismos enemigos sabia, que los auxilios que se dispusieron en el Cuzco y en aquellas Provincias, se habian dirigido á la Capital de Lima, y que aun uno de los prisioneros que tomó su División en la acción de Postrer-valle, afirmó que dos partidas de á trescientos hombres que salieron del Cuzco y Huamanga con dirección al Ejército de Pezuela á fines de Marzo ó principios de Abril último, se hicieron regresar á los dos ó tres días de su marcha para encaminarlas á Lima.

Que en la Paz quedó una guarnición sumamente escasa; en Oruro sólo veinte y tantos hombres de línea; en Chayanta ninguno de cincuenta que allí hubo, y en Cochabamba treinta y tantos; porque los repetidos refuerzos que han enviado sucesivamente desde el mes de Enero al finado Blanco y á Velazco, agotaron la tropa veterana que había en aquellos pueblos; y todas estas porciones, que según cuenta exacta y verídica componían más de 1,300 hombres, se han acabado en las cuatro acciones que han tenido con la División del Sr. informante, entre muertos, heridos, prisioneros y dispersos; no habiendo escapado de todos ellos más que ciento y algunos hombres que á aquella fha. le quedaban á Velazco. Que es cuanto puede informar con la mayor sinceridad en cumplimiento de su deber, de los encargos que se le tienen hechos y por satisfacer sus buenos deseos, quedando ansiosísimo de llenar las órdenes que contiene la instrucción, y emplear todos sus esfuerzos posibles en obsequio de la sagrada causa que defendemos.

Por otro parte de la misma fecha 4 de Setiembre comunica por último, que acababa de saber por un conducto muy formal, que en

la Provincia de Puno ha habido una revolución en la que los declarados por la Patria han muerto al Gobernador Intendente y á su capellán. Es sacado de los partes á que me refiero. - Dr. Bustamante, Secretario.

ANEXO B DEL APÉNDICE N.o 2

Excmo. Señor. Los deseos de dar á V. E. una idea sustancial de los acaecimientos desde mi salida de Cochabamba, de mis procedimientos y del actual estado de las cosas de estos países, me han obligado á poner la relación de que es comprensivo el adjunto informe. Considero que estará pesada y molesta; pero la debilidad en que me hallo mayormente de la cabeza, no me permite hacerla de otro modo, cuando por otra parte me parece indispensable. En ella al fin se servirá V. E. ver que el distinguido día 25 de Mayo se dignó el Todo Poderoso concedernos con su protección la victoria de la gloriosa acción de la Florida, pereciendo allí al furor de mi división el tirano temido Blanco, con cuasi todo lo suyo que se componía principalmente de los ponderados chubivilcas y otros. cuerpos del Ejército enemigo. Sí, Sr. Excmo: los asesinatos horrorosos, incendios, latrocinios, y otras monstruosas atrocidades que ejecutó generalmente el caudillo Blanco, no podían tener mejor fin que el que el cielo habia decretado, entregando su vida al acero de mis oficiales y soldados que en montón le cayeron é hicieron pedazos para la salvación de la gente que me acompaña y moradores de estos lugares, en sazón de que por efecto de la astucia y malignidad de aquel perverso hombre se disponía combinando la cordillera de bárbaros y otros secuaces á hacernos víctimas. Muchos y muy singulares sucesos me habían persuadido de que el Dios de los ejércitos vela sobre nuestra causa; pero este último acaba de convencer aún al más rudo, pues sólo los que presenciaron el ataque del citado día 25 pueden comprender sus circunstancias y que fueron puramente obra de Dios, mediante la cual tengo el honor de comunicarlo á V. E. con la esperanza de que le servirá de alguna satisfacción. Cuartel en Piray, Junio 25 de 1814.

Juan Antonio Álvarez de Arenales.

Excmo. Sr. Capitán General

de las Provincias Unidas del Río de la Plata y Gral. en Jefe del Ejército Auxiliar de ellas.

Es copia. Dr. Bustamante, Secretario.

APENDICE N. 3 AL CAP. V, § XV-XVI

DOCUMENTOS SOBRE LA BATALLA DE LA FLORIDA y operaciones sucesivas hasta ia tercera invasión argentina al Alto-Perú. (Originales del Arch. Gral.)

N.° 49.

Guerra.

Oficio de Rondeau.

Excmo. Señor:

Pongo en las superiores

manos de V. E. bajo una copia certificada del oficio con que el coronel D. José Antonio Álvarez de Arenales acompaña, el adjunto estado original de los oficiales de la División de su mando que tuvieron parte en la gloriosa acción de la Florida.

V. E. que sabe apreciar el mérito de los que consagran sus esfuerzos en obsequio de la gran causa en que nos hallamos gloriosamente empeñados, dará su justo valor á los importantes servicios de aquellos ilustres defensores de la libertad americana.

á

Sin perjuicio de cualquiera distinción con que su suprema munificencia quiera premiar el mérito de aquéllos, creo que sería muy conducente á los progresos de nuestra causa en el interior el que más de los despachos que solicité de V. E. por mi comunicación n.o 39 de 7 del corriente, para el Coronel D. Juan Antonio Álvarez de Arenales, se concediese también el empleo de Teniente Coronel al Comandande D. Diego de la Riva, el de Teniente de Compañía al Subteniente D. Juan Ramón Soria y un grado á los demás : siendo del supremo agrado de V. E.

Cuartel Gral. en Jujuy, 21 de Octubre de 1814. José Rondeau. -Excmo. Supremo Director del Estado.

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