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Siguió este parecer i, dejando en Osorno bastimentos para tres « meses i medio i cien hombres de guarnicion con un capitan « llamado don Francisco de Figueroa, salió a poblar a Valdivia « i llevó para este intento algunas mujeres viudas de las que << eran de allí vecinas principales i las que ménos remedio tenian « para bajarlas a la Concepcion, i con ellas sus familias i chus«ma, que no fué poca, pues llegaron a número de setecientas personas por todas, sin los soldados e indios, conas, que eran << tambien setecientos. Yendo, pues, marchando con este emba<«< razo de mujeres i niños con todo recato, le sobrevino una jun«ta de indios enemigos: desbaratóla i tardó en llegar a Valdi<< via diez i siete dias, adonde reedificó en cinco un fuerte con las <«< tablas i maderas que perdonó el fuego. I halló al navío La « Pintadilla en que habia venido, que estuvo allí aguardando su « órden con cincuenta soldados que dejó en él de resguardo, a « los cuales les sucedió, mientras el capitan Ortiz fué a Osorno, «< que un mestizo llamado Duran se huyó de el navío i se fué al << enemigo i, juntando ochenta canoas con muchos indios, vino « por el rio de Valdivia abajo una noche sin ser sentido, i dan«do todos de repente en el navío, le pretendieron ganar unos por la proa i otros por la popa, donde le dieron muchos hacha«<zos. Los del navío tomaron luego las armas i se pusieron en « defensa, i como no les podian ofender con ellas, por estar tan «arrimados al navío, dió el capitan en una buena traza, que fué << hacer sacar todas las piedras de el lastre i dejárselas caer a plomo, con que les hicieron gran daño i les obligaron a reti«rarse. En este navío embarcó el capitan Ortiz muchas de las

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« mujeres i niños i los despachó a la Concepcion.

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Dejó en el nuevo fuerte por cabo al capitan don Rodrigo «Gatica con cien hombres (25) i los bastimentos i municiones « de el navío, i luego partió a la lijera al tardo socorro de la «Villarica: salióle una junta al camino i peleó con ella con

(25) La guarnicion, conforme a las listas que, nombrando a cada soldado, hizo mas tarde Gaspar Doncel, se compuso no de cien hombres, como dice Rosales, sino de ciento veinte i tantos.

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grande esfuerzo hasta derrotar al enemigo i sin pérdida de ninguno de los suyos; le hizo mucho daño i cojió algunos pri«sioneros, los cuales, examinados, convinieron todos en que ya « la Villarica se habia perdido i el enemigo habia consumido a « los españoles. No les dió crédito el capitan, aunque se persua« dió a que podria ser verdad, i mandó marchar la jente en pro«<secucion de su viaje, i en Calla-calla le salió a atajar el paso « otra junta mas poderosa, i, trabando una reñida batalla con los << indios, se portó con tanto valor i buen órden que hizo grandí<< simo estrago en el enemigo i desbarató la jente, captivando a << muchos indios i matando a otros. Examinó aparte a los indios << i todos convinieron en que ya la Villarica se habia perdido. I « habiendo cojido en esta batalla al mestizo Duran, fujitivo, que fué con la jente sobre el navío, le examinaron tambien, i dijo « cómo era verdad que el enemigo se habia llevado la ciudad de «< la Villarica i que él se habia hallado en ello. Con que mandó <«<arcabucear al fujitivo Duran, i estándose confesando para mo« rir, atadas las manos como estaban atras, se iba corriendo a <«<echar a un rio i morir desesperadamente; mas cojíeronle i pagó su traicion arcabuceado.

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«En esta batalla murieron algunos amigos nuestros i dos esK pañoles, i un yanacona de un padre mercenario, a quien die«ron una mui pequeña herida de un flechazo, que no era nada <<ni peligrosa; mas venia la flecha enarbolada con una yerba del << coligua i de tan eficaz ponzofia, que el indio se fué hinchando << en tanta manera que iba perdiendo la forma de rostro, i el « buen padre ayudándole a bien morir. I dentro de una hora « que le hirieron, cayó muerto del caballo, que toda esta fuerza << tiene esta yerba. No debian de saber entónces la contra de esta yerba, que es el soliman, ni le llevarian, que ya despues acá << se ha sabido i esperimentado i le procuran llevar consigo los capitanes para semejantes heridas.

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« Pesaroso el capitan Ortiz de la mala nueva de la pérdida de << la ciudad de la Villarica i de no haber podido lograr sus bue<< nos deseos i los de el gobernador, que con tanta asistencia de

« soldados, navíos i pertrechos solicitó su socorro, se determinó << a volverse con toda su jente a la ciudad de Osorno» (26).

Alonso de Rivera acusó mas tarde a Francisco Hernandez Ortiz de haber repoblado « a Valdivia contra la órden que lle« vaba » (27), i aun lo sometió por eso a consejo de guerra; pero Hernandez Ortiz no podia ser condenado i no lo fué (28); pues de mas de un documento i de confesiones hechas por el mismo Rivera (anteriores a los sucesos que despues le movieron a cambiar de ideas), consta que aquel jefe no hizo en ello sino cumplir las instrucciones recibidas (29). I, en verdad, todos, i como todos Alonso de Rivera, estaban convencidos de la necesidad de repoblar a Valdivia « por ser buen puerto de mar i correspondencia « de las ciudades de arriba para el comercio i contratacion de to«das» (30). Mas fundado habria sido el cargo de haber dado a esa repoblacion prioridad sobre el socorro de Villarica; pero, a mas de tener Hernandez en su favor la opinion de los capitanes que lo acompañaban, tampoco habria sido posible condenarlo por ello, cuando todo dependia de las circunstancias i era meramente prudencial.

Si Alonso de Rivera acusó a Francisco Hernandez Ortiz de ser causa de la ruina de Villarica por no haberla socorrido en tiempo oportuno, él tambien fué considerado por el virei responsable de la muerte del coronel Francisco del Campo i de las funestas consecuencias que de esa muerte resultaron: « I lo pri

(26) Rosales, lugar citado.

(27) Carta de Alonso de Rivera al rei, fecha en Córdoba el 20 de marzo de 1606.

(28) Alonso de Rivera fué a su vez acusado i absuelto por no haber sentenciado a Francisco Hernandez Ortiz.

Hé aquí lo que se lee en la sentencia del doctor Merlo de la Fuente: "I en cuanto al cargo 21 de no haber determinado luego como recibió la "residencia que habia mandado tomar a el capitan Francisco Hernandez "Ortiz, cabo i gobernador de las ciudades de arriba, en razon de la culpa "porque se mandó tomar la dicha residencia, por no haber socorrido con "tiempo la ciudad Rica, atento a su descargo, le absuelvo i doi por libre. " (29) Citadas instrucciones de Rivera a Erazo, número 14 i memorial de Erazo al rei.

(30) Citadas instrucciones a Erazo, número 8.

H.-T. II.

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« mero que me ocurre i causa gran sentimiento es la desgraciada muerte del coronel Francisco del Campo, que era un gran sol« dado i de mucho hecho i esperiencia en aquella guerra i que «ha de hacer notable falta. I si el gobernador (Alonso de Rive«ra) fuera derecho a desembarcar al puerto de Valdivia, como <«< se lo ordené cuando se partió de mí, cuando andaba el coronel <«< campeando, ni él hubiera muerto a manos de indios ni las co«sas de aquella frontera tuvieran el mal estado que hoi tie« nen » (31).

(31) Carta del virei al rei, fecha en el Callao el 5 de mayo de 1602.

CAPÍTULO XI.

LA RUINA DE VILLARICA.

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Sin socorros.-Rechaza Bastidas las ofertas de Pelantaro i Anganamon.-Las últimas noticias que de las otras ciudades tienen los sitiados de Villarica.¿lrá en su ausilio el coronel del Campo?-Angustiosa situacion de Villarica. -El soldado Tejeda.-Ardid a que recurre Juan Beltran para proporcionar víveres a los sitiados.-Engañados los indios, venden a los de la plaza toda clase de provisiones.-Sorpresa i muerte de muchos indios: Villarica provista para seis meses.-Terrible asalto e incendio del fuerte: denuedo del capitan Chavari.-De nuevo obliga el hambre a los sitiados a salir a buscar yerbas para su sustento.-Prisioneros tomados por los indios.-Audaces escursiones de Pedro Saucedo i Gabriel Martin en busca de caballos para alimentar a los sitiados.-Horrores del hambre.--Aliméntanse muchos con carne humana. -Quieren que la suerte decida cuáles han de morir para ser alimento de los demas: persuadelos Bastidas que coman los cadáveres de los indios.-Muertos de hambre.-Quien quiera váyase a los enemigos.-Numerosos cautivos.-Te rrible angustia.-Salida de Chavari, Beltran i otros.-Inútiles recomendaciones de aquellos jefes.-Embóscanse los indios i sorprenden a los españoles.— Prision de Chavari i muerte de Beltran.-Otras muertes i prisiones.-Sitiadores i sitiados: enerjía de éstos.-La esposa de Chavari lo sigue a los indios. -Muerte de Andres de Viveros.-Solo quedan en el fuerte once hombres i diez mujeres. Sus nombres.-Sin esperanza humana.-Nuevas proposiciones de los indios: resuelven combatir hasta la muerte.-El 7 de febrero de 1602,—El último parlamentario.-Altivo rechazo que da a sus ofertas Rodrigo Bastidas. -Hombres i mujeres en la pelea.-Incendio del fuerte.-Muerte de sus defensores.-Bastidas prisionero.-Defiéndenlo sus antiguos indios de servicio. -El cacique Cuminaguel.-La esposa de Bastidas.-Parlamento que predece a la muerte de Bastidas.-Fin del heróico capitan.

Lo hemos estado viendo: o bien se creyeran impotentes para socorrer a Villarica i los esfuerzos que para ello hicieron fueran solo aparentes i tuvieran por objeto salvar su responsabilidad i acallar las exijencias de la opinion, o bien aquellos deseos fuesen sinceros, pero insuperables las dificultades con que hubieron de tropezar, es lo cierto que unos en pos de otros todos los gobernadores de Chile se prepararon a socorrer a la desgraciada Villarica i ninguno la socorrió. I pasaron los meses i los años, i los heróicos defensores de la ciudad, despues de soportar

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