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CAPÍTULO XV.

NECESIDADES DE LA GUERRA DE CHILE.

Venida de Rivera a Santiago.-Ventajas obtenidas en la pasada campaña: comienza la colonia a revivir.-Resumen de los castigos impuestos a los indios.Plan de campaña.-Instrucciones de Rivera a Erazo.-Pide mil hombres de refuerzo. Estado de Santiago.-El prevoste i los hombres que debia llevar al sur.-Arbitrio a que los vecinos acudian para librar a sus hijos del servicio militar.-Insuficiencia del situado venido del Perú.-Estribillo obligado. -Que los soldados no vengan del Perú.-Situacion de pagas. - Necesidades de los soldados, Hombres de armas de las distintas ciudades i fuertes.— Guarnicion que en cada parte debia haber.

El 17 de junio (1), tres dias despues de la salida de la galizabra, se vino Alonso de Rivera a la capital a preparar la campaña del próximo verano. Dejó por correjidor de Concepcion a Francisco Galdames i en Chillan las dos compañías de Lucas Gonzalez Navarrete i de Francisco Ortiz de Atenas (2).

¿Qué ventajas habia obtenido el gobernador en la campaña de 1601-1602? ¿Cuál era el plan que se proponia llevar a cabo? ¿Cuáles los recursos que la colonia podia ofrecerle?

He ahí las tres cuestiones que debió de hacerse Alonso de Rivera i cuya solucion encontramos en su correspondencia. Poco a poco habia ido estendiendo i afianzando la dominacion

(1) Citado Resúmen de la Informacion de 17 de setiembre de 1604. Quizá por error de copia se lee en la carta que Rivera escribió en Santiago al rei el 20 de julio de 1602: "Partí de la Concepcion a los 15 de junio. (2) Rosales, capítulo XXVI.

H.-T. II.

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española, a su llegada a Chile nula o casi nula al sur del Maule, puesto que las contínuas correrías i los repetidos ataques de los indios no dejaban a los españoles libertad para cultivar los campos, ni siquiera para transitar por ese territorio. En poco mas de un año las cosas se veian cambiadas notablemente; la dominacion, que con los otros gobernadores era momentánea i solo duraba mientras el ejército se mantenia en las tierras del indíjena, habia sido ahora séria i permanente, gracias a los fuertes con que Rivera acostumbraba consolidar los resultados de sus campañas i a las guarniciones, relativamente numerosas, que en ellos establecia. De este modo no solo habia conseguido dar seguridad a una buena parte del reino, sino mui principalmente quebrantar la soberbia del indíjena i levantar el abatido ánimo de los españoles. Volvieron éstos a recordar la inmensa superioridad que les proporcionaban las armas i la disciplina i aquel dejó de creerse invencible. Aunque todavia ningun rebelde quiso dar la paz (3), muchos de los que, por temor al enemigo, se habian ido a él volvieron a sus tierras. « Los indios que dicen de Quin<«< chamali i otra parcialidad de las juntas de Nuble i Itata, que « serán ciento i cincuenta i los de Perquilauquen con otra parcialidad, que está junto, que serán otros cien indios i los de « Longomilla, que serán otros cincuenta o sesenta, que andaban <«< fuera de sus tierras porque el enemigo se las corria, se han << vuelto este año a ellas, mediante el haberse los enemigos alar«gado, recojiéndose de la otra parte de los rios Biobio i La Laja,» dice Rivera al rei (4).

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Apenas estuvieron tranquilos los alrededores de Chillan volvieron los indíjenas al trabajo de las minas, de manera que a principios de 1602 habia «hasta ciento cincuenta «< indios » en unos minerales que distaban solo siete leguas de

(3) En la carta de Rivera al rei, escrita en Córdoba el 20 de marzo de 1606, se lee lo siguiente: "El año 1601 salí mui temprano en campaña i hice "los fuertes de Guanaraque, donde aguardé la jente que vino por el Rio de "la Plata i socorrí a Arauco otra vez i hice el fuerte de Santa Fe de Rivera "i algunas malocas al enemigo."

(4) Carta escrita en Santiago el 20 de julio de 1602.

aquella ciudad (5); las estancias que en Itata i Chillan se hallaban despobladas se poblaron nuevamente i comenzaron a llenarse de ganados (6); en una palabra, los trabajos se iniciaron en todas partes i la colonia comenzó a revivir al norte del Biobio. En cuanto a cómo en esa campaña se castigó a los indios apresados, nos parece típico el lenguaje con que Alonso de Rivera se lo refiere al rei: « Este verano pasado hasta agora, «dice, se les ha cojido i muerto al enemigo trecientas piezas po<«< co mas o menos: hánse ahorcado los que han parecido conve«nir i los demas se han echado a las ciudades de abajo i al «Pirú, de manera que no ha vuelto ninguno a su tierra» (7). Las ventajas conseguidas en la campaña de 1601-1602 eran, sin duda, de suma importancia; pero no podian cegar al gobernador hasta el punto de que olvidara que en esos mismos instantes habia ciudades, poco ántes florecientes, en la mas tremenda situacion. El solo recuerdo de que, mientras aquende el Biobio se gozaba de relativo bienestar, al otro lado quizas perecian de hambre valientes soldados i caian sus familias en poder del indíjena, era mas que suficiente para ahogar todo contento. ¿Qué hacer, empero, para evitarlo con los escasos recursos de que podia disponer el reino? El empeño de defender a un mismo tiempo todas las provincias españolas habia sido la principal causa de la esterilidad de los esfuerzos, hechos por los gobernadores que habian sucedido al desgraciado don Martin García Oñez de Loyola.

La terrible suerte que acababa de tocar a Villarica, por dolorosa que fuese, quitaba a Rivera un gran cuidado. Se empeñaba en culpar a otros del abandono de esa ciudad; pero, en todo caso, no seguia oyendo los incesantes clamores de aquellos heróicos soldados, que durante tanto tiempo habian tendido hácia él sus manos suplicantes, hoi derribadas por horrenda muerte. Solo quedaban Osorno i Valdivia i, teniendo en cuenta los di(5) Carta escrita en Santiago el 20 de julio de 1602.

(6) Id. id.

(7) Id. id.

versos socorros allá enviados, podia esperarse que se mantuvieran sin dificultad durante el invierno, lo cual era importantísimo para que, divididos los enemigos, no cayeran todos sobre los recien fundados fuertes del Biobio.

Asi, pues, léjos de encontrar motivos que lo indujesen a cambiar de plan en los últimos sucesos, veia en ellos Rivera mayor facilidad para llevar adelante el concebido desde el principio. I cuando hubiese afianzado la paz en el norte, iria avanzando poco a poco hacia el sur i restableciendo las destruidas ciudades, todas las cuales juzgaba necesarias para la completa dominacion del pais.

Oigámoslo desenvolver sus propósitos, ántes aun de la destruccion de Villarica, en las instrucciones que el 15 de enero de 1602 dió a su apoderado Domingo de Erazo a fin de que las hiciera valer ante la corte de España:

« La mayor obligacion i necesidad, dice, que se ofrece en este « reino para dar asiento a sus cesas es la reedificacion de los « puestos que se han perdido, como principales fundamentos de « la paz i la guerra, que la retiraban de sus términos, gozando dellos para el sustento de los vecinos i moradores i jente de guarnicion que asistia a ellos. I, deseando efectuar con breve« dad un remedio tan importante, he tomado este puesto (el « fuerte de Biobio) que es el primero que las causas referidas obligan a ocupar, donde en los dos fuertes de la una i otra «parte del rio serán menester dejar por lo menos ducientos « hombres bien proveidos para hacer frente a mas de tres mil « indios de guerra que se oponen en su comarca de la mejor jen«te del reino.

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Sin dilacion ni pérdida de tiempo procuraré tomar luego el segundo puesto de la ciudad de los Confines de Engol, mejorándole de sitio; porque el pasado estaba desviado del paraje deste mismo rio diez leguas arriba de aquí i conviene «ponerle sobre la propia ribera en sitio mas a propósito para la seguridad del dicho paraje. De donde tambien se puede alcan«zar la misma comarca, que es de mucha fertilidad, abundancia

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«i riqueza i la frontera que resiste la mayor fuerza de la guerra; «i precisamente serán menester poner en ella otros ducientos hombres.

« I para la reedificacion de La Imperial, cabeza deste obispado, que corta la guerra de las ciudades de arriba haciéndoles frente contra el golpe que carga sobre ellas de las provincias «de Tucapel i Puren i las demas de sus comarcas, que son los «que mas han sustentado la rebelión deste reino, haré todo lo que « conviene al servicio de Su Majestad sin dejar ninguna ocasion de las que me pudieren ayudar, donde limitadamente se ha«brán de poner otros trecientos hombres.

« I en la reformacion de la Villarica i Arauco, que han que« dado sin jente, otros ducientos.

... Despues de haberlas entablado (a las ciudades) i vuel«to al estado primero, resta de allanar la guerra que se recoje en «el centro dellas, ques la que siempre, ántes que se perdiesen, habia durado tan largo tiempo en los Estados de Tucapel, Puren, Arauco i Mareguano i otras provincias. Para cuya re«duccion i poblar los sitios dellas serán menester forzosamente otros mil hombres efectivos de España, sustentando el núme«ro entero de los que al presente hai en el reino con dos mil «pagas situadas para los unos i otros sin las ventajas de maese « de campo, sarjento mayor, capitanes i demas oficiales de gue«rra, que es el número de jente i gasto mas moderado que la necesidad i pacificacion desta tierra requiere »

I, en verdad, no era mucho sino mui poco pedir mil hombres mas para la pacificacion de Chile i presto habia de conocer su error Alonso de Rivera: si la guerra se hallaba en mejor pié, no por eso abundaban los recursos en el agotado reino. El mismo Rivera advertia a su apoderado que, reuniendo todos los hombres de su campo con los que venian por Buenos Aires, solo alcanzarian a juntarse ochocientos soldados, i ellos apénas bastarian para las guarniciones de las ciudades que, segun su plan, se debian restablecer. I habria sido ilusion aguardar socorro de los vecinos: Santiago, que nunca habia economizado sacrificios

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