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al rei que se dió parte al obispo i no se ha hecho nada en «<ello »> (11).

El carácter del señor Perez de Espinosa no era a propósito para dejar impunes los delitos de los clérigos i, al contrario, muchos de los disgustos que hubo de soportar durante su gobierno provinieron de la enerjía i severidad con que castigó los desmanes de sus subordinados. Pero, aun suponiendo al quinto obispo de Santiago encubridor de delitos, no habria comenzado este triste oficio por favorecer a Lope de Landa Buitron. Tenia de él tan mal concepto, que, cuando algunos años despues lo presentó el rei para una canonjía de Santiago, rehusó darle colacion i manifestó al monarca que era un sacerdote tan poco digno como ignorante (12).

Mas aun, llegó un momento en que creyó deber ponerlo en la cárcel pública i lo mantuvo en ella, mientras se sustanciaba la causa, a pesar de las vivas instancias que en favor del reo hicieron las autoridades civiles, con las cuales Lope de Landa estaba íntimamente ligado.

No es creible, por consiguiente, que el señor Perez fuese encubridor de un hombre a quien tan severamente juzgaba i a quien, cuando se le presentó la ocasion, hizo sentir todo el peso de su autoridad (13).

(11) Citada carta de 5 de febrero de 1603. De ella están tomadas las palabras que hemos copiado al referir este incidente.

(12) Carta del señor Perez de Espinosa al rei, fechada a 1.o de marzo de 1609.

(13) En un artículo publicado con el título UN CAPÍTULO DE HISTORIA en LA ESTRELLA DE CHILE, número 586, correspondiente al 29 de diciembre de 1878, hemos referido la prision del clérigo Lope de Landa Buitron i la intervencion que en el asunto asumió el cabildo de Santiago.

CAPÍTULO XVIII.

DON FRAI REJINALDO DE LIZARRAGA.

Consigue Rivera que vayan con el al sur muchos caballeros.-Aprovecha su viaje para visitar los fuertes i fundar dos estancias.-Por qué no comienza inmediatamente la campaña, Llega a Concepcion el refuerzo del Perú -Llega tambien don frai Rjinaldo de Lizarraga.-Quién habia gobernado la diócesis de La Imperial.-Lléganle a Lima las bulas i se consagra allá.-Quién era don frai Rejinaldo de Lizarraga.-Viene a Chile de vicario nacional de su órden. El señor Lizarraga primer provincial de la nueva provincia de San Lorenzo Mártir.-Debe la mitra a la recomendacion de don García Hurtado de Mendoza.-Triste consagracion del nuevo obispo-Lo que necesitaba La Imperial.-Retrato que hacen del señor Lizarraga las crónicas de la órden.-Primera disculpa del obispo para no venirse a Chile: el concilio.-La verdadera razon de su tardanza.-Otra disculpa; el mandato del arzobispo.Contradiccion en que incurre.

Si las enojosas rencillas, que durante el invierno de 1602 tuvo Alonso de Rivera en Santiago, eran mui a propósito para enajenarle las voluntades, los banquetes i las fiestas, tan desconocidos hasta entonces en la pobre capital del reino i tan prodigados por el gobernador, no podian dejar de conquistarle el buen querer de numerosos caballeros. Resultó de esto último que, como refiere Rosales, cuando a principios de octubre salió para el sur a continuar la guerra, le siguieron muchos « atraidos de sus cor« tesías. >>

Siempre aprovechaba Rivera el viaje a Concepciou para visitar los fuertes i las guarniciones intermedias. En esta vez estableció tambien dos estancias, la una de crianzas de ganado vacuno en Cauquénes i la otra de sementera en las cercanías de Con25

H.-T. II.

cepcion, a fin de atender a la manutencion del ejército. En ello demoró algunas semanas i no llegó al término de su viaje hasta el 3 de noviembre (1).

Sabiendo cuánto importa no desperdiciar el tiempo en la época de las cosechas para destruir las de los indios ántes que las guarden i ponerlos asi en la imposibilidad de resistir, babria comenzado Alonso de Rivera a principios de diciembre la campaña de ese año, si no hubiese creido preferible aguardar algunos dias mas la llegada de un refuerzo, que a Chile enviaba el virei del Perú i que habia desembarcado ya en Valparaiso. No lo esperó mucho: el 12 de diciembre (2) entraron a Concepcion las tres compañías de que constaba aquel refuerzo, mandado todo él por nuestro conocido don Juan de Cárdenas i Añasco (3), capitan al propio tiempo de una de las compañías. Lo eran de las otras dos don Francisco de Alba i Norueña, que mas tarde gobernó interinamente en Chile, i don Luis de Zárate, i desempeñaba el cargo de sarjento mayor de la espedicion don Pedro Paez Castillejo (4). Los soldados venidos del Perú fueron ciento doce (5).

Con este refuerzo llegó, por fin, a Chile i a su tan largo tiempo huérfana i abandonada diócesis el obispo de La Imperial don frai Rijinaldo de Lizarraga (6), que, para desdicha de su buen nombre i de la Iglesia, se habia que lado hasta entonces en Lima.

Aunque don frai Rejinaldo de Lizarraga era obispo de La Imperial i obispo consagrado desde mas de tres años, como habia permanecido no solo léjos de Chile sino estraño por completo a las cosas de la desgraciada diócesis de que se habia hecho cargo,

(1) Citado Resúmen de una Informacion de 17 de setiembre de 1604. (2) Carta de Alonso de Rivera al rei escrita en Colina el 10 de setiembre de 1605.

(3) Carta de Rivera al rei, fecha on Rere en 5 de febrero de 1603.

(4) Rosales, libro V, capítulo XXVI.

(5) Carta de 5 de febrero de 1603. En la de 10 de setiembre de 1605 dice que fueron ciento veinte i agrega que el 1.o de febrero de 1603 recibió otros veinte soldados.

(6) Rosales, capítulo citado.

no habíamos tenido ocasion de conocerlo. En el último tiempo. habia gobernado la diócesis el dominico frai Antonio de Victoria (7), cuyo nombramiento habia sido quizas el único acto jurisdiccional ejercido por su hermano de relijion don frai Rejinaldo.

Mas ya que éste ha llegado a Chile, es oportuno referir por menudo los tristes acontecimientos que lo habian mantenido apartado del puesto que le señalaba el deber.

El rei de España, luego que supo la muerte del señor Cisneros, segundo obispo de La Imperial, escribió el 7 de junio de 1597 al relijioso dominico de la provincia del Perú, frai Rejinaldo de Lizarraga, ofreciéndole la mitra (8) i añadiendo, segun costumbre, que si aceptaba viniese inmediatamente a hacerse cargo del gobierno de la diócesis, que el cabildo le habia de confiar, en virtud de la cédula de ruego i encargo, espedida en el mismo dia.

El señor Lizarraga aceptó el obispado el 12 de junio de 1598 (9); pero no vino a gobernar como electo. Aunque hubiera estimado suficiente ese título, no habiendo en Chile obispo alguno, habria hecho un viaje penosísimo para volver mui pronto al Perú a recibir la consagracion episcopal, ya que no podian tardar mucho las bulas que el monarca habia impetrado de Su Santidad al propio tiempo de proponer el obispado al sefor Lizarraga. Llegaron en octubre del siguiente año 1599 i el 24 del mencionado mes se consagró en Lima el tercer obispo de La Imperial (10).

Baltazar de Ovando (11) era natural del pueblo de Lizarraga

(7) En un espediente de méritos que el licenciado Vizcarra formó a peticion del presbitero Cristóbal Lasso de Valcazar, el 2 de noviembre de 1602, presta declaracion el " padre presentado frai Antonio de Victoria, de la “órdeu de predicadores, GOBERNADOR DEL OBISPADO DE LA IMPERIAL.” (8) Real cédula de esa fecha.

(9) Carta del señor Lizarraga al rei, fecha a 20 de octubre de 1599.

(10) Citada carta de 20 de octubre de 1599. En ella dice al rei el seño Lizarraga que cuatro dias despues va a consagrarse.

(11) El señor Lizarraga, en una obra que escribió acerca de la jeografía

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