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que en realidad no pasó de ser uno de los mas importantes fuertes de la ribera del Biobio. Siguiendo el método ya empleado en los años anteriores, el gobernador, fundado el fuerte de Nuestra Señora de Alé, abandonó los dos de Guanaraque (11), ya innecesarios no tanto por la sumision de los indíjenas de la comarca cuanto por la reciente fundacion. Para el servicio de Nuestra Señora de Alé, despues de llevar allá los tres barcos que tenian los fuertes de Guanaraque, construyó « dos pontones mas para que pudiesen pasar caballos » (12).

A mediados de enero, cuando todavia no estaba concluido el fuerte i despues de haber nombrado maestre de campo jeneral del reino a Pedro Cortés, hizo Alonso de Rivera una escursion al de Santa Fe para proveerlo, pues la escolta de él no podia salir a recojer mieses sino con grandes dificultades i peligros. El 15 estaba el gobernador con la caballería entre el Laja i el Biobio cuando unos cuarenta indios a caballo cayeron sobre cuatro soldados de caballería (13), llamados Diego Sanchez de la Cerda, Jácome Riñon, don Fernando Vallejo i N. Saucedo, que (14), sin órden alguna, se habian separado. Los indios llevaban la intencion aparente de apoderarse de ciertos ganados i cargas que por ahí habia. Alonso de Rivera salió en defensa de los atacados a la cabeza de treinta hombres de los que formaban el cuerpo de preferencia, el de los capitanes reformados, a los que se unieron algunos vecinos de Santiago. Gracias a este socorro libraron los cuatro soldados, dos de los cuales estaban ya

(11) Carta escrita en Córdoba el 20 de marzo de 1606. Id. escrita en Rio Claro el 22 de febrero de 1604.

La comarca que entonces se llamaba Guanaraque se ilama hoi Huenuraque o Huenuraqui.

(12) Id. id.

(13) Citada carta de 5 de febrero de 1603. De ella tomamos todo lo relativo a este encuentro entre españoles e indios, pormenores i palabras testuales, siempre que espresamente no advirtamos que son de otro. Rosales es el único cronista que refiere el episodio que estudiamos i lo refiere con tanta exactitud como pormenores.

(14) Rosales, libro V, capítulo XXVII. Dice que eran criados de Alonso de Rivera; pero en la lista completa, que tenemos a la vista, de oficiales i soldados, que en ese año componian el ejército de Chile, encontramos entre los capitanes reformados a Diego Sanchez de la Cerda i a don Fernando Vallejo.

heridos. En la escaramuza habian perdido los españoles un caballo i una escopeta, si bien habian dado muerte a un indio i prendido a otro, ambos estimados entre los suyos.

Los indios, que a la vista de Rivera comenzaron a retirarse, no lo hicieron sin llevar las cargas i parte del ganado. El gobernador fué en su seguimiento; pero ya conocia demasiado los ardides de que el indíjena acostumbraba valerse para no desconfiar mucho en aquella ocasion. Temiendo que no fuese sino una celada, envió órden a dos compañías de infantería i a los indios amigos de que se situaran en un paso estrecho a la salida del lugar que les servia de cuartel, i lo guardasen a fin de protejer la retirada del gobernador, si llegaba el caso de efectuarla ante una emboscada enemiga. Segura ya la espalda i encontrándose en tierra llana i descubierta, comenzó la persecucion, no sin haber dividido su pequeña tropa en dos porciones, una de las cuales, de quince o dieziseis hombres, iba en descubierta al mando del capitan Francisco Luis (15). Habian recorrido apenas un cuarto de legua cuando divisaron una grande emboscada de indios, que justificó todos los temores de Rivera i puso en evidencia lo acertado de las medidas tomadas por él. Segun supo despues, no bajaban los indios de cuatro a cinco mil, de los cuales mas de mil eran montados; todos ellos venian a las órdenes del cacique Nabalburi o Naguelburi.

Inmediatamente dió órden el gobernador de que se retirase la avanzada, pero no fué obedecido con la prontitud que habria sido menester, i los quince o diez i seis hombres que la componian se vieron envueltos por los enemigos i Rivera en la necesidad de acudir en su ausilio, lo que hizo contra la opinion del capitan Francisco Fernandez (16), que le aconse

(15) Rosales, que da el nombre del capitan, lo llama Francisco Ruiz; pero es error evidente. Tanto en la citada carta de Rivera como en la lista de los capitanes reformados encontramos al capitan Francisco Luis i no Ruiz i el mismo Rosales, al nombrarlo en el propio capítulo, lo llama despues don Luis, en lo que se ve mas claro la confusion de nombre i apellido. En cuanto al número de soldados que llevaba el capitan Luis en la descubier ta seguimos, naturalmente, a Rivera i no a Rosales, que supone fueron solo doce.

(16) Rosales, que refiere esta particularidad, da el nombre de Francisco

jaba huyese. Todos juntos no eran sino treinta, siete arcabuceros i veintitres lanceros, i mas de seiscientos los indios de a caballos que sobre ellos cargaron « con gran furia. » Se vió, pues, Alonso de Rivera en harto peligro i solo pensó en retirarse, lo que efectuó «a buen paso, no sin pelear, por cierto, i habiendo conseguido dar muerte a un indio, hermano de Nabalburi (17) i herir a otros seis. Este resultado era bien insignificante, si se atiende a los males que, aun en sus retiradas, causaban a los indíjenas los españoles i tomaba las proporciones de verdadero desastre al considerar que éstos habian dejado muerto en el campo al capitan Pedro de Silva i sacaban de él heridos a los capitanes Juan de Mesa i Francisco Luis i al vecino de Santiago don Diego Yañez.

El gobernador, cuando por haber llegado al lugar donde habia dejado las dos compañías de infantería, se vió fuera de todo peligro, se apresuró a pasar el rio para reunirse al grueso de sus fuerzas i atacar al enemigo; pero una hora despues de él llegó al campamento un indio, natural de la comarca de Osorno, que del campo enemigo se pasó a los españoles i les dió noticias, verificadas despues, de cómo el haber errado el golpe preparado contra Alonso de Rivera habia introducido la confusion entre los indijenas i causado la completa dispersion de ellos por parcialidades separadas; lo cual hacia imposible cualquier persecucion. «< Ansí mismo dijo este indio cómo venian en esta jun<< ta diez i seis o quince españoles, mestizos i mulatos i entre <«< ellos nombró a un Bello que se huyó de La Imperial i un clérigo que se perdió en la Villarica; pero éste dijo que venia « forzado » (18).

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Con la retirada del enemigo, tuvo Alonso de Rivera espedito el camino para llegar al fuerte de Santa Fe.

Fris a este capitan que era al mismo tiempo intérprete jeneral. De ordinario en casi todos los documentos se llama por la abreviacion de Fris a este oficial.

(17) Rosales, lugar citado.

(18) Citada carta de 5 de febrero de 1663.

CAPÍTULO XXII.

EL FUERTE DE SANTA FE EN 1602.

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El fuerte de Santa Fe de la Rivera.-Alonso Gonzalez de Najera.-Principio de las hostilidades.-Grande avenida.-Ardid de los indios i prudencia de Gonzalez.-Diarias espediciones.-Precauciones que se tomaban.-Cómo las burlaban los indios.-Muerte de Malsepica, Sanchez i otro soldado.-Heridos. -Otra estratajema frustrada.-La emboscada de Lleubulien.-Sale a recojer yerba el capitan Puebla con sescuta i cuatro españoles: precauciones que toma.-Combate i retirada de los españoles.-Dispersa Najera a los indios. Necesidad en que éstos estabau de atacar. · Dificultades del ataque. Admira Rivera su audacia.-Pelantaro i Nabalburi a la cabeza de siete mil indíjenas.-Envian a Santa Fe tres espías para que en el momento preciso pongan fuego al fuerte.-El yipo.-Los espias en el fuerte.-La conversacion con Gonzalez de Najera.-La mochila de la india.-Descubre Gonzalez el yipo.Vijilancia. El tormento i la confesion del indio.-Los indios amigos i el espía: ejecucion de éste.-Conversion de la india.-Los doce nudos del cordel. -Los preparativos de Pelantaro i su bizarra conducta como capitan.-El 28 de octubre de 1602 en Santa Fe.-La voz de alarma.-El ataque.-El chivateo.-Gonzalez de Najera i Francisco de Puebla.-Denuedo de los indios.-El fragor del combate.-El momento crítico.-Feliz estratajema de Gonzalez.— Huyen los indios.-Casi todos heridos en el fuerte.-Sin sacerdote i sin médico.-El alférez Diego de Ibarra cura por ensalmo. - Desproporcion de las pérdidas de una i otra parte.-Minuciosa descripcion de los cadáveres de los asaltantes. El cadaver de un incendiario. - Cuán hecho pedazos quedó el fuerte. Despues de los indios, el hambre.-La racion del soldado.—El ulpo. -Acábanse las raciones.-Hambre i enfermedades. Las pencas de panque. -Las adargas i las correas de la palizada. Los perros campestres. - Los cardones,

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El fuerte de Santa Fe era quizas el mejor construido i mas resistente de cuantos habia en Chile. El gobernador lo pintaba al rei como tan bueno i de tan buena traza que puede serlo « donde quiera, si se vistiese de piedra, » i agregaba que tenia fosos, murallas i parapetos (1).

(1) Citada carta de Alonso de Rivera al rei, escrita en Rere el 5 de febrero de 1603.

H.-T. II.

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