Imágenes de páginas
PDF
EPUB

Estas correrías i el haber prendido el capitan Guillen de Casanova al cacique Millaguaiqui, obligaron a toda la provincia de Tucapel a pedir la paz (24).

Reunió el gobernador a los principales caciques en Paicabí i les propuso, como condicion prévia para no continuar la guerra, que aceptaran i se comprometiesen a cumplir las siguientes estipulaciones:

1. Dar toda clase de seguridad i facilidad para la predicacion del Evanjelio;

2. Obedecer a las leyes i ordenanzas que se les dictasen; 3. Pagar el moderado tributo que como a vasallos les tocara, quedando abolido el servicio personal obligatorio;

4. Ayudar a la prosecucion de la guerra con sus personas, armas i caballos;

5. No recibir ni dar asilo a indios enemigos;

6. Albergar i guiar a los enviados de las autoridades espanolas;

7. Avisar cualquier alzamiento o junta de enemigos de que tuvieran noticias; i

8. No hacerse justicia por su mano i acudir a la autoridad en demanda de ella cuando les ofendieran los encomenderos o las autoridades inferiores (25).

Estas condiciones eran, en lo esencial, las mismas que, segun hemos visto, habia impuesto anteriormente Alonso de Rivera a los coyuncheses, hualquis i a los indios de la cordillera de ChiIlan para aceptarles sus proposiciones de paz: como aquellos, los de Tucapel, en la imposibilidad de resistir al gobernador, juraron cuanto éste quiso hacerles prometer.

Para afianzar la paz, estableció Rivera un nuevo fuerte en el mismo Paicabí, donde se acababa de pactar. « Poblóle sobre el «rio i valle porque dividiese e hiciese raya entre la paz i la « guerra i el fuerte se aprovechase de sus aguas. En este asiento

(24) Citada carta de 20 de marzo de 1606.

(25) Rosales, lugar citado.

H.-T. 11.

51

"

« hizo algunos proveimientos el gobernador. Al maestre de cam«< po Pedro Cortés le elijió por coronel del reino; a don Juan de Quiroga, nieto del gobernador Quiroga, hizo su maestro de campo; al capitan Alvaro Núñez de Pineda, comisario jeneral « de la caballería; al teniente Gregorio Sanchez Osorio, capitan « del fuerte Paicabí » (26).

[ocr errors]

Cuando esperaba de un momento a otro a su sucesor no era quizas el tiempo mas apropiado para conferir empleos; pero de este modo se atraia la buena voluntad de los hombres mas importantes i comenzaba a trabajar por su vuelta a Chile, deseo que en adelante iba a ser el fin de sus esfuerzos.

Si hemos de creer a Rivera, interesado en manifestar al rei cuán desalentados estaban los indios, se proponian tambien someterse « la mitad de Puren que cae a la costa i la otra provin«cia de Catirai » (27).

K

Lo último que proyectó Alonso de Rivera fué establecer una nueva ciudad en un sitio mui conveniente, que distaba «tres leguas pequeñas de la despoblada Angol i una legua de las primeras viñas de ella» (28). Oigamos cómo esplica al rei sus planes a este respecto: « Pensaba, dice, meter (en Angol) a «la jente del fuerte de Yumbel, que eran ciento cuarenta hom« bres, i la del fuerte del Nacimiento, que eran otros sesenta o «< setenta, i otros cincuenta del campo para que hubiese doscien«tos cincuenta i que desde allí, sin pasar rio que lo pudiese es« torbar, se hiciese la guerra hasta Puren i los dos Angoles i a « Catirai, el que no habia dado la paz. I la provision de comida « para el dicho Angol se habia de proveer de la Estancia de « Vuestra Majestad que está en lo de Loyola, seis leguas de la « dicha poblacion i otras tantas de Yumbel, de donde se saca«ban los ciento cuarenta hombres, i seis del fuerte del Naci«miento, de donde se sacaban los setenta; porque todo estaba « en un paraje, i tanto montara llevar las escoltas a los dichos

(26) Rosales, lugar citado.

(27) Citada carta de 29 de marzo de 1606. (25) Id. id.

* fuertes como al nuevo Angol, i ántes venia mas reforzada esta « por ser una sola » (29).

Todos estos proyectos podian ser tan útiles i bien pensados como se quisiera; pero no pasaron de proyectos relatados despues de su separacion por un gobernador deseoso de manifestar cuánto habria ganado el reino con no haber salido de sus manos. I, ciertamente, no necesitaba Alonso de Rivera fatigar su imajinacion para que se conociera que habia sido uno de los mas distinguidos gobernadores de Chile: bastábale referir lo que habia realizado.

Sea como fuere, Alonso García Ramon, desembarcado en Concepcion el 19 de marzo, se puso en marcha en busca del ejército i se juntó con él i con Rivera en Paicabí el 9 de abril, cuatro o cinco dias despues de la fundacion de este fuerte (30).

En esa fecha concluyó el primer gobierno de Alonso de Rivera: no concluyamos nosotros su historia sin echar una ojeada a muchas de sus obras que no se han podido dar a conocer debidamente en el curso del relato.

(29, Citada carta de 20 de marzo 1603.

(30) Carta de Alonso García Ramon al rei, fechada en Paicabí el 11 de abril de 1603.

CAPÍTULO XXXVIII.

CÓMO ESTABA CHILE A LA SALIDA DE ALONSO DE RIVERA.

Opinion del licenciado Talaverano.-Miseria a que las derramas habian redu cido a los vecinos de Santiago-La manera de juzgar el gobierno militar de Alonso de Rivera.-Comparacion.-La parte del amor propio.-Cómo estaba Chile a la llegada de Rivera-Seguridad en que dejaba el territorio situado al norte del Biobio.-Rivera i Sotomayor.-Pequeña suma invertida en Chile durante el gobierno de Alonso de Rivera.-Grandes cosas que con ella habia llevado a cabo.—Trabajos a que dedica a los españoles.-El ejemplo de Rivera.-La mejor prueba de la prevision del gobernador.-Trabajos que Rivera emprende por cuenta del fisco.-La isla de Santa Maria i las tres estancias reales.-Las cosechas de 1604.-Rivera mercader.-Propone el estanco de la sal.-Principios económicos de Talaverano Gallegos.-Completa oposieion entre ellos i los de Rivera.-Resúmen: la instruccion pública en Chile.

El licenciado Talaverano, al escribir al rei por primera vez despues de su llegada, daba tristísima idea del estado de Chile. Escribia desde Santiago, única ciudad « de consideracion » i encontraba a los vecinos de la capital de tal manera pobres « que los mas dellos no pueden reparar sus casas i las dejan caer, i « hai muchos solares perdidos en lo mas principal de la ciudad «i otros muchos se van cayendo, que me ha hecho lástima verlo. » ¿Ni para qué habian de empeñarse sus vecinos, segun el teniente jeneral, en labrar sus tierras i tener ganados i caballos, en ganar de cualquier modo dinero, cuando la esperiencia les mostraba que, apénas tenian algo, una arbitraria derrama les venia a arrebatar el fruto de sus sudores i a dejarlos en miseria mas

« AnteriorContinuar »