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desesperante, por provenir del violento despojo de sus haberes (1)?

Ni Talaverano intentaba formular un ataque contra Rivera, sino pedir al rei aumento del situado, ni el mismo gobernador ocultaba cuán odiosas eran esas derramas que se habia visto en la imprescindible necesidad de echar (2); pero ello nada quitaba a la triste situacion de los desgraciados vecinos.

Seria, sin embargo, injusto formarse por esto idea de lo que habia sido el gobieruo de Alonso de Rivera i de lo que habia hecho en favor del pais: los males que deploraba el teniente jeneral habian aquejado a Chile desde el principio de la conquista. Para saber a qué atenerse en el particular se debia proceder por comparacion, poniendo junto al estado presente de la colonia el en que la habia recibido de su antecesor.

Haciendo el mismo Rivera este parangon, esclama: «< Cuando « yo llegué es cierto que el (reino) estaba en el peor estado que jamás ha tenido i los enemigos mas pláticos, armados i vito<«< riosos i a caballo que nunca han estado; i, mediante Dios i la « merced que Vuestra Majestad ha hecho a este reino, lo he «< puesto en el mejor estado que jamás ha tenido para conseguir <«< la paz» (3). El amor propio i el deseo de ensalzar sus propias obras cegaban no poco a Alonso de Rivera cuando lo inducian a afirmar que Chile estaba mas próximo a la paz en ese instante que en el tiempo en que veia florecientes a Villarica, Osorno, Valdivia, La Imperial, Angol, Arauco i Santa Cruz; pero, a lo ménos, la primera parte del aserto del gobernador no podia ponerse en duda: nunca, como a la llegada de Rivera, habian estado de pujantes los indios rebeldes i de abatidos los españoles. Desde la muerte de Oñez de Loyola, los gobernadores se habian visto unos en pos de otros en la necesidad de encerrarse en las ciudades de Concepcion i de Chillan, reducida esta última a

(1) Carta del licenciado Talaverano al rei, fechada en Santiago el 8 de marzo de 1604.

(2) Carta de Alonso de Rivera al rei, fechada en rio Claro el 22 de febrero de 1604.

(3) Id. id., fechada en Colina el 18 de setiembre de 1605.

miserable fortaleza, para librarse de los ataques de los indios i unos en pos de otros habian entregado el mando en momentos en que el convento de San Francisco servia en la primera de asilo durante la noche a habitantes i soldados; no era posible andar mas allá del Maule sin inminente peligro, a ménos que numerosa escolta defendiese al viajero de los contínuos ataques del indíjena; todas las heredades, como el trabajo de las minas, estaban abandonadas en esa parte de Chile; no habia, en fin, un solo indio amigo que ayudara al español en los trabajos de campo i mucho menos que le sirviese de aliado en la guerra.

¡Cuán distinto entregaba el reino Alonso de Rivera a su sueesor! Chillan i Concepcion se veian del todo seguras contra las asechanzas del enemigo, que, cien veces despedazado i conociendo su impotencia, se habia sometido en las comarcas limítrofes; los vecinos de esas ciudades, no solo podian vivir tranquilos i sin zozobra en ellas, no solo podian transitar de una a otra sin peligro alguno, sino que cultivaban los campos i comenzaban a trabajar las minas: si el enemigo habia hecho algunas entradas, solo se habia atrevido a verificarlas cuando todo el ejército se encontraba ocupado mas allá del Biobio; por fin, Rivera, que a su llegada a Chile no pudo ir al sur « por falta de veinte indios amigos para llevar las municiones i ganados para el cam«po» (4), los reunia ya por centenares bajo sus banderas para hacer a su lado la guerra a los rebeldes.

Estas eran cosas patentes, conocidas de todos, que nadie podia ni pretendió negar, i ellas constituian la mas fehaciente prueba de lo mucho que el gobernador cesante habia hecho por la paz i prosperidad del reino.

Sin duda, habia recibido refuerzos relativamente importantes; pero nunca se habian dejado de enviar refuerzos a Chile. I Rivera recuerda, ya que se deseaba dar el gobierno como a mas apto a don Alonso de Sotomayor, que éste, habiendo recibido a Chile casi de paz i con florecientes ciudades en pié, obtuvo ma

(4) Carta de Alonso de Rivera al rei, fechada en Córdoba el 20 de marzo de 1606.

yor número de soldados i mas recursos para mantenerlo que los recibidos por él para reconquistar i pacificar la mayor parte del pais.

Pasma, por lo demas, cuando echamos una ojeada a lo que cuesta hoi cualquier empresa, la pequeña suma que el gobernador recibió para subvenir a los gastos de la guerra i a todos los del reino: «En cuatro años i algunos meses me envió, dice, el « virei don Luis de Velasco tres socorros: los dos de sesenta mil <<ducados i el uno de ochenta mil, que fueron por todo doscientos mil ducados » (5).

Con esto habia mantenido el reino; quitado tan gran parte de él al enemigo; construido diez i nueve o veinte fuertes (6), sucesivamente abandonados a medida que, por haber avanzado con otros mas al interior, iban quedando inútiles, i de los cuales, al entregar el reino, dejaba en pié siete: tres en el Biobio, el de Yumbel, uno en la Estancia del Rei, el de Lebo, i el de Paicabí (7); «< hecho catorce barcos para facilitar la guerra i el pasaje de los rios Biobio i Lebo i para el servicio del fuerte de « Arauco e isla de Santa María» (8).

Para llevar a cabo estas obras i conseguir lo que habia conseguido, comenzó por hacer trabajar a los españoles. « Una de las << cosas que tenia a este reino perdido cuando yo llegué a él, dice «Rivera al rei, era el estar tan puesto en costumbre el no trabajar los españoles ni menear un palo que no fuese por mano de «<los indios, cosa que los dichos indios sentian mucho. I ansi « cuando a mí me vieron llevar jente a pié que tan poco se usa«ba i trabajar los soldados haciendo fuertes i fortificando cuarteles i trayendo leña para la guardia i otros ministerios, los « propios indios se animaban i alegraban con esto i trabajaban

(5) Carta de Alonso de Rivera al rei. Lo mismo dice en la de 18 de setiembre de 1605.

(6) En la carta de 26 de febrero de 1605 dice Rivera que los fuertes construidos por 6 fueron diez i nueve; en la de 18 de setiembre del mismo año dice que fueron veinte.

(7) Carta de 18 de setiembre de 1605.

(*) Id. de 26 de febrero de 1605.

« mucho mas i con mas gusto, pareciéndoles que los teniamos « por compañeros i nó por esclavos i ellos lo decian asi » (9). A fin de que los soldados entraran por este camino sin murmurar, Alonso de Rivera les dió personalmente el ejemplo: «Yo he tra<<bajado por mi persona tanto como el mas mínimo soldado, <tomando la azada i la pala el primero para hacer los fuertes i << caminando de dia i de noche, reconociendo cuarteles, poniendo « centinelas i echando batidores, saliendo a las armas i haciendo « escuadrones i trazando fuertes i durmiendo vestido i comiendo lo que cualquier soldado ordinario, siendo el postrero que en<< traba a los cuarteles, porque hasta que tenia la escolta recojida << andaba siempre a las aveuidas del enemigo, reconociéndolo i ⚫cortándole sus desinios i poniendo mi persona en todas las oca«<siones a los mayores peligros. I todo esto, agrega, ha sido me« nester para dejar a Vuestra Majestad el reino en el estado que << le dejo »> (10).

En verdad, la mejor prueba del sumo cuidado i de la vijilancia sin igual que tuvo Alonso de Rivera para ponerse a cubierto de las asechanzas de enemigos, que tan acostumbrados estaban a sorpronder a los españoles, la encontramos en el insignificante número que aquellos consiguieron matar de los soldados que estuvieron a las inmediatas órdenes del gobernador. I advierto a Vuestra Majestad, dice a este respecto Alonso de «Rivera, que los indios deste reino son indios, aunque mas « belicosos que los del Perú. Quien los ha hecho tan valientes « como a Vuestra Majestad se lo han pintado ha sido descuido « i flojedad i como yo he tenido destos lo menos que he podido.... « en cinco veranos que he campeado en este reino................... no me « han muerto mas de cuatro españoles, los tres por su desórden, «i veinte indios amigos i estos los seis u ocho peleando, i no mas, como Vuestra Majestad lo podrá mandar ver por la in«formacion de lo que aquí he servido » (11).

(9) Carta de 18 de setiembre de 1605.

(10) Id. id.

(11) Id. de 26 de febrero de 1605.

Razon tenia, pues, Alonso de Rivera al replicar a los que, concediéndole aptitudes i esperiencia en las guerras europeas, lo juzgaban poco apto, por ser inesperto en ella, para la de Chile: « Aunque es verdad que las guerras de por acá i las de Flandes «no es todo uno, todas las del mundo se han de hacer con sol« dados de a pié i de a caballo, mas de los unos o de los otros «< conforme a la disposicion de la tierra donde se milita i que los « dichos soldados estén sustentados, armados i disciplinados en el «arte militar» (12).

En la escasez de dinero i de toda clase de recursos en que se

(12) Carta de 26 de febrero de 1605

Si creyéramos a Rivera, muchos mas eran los indios por él sometidos que los que encontró de paz o los que aun dejó de guerra. No merecen gran fe cálculos enteramente arbitrarios i formados, probablemente, cou el solo interes de ensalzar sus propios actos. Sin embargo, copiemos como cosa, por lo menos, interesante el mencionado cálculo, formado por Rivera [en carta al rei de 18 de setiembre de 1605], con el ausilio, segun dice, de les intérpretes jenerales Luis de Góngora Marmolejo i Francisco Fernandez [conocido vulgarmente con el nombre de Francisco Fris]: "Santiago i su jurisdiccion, contando naturales beliches,

66 yanaconas i todo jénero de indios [tenia de paz a mi
"ilegada].........

4,000

"Coquimbo i sus términos, contando de la propia manera.
"Chiloé ...

800

2,663

"Los que estaban de paz en los términos de la Concepcion
"i San Bartolomé, cuando yo entré en este reino......

800

"Que son por todos.........

8,263

"Los indios que yo he puesto de paz:

"La provincia de Tucapel......

3,515 indios

"La provincia de Arauco..

"Los coyuncheses, hualquis i otros de la ayilaregua de la
"Concercion...

3,555

630

"La cordillera de Chillan hasta La Laja..

....

300

"Los quechereguas...

100

"La una de las dos provincias de Catirai, que llaman del

"sur

500

"Los retirados de la comarca de Osorno a Carelmapu i

"Calbuco

GOO

"Que son

9,200

"I éstos con otros muchos que los he puesto de paz de la tierra que lo "estaba i que audaban con ellos.

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