Imágenes de páginas
PDF
EPUB

ΙΟ

molestara a Atonatiuch y que pudiera recorrer libremente todo el imperio del Anáhuac.

Comenzó el príncipe por dirigirse al templo mayor o gran teocalli.

5 Era éste una gran superficie cercada con una pared de piedras labradas en forma de serpientes entrelazadas unas con otras y estaba situado donde hoy está la Catedral.

El muro tenía cuatro puertas, una que daba a lo que hoy es la calle de Tacuba,1 otra que daba a la calzada que 10 conducía a Tepeyac, otra en la costa de la isla donde estaba la ciudad, y la última que conducía a la calzada de Coyoacán.

En el centro de este gran cercado estaba el gran teocalli; era una construcción maciza de cinco metros de altura; 15 sobre ella había otra, y el conjunto parecía una pirámide truncada.

20

25

Había una escalera de ciento veinte pies escalones, que conducía al atrio o parte superior.

Atonatiuch subió al atrio, y dirigiéndose a uno de los sacerdotes, le dijo:

-Sacerdote, estoy autorizado por el emperador para hacerte una pregunta.

Hazla, príncipe;

contestó el sacerdote.

Sacerdote, ¿qué debo hacer para ser feliz?

- Sacrificar muchas víctimas a los dioses.

1 Tacuba, así como Tepeyac, Coyoacán y Atzcapotzalco, mencionados más adelante, son pueblecitos en las inmediaciones de la ciudad de Méjico.

Atonatiuch, desconsolado, salió del templo, y se alejó por la calzada de Tacuba.

Allí, al pie de un ahuehuete, vió tirado a un guerrero indio que se retorcía en convulsiones horribles.

[ocr errors]

¿Qué vale nuestra salud, - se dijo, que en un 5 momento puede ser destruida?

Se detuvo para ordenar que llevasen al guerrero a su palacio del Ajusco, y siguió caminando.

Llegó a Atzcapotzalco y cerca de un maguey, y vió a una joven india muerta, y a su lado dos niños que 10 lloraban.

[ocr errors]

se dijo, — si no pueden retenerla

¿Qué vale la vida, ni la juventud ni la hermosura?

Ordenó a unos indios que llevasen a los niños a su palacio del Ajusco, y prosiguió su camino.

Como era muy sabio y tenía el don de comprender el lenguaje de las plantas y de los animales, preguntó a un maguey:

[ocr errors][merged small]
[ocr errors]

1

Producir mucho pulque 1 para calmar la sed de los hombres y mitigar sus dolores.

Atonatiuch, desconsolado, se sentó a la sombra de un ahuehuete.

15

20

Desde ahí veía su querida montaña del Ajusco, azul y 25

1 Bebida espirituosa que se saca del zumo del maguey. Se bebe mucho en Méjico.

ΙΟ

limpia, pues comenzaba a caer la tarde; el sol iluminaba los picos nevados de los volcanes; primero se vieron sonrosados, después color de oro, luego grises.

Gigantes milenarios, que conocéis el secreto de la vida, 5- dijo Atonatiuch, dirigiéndose de ahí a los volcanes, ¿qué debo hacer para ser feliz ?

- Lanzar fuego, lava y piedras.

de nieve, contestaron los gigantes.

[ocr errors]
[ocr errors]

y después cubrirte

Atonatiuch inclinó tristemente la cabeza.

Ahuehuete, dijo dirigiéndose al árbol, —¿qué debo hacer para ser feliz?

[ocr errors]

Albergar muchos pájaros entre tus ramas para que alegren las horas de la tarde.

Por las mejillas de Atonatiuch corrieron dos lágrimas, y 15 siguió caminando.

20

A

poco andar se detuvo a mirar, en la rama de un sauce, un colibrí que, a los rayos del sol que se ocultaba, parecía una esmeralda y un zafiro que el viento agitaba.

Colibrí, ¿qué debo hacer para ser feliz?

- Chupar la miel de las flores, príncipe Atonatiuch, contestó el colibrí.

Atonatiuch sonrió melancólicamente y siguió su camino. Durmió esa noche a la intemperie sin echar de menos su palacio, y a la media noche, cuando hubo reposado un poco, 25 abrió los ojos y se quedó mirando las estrellas.

- Astros del cielo,

preguntó,

¿qué debo hacer

para ser feliz ?

Pero los astros siguieron parpadeando allá en el cielo y no le contestaron.

En el silencio de la noche un tecolote lanzó su canto, y Atonatiuch preguntó :

[ocr errors]

Tecolote, ¿qué debo hacer para ser feliz?

Cantar para que el indio muera.

Atonatiuch se estremeció y un sudor frío le cubrió el

cuerpo.

Amaneció, el príncipe siguió su camino, y a pocos pasos encontró una culebra.

¿Qué debo hacer, culebra, para ser feliz?

Comer muchos juilitos, contestó la culebra.
Más adelante encontró una águila, y le preguntó:
- Águila, ¿qué debo hacer para ser feliz?
Comer muchas culebras, príncipe.

ΙΟ

15

Atonatiuch, desconsolado, siguió caminando y caminando. Recorrió todo el Anáhuac, salió de él, se internó en los desiertos del Norte; se alimentaba con yerbas, dormía a la luz de las estrellas y llegó tan lejos, tan lejos, que no supo que los hombres blancos habían venido al Anáhuac y lo 20 habían conquistado.

Por todas partes por donde pasaba, preguntaba a las rocas, a los árboles, a los animales feroces y a los hombres qué debía hacer para ser feliz.

Y las rocas, los árboles, los animales feroces y los hombres 25 le contestaban tales necedades que Atonatiuch, desconsolado, seguía su camino sin decir una palabra.

5

Sintiéndose viejo quiso volver a Tenochtitlán para ver su querida montaña del Ajusco y saber qué era de su reino. Y de los desiertos del Norte, emprendió la marcha nuevamente al Sur.

Cuando después de mucho caminar llegó a Tenochtitlán, fué grande su asombro al encontrarse con que el gran teocalli había desaparecido y que por las calzadas iban y venían hombres blancos desconocidos para él y montados en animales muy hermosos de cuatro patas, que él nunca 10 había visto.

IO

Preguntó por el emperador azteca y echaron a reír aquéllos a quienes hizo tal pregunta.

Caminaba así cuando vió venir a un hombre blanco, con cabello de oro; tenía los ojos muy azules, muy dulces y 15 muy tristes, y vestía una túnica áspera.

20

Atonatiuch, deslumbrado ante la belleza y la majestad de aquel hombre, se detuvo y le dijo:

-Por tu apuesta figura, debes ser príncipe como yo; di si quieres contestar una pregunta mía.

-Habla,

contestó el hombre de los cabellos de oro.

¿Quién eres?-preguntó Atonatiuch.

Soy fraile franciscano, misionero, y he venido a esta tierra a predicar el Evangelio. Como tú soy de sangre noble, mi hermano se llama Carlos Quinto 1 y es actualmente

1 Carlos I de España era al mismo tiempo emperador de Alemania. Se llama comúnmente Carlos V, porque era el quinto Carlos de Alemania. Nació en 1500, y murió en 1558.

« AnteriorContinuar »