¡Salve, fecunda zona, Que al astro enamorado circunscribes En cada vario clima, Acariciada de su luz concibes! Tú tejes al verano su guirnalda De granadas espigas; tú la uva No de purpúrea fruta ó roja ó gualda Falta matiz alguno y bebe en ellas Y greyes van sin cuento Paciendo tu verdura, desde el llano Hasta el erguido monte De inaccessible nieve siempre cano. De do la miel se acendra, Por quien desdeña el mundo los panales: El vino es tuyo que la herida agave Del Anahuac feliz; y la hoja es tuya Humo en espiras vagarosas huya, El arbusto sabeo, Y el perfume le das que en los festines Y el ananás sazona su ambrosía: Sus rubias pomas la patata educa, Y para tí el maíz, jefe altanero De la espigada tribu, hincha su grano; Desmaya al peso de su dulce carga: De cuantos concedió bellos presentes Del Ecuador feliz con mano larga. No ya de humanas artes obligado El premio rinde opimo: No es á la podadera, no al arado Deudor de su racimo; Escasa industria bástale, cual puede LECCIÓN XLV. UNA LECCIÓN DE MEMORIA. Ayer les enseñé á Vds., mis niños, una de las más hermosas fábulas de La Fontaine, y hoy la acaban de recitar sin un solo error. ¿Saben Vds. cómo se llama el poder ó la facultad de recordar lo que se les dice, lo que leen, ó lo que aprenden? Se llama memoria. ¿Si no tuviesen Vds. memoria, cómo podrían acordarse hoy de lo que hicieron ayer? Y mañana tendrían olvidado todo lo que están haciendo en este momento. Es, pues, de la mayor importancia ejercitar la memoria, fortalecerla con un trabajo regular y diario; y por esto se les enseña todos los días algún lindo cuento. Pero sólo se deben confiar á la memoria las cosas que deben ser bien aprendidas y recordadas; siendo este el motivo por el cual los maestros escogemos con todo esmero los asuntos de las recitaciones que Vds. deben aprender. Les explicamos también las palabras nuevas que son á Vds. poco familiares; llamamos su atención hacia el sentido de las frases, ó hacia el |