PLEGARIA. Ser de inmensa bondad, Dios poderoso, Con que el mundo marcar quiere mi frente. Rey de los reyes, Dios de mis abuelos, Todo lo podéis vos, todo fenece Yo no os puedo engañar, Dios de clemencia, Y pues vuestra eternal sabiduría Ve al través de mi cuerpo el alma mía Cual del aire á la clara transparencia, Mas si cuadra á tu suma omnipotencia PLÁCIDO. Á MI HIJA DELFINA. Blanca flor que embalsamas mi existencia Hija mía, entre sueños virginales, Y el rostro donde nunca ha resbalado B. MITRE. ¿Será que siempre la ambición sangrienta, Ó del solio el poder pronuncie solo, Cuando la trompa de la fama alienta Suba á las nubes penetrando el viento: Dignos del lauro en que ceñís la frente, No los aromas del loor se vieron Así en la antigüedad; siempre las aras Del genio bienhechor los recibieron. De vivífica mies descubre al suelo Y Dios le nombra de los siglos de oro. Y trazándole en letras, detuviste Los siglos á los siglos, y á la tumba Miró ensanchar la limitada esfera |