En medio de su alegría,
La obligación olvidando,
Plácemes Ꭹ albricias dando
No molió trigo aquel día;
Mas llevó un castigo fiero
Y así exclamó en su dolor:
El primero era mejor,
Dios me libre del tercero.
Desde esta ocasión su queja
El pobre jumento escusa,
Bien hizo en rogar la vieja
Por Dionís de Siracusa.

Es pintar como querer
Juzgar de lo no venido,
Que vale el mal conocido

Más que el bien por conocer.

MALOS HÁBITOS.

Árbol

que crece torcido

Nunca su tronco endereza,

Que se hace naturaleza

El vicio con que ha crecido:
Con este ejemplo advertido,

Malas costumbres no adquieras,

Que si bien lo consideras,
Á fuerza de repetirlas,
Ya no podrás corregirlas
Cuando corregirlas quieras.

LA OBEDIENCIA.

De un dulce padre amoroso Á la autoridad sagrada Nunca resistas en nada; Obedécela gustoso :

Si el precepto es riguroso, Hazte á tí mismo violencia; Venciendo tu resistencia, Mérito á tu dicha añades, Porque las felicidades

Son hijas de la obediencia.

LA CIGARRA Y LA HORMIGA.

Todo el verano cantó
La Cigarra, pobre artista,
Y estaba muy desprovista
Cuando el invierno llegó.
Sin la más leve porción
De mosca ni de lombriz,

A llamar fué la infeliz,

De la hormiga á la mansión.

"Ruego á V.," dijo á la Hormiga, "Me preste un poco de grano

Hasta que llegue el verano,

Cara vecina y amiga;

Antes de Agosto, sin duda,
Pagaré á fe de animal,
Réditos y capital;

Venga, señora, en mi ayuda."
La Hormiga dura y mezquina
(Es su defecto mayor),

¿Quién el múmen guerrero enardecía En la soberbia Roma? ¿Quién llevaba Los héroes á las lides y les daba Resignación, constancia, valentía?

¿Quién á la sabia Grecia en feliz día El amor á lo bello le inspiraba

Y noble aliento, y alas le prestaba
Del poeta á la rica fantasía?

La emulación, ese divino anhelo
De exceder al varón más celebrado,
Sin abrigar del odio la perfidia;
Astro de luz, emanación del cielo,
Como sólo lo grande es de su agrado
La emulación se aleja de la envidia.

LA GOTA DE AGUA.

Hay niños que apenas nacen,
De toda prudencia ajenos,
Libres quieren discurrir
Y gobernarse ellos mesmos;
Sin cuidar que la natura
Con procederes discretos,
Dió viveza al débil niño
Y á la virilidad seso.
Á esos que quieren ser
Fenómenos en el suelo,

Creyéndose hombres maduros

Infantes siendo inexpertos,

Que quieren llegar al fin
Sin haber tocado el medio,
Para lección y consulta

Les voy á contar un cuento.
Del mar sonante las ondas
Agitólas rudo viento,

Salpicando con sus aguas
La arena y riscos morenos
Que en la Punta á trechos ciñe
La furia del mar inquieto.
Por acaso en alta grieta
De lejano risco al viento
Cayó clarísima gota.
De la mar viéndose lejos,
Al fin, soy libre, dijera;
Miraré desde este asiento
Besar á mi padre el mar

La roca donde me veo.
Sin que sus olas me envuelvan,

Veré el azul de los cielos,

Veré el verde de las hojas,

Veré los demás objetos

De que está por Dios formado Este anchísimo universo.