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APUNTES HISTORICOS

Y

COLECCION DE TRATADOS INTERNACIONALES

RELATIVOS A ESTA

COLONIA BRITANICA

POR

NESTOR RUBIO ALPUCHE.

MÉRIDA-YUCATAN.

Imprenta de "La Revista de Mérida."

1894.

INTRODUCCION.

ESPUES de algún tiempo de no tomarse en consideración

DE

el asunto de Belice en las regiones oficiales, sino cuando el gabinete inglés hacía reclamaciones por atentados que cometían los indios que ocupan la parte Sudeste de la península de Yucatán contra los establecimientos situados al Sur de Río Hondo, nos sorprendió observar cierta reacción favorable que hacía comprender que se pensaba abandonar el statu quo y adoptar una conducta más conforme con los verdaderos intereses de México. Esto sucedió á mediados de mil ochocientos noventa y dos. Se dijo que las negociaciones relativas á un arreglo favorable de límites con la colonia inglesa estaban adelantadas en la Secretaría de Relaciones Exteriores y que era conveniente que Yucatán hiciese una solicitud que sirviese de motivo para terminarlas y publicarlas. Se agregó que, aunque la cosa era ya un hecho, se necesitaba que no apareciese el gobierno promulgando ex abrupto un tratado de límites que entrañaba gravísimas cuestiones jurídicas y tradicionales para las dos altas partes contratantes. Con este motivo la Legislatura del Estado de Yucatán elevó al Señor Presidente de la República en 28 de Septiembre de mil ochocientos noventa y dos una representación suplicándole que se aprovechase de la buena disposición en que debía encontrarse la nación inglesa por haber palpado las patentes muestras de

buena fé de nuestros poderes públicos en materia de crédito, é iniciase las gestiones conducentes á fijar una línea diviscria entre Yucatán y la colonia inglesa de Belice. En dicha exposición se aventuró una frase que revela el origen extraño del sentimiento que movió á la Legislatura de Yucatán á redactarla. Se expresa que el arreglo de límites debe hacerse, aunque para ello sea preciso transigir acerca de la pequeña porción de territorio ocupado primitivamente, desde antes de consumarse la independencia nacional. Parece, ó que los redactores de la expresada exposición leyeron anticipadamente el informe que el Señor Secretario de Relaciones Exteriores presentó al Senadɔ quince meses después, al elevar para su ratificación el texto del tratado de 8 de Julio de mil ochocientos noventa y tres, ó que este funcionario no tuvo otra norma de conducta al convenirlo que los deseos de los legisladores de Yucatán. De tal manera están identificados en ideas ambos documentos. En 29 del pasado mes de Septiembre de mil ochocientos noventa y dos la junta auxiliar en Mérida de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística elevó una exposición semejante á la anterior. También los Ayuntamientos y Juntas Municipales de los pueblos del Estado y aun los gremios de artesanos formaron solicitudes en el mismo sentido. Todos miraban la cuestión de la propia manera que el Señor Secretario .de Relaciones Exteriores en su citado informe de fecha posterior. Aparece muy claro que el movimiento de Yucatán no fué expontáneo de abajo para arriba sino comunicado en sentido inverso. Sirva esto de excusa si algún cargo llegare á hacerse en el porvenir á los que tales documentos redactaron, por los conceptos que emitieron, que no han sido tomados en cuenta al resolverse el asunto, ni como causa ocasional.

El hecho en que convienen con el Señor Secretario de Relaciones no solamente los autores de solicitudes sino los de artículos periodísticos y cuantos de año y medio á esta parte piensan y hablan sobre el asunto de Belice, es que debe sacudirse el marasmo y emprenderse una campaña activa y bien organizada que tenga por objeto desenlazar los problemas que están planteados hace mucho tiempo entre Inglaterra y México. El trascurso de los años favorece á los ingleses por el descuido del ga

binete mexicano. Han perdidose muchas oportunidades de exigir el cumplimiento de los antiguos tratados y no debe esperarse otra nueva ocasión, ya que, según el informe del Señor Secretario de Relaciones Exteriores, la misma Inglaterra ha tomado la iniciativa esta vez para buscar una solución definitiva del negocio. En lo que hay diferencia de opiniones, á lo que parece, es en la manera de terminar las disputas á que ha dado lugar desde mediados del siglo XVII la ocupación arbitraria de los terrenos situados al Oriente de Guatemala y al Sureste de la península de Yucatán por los ingleses. El Señor Secretario de Relaciones, en su informe rendido al Senado en Diciembre último, presa del más triste desaliento, aborda el asunto por un lado poco simpáticɔ. Se declara vencido sin lucha. Detiénese á contemplar bajo todas sus fases argumentos que se encuentran formulados por primera vez los almanaques de Belice y los declara concluyentes contra México. Lo que es todavía más extraño, asienta que no se puede discutir con Inglaterra porque no quiere ella discutir, y motivando su actitud con esta injustificable resolución del gobierno de la Gran Bretaña, desiste en favor de esta, en el referido tratado de límites, de tanto terreno cuanto los colonos de Belice dicen tener ocupado, sin enviar una comisión de personas competentes que con inspección ocular del territorio declaren si es cierto que hay ocupación real de todo lo que va á cederse en virtud del solo título de ocupación.

A nuestro juicio no es decoroso para México, ni conveniente á los intereses de Yucatán que ve menguarse su área sin razón plausible, la ratificación del tratado de límites entre Yucatán y Belice que celebró el 8 de Julio de mil ochocientos noventa y tres en la ciudad de México el Sr. D. Ignacio Mariscal, Secretario de Estado y del Despacho de Relaciones Exteriores de la República, con Sir Spenser Saint John, Caballero Comendador de San Miguel y San Jorge, Enviado Extraordinario y Ministro plenipotenciario de su Majestad Británica. Vamos á permitirnos hacer algunas observaciones á ese documento internacional con el único objeto de ser útiles á los Estados de Yucatán y Campeche que sufrirían directamente sus consecuencias. Si al primero se va á cercenar una parte del territorio, al segundo se

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