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al Eminentísimo Señor Miescislao, conde Ledochowski. Contéstese reverentemente á Su Santidad el Papa Pío IX y á su Delegado en Bogotá, y publíquese.

RAYGADA.-MAR.-CANO.-Ortiz de ZEVALLOS.

EL CONSEJO DE MINISTROS

ENCARGADO DEl poder ejecutivo de la República del Perú

A su Santidad el Papa Pío IX.

Santísimo Padre:

El Consejo de Ministros, encargado del Poder Ejecutivo, por haber tomado el Presidente de la República el mando en Jefe de las fuerzas de mar y tierra, ha tenido el honor é inefable consuelo de recibir, con la bendición apostólica, la venerable carta de Vuestra Santidad, datada en Santa María la Mayor, á los 3 días de noviembre del año del Señor de 1856, que ha venido dirigida de Bogotá por el eminentísimo hijo vuestro, Prelado Doméstico, Señor Miescislao, Conde Ledochowski, por la que nos hemos instruido de que Vuestra Santidad ha tenido á bien nombrarlo Delegado Apostólico, cerca de esta República y de la Nueva Granada, con residencia en Bogotá, en reemplazo de Monseñor Lorenzo Barili, quien con tanto celo había desempeñado aquel cargo.

El Consejo recibe, con este acto una, nueva prueba de la solicitud con que Vuestra Santidad atiende á las necesidades espirituales de la parte de este rebaño confiada á su piadosa dirección, y que por su probada fé y religiosos principios es harto acreedora á la paternal caridad del Vicario de Jesucristo; y deseando el Consejo cooperar, por cuantos medios están en la esfera de sus atribuciones, á estrechar sus vínculos con la Santa Sede y facilitar la consecución de los importantes objetos que Vuestra Santidad se ha propuesto, ha acordado que el eminentísimo Señor Miescislao, Conde de Ledochowski, sea reconocido en su caracter de Delegado Apostólico, á fin de que, en ejercicio de su ministerio, lo desempeñe próspera y libremente, sin embarazo alguno.

Entretanto, ruega á Dios el Consejo que conserve la preciosa vida de Vuestra Santidad y derrame sobre ella todo gé nero de prosperidades, para el bienestar espiritual de los fieles y de vuestros humildes hijos.

Dada en la casa de Gobierno, en Lima, á los 20 días del mes de Agosto del año del Señor 1857.

JOSÉ MARÍA RAYGADA.-JUAN MANUEL DEL MAR.-LUCIANO MARÍA CANO.

El Ministro de Relaciones Exteriores
MANUEL ORtiz de ZevalLOS

Delegación Apostólica.

Excmo. Señor:

Bogotá, á 27 de Mayo de 1857.

Llegado hace poco tiempo á la Nueva Granada, para reemplazar, en calidad de Delegado de la Santa Silla, á Monseñor Barili, llamado, no ha mucho, á otro destino, tuve la honra de ser encargado, por el Sumo Pontífice, de una venerada carta de Su Santidad, dirigida á V. E., aquí inclusa, que me apresuro á poner en sus propias manos.

En el pliego de Su Santidad, á más de la participación de mi nombramiento á esta Delegación Apostólica, que comprende, entre otras, á la ilustre República Peruana, hallará V. E. la expresión de los sentimientos de paternal afecto que animan el corazón del Supremo Hierarca, para con esa predilecta parte del católico rebaño, que la Divina Providencia ha confiado á sus incesantes desvelos. No es una pequeña muestra del preindicado afecto del Santo Padre, el anhelo con que deseando acudir á las necesidades espirituales de los fieles, en tan remotas regiones, ministra facultades amplísimas á sus Delegados, á fin de que, con mayor solicitud y comodidad de los pueblos, les sean prodigados los consuelos que han menester. Provisto yo también de iguales facultades, procuraré, con todo empeño,

emplearlas para la mayor utilidad de esa religiosa Nación, á cuya cabeza se presenta V. E., y le ofrezco, desde ahora, todos mis humildes servicios.

Entre tanto, á la vez que me es grato reiterar á V. E. los sentimientos que abriga la Santa Sede y su representante para con la República del Perú y de su Magistrado Supremo, no puedo dejar de manifestarle la profunda aflicción que acibará el corazón del Santo Padre, á vista del grave detrimento que sufriría la disciplina é independencia de la Iglesia del Perú con las diversas leyes que han sido allí sancionadas. Cualquier ataque hacia lo más venerable y precioso que tiene un pueblo -la verdadera Religión-no solo es un manantial inagotable de dificultades y sinsabores para las respetables autoridades eclésiasticas de la República, sino que, ofendiendo los sentimientos profundamente católicos de tan noble nación, no es apropiado para asegurar á los que la gobiernan la tranquilidad y la paz del país, tan necesaria para regir sus destinos.

Permítame, por lo tanto, V. E. que le exprese mis más fervientes votos por poner término á un estado de cosas, á toda luz, lamentable; significándole, al mismo tiempo, la esperanza que fundo en el alto concepto de la sabiduría y religiosidad de V. E., de que ese ilustre Gobierno promueva las más eficaces medidas para regularizarlo mediante una competente y cordial unión entre las dos supremas autoridades, espiritual y civil; ambas igualmente interesadas en ver removido cualquier motivo que turbe su recíproca armonía y su mutua confianza.

Tenga V. E. la dignación de aceptar los sentimientos del más inviolable respeto con que tengo la honra de ser de V. E.

Su muy humilde y obediente servidor.

MIESCISLAO CONDE LEDOCHOWSKI.

Delegado Apostólico

A S. E. el Señor Presidente de la República del Perú.

Ministerio de Relaciones Exteriores.

Lima, Setiembre 24 de 1857.

Á Su Eminencia el señor Miescislao Conde Ledochowski, Delegado Apostólico de la Santa Sede, cerca del Gobierno del Perú.

Monseñor:

El Consejo de Ministros, encargado del Poder Ejecutivo del Perú, ha leído, con particular agrado, la carta de presenta ción, datada en la ciudad de Bogotá, que Vuestra Eminencia dirigió, por mi conducto, al Presidente provisorio de la República, en la cual, á la vez que reitera los sentimientos de afec tuosa predilección que Nuestro Santísimo Padre Pio IX abriga hácia esta parte del rebaño católico, se sirve Vuestra Eminencia ofrecer sus importantes y buenos oficios, en uso de las amplísimas facultades con que lo ha investido la Santa Sede, para remover las dificultades que, con motivo de nuestras nuevas instituciones, pudieran surgir entre las supremas autoridades civil y espiritual, facilitando los medios más eficaces de fortificar su recíproca armonía y mútua confianza.

El Consejo, cumpliendo con el sagrado deber que le impone la Constitución del Estado, de proteger la Religón Católica por todos los medios, conforme al espíritu del Evangelio, se apresurará, solícito á aprovechar el piadoso ofrecimiento de Vuestra Eminencia, á fin de promover el importante y ansiado arreglo á que Vuestra Eminencia se refiere.

Me es igualmente grato expresar á Vuestra Eminencia la consoladora satisfacción con que el Consejo se ha instruido de que Su Santidad y Vuestra Eminencia se hallan convencidos de los sentimientos profundamente católicos de la Nación Peruana, y sobre cuya preservación velan escrupulosamente el Cuerpo Legislativo y el Gobierno de la República.

Dígnese, Vuestra Eminencia, aceptar la expresión de mi respeto, y la alta consideración con que tengo la honra de suscribirme, de Vuestra Eminencia, muy atento, obediente servidor.

MANUEL ORTIZ DE ZEVALLOS.

MISIÓN DEL DOCTOR DON LUIS MESONES.-Su recepción en RoMA. NEGOCIACIONES CON LA SANTA SEDE PARA LA PROVISIÓN DE LAS DIócesis del CuZCO Y DE AYACUCHO, INSTITUCIÓN DE OBISPO EN FAVOR DEL DOCTOR DON PEDRO JOSÉ TORDOYA Y CONCESIÓN DEL CAPELO CARDENALICIO AL M. R. ARZOBISPO DE LIMA.

Legación del Perú en Roma.

Señor Ministro:

á 22 de marzo de 1859.

El día 12 del corriente, tuve el honor de entregar al Cardenal Secretario de Negocios Extranjeros de Su Santidad, las cartas que me acreditan Encargado de Negocios de la República ante el Gobierno Pontificio. El Cardenal Antonelli se sirvió manifestarme las buenas disposiciones con que la Santa Sede acogería la idea de un Concordato con el Perú, para arreglar las cuestiones religiosas existentes, y estrechar más las rela ciones de ambos Estados: me aseguró, también, que el Gobierno de Su Santidad aceptaría todas las modificaciones que se presentaren sobre el actual sistema administrativo de la Iglesia peruana, siempre que no se opongan á las prescripciones de los Concilios y se hallen en la esfera de las facultades pontifi

cias.

El Santo Padre se dignó encargarme que ofreciese á S.E. el Libertador Presidente la expresión de sus votos por la estabilidad del Gobierno y por la prosperidad de la Nación, agregándome que miraba con sumo interés la marcha política y reli giosa de los Estados Sud-Americanos, entre los cuales Chile y el Perú merecían sus preferentes afecciones.

Dígnese US. trasmitir el contenido de esta nota á S.E. el Libertador Presidente de la República, admitiendo las seguridades de mi respetuosa consideración.

Dios guarde á US.

S. M.
LUIS MESONEs.

Al Señor Ministro de Relaciones Exteriores de la República del

Perú.

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