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Impuesto el infrascrito de los requisitos 'canónicos para la dación de Obispos Auxiliares, se limita á exponer los hechos mencionados, confiando en que el Augusto Jefe de la Iglesia Universal, los apreciará con su esclarecida prudencia; mientras tanto el infrascrito tiene datos suficientes para asegurar á Su Ema. Rma., el Cardenal Secretario de Estado de Su Santidad, que luego que el Iltmo. Sr. Goyeneche tome posesión canónica de su Silla Arquiepiscopal, elevará directamente á la Santa Sede la respectiva petición: si esta noticia, garantida por la respetable firma del mismo Señor Arzobispo de Lima, tuviese alguna fuerza ante la consideración de Su Santidad, los fieles de la Metrópoli peruana recibirán, desde luego, los consuelos espirituales que necesitan.

El infrascrito, Encargado de Negocios del Perú, ruega á Su Ema. Rma. el Cardenal Antonelli, que le permita tributarle el homenaje de su profundo respeto y alta estima, como su muy obediente y humilde servidor.

LUIS MESONES.

Roma, 7 de marzo de 1860.-Es copia.

LUIS MESONES.

A Su Ema. Rma. el Cardenal Antonelli, Secretario de Estado de Su Santidad en el Departamento de Negocios Extranjeros,

Legación del Perú en Roma.

á 24 de marzo de 1860.

Señor Ministro:

En el Consistorio secreto, que celebró Su Santidad el día de ayer, fué preconizado Obispo in partibus infidelium de Tiberió

polis, el Sr. Dr. D. Fedro José Tordoya, Arcediano de la Iglesia Metropolitana de Lima.

Por el correo anterior, remití á US. copia auténtica de la nota que dirigí al Cardenal Antonelli, Secretario de Negocios Extranjeros de Su Santidad, respecto á la preconización del Sr. Tordoya: el Gobierno Pontificio, como lo sabe US., se resiste á conferir la Dignidad de Obispo por consideración al mérito particular de los Presbíteros, cuando no están ligados al servicio de alguna Diócesis, ó desempeñan un cargo especial; así es que, la Santa Sede deseaba que llegase la petición para auxiliar del Reverendo Señor Goyeneche, antes de proceder á la preconización del Sr. Tordoya; sin embargo, teniendo presentes las prevenciones de US. reiteré, de palabra y por escrito, la promesa de que se cumplirá el requisito canónico por parte del Señor Arzobispo de Lima, y pude, al fin, allanar la resistencia de Su Santidad.

Como no fuesen muy satisfactorias las noticias privadas que adquirí sobre la preconización del Sr. Valdivia, me he visto en la necesidad de postergar el despacho oficial que había escrito al Cardenal Antonelli: en los días de la próxima pascua tendré la honra de ser recibido, en audiencia particular, por Su Santidad; y aprovechando de esta ocasión, le hablaré detenidamente respecto del Señor presentado para la Diócesis del Cuzco.

El Sumo Pontífice conoce y resuelve los numerosísimos y complicados asuntos que están á su cargo, según el extracto ó sumario que se le dirige por conducto de las respectivas Congregaciones, ó que le presenta el Cardenal Secretario; cuando es muy grave el asunto de que se trata, examina los mismos documentos originales; pero como la atención del Gabinete Pontificio está hoy principalmente contraída á los negocios del Estado, he temido, por más de una razón, que mis letras no produjesen todo el efecto que deseo, y que, dándoseme una spuesta definitiva, en sentido desfavorable al Sr. Valdivia, me viese embarazado para solicitar más tarde la preconización.

Hablando personalmente á Su Santidad, podré exponerle, de palabra, lo que acaso no me sería permitido por escrito, y si logro fijar su atención, ú obtener la esperanza de que vea la nota original que dirigiré á la Secretaría de Estado, me quedará entonces la convicción de no haber omitido un solo medio, de los que están á mi alcance, para realizar el objeto que se ha propuesto el Supremo Gobierno.

Por lo demás, US. sabe que el Papa Pío IX, no resuelve ningún asunto eclesiástico sin la aprobación de su recta y escrupulosa conciencia; así es que cuando tiene noticias desfavo rables á las personas propuestas para Obispos, es muy difícil modificar sns opiniones; por este motivo, se detuvo en la Curia Romana la presentación del Sr. Torres para el Obispado de

Popayán, durante el dilatado tiempo de doce años, y hace seis que el Gobierno de Rusia dirigió su propuesta para la preconización de un Obispo Diocesano, sin que hasta ahora haya sido despachada.

Ruego á US. que se digne elevar esta nota al conocimiento de S. E. el Presidente de la República, y que me permita reiterarle la expresión de mi profundo respeto y alta estima.

Dios guarde á US.-Sr. M.

LUIS MESONES.

Al Señr Dr. D. Miguel del Carpio, Ministro de Relaciones Exteriores del Perú.

Ministerio de Relaciones Exteriores.

Lima, á 12 de enero de 1861.

Señor Encargado de Negocios de la República en Roma.

S. E. el Presidente de la República, se ha enterado del apreciable oficio de US., número 99, de 23 de noviembre último, y apreciando debidamente el patriótico celo con que desempeña US. los deberes de su cargo, me ha prevenido que conteste á los diversos puntos que contiene el citado oficio, en los términos que paso á formular.

El nombramiento que últimamente ha hecho Su Santidad, de sustituto del Ministerio de Relaciones Exteriores y Encargado del despacho de los asuntos Eclesiásticos, en la persona de Monseñor Franchi, y la amistosa y benéfica acogida que éste ha dado á US., hacen presumir al Gobierno, no sin fundamento, que sean al fin atendidas las preces que dirigió á la Santa Sede para la preconización de los señores Valdivia y Vargas Machuca. Resta, pues, que US., cumpliendo las instrucciones que, sobre el particular, le dirigí, y haciendo uso, además, de todas las razones y argumentos que le sugiera su inteligencia, realice los deseos del Gobierno y obtenga de Su Santidad las Bulas de los señores eclesiásticos referidos. Si para alcanzar este fin, es necesario, como US. lo indica, hacer gastos indis

pensables, queda US. autorizado para ello, debiendo únicamente pasar al Gobierno cuenta documentada, á fin de que pueda exigirse de los agraciados el reembolso de la cantidad á que asciendan dichos gastos.

El Gobierno coincide con el interés de la Santa Sede, respecto al definitivo arreglo de las relaciones eclesiásticas entre ambos Estados, y está dispuesto á cumplir con el precepto que le impone el artículo 134 de la Constitución, procediendo á la celcbración de un Concordato. Mas, para que esto se realice, es necesario reunir los antecedentes y datos que existen en el Ministerio y solicitar del Senado las instrucciones respectivas. Así se verificará, y, oportunamente, recibirá US. las órdenes que el Gobierno debe trasmitirle para terminar aquel negociado, teniendo presente, también, las indicaciones hechas por

US.

El Gobierno vería, con satisfacción, que Su Santidad concediese el Capelo al muy Reverendo Arzobispo del Perú, (1) porque sus notorias virtudes y sus servicios á la Iglesia, y su antigüedad en el Episcopado, lo hacen justamente acreedor á esa merecida distinción, y porque es indudable que este nom. bramiento sería de provechosos resultados para las relaciones del Papa con los Estados de Sud-América; pero, al disponer S. E. que US. insista en este punto, le previene que, en ningún caso, debe aparecer el nombramiento de Cardenal del señor Goyeneche como la corona del Concordato, pues lejos de esto, conviene que ambos asuntos tengan una solución separada y sin que el uno sea el resultado del otro.

pa

Antes de trasmitir á US. Jas instrucciones del Gobierno ra que US. obtenga la modificación de algunos puntos de disciplina externa, con referencia al vestido del Cabildo Metropolitano de Lima y á la opción de otras preeminencias y gracias que contribuyan á su mayor decoro y lustre, he creído necesano pedir datos y conocer la opinión del muy Reverendo Arzcbispo de esta Metrópoli, á quien he trascrito, con tal objeto, el párrafo del oficio de US. referente á este asunto.

Se reunen actualmente los documentos relativos á la erección del nuevo Obispado de Puno, y no trascurrirá mucho tiempo sin que US. los reciba, con las instrucciones necesarias, para que pueda entablar, al efecto, las gestiones que sean oportunas.

Con el objeto de que el Episcopado Peruano contribuya á remediar las aflicciones que sufre el Santo Padre por la consi derable disminución de su tesoro, he prevenido al muy Reverendo Arzobispo que excite el celo de toda la República para que haga erogaciones con aquel objeto, y he ordenado, al mismo tiempo, á todas las autoridades políticas, que verifiquen

(1) Iltmo. Señor Doctor José Sebastián de Goyeneche.

lo mismo, excitando también los sentimientos católicos de los fieles, todo esto con el carácter personal y expontáneo.

para llenar todas ó parte de las órdenes á que se refiere este oficio, 6 de las que, en lo sucesivo, se trasmitieran á US., fuere preciso invertir algunas cantidades, queda US. autorizado para verificarlo, dando cuenta, á fin de poder decretar su abono, y, con tal objeto, doy, en la fecha, el aviso respectivo al Ministerio de Hacienda.

Dios guarde á US.

JOSÉ FABIO MELGAR.

Al Señor Encargado de Negocios del Perú en Roma.

Ministerio de Relaciones Exteriores.

Lima, 27 de febrero de 1861.

Sin embargo de que el Reverendo Arzobispo de esta Metrópoli y los Opispos de Trujillo y de Tiberiópolis, no han expedido aun los certificados que, por indicación de US., les pedi, sobre la conducta actual del Dr. D. Juan Gualberto Valdivia, me encarga S. E. el Presidente, que reitere á US. las órdenes que antes le he trasmitido, para que insista en que Su Santidad expida, á favor del Dean de Arequipa, las Bulas de institución para el Obispado del Cuzco, y que haga US. valer, para conseguirlo, además de las razones que sugiera á US. su acreditada inteligencia, la de que el Gobierno del Perú ha dado en todas circunstancias, y en casos dificiles, repetidas pruebas de su respeto á la Santa Sede y aún de su particular aprecio á la persona de Pío IX. No podía, pues, mirar el Gobierno, sin profundo sentimiento, que se insistiere en rechazar su presentación, después de haberse dado sobre la persona del Dr. Valdivia informes detenidos y satisfactorios, y después de haber llegado esta cuestión hasta un punto que afecta ya el decoro y la soberanía del Perú.

Es tan sensible al Presidente de la República el poco aprecio, que parece haber hecho Su Santidad, de la recomendación que no una, sino repetidas veces, le ha dirigido para la expedición de las Bulas, que tendrá, en cumplimiento de los impor tantes deberes que le impone el alto puesto que ocupa, que retirar, en último caso, la Legación que US. desempeñia, si esa in. sistencia en la negativa continuase, como hasta aquí, con no.

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