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mento de Regulares formado por el Iltmo. Señor Delegado Apostólico.

Circúlese á quienes corresponda é imprímase en el periódico oficial. (1)

Rúbrica de S. E.

Ministerio de Relaciones Exteriores.

GARCÍA.

Lima, enero 12 de 1872.

Tengo el honor de trasmitir á US. I., en copia autorizada, el oficio que el señor Ministro de Justicia me ha dirigido, en esta fecha, trascribiendo el supremo decreto por el cual se aprueba el Reglamento de Regulales, sometido por US. I. á la consideración del Gobierno para su aprobación.

Lo que me es altamente satisfactorio decir á US. I., en contestación á la estimada nota de fecha 16 de noviembre último, reiterándole las protestas de mi más especial consideración y distinguido aprecio.

JOSÉ J. LOAYZA.

Iltmo. Señor Serafín Vanutelli, Delegado Apostólico de Su Santidad.

[1] El Delegado Apostólico participó al Ministerio del Culto que, para la fiel y pronta ejecución del Reglamento, había nombrado á tres Canónigos de la Iglesia Metropolitana, con la autoridad necesaria, para hacerlo cumplir en todas sus partes.

El señor Ministro manifestó, en respuesta, al Delegado Apostólico, la satisfacción con que había recibido el Gobierno el nombramiento de visitadores que había hecho, en conformidad con el auto de reforma.

EL GOBIERNO DEL PERÚ ASIGNA UNA RENTA AL Delegado APOSTÓLICO-CorresponDENCIA RELATIVA Á ESTE Asunto.

Ministerio de Relaciones Exteriores.

Lima, junio 30 de 1871.

Atendiendo á que Su Santidad Pío IX, dando un testimonio inequívoco de su paternal afecto hácia el Perú, ha ordenado que su Delegado Apostólico, acreditado cerca de algunas Repúblicas Sud-Americanas, se traslade del Ecuador á esta capital, para atender así más pronto y fácilmente á las necesidades espirituales del católico pueblo peruano; que, en consecuencia de ese mandato, el Ilustrísimo señor Dr. D. Serafin Vanutelli se ha establecido recientemente en esta capital y ha sido recibido en su carácter oficial el 26 del corriente; que siendo decoroso para el Gobierno contribuir, de algún modo, á que el Representante de Su Santidad cuente con los medios necesarios para subsistir cual corresponde á su alta dignidad como prelado de la Iglesia y como Delegado Apostólico, es conveniente asignarle una renta, durante su permanencia en la República;

Se resuelve:

Que, con cargo á los gastos extraordinarios del Ministerio de Relaciones Exteriores, se entregue á Monseñor Vanutelli, por mesadas anticipadas, comenzando desde el 19 de Julio próximo ́la cantidad de seiscientos soles, (S. 600), como asignación que le señala el Gobierno para sus gastos personales; debiendo consignarse dicha partida en el presupuesto mensual de los sueldos de los empleados del referido Ministerio.

Trascríbase al de Hacienda, para los fines consiguientes; comuníquese al Ilustrísimo Delegado Apostólico en términos convenientes y regístrese.

Rúbrica de S. E.

LOAYZA.

Ministerio de Relaciones Exteriores

Lima, julio 5 de 1871.

Monseñor:

El paternal amor que nuestro Santísimo Padre Pio IX, profesa el católico pueblo peruano, acaba de recibir la prueba más cumplida con el importante hecho de haberse dignado Su Santidad acordarse, en las actuales circunstancias, de esta porción de su grey, para enviarle, como prenda de su afecto, un Delegado Apostólico, que atienda y remedie solícitamente las necesidades espirituales de los numerosos fieles de esta República.

El Gobierno, que ha visto este acontecimiento con inefable satisfacción, desea manifestar á Su Santidad el distinguido aprecio que le merece su Delegado, y su decisión de proporcionarle no solamente las facilidades necesarias para el ejercicio de su elevada misión, sino también la de contribuir, aunque en pequeña parte, á los gastos que demanda la conveniente representación de un Delegado de la Santa Sede; y, con tal objeto, ha resuelto se ponga á disposición de US. Ilustrísima, mensualmente, comenzando el 19 del que rige la suma de seiscientos soles, [S. 600), con que el Perú quiere contribuir á la decorosa subsistencia de US. I., de quien Ŝ. E. el Presidente espera se digne aceptar bondadosamente esta pequeña muestra del filial y respetuoso afecto que el pueblo y Gobierno del Perú profesan á Su Santidad, y de la especial deferencia que le merece su digno Delegado.

Al trasmitir á US. Ilustrísima la resolución del Jefe del Estado, me es altamente satisfactorio repetirme de US. Ilustrísima, con la más profunda consideración muy atento y obediente servidor.

JOSÉ J. LOAYZA.

Monseñor Serafin Vanutelli, Delegado Apostólico de Su Santidad, ete., etc.

Delegación Apostólica en el Perú.

Lima, julio 7 de 1871.

Excmo. señor:

Las delicadas atenciones con que me honró el Gobierno del Perú desde el primer momento de mi llegada, las manifestaciones de júbilo y de cordial simpatía que no he cesado de recibir de los buenos católicos de esta capital, y, sobretodo, las palabras, altamente significativas del Jefe del Estado, en el día de mi recepción oficial: todos estos hechos, señor Ministro, considerados en conjunto, formaban un argumento ineludible del vivo empeño que han tenido el Gobierno y el pueblo del Perú en corresponder dignamente el paternal amor que les ha manifestado el Padre Santo, al enviar á esta ciudad un Delegado Apostólico, y esto era tan concluyente, que no podía, ni debía, desearse mejor demostración.

Más lo que, á todas luces, bastaba para manifestar en toda su amplitud un agradecimiento tan evidente como justo, no ha sido reputado suficiente para satisfacer los generosos deseos de una Nación, que no reconoce primera en su adhesión íntima á la Sede Apostólica. Siguiendo ese noble impulso, ha querido el Gobierno Peruano coronar, por decirlo así el edificio, añadiendo á las pruebas que ya había dado, otra aún muy superior á mis previsiones.

Bien comprende, el señor Ministro, que aludo á la estimabilísima comunicación que V. E. me ha hecho el honor de dirigirme, con fecha 5 del que cursa; comunicación en la cual no sé si he de admirar más el espíritu sinceramente católico que anima todos sus conceptos, ó la generosa oferta que en ella se hace al Delegado Apostólico.

Ni reconozco en mi derecho, ni aun puedo intentar siquiera el oponerme en manera alguna á las muestras de filial y respetuoso afecto, que el Gobierno y pueblo del Perú profesan á Su Santidad.

Al aceptar, pues, el ofrecimiento que el señor Ministro me hace á nombre de S. E. el Presidente de la República, cumpliré con el deber de ponerlo en conocimiento del Padre Santo, quien apreciará, en toda su extensión, tanto los motivos como la ofrenda misma.

Ruego, entre tanto, á V. E., que se digne presentar á S. E. el Presidente del Perú el homenaje de mi profundo reconocimiento, y que tenga á bien aceptar la expresión de los sentimientos de alta estimación con que tengo el honor de suscribirme de V. E., atento y obsecuente servidor.

SERAFÍN,

Arzobispo de Nicea.-Delegado Apostólico.

Al Excmo. Señor Dr. Don Jose J. Loayza, Ministro de Relaciones Exteriores del Perú.

Delegación Apostólica en ei Perú.

Lima, 26 de setiembre de 1871.

Excmo. Señor:

Acabo de leer en los periódicos que, en la sesión de ayer de la Honorable Comisión Permanente del Cuerpo Legislativo, se dió cuenta de una proposición dirigida á censurar la conducta del Supremo Gobierno por haber señalado una renta al Delegado Apostólico, y á representar al Poder Ejecutivo, para que revoque el decreto en virtud del cual se señaló la renta mencionada.

Cuando V. E., con su estimable comunicación, de 5 de julio último, me invitó, en nombre de S. E. el Presidente de la República, á aceptar la espontánea oferta, con que el Perú quería contribuir à la decorosa subsistencia del Delegado Apostólico, y dar también una muestra del filial y respetuoso afecto que profesa á Su Santidad, consideré que debía aceptar su ofrecimiento, que se me hacía con tan exquisita delicadeza por los dos ánicos motivos de dejar plenamente satisfecha una noble y generosa ambición, y de no rehusar un homenaje que, más que mi humilde persona, se tributaba al Padre común de los fieles.

á

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