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Secretaría de Relaciones Exteriores.

Lima, 9 de enero de 1827.

Al Sr. Dr. D. Gerónimo Agüero, Encargado de Negocios del Perú, cerca de la Corte de Roma.

Señor:

Necesitando el Gobierno de la República promover en Roma varios arreglos importantes que reclama el bien de la Iglesia, y penetrado de que concurren en US. aptitudes y calidades recomendables para desempeñar, útilmente, esta comisión delicada, se ha servido nombrarle su Encargado de Negocios, cerca de aquella Corte, con la dotación de Reglamento, y disponer que se anticipe á US. la correspondiente á dos años; entregándole, además, cuatro mil pesos para gastos de ida y vuelta, y dos mil para gastos extraordinarios por una vez, dando US., oportunamente, cuenta de la totalidad de diez y ocho mil pesos que percibirá en virtud de esta resolución suprema.

Tengo el honor de anunciarlo á US. para su satisfacción, y de ofrecerle las consideraciones distinguidas con que soy su muy atento, obediente servidor.

JOSÉ MARÍA PANDO.

Lima, 10 de enero dé 1827.

Señor:

He tenido el honor de recibir la muy apreciable nota de US., fecha de ayer, en la que se sirve comunicarme haberse dignado S. E. el Supremo Consejo de Gobierno nombrarme su Encargado de Negocios cerca de la Corte de Roma, y de disponer que se me entreguen diez y ocho mil pesos, por razón de los sueldos de dos años, costos de ida y vuelta y gastos extraordinarios por una vez.

Yo tributo á S. E., por el respetable organo de US., las más sinceras y expresivas gracias por haberme escogido para el de

sempeño de una comisión por su naturaleza tan delicada y de tanta trascendencia, y quisiera que mis luces y aptitudes correspondiesen, exactamente, á tan señalada confianza y á los vivos deseos que me animan por el bién de la Iglesia y engrandecimiento y respetabilidad de la República, para poderla llenar de la manera más digna.

Sírvase US. poner en conocimiento de S. E. estos sentimientos y admitirme los votos más sinceros de gratitud por la parte que US. ha tenido en mi nombramiento, aceptando, así inismo, la consideración respetuosa con que soy de US. muy atento, obediente servidor.

GERÓNIMO AGÜERO.

Señor Secretario de Estado en el Despacho de Relaciones Exteriores.

Secretaría de Relaciones Exteriores.

Lima, 7 de febrero de 1827.

Al Sr. Dr. D. Gerónimo Agüero.

Señor:

El Gobierno ha sabido, de un modo indubitable, que á los Encargados de Negocios de México y Colombia, cerca de Su Santidad, se les ha cerrado enteramente la entrada en los Estados Pontificios, y han tenido que retirarse á otros puntos. En esta virtud, debe creerse, con mayor fundamento, que sucedería á US. lo mismo si emprendiese su marcha, y así ha dispuesto S. E. que no la verifique US. y ponga en las Cajas del Tesoro los diez y ocho mil pesos que se le entregaron, a cuyo efecto he pasado el aviso correspondiente al señor Secretario de Hacienda.

Tengo el honor de comunicarlo á US. de orden suprema, repitiéndome su atento, obediente servidor.

MANUEL LORENZO VIDAURRE.

Lima, 8 de febrero de 1827.

Señor Secretario de Estado en el Despacho de Relaciones Exteriores.

Tengo el honor de comunicar á US. que, en cumplimiento de la suprema orden que se sirvió US. dirigirme con fecha de ayer, he puesto á disposición de los Administradores del Tesoro Pú blico los diez y ocho mil pesos que se me entregaron como Encargado de Negocios cerca de la Corte de Roma; verificando, con el mayor placer, la devolución de esta cantidad íntegra, sin embargo de que de ella debía reintegrarme los gastos indispensables que he tenido que hacer para prepararme á un tan largo viaje, que emprendía impulsado sólo por la obediencia que debo al Supremo Gobierno, y, con mayor razón, habiendo tenido la dignación, muy honrosa para mí, de nombrarme para una comisión de esta clase.

Celebro, señor Ministro, esta oportunidad, para ofrecer á US. la consideración y respeto que le profesa su muy atento, humilde servidor.

Secretaría de Relaciones Exteriores.

GERÓNIMO AGÜERO.

Lima, febrero 8 de 1827.

Dígase al señor Agüero, que se ha visto, con aprecio, la honrosa puntualidad con que ha cumplido la orden que se le comunicó ayer, para que suspendiese su viaje y entregase los diez y ocho mil pesos que recibió por la Tesorería; manifiéstesele cuánto se estima su desprendimiento en no reclamar indemnización por los gastos que ha debido ejecutar para emprender una marcha tan larga, y recomiéndesele al señor Ministro de Hacienda, á fin de que se le abonen por esta Tesorería los suel dos que ha dejado de percibir como Vocal de la Corte de Bolivar, desde que fué nombrado Encargado de Negocios cerca de la Corte de Roma.

Rúbrica del señor Ministro.

CARTA DEL NUNCIO (1) AL SEÑOR DEAN

DOCTOR DON CARLOS PEDEMONTE.

Muy Reverendo señor:

El Presbítero Lota, francés, capellán del navío de guerra Vestal, cuando volvió, poco tiempo ha, de las costas marítimas del Perú, me contó algunas cosas de esa Iglesia Metropolitana, de la que nada sabía yo, hasta ahora, sino que estaba sin pastor. Supe, también, que el Cabildo de dicha iglesia le había dado cartas, con mucha satisfacción, al mismo presbítero, para el Sumo Pontífice Gregorio XVI, las cuales yo mismo las hubiera enviado á Roma, para que no se retardasen mucho tiempo las disposiciones del Sumo Pontífice por la larga parada del navío Vestal en este puerto, si el presbítero Lota no lo hubiese rehusado, por haberos empeñado, como me aseguró su palabra, deentregar las cartas en mano propia al Sumo Pontífice.

Juzgo que el Cabildo hubiese dado cuenta, en dichas cartas, al Sumo Pontífice de todo lo perteneciente á la Iglesia Metropolitana y Diócesis de Lima; pero como el S. P. me dió facultades con el caracter de Delegado Apostólico, para las diversas regiones de la América Meridional; por ello es que me determiné, ahora, á escribirte, sabiendo que ejerces el empleo de Vicario Capitular, para que, si acaso pasado tiempo, se hubiere hecho con nulidad ó irregularidad alguna cosa, que necesite de remedio, me la avises del mismo modo que también algunas otras que hayan de hacerse en lo sucesivo, y necesiten la apostólica dispensa; pues yo puedo conceder el remedio ó la dispensa; ó si me faltasen facultades, ocurriré á la Santa Sede.

Mas, hay otro negocio de suma importancia que exige los cuidados de la Santa Sede. Cuatro son las iglesias del Bajo Perú que tiempo ha carecen de pastor; (2) y así nada hay más importante que tener á la vista eclesiásticos dignos é idóneos, que siendo condecorados con el carácter episcopal ó como Obispos, ó como Vicarios Apostólicos, sean nombrados cuánto más antes, del modo que le pareciere al Sumo Pontifice en el Señor.

No dudo que en la carta entregada al sacerdote Lota se hubiese hablado sobre esto; pero si se omitió, puede entonces el Gobierno de tu República indicarme todo lo que conduzca al buen éxito de este importantísimo negocio, para poder yo ponerlo en conocimiento del Romano Pontífice. En el inter te

jillo.

(1) Monseñor Domingo Fabrini.

(2) La Arquidiócesis de Lima, y las Diócesis de Ayacucho, Mainas y Tru

suplico que me contestes prontamente sobre todo. Deseo de corazón que Dios te conceda toda felicidad.

En la ciudad de Río Janeiro, día 25 de octubre, año de 1831.

ARZOBISPO.
Delegado Apostólico.

Al muy Reverendo Vicario Capitular de la Iglesia Metropolitana de Lima.

REPÚBLICA PERUANA

Ministerio de Gobierno y Relaciones Exteriores.

Casa del Gobierno, en Lima, á 1o de marzo de 1832.

Señor:

Ningún negocio es más digno de la atención del Gobierno, que abrir comunicaciones con el Padre Universal de la Iglesia. Vacantes las sillas episcopales de La Libertad, Ayacucho y la Metropolitana de Lima; semi-viuda la del Cuzco, por la dilatada ausencia de su Obispo y sus contínuas y delicadas enfermedades; (1) muy probable el que de Arequipa se separe de su esposa, por la posibilidad de ascender al Cardenalato; (2) contínuo el valido de las ovejas por no tener un pastor que las guíe; expuestas en tan críticas circunstancias á que el génio del mal siembre la zizaña entre el plantel del trigo; desvelándose el Jefe Supremo por cuanto conduce al bien de la nación; (3) nɔ hallando cosa más digna de su conato que entregará su sucesor, en toda su pureza, la Religión Católica, Apostólica, Romana, que es la del Estado; siendo muy posible que de una hora á otra quede acéfala la Iglesia Peruana sin ningún Prelado; previéndose el grito de dolor que darían los fieles, maldiciendo la indolencia ó apatía de los que habían causado esa general viudedad; quedando, en ese caso, en suspenso las atribuciones privativas de los Obispos que no se trasmiten en sede vacante á los capítulos; habiendo recibido el gobierno eclesiástico de esta Diócesis, en tan comprometidas circunstancias, la Carta del Nuncio de Su Santidad que se halla en el Janeiro, dirigida al

(1) Iltmo. señor doctor Calixto Orihuela.

(2) Iltmo. señor doctor José Sebastián de Goyeneche. (3) Gran Mariscal don Agustín Gamarra.

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