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DONATIVO DE SU SANTIDAD LEÓN XII PARA EL, Arzobi-po SeNO ES ACEPtado por el represenTANTE

ÑOR ORUETA.

DEL PERÚ.

Legación del Perú ante la Santa Sede.

Lima, Mayo 30 de 1885.

Señor Ministro:

Una sentida y muy delicada queja mne ha hecho Su Eminencia el Cardenal Jacobini, con motivo de las comunicaciones recibidas por él de Lima, pintándole las escaseces que agobian al Ilustrísimo señor Arzobipo Orueta.

Apoyándose en noticias, que Su Eminencia reputa fidedignas, me aseguró que el Ilustrísimo señor Arzobispo se halla insoluto, por muchos años, de las asignaciones á que tiene dere. cho y le están votadas en el Presupuesto: que la miseria, rodeada de achaques y decaimiento, lo había obligado á enagenar hasta las prendas de su uso personal; siendo, por último, su situación tan aflictiva, que varios vecinos piadosos fomentaban una cotización destinada á cubrir las necesidades más apremiantes del Ilustrísimo señor Orueta.

Para explicar la causa de los atrasos en los pagos, me concreté á rememorar la desaparición violenta de las más saneadas rentas nacionales después de la guerra con Chile y las pensiones consiguientes del tesoro fiscal. Me replicó Su Eminencia que las arcas no se hallarían exhaustas, cuando hubo facilidades para efectuar recientemente abonos de crecidas sumas á personas de alta posición política, y también se acude mes á mes, con la to talidad de sus haberes, á dignidades del Coro Metropolitano que gozan del favor oficial, designándome, entre ellas, à Monseñor Tovar. Contesté, inmediatamente, que reconociendo el derecho que asiste al Ilustrísimo señor Arzobispo para ser cubier to de sus asignaciones, en la proporción que permitan los fon. dos fiscales, no estaba preparado ni era natural que sostuvieramos una discusión sobre materias exclusivamente internas del Perú, como lo es, entre otras, la manera de distribuir los caudales del Estado. Pero que, no obstante, era mi impresión, que los abonos referidos debían provenir de algunos créditos de los llamados de honor, contraídos para la defensa del país

en momentos de suprema angustia, durante la tremenda crisis que acabamos de atravesar. Agregué, luego, que, en lo relativo al doctor Tovar, existe, probablemente una equivocación, nacida, de que, en su calidad actual de diputado á la Asamblea,se le comprenderá en la masa general del presupuesto de dicho Cuerpo, que obra independiente de la acción del Gobierno y á cargo de un habilitado especial.

Careciendo la Legación de toda clase de informes al respecto, tuve que exponer mis apreciaciones personales, no para persuadir, desde que nada aseguraba, pero sí para neutralizar los efectos de un tema bochornoso, utilizando conjeturas que mucho desearía ver elevadas á la categoría de verdades.

Cumplo en el presente oficio con llevar, al conocimiento de ese Despacho, los hechos de que me ocupo, no dudando que merecerán del Supremo Gobierno la preferente atención que les corresponde por su naturaleza y especiales condiciones de ancianidad y dolencias de nuestro venerable y muy Ilustre Arzobispo.

Dios guarde á US.

S. M.

AURELIO GARCÍA Y GARCÍA.

Señor Ministro de Estado en el despacho de Relaciones Exteriores.

Ministerio de Relaciones Exteriores.

Lima, 18 de Julio de 1885.

Por la estimable comunicación de US., fecha 30 de mayo último, me he impuesto de la queja presentada á US., por Su Eminencia el Cardenal Jacobini, sobre las escaseces á que, según noticias enviadas de esta capital, se mantenía sujeto por el Gobierno al Ilustrísimo señor Arzobispo Orueta.

Las penurias del referido Prelado han sido comunes á to

das las personas que dependen del Erario Nacional, y que no han podido ser satisfechas puntualmente de sus haberes, á consecuencia de las dificultades financieras que la última guerra y la agonizante contienda civil han colocado á la República.

Sin embargo de tales dificultades, el Iltmo. señor Orueta ha recibido recientemente la suma de cuatro mil soles de plata, con que el Estado ha querido atender, como no lo ha hecho con ningún otro funcionario, á la satisfacción de sus necesidades.

En cuanto al abono de conocidas sumas á personas de alta posición política y al pago puntual de sueldos á dignidades del Coro Metropolitano, debo expresar á US. que tal aseveración es completamente falsa y obedece solo al propósito, que con tanto afán se ha perseguido, de suscitar dificultades en las relaciones del Gobierno con la Santa Sede, prolongando el tristísimo estado en que hoy se encuentra la Iglesia peruana.

Ninguna dignidad eclesiástica ha merecido especialmente favor oficial, sin excluir al Iltmo. señor doctor don Manuel Tovar, cuyas altas virtudes, á la par que su vasta inteligencia y notable ilustración; le han hecho acreedor á que S. E. el Presidente de la República, le haya confiado la Cartera de Justicia, Culto, Instrucción y Beneficencia.

Espero que, con el conocimiento de estos antecedentes, desvanezca US., en el ánimo de S. E. el Cardenal Jacobini, la preocupación de las falsas noticias que se le han enviado.

Dios guarde á US.

B. GARCÍA URRUTIA

Señor don Aurelio García y García, Ministro Plenipotenciario del Perú cerca de la Santa Sede.

Legación del Perú ante la Santa Sede.

Señor Ministro:

Roma, Junio 28 de 1885.

Persona que cultiva altas relaciones en el Vaticano, se ha acercado á mi, aparentando cumplir una formalidad de la etiqueta social, ofreciéndome sus respetos, però con el propósito verdadero de investigar qué impresión causaría al Gobierno del Perú, un socorro pecuniario mandado por el Santo Padre, de su bolsa privada, al Iltmo. señor Arzobispo Qrueta.

Sin demostrar á mi interlocutor, que comprendía sus miras, y manteniendo la conversación en el terreno de un cambio

de ideas personales en que la habíamos colocado, no vacilé en expresarle que, noble, como era el motivo que guiaba á Su Santidad, y grande su desprendimiento á favor de un ilustre prelado peruano, opinaba, no obstante, que el sentimiento nacional de mi Gobierno y conciudadanos se heriría profundamente con tal donativo, pues á unos y otros corresponde, de preferencia, remediar un mal transitorio, y que, á la fecha, estará reparado, en la parte suficiente para poner á nuestro venerable Arzobispo á cubierto de futuras necesidades.

El caracter personal y concreto de mi pensamiento, y la llaneza con que lo vertí, espero no diste de las ideas que, al respecto, profese el Supremo Gobierno, y al tener el honor de dar á ese Despacho conocimiento de lo ocurrido, creo llenar un deber oficial de no escasa significación.

Dios guarde á US.

S. M.

AURELIO GARCÍA Y GARCÍA.

Señor Ministro de Estado en el Despacho de Relaciones Exteriores.

Ministerio de Relaciones Exteriores.

Lima, 22 de Agosto de 1885.

Me ha sido grato recibir el oficio de US., número 37, fecha 28 de junio último, en que me comunica la conversación que tuvo ÚS. en esa ciudad, relativa al propósito que abrigaba el Soberano Pontífice, de enviar un socorro al Iltmo. señor Arzobispo de esta Arquidiócesis.

En contestación, cúmpleme decirle que el que suscribe encuentra oportuna y sensata la respuesta dada por US. en la conversación referida, pues tanto el decoro del Gobierno, como la dignidad nacional, se habrían resentido con el envío del enunciado socorro.

Por lo demás, como lo tengo manifestado á US. en mi nota de 18 de julio último, se ha acudido ya al Arzobispo de Lima con una suma bastante considerable de sus haberes pa

ra que no sufra penurias, y se le seguirá abonando sus sueldos con la regularidad que permitan las circunstancias del país.

Dios guarde á US.

B. GARCÍA URRUTIA.

Señor Don Aurelio García y García, Ministro Plenipotenciario del Perú ante la Santa Sede.

Legación del Perú ante la Santa Sede.

Roma, Setiembre 19 de 1885.

Señor Ministro:

Cumpliendo el encargo contenido en el oficio Núm. 10, de ese Ministerio, que he tenido el honor de recibir por el último correo, puse en conocimiento del Emo. señor Secretario de Es tado, que al Iltmo. señor Arzobispo Orueta se le había abonado, por el Estado, la suma de cuatro mil soles de plata, para atender á la satisfacción de sus necesidades; noticia que Su Eminencia recibió con marcada complacencia.

Dios guarde á US.

S. M.

AURELIO GARCÍA Y GARCÍA.

Señor Ministro de Estado en el Despacho de Relaciones Exteriores.

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