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Legación del Perú cerca de la Santa Sede.

Roma, Abril 12 de 1891.

Al Señor Ministro de Estado en el Despacho de Relaciones Exteriores..

Señor Ministro:

Tengo la satisfacción de comunicar á US. que en la audiencia del último día 17, el Eminentísimo Señor Cardenal Rampolla, Secretario de Estado, me comunicó oficialmente que Su Santidad había aceptado, benévolo y con la mayor complacencia, las preces que el Excmo. Señor Presidente de la República le dirigió por mi conducto, pidiéndole instituyera Obispos in partibus al Dean de esa Catedral Monseñor Tovar, y al Cura de la Parroquia de Santiago de Arequipa, Dr. don José María Carpenter, designado á este para Auxiliar del Arzobispado, como lo había también solicitado el Iltmo. y Rvmo. Señor Arzobispo Bandini; y que, en consecuencia, de esta aceptación, Su Santidad le había ordenado me la comunicase y que diera las órdenes necesarias para que los indicados Señores Tovar y Carpenter fueran preconizados próximamente.

Su Eminencia me aseguró que en el acto iba á trasmitir por el cable al Delegado Apostólico la resolución del Padre Santo, encargándole la comunicara al Supremo Gobierno, lo que me rogó no hiciera yo sino por nota, pues él quería manifestar, con ese despacho, la complacencia que le causaba á Su Santidad la buena elección que el Gobierno ha hecho de esos dignísimos Sacerdotes, que por sus méritos y virtudes eran acreedores á la alta dignidad episcopal, en la que esperaba harían grandes bienes á la Iglesia y á esa Nación tan eminentemente católica.

No puedo ocultar á US. el gran placer que me causó el oír á Su Eminencia estas palabras, con las que confirma las que á mí personalmente me ha dirigido siempre el Padre Santo, para manifestarme lo mucho que ama al Perú, y el deseo que tiene de ver á su ilustre Gobierno cada día más unido y en más íntimas relaciones con la Santa Sede, que es el centro de la verdad y el faro luminoso que conduce á las Naciones que la escuchan y siguen en sus divinas enseñanzas, á la completa y verdadera felicidad.

También Su Eminencia me habló de la presentación del Señor Canónigo Neyra Balbuena, para el Obispado de Ayacucho, y en la que Su Santidad no ha tomado aun resolución ninguna, hasta más amplio y detenido examen de los varios y contradictorios informes que sobre este Señor Canónigo han llegado á la Santa Sede. Yo supliqué á Su Eminencia tratase de aligerar ese estudio, en atención á la suprema necesidad que había de proveer á ese Obispado de su legítimo Pastor, del que estaba privado hacían ya largos años; y le indiqué además que los impedimentos notorios que tenía el Señor Neyra Balbuena, eran de los que el Papa podía dispensar, y que en nada afectaban ni empañaban las reconocidas virtudes é ilustración de tan digno Sacerdote.

Este es el estado en que se hallan los nombramientos de los Obispos que el Supremo Gobierno ha presentado, y solo puedo asegurar que los Señores Carpenter y Tovar serán preconizados en el próximo Consistorio, si sus expedientes canónicos llegan antes, ó que lo serán después por Breve, como lo he solicitado ya.

El Eminentísimo Señor Cardenal me tocó también la cuestión del Obispado del Cuzco, rogándome para que influya con el Gobierno para que la resuelva de una vez, á fin de proveer á esa Diócesis, presentando un sacerdote que reuna todas las condiciones que los cánones exigen, evitando así al Padre Santo el inmenso dolor que le causa tener que rechazar propuestas de un Gobierno á quien tanto aprecia, y herir quizás á Sacerdotes que, si son dignos como tales, no se les puede elevar á la alta dignidad episcopal, por no reunir todas las condiciones que para ella se necesitan.

No dudo, pues, que en vista de esta indicación hecha por Su Eminencia á nombre del Padre Santo, US. que tanto interés tiene por el bien de la Iglesia, aconsejará al Excmo. Señor Presidente que, de acuerdo con el Gobierno, y las Cámaras, se resuelva esta cuestión del Obispo del Cuzco.

Dios guarde á US.

JUAN M. DE Goyeneche.

Legación del Perú cerca de la Santa Sede.

París, Agosto 31 de 1891.

Al Señor Ministro de Estado en el Despacho de Relaciones Exteriores.

Señor Ministro:

Han llegado á esta Legación las apreciables notas de US. números 13, 14, 15 y 16 de los meses de Mayo y Junio últimos. Ellas son contestación á notas mías anteriores, por lo que solo acuso recibo de ellas ahora, asegurando á US. que me conformaré á las órdenes que se sirve impartirme en éllas.

Constantemente me comunico con el Excmo. Señor Cardenal Secretario de Estado de Su Santidad, y no dejo de instarle por el pronto despacho de los pocos asuntos que hoy tenemos pendientes ante la Santa Sede. Estos no son más sino la aceptación y preconización de los Señores Gamboa y Neyra Valbuena para los Obispados del Cuzco y de Ayacucho. Sobre el primero siempre recibo un rechazo completo, absoluto, fundado en motivos de conciencia que no le permiten al Padre Santo nombrar Obispo al Señor Gamboa. Todos mis esfuerzos se han estrellado, pues, ante la augusta voluntad del que no hace sino lo que cree y juzga útil para el bien de la Iglesia. Creo, por esto, Señor Ministre, que US. haría una obra patriótica aconsejando al Presidente de la República, que recabe del Congreso la derogación de la ley que nombró para Obispo al Señor Gamboa, á fin de presentarle otras ternas, y que él nombre otro Sacerdote, en el que el Soberano Pontífice no halle impedimento alguno, y pueda ejercer su divina potestad institu yéndolo Obispo. Esto acabaría esta cuestión que ya se va haciendo larga y penosa, y á la vez llevaría á la Iglesia del Cuzco la paz de que no goza hace tiempo ya, por carecer de su legítimo Pastor.

En cuanto al Señor Neyra Valbuena, tengo esperanza de que pronto se me dé una contestación, pues ya deben estar evacuadas las informaciones que necesitaba la Santa Sede para resolver. En cuanto se me dé la transmitiré á ese Despacho.

Dios guarde á US.

JUAN M. DE GOYENECHE.

Legación del Perú cerca de la Santa Sede.

París, Setiembre 15 de 1891.

Al Señor Ministro de Estado en el Despacho de Relaciones Exteriores.

Señor Ministro:

En su apreciable, nota N° 18, fecha del 17 de Agosto, me avisa US. haber recibido las Bulas y demás documentos que mandé á ese Despacho, relativos á la institución episcopal de los Iltmos. Señores Carpenter y Tovar, á quienes les fueron entregados. Celebro en el alma que estos dos dignísimos Sacerdotes estén ya en disposición de consagrarse, después de recibir esos documentos, y que el Iltmo. Obispo Auxiliar, pueda empezar á compartir, con el Rvmo. é Iltmo. Arzobispo, la delicada y altísima tarea anexa á su cargo.

El Papa sigue en perpétuo estado de salud, y lo consigno aquí para desmentir las noticias de los sectarios que lo dan á cada paso en sus falsas noticias, ya en un estado poco menos que próximo á la muerte. Y nunca ha estado más vivo que lo está ahora, pues él mismo se ocupa de dirigir la instalación, en su propio Palacio Vaticano, de inmensos locales para hospedar á más de veinte mil obreros pobres, que van en peregrinación de Francia, otros países de Europa y aun de Norte América, á postrarse á sus sagrados piés, y á protestar contra la inícua revolución, que tiene encadenado al Vicario de Jesucristo, en sus propios Estados y en su propio Palacio.

Llama hoy día tanto la atención de toda la Europa y de sus Gobiernos este hecho, que yo creo un deber de ini cargo, hacerlo notar por mi Gobierno, á fin de que en el Perú se sepa que la cuestión Romana, ó sea, la de la libertad de su legítimo Rey y Pontífice, no está enterrada, como lo pretenden los ene migos de la Iglesia Católica. Ella está palpitante, sobre el tapete de todas las Cancillerías, que ven la necesidad de contar con que así como hay Congresos de Obreros para fomentar el socialismo revolucionario y destructor de toda sociedad, hay obreros también para proclamar que el Papa debe de ser libre é independiente en sus Estados, á fin de poder gobernar con entera libertad la Iglesia Universal, y difundir por todo el mundo las sublimes enseñanzas del Evangélio, que son la úni

ca valla capaz de contener pacíficamente el torrente socialista. revolucionario que amenaza invadirlo y destruirlo todo.

No dudo, pues, que nuestro Gobierno, tan eminentemente católico, tendrá particular satisfacción en recibir las ciertas noticias que le doy, y que destruyen las falsas que se complacen en propagar los enemigos del Catolicismo y de su Augusto y Santo Jefe.

Dios guarde á US.

JUAN M. DE GOYENECHE.

CREACIÓN DE VICARIATOS EN LA REGIÓN AMAZÓNICA SOLICITADA POR EL ECUADOR.-OPOSIción del Perú.

Legación del Perú cerca de la Santa Sede.

Señor Ministro:

Roma, 18 de febrero de 1889.

Tengo el honor de poner en conocimiento de US. que el Encargado de Negocios del Ecuador, cerca de la Santa Sede, informado por el Vaticano de que, en virtud de las observaciones presentadas por el Perú, se había resuelto aplazar la creación de los cuatro Vicariatos en el territorio oriental de aquella República hasta que se conozca el fallo arbitral de S. M. Católica, se ha acercado á esta Legación para decirme que la Santa Sede estaba dispuesta á satisfacer los deseos del Gobierno Ecuatoriano al respecto; pero dejando á salvo los derechos del Perú, siempre que yo consintiese en ello por medio de un acuerdo celebrado con dicho Agente diplomático, y concluyó rogándome que así lo hiciera, por interesar al actual Presidente de su país anunciar próximamente á la Representación Nacional la terminación de este asunto de Vicariatos.

Contesté al Honorable Señor Larrea que careciendo de instrucciones sobre el particular, no habiéndose previsto el caso, sentía no poder acceder á su deseo, y que lo único que podía hacer era ponerlo en conocimiento de mi Gobierno, el que, si lo creyese conveniente, me daría las instrucciones necesarias al efecto, y que si así sucediese, me apresuraría á comunicárselo.

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