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1547. 1. 1 En el año del nacimien- ejemplos de sus misioneros; proposicion á to de Jesucristo de 1547, fué alcalde de que los abogados y conquistadores siemmesta, Francisco Santa Cruz: ordinarios, pre se opusieron. El nombre que aun Gerónimo Ruiz de la Mota, y Antonio tiene dicha provincia, le vino de haber Cadena: procurador mayor, Gonzalo Ruiz: abrazado la religion cristiana libremente. mayordomo, Juan Manzanares: alguacil Mientras que esto sucedía en Verapaz, mayor, Juan Sámano: su teniente, García recibió Mendoza una carta del Perú del de la Vega: entró de regidor nombrado licenciado Gazca, en la que le pedía, que el Rey, Alonso Mérida, y tuvo voto prontamente lo ayudase con gente, para de capitular, Gorónimo Lopez. Vuelto defenderse del rebelde Pizarro que venía Tello á España como digimos, siguió sobre él. Incontinenti mandó el Virey Mendoza en su gobierno con aquella apli- alistar hasta seiscientos soldados, y señacacion y humanidad que le grangeaba el ló por general á su hijo D. Francisco, y amor de los Españoles é Indios; así que, por maestre de campo, á Cristóbal de habiendo observado que las poblaciones Oñate. La gente mas lucida de la Nuede los Españoles crecian cada dia mas há- va España, que veía iba por gefe de aquecia el Poniente, y que por lo mismo la lla expedicion el hijo del Virey, se alistó Audiencia que residía en Méjico no era tambien entre los voluntarios; pero cuanya capaz de expedir los pleitos que ocur- do marchaban á embarcarse, llegó aviso rian, habia propuesto al Emperador, que de que ya no eran necesarios los socorros, se erigiera una nueva Audiencia en Com- por estar ya aquel reino quieto despues postela, ciudad mas de doscientas cuaren- de la justicia de Pizarro, Carbajal, y deta leguas distante de la capital. Efecti- mas amotinados. No me parece fuera de vamente, en la corte se aprobó el proyec- propósito contar lo que sucedió al tiempo to del Virey, y en este año llegaron á que esta gente se adiestraba en el manejo Méjico dos letrados, que con el nombre de las armas y los caballos. Haciéndose de alcaldes mayores, pasaron á adminis- el ejercicio, el general y el factor Gonzatrar la justicia de aquellas partes, seña- lo de Salazar carearon sus caballos, y enlándoles su jurisdiccion. En el mismo ristradas las lanzas se acometieron con año se acabó de reducir la providencia de tanto ímpetu, que rotas estas, y enconVerapaz, que estaba al cuidado de los trándose los dos caballos de frente y pepadres dominicanos, á quienes Mendoza cho, cayeron muertos, y los ginetes atopor consejo del obispo de Chiapa la ha- londrados. bia encomendado, dándoles palabra de 2. El aburrimiento que habia obligaque allí no se harian entradas de Españo-do al marqués del Valle á dejar al nuevo les. Con lo cual se probó evidentemente lo que el mismo obispo y todos los eclesiásticos de ciencia y virtud sostenian, de que la reduccion de los Indios no habia de ser á fuerza de armas, sino de buenos

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mundo, lo precisaba á volver á Méjico en este año. En aquel tiempo no pudo tolerar que Mendoza se opusiera á sus designios; ni menos ahora que sus pretensiones estuvieron encalladas despues de dos años, y de tan buenas esperanzas con que lo habian entretenido los cortesanos y

4 Torquemada, p. 1. lib. 5. cap. 11.

consejeros. Así que, despechado y enfer- des vencía aun á los soldados gregarios mo de diarréa contraida de indigestion, en el desaliño de su persona. Los vicios salió de la corte á embarcarse; pero en de su juventud los enmendó con grandes Castilleja de la Cuesta el dos de Diciem- virtudes; como era porfiado tuvo muchos breá los sesenta y tres años de edad fi- pleitos. Fué dotado de ingenio versátil, nó. Su Su cuerpo fué depositado en el pan-y no ignoraba las artes, así públicas como téon de los duques de Medina Sidonia. | privadas: supo la táctica militar y naval, Este fué el fin del grande Hernan Cortés, el pilotage, la política y la agricultura. no desemejante al que tuvieron casi todos los conquistadores del nuevo mundo. En su testamento mandó á su mayorazgo D. Martin, que cuatro mil ducados que rentaban sus casas de Méjico, se aplicasen de este modo: un mil para el hospital que habia fundado en Méjico que se llamó de la Concepcion, y ahora de Jesus Nazareno: los tres mil restantes para la fundacion de un colegio de niños en la misma ciudad, que segun conjeturo debian ser naturales, y un monasterio de Indias en Coyoacan, á donde debian trasladarse sus huesos: estos se trasladaron primeramen-mingos y fiestas asistieran todos á la exte á Tetzcoco, y de allí pasaron á la Iglesia de S. Francisco de Méjico, en donde yacen al lado del Evangelio. Su mayorazgo D. Martin le hizo este epitafio.

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En los lances repentinos luego se le ofrecian sesgos, que los desempeñaban de los embarazos. Era tan pronto en idear, como en ejecutar. Fué pródigo en ciertas cosas, escaso en otras. Su vestido mas era pulido, que rico. Sobre todo, ostentaba el tener gran familia y plata labrada para su servicio. Fué misericordioso, y ninguna cosa encargó mas á sus hijos, que la limosna. Es indicio de su religiosidad, lo que en Méjico es pública voz y fama: es á saber, que despues de la conquista ordenó bajo la pena de azotes, que los do

plicacion de la doctrina cristiana: el marqués para documento de los mejicanos, faltó una vez, y á la fiesta siguiente despues de haber oido con humildad la reprehension de aquel cura, con estupor de los indios, fué azotado públicamente.

1548. 4. 3 El regimiento de Méjico nombró en este año por alcaldes de mes

Padre, cuya suerte impropiamente Aqueste bajo mundo poseía, Valor que nuestra edad enriquecía, Descansa agora en paz eternamente. 3. Fué Hernan Cortés de estatura mi-ta, á Antonio Cadena, y á Gerónimo Ruiz litar color ceniciento: cabellos largos: de de la Mota: por ordinarios á Alonso Baánimo grande: de mayores fuerzas: de zan, y á Juan Carbajal: por procurador temperatura robustísima, y por lo mismo mayor, á Rui Gonzalez; y por mayordomo comedor; bien que toleraba la hambre á Diego Tristan. A la muerte del marmas que sus camaradas: en las necesida-qués del Valle, siguió la de su grande amigo el arzobispo de Méjico D. Fr. Jnan de Zumúrraga: gran pesadumbre para los Mejicanos que lo lloraron por muchos dias, pues perdian un protector que tantas veces los habia defendido del furor de

cap. 244.

1 Gomara, Crón. de N. E. 2 Yacian cuando el Padre Cavo escribia esta historia: hoy están en Italia, y ya desa

pareció su sepulcro de la Iglesia de Jesus Nazareno. Notése, que Cortés, exhumó muchos cadáveres de caciques Méjicanos, por sacar de sus sepulcros tesoros.... Tampoco sus cenizas reposaron en paz: ¡ó juicios de Dios!

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los conquistadores. Para dar Mendoza se cortó en el año antes la rebelion de los una prueba del respeto que profesaba á de Tiquipan, se sofocó en Méjico una tan insigne prelado, con la ciudad y tri- conjuracion contra los magistrados, que bunales en hábito de duelo asistió en Ca- era tanto mas peligrosa, cuanto que sus tedral á sus funerales. 1 En el mismo autores eran los mismos Españoles; pero año concedió el Emperador á la ciudad de la suerte quiso que Sebastian Lazo de la Méjico, que junta en cabildo hiciera las Vega y Gazpar Tapia, la descubrieran á ordenanzas que juzgara oportunas, y que tiempo. Ignoro si estos tenian ó no paréstas aprobadas por el Virey, se observa-te en ella, ó si acaso por una de aquellas ran en su distrito. A pedimento del pro- casualidades frecuentes cuando un secreto curador de la misma ciudad, Alonso de se confia á muchos, tuvieron noticia de lo Villanueva, en atencion al amor y obe- que se tramaba. Lo que consta es, que diencia con que aquellos vecinos habian éstos delataron como autores de aquel acudido al llamamiento del licenciado Gaz- atentado, á Juan Roman oficial de calceca, le dió el título de muy noble, insigne tero, á Juan Venegas, y á un ciertò itay leal, de lo cual se libró luego despacho liano, cuyo apellido no dicen los autores. para que en sus armas y escrituras usara Substanciada á estos su causa con la proen adelante estos títulos. Al tiempo que pia confesion, fueron ajusticiados. Los esto pasaba en la corte, los naturales de cómplices de éstos, luego que supieron esTiquipan en el obispado de Oaxaca fiados ta prision, escaparon á Oaxaca y Tehuanen la aspereza de sus montañas, sacudie- tepec, con ánimo de embarcarse é ir al ron el yugo de los Españoles, lo que sa- Perú, cuyo reino aun estaba alborotado; bido por Mendoza dió órden al capitan D. pero Mendoza que supo el camino que Tristan de Arellano, que con un destaca- habian tomado, envió prontamente á aquemento partiera á aquellas partes, y pron-llos corregidores, mandamiento para que tamente sujetara á aquellos Indios, no cas- los aseguraran como se efectuó. Con el tigando sino solamente á los que hubieran castigo de éstos quedó aquel reino en paz, sido los autores. Arellano con toda dili-y Mendoza no pensó sino en proporciogencia ejecutó su comision, prendiendo nar á aquellos colonos los medios mas apsolamente al cacique D. Sebastian, con lo cual la provincia quedó quieta.

1549. 5. 2 Alonso Bazan y Juan Carbajal, fueron en este año alcaldes de mesta: los ordinarios Francisco Terrasas, 3 y Gonzalo Gomez Vetanzos: el procurador mayor D. Luis Castilla, y en el decurso del año por muerte de Terrasas, entró de alcalde ordinario Bernardino Vazquez Tapia. 4 Con la misma facilidad con que

1 Herrera, Déc. 8. lib. 5. cap. 6, 2 Lib. Capitular.

3 Este es el llamado Conquistador anónimo, mayordomo de Cortés, y testigo presencial de la conquista.

4 Torquemada. p. 1. lib. 5, cap. 11.

tos para su felicidad. 5 Habia observado que las lanas eran burdas, por motivo de no haber llevado á los principios las mejores razas de ovejas, y así para afinar las lanas de aquellas hizo llevar éstas, y que se abrieran obrajes en donde fabricaran paños y sayales; providencia que probó muy bien entre los Mejicanos, que refirieron el vestido de lana al de algodon; mucho mas siendo de suyo friolentos. Promovió al mismo tiempo las labores de pan, y el aumento del ganado mayor, con lo cual consiguió multiplicar las hacien

5 Torquemada. p. 1. lib. 5. cap. 11.

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das, insinuándoles siempre á todos que la verdadera felicidad de un reino no consiste sino en la agricultura, artes y comercio. Para aumento de esto, y al mismo tiempo premio de los sugetos pobres beneméritos, les repartió las tierras realengas. A gregóse á esto que no lejos de Méjico se descubrieron ricas vetas, que no eran ignoradas de los antiguos reyes Mejicanos, como en Tasco, Zultepec, Temascaltepec y otros pueblos, con lo cual creció en opulencia aquella capital. Al mismo tiempo deseoso Mendoza de incorporar en la corona los repartimientos, y alejar de allí á los encomenderos que eran malos vecinos, les propuso que fácilmente condescendería en que permutasen sus encomiendas inmediatas á la ciudad, con otras de aquellas sierras en donde habia minas, y que allí lealmente les haría contar otro tanto número de Indios, cuanto dejaban en sus repartimientos. Esta proposicion fué bien recibida de aquellos hombres que se llevaban de la utilidad presente, y se dieron gran priesa en celebrar las permutas, de lo que avisado el Emperador le dió los agradecimientos al Virey, exhortándolo á llevar al cabo aquel negocio. Con el tiempo se minoraron de tal manera aquellas poblaciones, ó por el trabajo de las minas, ó por otra razon que los herederos de los conquistadores representaron al Rey su engaño; pero jamas lograron la recuperacion de lo que sus padres tan fá

cilmente habian cedido.

1550. 6. 2 En el siguiente año entraron de oficiales de policia los alcaldes de mesta, Gonzalo Gomez Vetanzos y Juan Carbajal: los ordinarios, Andres Tapia, y Angel Villafaña: de procurador mayor, Antonio Carbajal, de obrero mayor, Pedro

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Villegas: de mayordomo, Francisco Olmos, y de alférez real, García de la Vega. Al paso que en la Nueva-España por la atencion y cuidado de Mendoza, florecian cada dia mas las letras y artes, y que el comercio adquiría mayor actividad, gozando ya sus colonos las comodidades que su industria les habia proporcionado, el reino del Perú de donde se habia sacado tantos tesoros que habian aturdido á la Europa; estaba reducido á tal estado de decadencia, que causaba compasion. Las continuas conjuraciones contra los magistrados eran las consecuencias de las guerras civiles que habian perturbado todo el órden, y á la sazon aquel reino tan rico, era aun despedazado del furor de los partidos. El castigo de los rebeldes Pizarro y Carbajal, no habia servido sino de echar ceniza sobre el fuego, que con la ausencia del Lic. Gazca se habia avivado y propagado por todas partes. Estos pensamientos afligieron por largo tiempo á Cárlos. V, y con razon temía que tales desórdenes arruinarian aquella colonia. Así que estaba dudoso del sugeto de quien debia echar mano para aquella gobernacion. Al fin le pareció que solo Mendoza que se habia grangeado en el vireinato de Méjico el amor de los Españoles é Indios, era capaz de sosegar aquellos alborotos, y reducir á los Españoles á vivir conforme á las leyes de la madre pátria. Para mover á Mendoza á echarse á cuestas negocio tan árduo, le escribió el Emperador una obligante carta en que le hacía presente el deplorable estado de aquel reino, y por lo mismo ponia á su eleccion ir á servir aquel vireinato; no dudando que si su salud se lo permitia, abrazaria aquel la penosa empresa por solo el honor de la coEn su lugar nombró por Virey de

rona.

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3 Herrera, Déc. 8. lib. 6. cap. 3.

la Nueva España á D. Luis de Velasco, colonia: acerca de la distribucion de las de la casa de los condestables de Castilla, tierras realengas, que ejecutara lo que me1 hombre cabal y pio. A éste en su nom-jor le pareciera. De los oficiales reales bramiento le decia que lo enviaba á go- es digno de notarse lo que el Emperador bernar el reino de Méjico, si Mendoza encargó á Velasco, es á saber, que no los aceptaba el vireinato que se le daba; mas ocupara sino en su ministerio, y que los si éste lo escusaba, que estuviera dispues- tuviera á freno, porque con pretesto de to á ir á administrar el Perú. cuidar de la real hacienda habian causado en aquel reino grandes turbulencias. A mas de esto, se le dió la comision, de que cuidara que los eclesiásticos cumplieran con su obligacion sin meterse en lo que tocaba á los jueces seculares: que la Audiencia diera auxilio á los padres agustinos para la ejecucion del breve que tenian de proceder contra sus religiosos, que habiendo dejado el hábito vestian de clérigos.

7. Cárlos V encargó pocas cosas á Velasco: juzgó inútiles largas instrucciones á un ministro tan acreditado que le habia dado repetidas pruebas de integridad y celo del bien público. 2 Estas fuerou la propagacion de la religion cristiana en toda la extension de su gobernacion: la humanidad y benevolencia con los naturales, y que no omitiera diligencia para impedir que los Españoles poderosos los vejaran, como lo habian hecho hasta 8. 3 Mientras que Velasco navegaba entonces. Al arbitrio de Velasco le de- en demanda de la Nueva España, la projó el alivio de aquellos pueblos, encargán-vincia de los Zapotecas, no lejos de Oaxadole que á los que hallara tan pobres que les fuera gravoso el pagamento del tributo, ó se los minorara, ó lo quitara del todo, pues su voluntad era que aquellas naciones vivieran contentas bajo su nuevo Rey. Por esta razon se le mandó que los jueces que se enviaban por las provincias para la diminucion de los tributos, no fueran á cargo de los Indios, sino asalariados de las vacantes de los corregimientos. A la voluntad del mismo Velasco se dejó la guerra de los Chichimecas. Se le ordenó tambien abrir en Méjico Universidad para la instruccion de los hijos de Españoles y Mejicanos, de donde salieron celosos misioneros que se emplearan en la conversion de los infieles: que á las islas Filipinas que nueve años antes habia descubierto el Lic. Villalobos, enviara una

1 Herrera, Décad. 8. lib. 7. cap. 14. 2 Herrera, Déc. 8. lib. 7. cap. 14.

ca, sacudió el yugo de los Españoles: la rebelion fué general, y la causa de ella es digna de notarse. Aquella nacion en su antigüedad tuvo un gefe llamado Quetzolcoahuatl: éste dice su historia que se habia desaparecido, y que en siglos venideros habia de parecer y libertar á su nacion de sus enemigos: acaso alguna vejacion del corregidor dió motivo á aquellos viejos á exhortar á la juventud á tomar las armas, diciendo que ya habia llegado su caudillo que los sacaria de la esclavitud de los Españoles. Mendoza prontamente envió soldados que los dejaron escarmentados. En este tiempo un mes attes que aportara á Veracruz Velasco, desembarcó allí el Lic. Vena, vendiéndose por visitador de aquel reino. Inconti-nenti se despachó á Mendoza un mensage

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